La táctica de la imprevisión y el desconcierto

El trabajo que precede a este sobre la actual guerra en Yugoslavia fue presentado al G.P.M. el pasado 26 de marzo, y aprobado el martes 30, pero dificultades de orden técnico-informático han retrasado su entrada en la Web hasta el día de la fecha. En este intervalo de tiempo, el conflicto forzó a que la humanidad descendiera un peldaño mas en dirección al infierno de una tercera guerra mundial.

Hasta el 26 de marzo, el ejército yugoslavo había venido limitándose a operar exclusivamente contra las guerrillas fascistas del E.L.K. Ese día la OTAN recrudeció sus ataques aéreos sobre territorio yugoslavo. El gobierno de este país respondió entonces rompiendo relaciones diplomáticas con los países más implicados en la agresión imperialista, expulsó a los periodistas occidentales destacados en el escenario de los hechos, y procedió el día 27 a iniciar la limpieza de Kosovo de población albanesa.

Esto quiere decir que tres días de que la OTAN viniera descargando sus bombas y misiles sobre Belgrado y Pristina, los serbios siguieron todavía manteniendo de hecho el compromiso y la posibilidad pacifica de otorgar una amplia autonomía para los albaneses de Kosovo, según figura en el borrador de los acuerdos de Rambouillet; acuerdos que finalmente no llegaron a firmar, por oponerse a la cláusula propuesta por la otra parte, que autorizaba la presencia en su territorio soberano de fuerzas de la OTAN como supuesto garante del acuerdo. La prueba de que el Estado yugoslavo mantuvo sus compromisos hasta ese momento, esta en que el éxodo masivo de población civil albanesa comenzó a notarse recién a partir del día 28.

Ahora bien, según lo declarado en Bruselas el 31 de marzo por el portavoz de la Alianza Atlántica, Jaime Shea, el objetivo de la operación de limpieza no se reduce a la sola migración forzada de personas, sino al despojo de identidad política y patrimonio de los deportados. Para eso, las autoridades serbias destacadas en las fronteras del país, se habrían encargado de requisar carnets de identidad y demás documentación acreditativa de propiedad individual de los expulsados sobre diversos bienes que debieron abandonar en territorio yugoslavo: "Están eliminando partidas de nacimiento, actas de matrimonio y títulos de propiedad. Eso equivale a robar el sentido del pasado para reescribir la historia". De ser ciertas estas noticias, la forma inesperada en que el régimen yugoslavo esta ejecutando el éxodo, torna muy poco probable una vuelta atrás en los términos del conflicto, que tiende así a plantearse en el puro idioma de las barbaries bélicas generalizadas.

El inicio de las hostilidades militares lo desencadenó la OTAN ante el total rechazo yugoslavo a la presencia extranjera en su territorio durante los tres años que el borrador de los acuerdos dejó previsto que se tardaría en llevar a la práctica el estatuto de autonomía de los albaneses en territorio yugoslavo. Los imperialistas de la OTAN fundaron esta irrenunciable exigencia en la necesidad de evitar lo ocurrido en Kosovo diez años antes, cuando el Estado serbio intervino para intentar detener un proceso impulsado por fuerzas centrifugas de carácter democrático nacional, las mismas que hoy encarna E.T.A. en el Estado español, por citar solo un ejemplo de los que hay varios en la actual configuración de varios Estados integrantes de la OTAN. Francia y España coordinan actualmente la acción policial contra el accionar armado del MLNV en ambos territorios. ¿Que harían estos dos Estados imperialistas y la OTAN, si E.T.A. tuviera apoyo logístico y capacidad militar suficientes como para pasar de la acción irregular a la milicia y del terrorismo urbano a la guerra de movimientos en todo el país vasco, como es el caso del E.L.K. en Kosovo? El expacifista Solana y demás burócratas políticos y militares que dirigen la OTAN, saben que para justificar su intervención en Yugoslavia han debido falsear los hechos históricos y huyen como de la peste ante preguntas como esta.

Ellos apoyan a las guerrillas del E.L.K. tal como apoyaron a las fracciones bosnias y croatas de los ejércitos regulares preexistentes en esas dos ex repúblicas integradas en la Federación yugoslava. Pero se trata de dos casos completamente diferentes por tres razones. Primera: Croacia y Bosnia no son territorios históricos serbios, Kosovo sí. Segunda Croacia y Bosnia gozaban de estatus de repúblicas con administración, parlamento y FF.AA. propias. Kosovo está bajo jurisdicción de la república serbia de modo directo, donde los albaneses no gozan de ningún fuero jurídico ni político especial. Tercera: el ejército destacado en ese territorio responde en bloque a los intereses de Belgrado. De ahí que el E.L.K. sea una limitada formación militar irregular sin armamento pesado, que no ha podido pasar de la guerra de movimiento. Conclusión: en tanto el conflicto se desarrolla dentro de un Estado soberano y no alcanza a convertirse en guerra civil, no se justifica ninguna fuerza de interposición internacional, menos aún de una organización militar como la OTAN.

Dada la diferente situación política y militar de Croacia y Bosnia respecto de Kosovo, para implementar la misma estrategia de convertir a la población y recursos materiales de esas regiones, en fuente directa de apropiación de plusvalor para los fines de la acumulación, la coalición imperialista se vio precisada a utilizar dos tácticas distintas. Para iniciar su estrategia de desintegración del Estado yugoslavo, las potencias imperialistas empezaron por reconocer la independencia de Croacia, cosa que no habrían podido hacer en el caso de Kosovo sin violar groseramente la legalidad internacional.

Esto explica que la ayuda logística y militar que han venido prestando al E.L.K. haya sido hasta el momento muy modesta, lo cual indica que la táctica diseñada por la OTAN para Kosovo hasta el día 28 de marzo, pasaba por utilizar los hostigamientos del E.L.K. para el único fin de forzar al régimen yugoslavo a negociar una "amplia autonomía en Kosovo". Dentro de esa negociación se incluyó como condición irrenunciable, la presencia (léase invasión pacífica) de la OTAN en territorio kosovar, so pretexto de garantizar que el proceso de autonomía (léase independencia y segregación de Kosovo del territorio yugoslavo) se cumpla.

Ante la razonable, inteligente y firme determinación de negarse a permitir la presencia de tropas extranjeras en su territorio soberano, y la no menos firme unidad resistente del pueblo serbio a despecho de los bombardeos, los burócratas políticos y militares yugoslavos han acabado por desmontar los planes tácticos de la OTAN, habida cuenta, además, de que sus ataques no sirvieron para evitar la limpieza étnica de los kosovares sino que parecen haberla incentivado. Es evidente, pues, que la "fuerza determinada" en modo alguno ha sido políticamente determinante, y esta nueva realidad no prevista es lo que ha provocado la actual desorientación en el bloque imperialista. Esta perplejidad de los imperialistas ha sembrando, además, la inquietud y pérdida de credibilidad entre sus clases subalternas, que advierten la posibilidad cierta de que la situación en los balcanes se descontrole y de modo súbito puedan ser trágicamente arrojados al infierno de una tercera guerra mundial.

En Francia, Chirac parece acordar con la ministra "verde" Dominique Voynet y el demócrata liberal Alain Madelín, en la idea de invadir Yugoslavia, pero choca con una oposición fuertemente critica dentro del ejecutivo, en el contexto de manifestaciones masivas contra la guerra organizadas por el Partido Comunista y el Movimiento de los Ciudadanos liderado por el ministro del Interior Jean Pierre Chevénement. Ante el curso imprevisible de los acontecimientos, políticos como el presidente de la Asamblea Nacional, Laurent Fabius, que días atrás expresaron públicamente su inquietud ante la ofensiva de la OTAN, se tragaron de momento el sapo de sus incertidumbres y reservas, presionados como se vieron por los llamados a la unidad de que fueron objeto por parte del presidente Chirac y del primer ministro Jospin.

Dentro de la coalición que gobierna el Estado alemán han surgido también fuertes discrepancias internas que se han trasladado al ejecutivo desde los partidos que la integran. El pasado 31 de marzo, el diputado Hans Christian Ströbele y otros políticos verdes presentaron en Bonn un llamamiento para que la OTAN "acabe inmediatamente la guerra de agresión contra Yugoslavia". El comunicado se dirige directamente al ministro de exteriores -el socialdemócrata Joschka Fischer- para que el gobierno alemán deje de apoyar "la política aventurera de la OTAN" e invita a la población a realizar acciones de protesta.

En EE.UU., mientras el Pentágono pide a los militares impacientes que mantengan la calma reconociendo que se puede hacer bien poco para proteger a los kosovares, el vicealmirante Scott Fry, integrante de la Junta del alto estado Mayor, confiesa que el verdadero objetivo de la intervención armada en Yugoslavia no es evitar la catástrofe humanitaria que se esta produciendo, como se le hizo creer a la opinión publica mundial para que apruebe la intervención, sino "erosionar el poderío militar de las fuerzas serbias".

A pesar de que los principales líderes políticos norteamericanos y europeos se esfuerzan por trasmitir una imagen de seguridad y control de la situación; a pesar de sus reiterados anuncios de que no está previsto el envió de tropas a suelo yugoslavo, lo cierto es que las agencias de prensa están difundiendo aparentemente de oficio, que los servicios secretos no parecen ver otra alternativa posible. En realidad estas presuntas "filtraciones" al periodismo venal no hacen más que dar mayor verosimilitud a que los imperialistas ya se han decidido por esa nueva táctica.

Finalmente, una vez frustrada su pretendida invasión legal y pacífica del territorio kosovar, los estrategas de la OTAN han pasado a incluir en su nueva táctica el apoyo logístico y militar a la guerrilla del E.L.K., para la cual tienen suficiente carne de cañón en los numerosos contingentes de población albanesa expulsada. Según reporta el periodista Jose Comas desde París, Washington el ejecutivo norteamericano parece decidido a prestar a la milicia del Ejército de Liberación de Kosovo (E.L.K) todo el abrigo necesario. "Vamos a estrechar los lazos con esa organización", manifestó el portavoz adjunto del Departamento de Estado en declaraciones efectuadas en EE.UU., país en el que residen unos 400.000 albaneses. Invitados por la secretaria de Estado, Hashim Tashi y otros integrantes de la guerrilla albanokosovar partirán mañana hacia Washington, mientras otra delegación del E.L.K. visitará el cuartel general de la OTAN" ("El País": 19/03/99 Pp.3). No hay duda que este giro de la política de la OTAN respecto del E.L.K. contempla a esta formación militar como el futuro ejercito de la proyectada República "independiente" de Kosovo. Hoy, día siete de abril, ha trascendido de fuentes periodísticas occidentales que el E.L.K. está utilizando el poder disuasorio de sus armas para proceder en las fronteras a la leva forzosa de jóvenes varones, cuyas familias deben soportar una carga más de sufrimiento en toda esta barbarie desatada por la fuerzas ciegas del capitalismo.

Queremos insistir una vez más: no esta una guerra cuyas causas obedezcan a diferencias étnicas ni a reivindicaciones territoriales basadas en místicas de afirmación chovinista. Tampoco responden a la simple voluntad política de determinados individuos o grupos de individuos. Estos son solo presupuestos o datos de una realidad histórica preexistente que no necesariamente supone la guerra.

Las grandes confrontaciones bélicas de la era contemporánea son parte de los mecanismos de resolución de las grandes crisis del capitalismo. Aunque parezca lo contrario, no son los productores capitalistas quienes llevan sus mercancías al mercado sino que son sus mercancías quienes les llevan a ellos. Y una vez en el mercado, no son esos mismos empresarios burgueses quienes deciden sobre el futuro de sus negocios, sino que son sus mercancías las que lo hacen por ellos a través de la competencia.

Ahora bien, bajo condiciones normales, es decir, expansivas, con tasa de ganancia al alza, la competencia en el mercado actúa de tal modo que todos ganan, solo que unos más que otros según la diversa composición orgánica de los distintos conglomerados capitalistas nacionales en funciones. En tales circunstancias, las distintas fracciones nacionales o multinacionales del capital social global se comportan internacionalmente como una cofradía, donde la competencia estrecha los lazos de solidaridad social inter pares.

Pero cuando se desata la crisis según los principios activos y mecanismos expuestos por Marx en "El Capital", el pastel a repartir se achica y la competencia recrudece, de tal modo que ya no se trata de dividir ganancias sino perdidas:

<<Pero la cantidad que de ellas ha de corresponderle a cada cual, en que medida ha de participar en ellas, se torna entonces en cuestión de poder y de astucia, y la competencia se convierte a partir de ahí en una lucha entre hermanos enemigos>> (El Capital" Libro III cap. 15)

Es en estos momentos cuando los antagonismos entre las distintas fracciones nacionales o multinacionales de la propia clase capitalista recrudecen y la competencia tiende cada vez con más fuerza a expresarse inevitablemente por medios bélicos.

Ahora bien, dado que el sistema de vida capitalista consiste esencialmente en transformar todo el trabajo necesario posible en excedente para los fines de la acumulación, cuanto mayor sea la cantidad de asalariados que escapen a la producción directa de plusvalor, esto es, sin interferencias políticas, tal como es el caso de la actual Yugoslavia, mayores son las dificultades de la burguesía para garantizar la colocación de su creciente capital disponible para inversión productiva.

Ahora bien, según avanza el desarrollo de las fuerzas productivas, el metabolismo del capital se acelera; consecuentemente la masa de capital acumulado aumenta en mayor proporción que el plusvalor obtenido en cada periodo de rotación debo al incesante aumento en la composición orgánica del capital, hasta el punto en que el descenso de la tasa de ganancia torna imposible la colocación de un creciente capital expulsado del aparato productivo del sistema. De este modo, el proceso avanza de crisis en crisis con un capital sobrante cada vez mayor, que así presiona para apoderarse sin interferencias políticas, de masas obreras todavía bajo regímenes donde gran parte del trabajo social es empleado en las grandes empresas estatales. Y uno de los eslabones más débiles de esta cadena "antiimperialista" son regímenes como el de Yugoslavia.

Para nosotros, pues, la actual guerra desatada por la OTAN en territorio yugoslavo responde a esta necesidad material esencial del sistema capitalista en su etapa tardía. En tal sentido, pensamos que atribuir sus causas a consideraciones superestructurales puras no contribuyen al desarrollo de una práctica efectivamente revolucionaria sino al contrario, abonan el terreno del enemigo de clase en su tarea de ocultar las verdaderas fuerzas motrices de sus comportamientos políticos. Este es el caso de muchos colectivos y organizaciones que honestamente luchan por acercar el horizonte de un futuro sin explotadores ni explotados, pero que orientan su accionar insistiendo en pretender explicar los hechos políticos haciendo abstracción completa de su base material. Esta metodología, que rompe radicalmente con el materialismo histórico, nubla la conciencia de quienes más o menos directa o indirectamente, durante más o menos tiempo, hemos sido -y muchos todavía hoy- de algún modo siguen siendo utilizados como carnaza, tanto en la paz como en la guerra. Quienes no siendo patrones piensan con la cabeza de la patronal insistiendo en la creencia de que la historia se explica por ideas o hechos en sí mismos, sean de carácter político, filosófico, étnico o religioso, no hacen más que preparar futuras situaciones como ésta, donde trabajadores de distintas nacionalidades y etnias se implican tan estúpida como sanguinariamente en una matanza mutua que nada tiene que ver con sus comunes intereses de clase.


8 de abril de 1999

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