Introducción

Este nuevo punto de nuestra web recoge cuatro documentos.

El primero, Lucha sin cuartel contra el reformismo burgués, responde a la inconveniencia de saludar a Hugo Chávez tras su victoria electoral que nos planteó un sindicato.

El segundo y el tercero son dos correos electrónicos recibidos por nuestro grupo, uno de Jorge Menoni y otro de Juan Andrés Budinetto. Ambos descalifican la crítica que el GPM hizo del gobierno de Hugo Chávez en el documento “La historia de la familia Chávez, una vez como tragedia y otra vez como farsa”. Una de las razones que esgrimen, consiste en que “no se puede hacer un análisis de la realidad que se desconoce” ( presuntamente por parte del GPM, según Menoni). Siguiendo este “razonamiento” se nos acusa de ser “eurocentristas”.

El cuarto, es la respuesta a estas dos cartas elaborada por un grupo de compañeros, con quienes mantenemos una estrecha relación ideológica de más de dos años. Atendiendo a nuestra sugerencia de que se encargaran de la respuesta, aceptaron contribuir con su punto de vista en contra de esa descalificación fácil, carente de toda argumentación convincente.

El reformismo variopinto es una tendencia político-ideológica burguesa universal dentro de la formación social capitalista mundial. Y el  chavismo es parte de este reformismo que tiene su raíz política en la pequeño burguesía.

Hugo Chávez se ha propuesto hoy humanizar el sistema capitalista en Venezuela. Según sus propias palabras: “Humanizar lo que el mismo Papa llama neoliberalismo salvaje”. Lucha por una sociedad “más” igualitaria, pero que no sea comunista; se acerca más a la humanización del capitalismo tal y como lo sugieren luchando por él los globalifóbicos. Esta es la demagógica opción política que Hugo Chávez pretende imponer al conjunto de la sociedad venezolana.

Los compañeros critican también el concepto de eurocentrismo preguntándo: “¿a qué obedece la descalificación simplona y eurofóbica de eurocentrismo sólo cuando se trata del marxismo?”. Porque los intelectuales reformistas latinoamericanos anti-eurocentristas, (antimarxistas), son precisamente quienes han venido abrevando ideológicamente en el eurocentrismo de más rancio abolengo, el representado por Kant, Adam Smith, David Ricardo, Rousseau, Montesquieu, y Hegel, entre otros. ¿Qué es lo que aportaron los mayas y los aztecas a la concepción del Estado burgués modernio en Méjico, a su estructura jurídica, a su jurisprudencia y, sobre todo, a su moral, basada en la propiedad privada sobre los medios de producción, que en aquellos lugares no existía por entonces? Actualmente los intelectuales reformistas ―sean estos latinoamericanos, europeos, africanos, asiáticos etc.― son fácilmente identificables “por su común raíz política pequeño burguesa”.  La andrajosa especie ideológica del “eurocentrismo”, forma parte del acervo terminológico falto de todo soporte científico que la intelectualidad venal en Latinoamérica difunde a cambio de prebendas del sistema.  Lo que pretenden, es reducir los alcances políticos e ideológicos de los antagonismos de clase, desviando las opciones revolucionarias hacia la consecución de objetivos inmediatos dentro del sistema.

Hoy, el proyecto de “desarrollo autosostenido del capital nacional”, tan caro a los nacionalistas “antiimperialistas” pequeñoburgueses, que acusan a los marxistas de eurocentristas, no tiene sentido,  porque  dada su creciente acumulación e internacionalización de los capitales, el capital global tiende a igualar las distintas tasas de explotación a escala planetaria; 

Esta tendencia exige que el internacionalismo sea, cada vez más, una necesidad opbjetiva inmediata, no sólo una cuestión subjetiva de principios, como fuera soberbiamente sintetizado en la cabecera del “Manifiesto comunista”, así como en las publicaciones de la Iª Internacional: <<Proletarios del mundo, unios>>.

Con este bloque de documentos y a través de los compañeros mejicanos, volvemos a aportar nuestro grano de arena en la tarea de desenmascarar los espejismos que proyectan nuestros enemigos de clase en la conciencia obrera, con el objetivo de seducirles y desviarles de su camino. En el caso concreto que nos ocupa, el espejismo no es otro que la supuesta “revolución bolivariana” de Chávez, que despliega sus cantos de sirena para mantener en el cepo de la explotación asalariada, no sólo a sus propias masas venezolanas, sino a la vanguardia amplia del resto de países económicamente dependientes.

Enero 2005

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