8.2.-El "Ejército Rojo" obrero-campesino

En cuanto a su opción por las milicias proletarias frente al ejercito popular obrero-campesino de los bolcheviques, parece estar en su misma línea voluntarista de no respetar determinadas condiciones históricas de la revolución que le obligaron a pasar por un período de transición para cumplir unas tareas democrático-burguesas incumplidas por la burguesía Rusa, al igual que su homóloga alemana en 1848, que prefirió permanecer como un poder político supeditado al de la autocracia zarista.

Y el caso es que la transición económico-social por la que necesariamente debió pasar un país como Rusia, junto con el carácter obrero-campesino de su revolución, determinó también el carácter obrero-campesino de sus fuerzas armadas. Si la formación social de la Rusia prerrevolucionaria impidió que la revolución fuera puramente proletaria, tampoco su ejército podía ni pudo tener la forma de milicias obreras9 . Más aun dada la total desproporción de su inmenso territorio y la enorme extensión de sus fronteras, respecto de su población asalariada.

Rusia entró en la guerra del 14 con 12.000.000 de efectivos, el 11% de la población que por entonces era de 140.000.000. El resto, como es lógico y natural, permaneció en sus puestos de trabajo para seguir atendiendo a las necesidades de la población civil y a las militares en los seis frentes de guerra. Materializar el concepto de milicia obrera, supone aplicar ese porcentaje del 11% al universo poblacional de 9.500.000 que sumaban los asalariados rusos en ese momento 10 . O sea que, según su proposición, 1.045.000 milicianos más los 240.000 militantes del partido en 1918, hubieran estado en condiciones optimas de llevar adelante la guerra revolucionaria. Dada la proporción entre soldados campesinos y milicianos proletarios, la mutación entre cantidad y cualidad indica que de la supuesta conciencia de clase de cada miliciano, resultaría una eficacia militar equivalente a la de nueve combatientes campesinos, una superioridad del 900% comparados de uno en uno.

Ahora bien, dado que según la doctrina militar moderna, para combatir a la guerrilla un ejército regular necesita una superioridad numérica de uno a diez, esta inferioridad numérica de 1 a 9 sólo puede justificar la supuesta superioridad combativa de las milicias revolucionarias, en el mito de la conciencia de clase obrera lo cual supone que los soldados campesinos en el ejército del zar, carecían de todo incentivo moral de combate, lo cual es falso. Cualquier ejército es viable mientras se unifica en torno a una idea moral y combate por ella. En este sentido, a los fines militares la idea moral de "patria", por ejemplo, no es ni más ni menos válida y eficaz que la de "internacionalismo proletario". Esto es tan cierto como que en determinadas condiciones y circunstancias, cualquier idea moral puede hacer crisis al interior de cualquier ejército. De lo cual se desprende que la verdad o falsedad de la idea por la que se combate, es lo de menos, siempre que se crea en ella. En sus "Escritos militares" Trotsky evoca al "viejo soldado" Kudinych, personaje creado por el novelista ruso Gleb Ivanovich Uspenski:

<<Para Kudinych, la idea religiosa iluminaba la idea del poder zarista, esclarecía su existencia campesina y desempeñaba para él, aun cuando de manera primitiva, el papel de la idea moral. En el momento crítico, cuando su fe ancestral fue conmovida sin haber hallado aún nada con qué remplazarla, Kudinych se rindió. La modificación de la idea moral entraña la disgregación del ejército>> (Op. Cit.: "Formación de las fuerzas armadas rojas"

Sin duda, el desmoronamiento de la autocracia zarista ante el empuje de la revolución bolchevique, quitó base de sustentación a los valores espirituales del ejército imperial Ruso, y la moral de sus soldados, junto con la de Kudinych se disolvió como un azucarillo en el agua. De este razonamiento se desprende que, dada la funcionalidad bélica de la idea moral que aglutina a un ejército, su eficacia pasa a depender exclusivamente de su organización, disciplina, destreza en el manejo de las armas e instrucción general y militar de sus efectivos, así como del dominio de la ciencia y el arte de la guerra por parte de sus mandos. En el "Anti Dühring", Engels extrae de las memorias de Napoleón lo que dice acerca del combate de la caballería francesa -cuyos jinetes eran malos, pero disciplinados- contra los mamelucos, "indiscutiblemente la mejor caballería de la época en el combate individual", pero indisciplinados. Y de los resultados de la práctica saca esta conclusión:

<<Dos mamelucos eran sin discusión superiores a tres franceses; 100 mamelucos equivalían a 100 franceses; 300 franceses eran en general superiores a 300 mamelucos, y 1.000 franceses aplastaban siempre a 1.500 mamelucos.>> (Op. Cit.Cap. XII "Dialéctica. Cantidad y cualidad")

El Ejército Rojo fue construido sobre un fundamento "clasista" en el sentido de excluir de él a todos los explotadores de trabajo ajeno. Dentro de esa categoría general, después de los miembros del partido iban en orden de preferencia los asalariados que constituían la vanguardia amplia y, tras ellos, los asalariados de base junto con los campesinos. Trotsky decía que "la vida del ejército gira, en nuestra época, en torno de este problema". Durante un discurso pronunciado en noviembre de 1919 ante redactores y colaboradores de diversas publicaciones militares, Trotsky reprochó a la revista "Asuntos militares" el descuido de este importantísimo asunto de la composición social del ejército. En ese discurso trajo a colación que, "A partir de la experiencia de la guerra de 1870-71, el economista burgués alemán León Brentano, hizo un análisis comparativo de las condiciones combativas de los obreros y los campesinos alemanes en la base del ejército, y dedujo la superioridad militar del proletariado", agregando que, en este aspecto "la experiencia acumulada es enorme". En su trabajo sobre Stalin, Trotsky corroboró el análisis de Brentano. Allí explicó en qué radica la superioridad militar del combatiente proletario sobre el soldado campesino, así como el acople y complementación funcional de estas dos categorías básicas del Ejército Rojo:

<<Como ya he dicho (en otro lugar), el Ejército Rojo fue obra del trabajador que movilizaba al campesino. El trabajador tenía una ventaja sobre el labriego, no sólo en su nivel general de cultura, sino especialmente en su destreza para manejar armas de nueva técnica. Esto aseguraba a los obreros una doble ventaja en el Ejército.>> (L.D. Trotsky: "Stalin" Cap. IX)

Ni que decir tiene que este criterio era de unánime consenso en el partido comunista bolchevique. Pero, como dijimos al principio de este apartado, dada la estratificación social del país, el consecuente carácter de la revolución y la extensión del territorio, las bases sociales que dieron nacimiento al Ejército Rojo durante la guerra civil, debieron ser mayoritariamente campesinas. Había que contar necesariamente con ellos.

En cuanto al reclutamiento de profesionales militares provenientes del viejo ejército imperial, ocurrió como con el nuevo Estado obrero y campesino, que, en principio, debió empezar funcionando en base al personal civil del aparato de Estado zarista. Los bolcheviques procedieron entonces como hoy en otra escala y circunstancias históricas los palestinos paupérrimos en los territorios ocupados, que seleccionan los ladrillos y demás componentes utilizables de entre los escombros de sus casas destruidas por el ejército sionista, para construir otras desde donde proseguir la "intifada" contra el invasor:

<< Todavía el antiguo ejército se dispersaba a través de todo el país, propagando el odio a la guerra, cuando ya teníamos que organizar nuevos regimientos. Se expulsaba del ejército a los oficiales del zar, y se les aplicaba, aquí y allí, una justicia sumaria; pero debíamos lograr que ex oficiales instruyeran al nuevo ejército>> (L.D. Trotsky: "Escritos Militares" Prefacio)

Claro que cualquier asalariado consciente iniciado en el arte de dirigir grandes operaciones militares hubiera sido mil veces preferible a un oficial del ejército zarista. De esos los hubo -como usted lo señala- pero no los suficientes. Antes de la toma del poder, los bolcheviques contaban con efectivos proletarios experimentados organizados en comandos para las acciones de terrorismo y guerrillas. En el congreso de las Organizaciones Militares realizado en Petrogrado el 16 de julio de 1917 estuvieron representadas 500 unidades integradas por unos 30.000 bolcheviques 11 . Esta organizaciónes militares dirigieron los preparativos de la insurrección de octubre y designaron algunos camaradas para constituir el Comité Militar Revolucionario de Petrogrado. Luego extendieron su influencia al frente (sobre todo al frente norte y a la flota del Báltico).

La decisión de emplear oficiales del ejército zarista estuvo determinada por el cambio en la correlación de fuerzas políticas una vez que el proletariado se erigió como clase dominante a instancias del poder soviético dentro del nuevo Estado obrero-campesino. No se trataba ya de hostigar al enemigo de clase en posesión del Estado para desorganizar y debilitar sus fuerzas, potenciando así en las masas el espíritu de rebelión sólo contenido por la burguesía en tanto su dominio se sigue manifestando en el pleno ejercicio normal del poder. La acción de la guerrilla, el sabotaje y el terrorismo, estimulan a las masas en movimiento, debilitando en su conciencia la idea de su condición subalterna y de que el poder de la burguesía es invencible. La guerrilla es la expresión del poder obrero en progresión desde una posición de debilidad relativa. El ejército regular obrero-campesino expresa la inversión total de aquella correlación de fuerzas. Sin sustituir a la guerrilla, se convierte en la forma militar predominante que el poder soviético debe adquirir y se dio para sí como clase en el poder, como Estado de reemplazo histórico desde una posición de superioridad económica, social y bélica relativa.

<<Los métodos de combate guerrilleristas se imponían durante el primer período al proletariado en razón de la situación de éste de explotado dentro del estado, como también se le imponían el empleo de imprentas clandestinas primitivas y la práctica de reuniones secretas. La conquista del poder político ha dado al proletariado la posibilidad de utilizar el aparato del Estado para construir metódicamente un ejército centralizado, en el que la unidad de organización y la unidad de dirección constituyen lo único que puede garantizar los mejores resultados con el mínimo de víctimas. Propugnar el espíritu de guerrilla como programa militar es como recomendar el retorno de la industria pesada al taller artesanal. Semejante prédica corresponde por completo a la naturaleza de los grupos de la intelligentsia, que son incapaces de valerse del poder del estado e incapaces hasta de plantearse seriamente el problema del dominio de ese poder, pero que se ingenian en hacer incursiones guerrilleristas (polémicas o teóricas) contra el gobierno obrero. (...) Como tipo predominante, la guerrilla es el arma del beligerante más débil contra el más fuerte. Éste intenta destrozar y aplastar al más débil; a su vez este otro, consciente de su debilidad, pero sin rehuir el combate -ante la perspectiva cierta de alguna futura modificación-, se esfuerza por debilitar y desorganizar a su poderoso adversario.
La "guerra grande" -masas imponentes, unidad del frente, dirección centralizada, etc.- procura vencer al enemigo. La "guerra pequeña" o guerrilla -pequeños destacamentos de maniobras independientes unos de otros- procura debilitar y extenuar al adversario. Tal y como Dutov, Krasnov y Denikin contaban con una ayuda del exterior. Su objetivo consistía, pues, en frenar el poder soviético, en no darle respiro, en aislarlo de las regiones importantes, en destruir la red ferroviaria y religarla con las provincias periféricas, en no permitirle emprender un amplio trabajo económico planificado. Entonces el método natural de los más débiles era la guerrilla.
>> (L.D. Trotsky: Op.Cit: "Guerrilla y ejército regular"

En términos militares, lo único que aprendió la clase obrera rusa antes de tomar el poder, es a vencer la resistencia de la burguesía destruyendo todo lo que le impedía constituirse en clase dominante. Mediante el hostigamiento y la propaganda armada de las guerrillas en combate descentralizado y esporádico contra un régimen autocrático cuyo ejército imperialista estaba al borde de la disgregación, a los bolcheviques les costó muy poco hacerse con el poder político en los momentos decisivos:

<<Los bolcheviques habían realizado tan a conciencia la labor de atraerse a todas las fuerzas armadas del país, que su victoria final del 7 de noviembre se logró prácticamente por falta de enemigo. El golpe de octubre fue "más fácil que levantar una pluma", para servirse de las palabras de Lenin. Ni un sólo regimiento se alzó para defender la democracia rusa. Con las fuerzas de la antigua policía dispersas, el Gobierno de Kerensky en Petrogrado no contaba más que con los cadetes militares y los batallones de mujeres, muy defectuosos, frente a los destacamentos al mando de revolucionarios profesionales bolcheviques. La lucha por el poder supremo en un Imperio que comprendía la sexta parte del globo terráqueo se decidió entre fuerzas asombrosamente reducidas por ambas partes, tanto en las provincias como en las dos ciudades principales.>> (L.D. Trotsky: "Stalin" El comisario político)

De inmediato, una vez que, en enero de 1918 los bolcheviques disolvieron la Asamblea Constituyente y proclamaron la República Socialista Soviética Federada de Rusia, acabó la primera parte de la tarea fundamental de la revolución. Este fue el momento en el que la "guerra pequeña" o guerrilla, empezó a perder preponderancia frente a la necesidad de un ejército regular centralizado capaz de defender al poder soviético ya constituido del enemigo interno y externo en todo el territorio. Los obstáculos que los bolcheviques se encontraron en su esfuerzo por dar al Ejército Rojo un carácter disciplinado y centralizado tenía mucho que ver con la base campesina de la sociedad rusa:

<<Por sí mismo, el campesinado no es capaz de crear un ejército centralizado. No va más allá de los destacamentos guerrilleros locales, cuya ‘democracia’ primitiva encubre frecuentemente la dictadura personal de los atamanes 12 . Estas tendencias guerrilleristas, reflejo del espontaneísmo campesino en la revolución, encontraron su expresión perfecta en los socialistas revolucionarios de izquierda y en los anarquistas, pero incluyeron también a parte considerable de los comunistas, sobre todo entre los ex soldados y suboficiales de procedencia campesina" (L.D. Trotsky: "Escritos militares" : El camino del ejército rojo.)

A medida que se iba ampliando el escenario de la guerra, peores consecuencias tenían los métodos guerrilleros y la tendencia a la organización de destacamentos autónomos. El año 1918 y parte de 1919 fueron escenario al interior del P.C.R.(b) de una lucha continua por la disciplina, la organización y la centralización del Ejército, en contra de la oposición de socialistas revolucionarios, comunistas de izquierda y anarquistas, partidarios de la descentralización e independencia de las fuerzas. Esto en modo alguno ha supuesto que los bolcheviques descalificaran a la guerrilla; pensaron que debidamente articulada en la estrategia y disciplina dependiente del mando central, esta forma de combate debía demostrar -y demostró- ser un auxiliar importante del ejército regular:

<< La guerrilla también puede ser una forma de acción de destacamentos de maniobras cuidadosamente constituidos que, a despecho de su total independencia, están rigurosamente sujetos al Estado Mayor operacional. Combatiendo hoy al bandidaje en todas sus formas, inclusive las seudocomunistas, claro está que no recusamos la necesidad ni la utilidad de los movimientos de guerrilleros. Al contrario, podemos declarar con absoluta seguridad que en el futuro desarrollo de la guerra, la guerrilla tendrá una importancia cada vez mayor.>> (Op. Cit. Ejército y guerrilla)

Este debate, que coincidió con el derrumbe del ejército imperial ruso, quedó inconcluso cuando socialistas de izquierda y anarquistas rompieron con el poder soviético a raíz de la firma del tratado de Brest-Litovsk. Así, el nuevo Ejército Rojo hubo de levantarse sobre las ruinas del anterior; medios materiales e intelectuales en perfecto uso fueron incorporados de inmediato:

<<La nueva clase que se ha instalado en el poder es una clase que ha tenido que arreglar penosas cuentas con el pasado. Personificado en un ejército que ya no existe, ese pasado le ha legado cierto capital material: cañones, fusiles, municiones de toda clase, y cierto capital intelectual: la suma de conocimientos acumulados, experiencia de combate, prácticas de gestión, etc., todo lo cual se hallaba a disposición de los especialistas en asuntos militares: antiguos generales, coroneles del viejo ejército, y del que carecía la nueva clase revolucionaria>>.(L.D. (Trotsky: "Escritos militares" El Ejército Rojo.)

Dado que la conducción militar de masas es objeto de la ciencia militar, sin cuyo dominio cualquier acción que se emprenda es inconducente, y habida cuenta de que estos conocimientos -igual que otros técnicos relativos al ejercicio efectivo del poder- como es natural no estaban extendidos entre el proletariado, tal como ocurrió con el materialismo histórico en aquellos tiempos, al principio hubo que apelar a "los especialistas" procedentes del campo enemigo:

<<La clase obrera y las masas trabajadoras del campesinado no han dado nuevos coroneles ni nuevos dirigentes técnicos; tampoco podían encontrarlos en seguida en sus propios medios. Todos los teóricos del marxismo ya lo habían previsto. El proletariado está obligado a tomar a su servicio a aquellos que han servido a las otras clases. Esto vale también, y por entero, en cuanto a los especialistas militares.>> (Ibíd.)

El Ejército Rojo se empezó a montar según este criterio, a mediados de febrero de 1918, inmediatamente después de la ruptura de las negociaciones de Brest Litovsk. Aquí se planteó un problema muy difícil de resolver, y a muchos -incluso a Lenin- de entrada esta valoración no les cabía en la cabeza. Sobre todo a la vista de "ciertos casos de traición". Numerosos críticos dentro del partido, estimaban que no había tiempo, ni medios materiales, ni el cuerpo de mandos necesario para estructurar un ejército centralizado, y que, por tanto había que seguir el combate en base a los destacamentos de guerrilla debidamente acondicionados. Pero, como se ha demostrado por la prueba de la práctica, con esa condición también hubo que contar. De otro modo, la revolución rusa habría sido ahogada en sangre antes del estallido en noviembre de la revolución alemana. Así fue como la tarea comenzó transformando provisionalmente a los destacamentos guerrilleros a modo de barrera, detrás de la cual dio comienzo la construcción del ejército centralizado.

Al principio, la resistencia a la cooptación de los especialistas militares era fuerte, debido a que muchos de ellos trabajaban con desgana, cuando no se pasaban directamente al campo enemigo. Estas críticas recrudecieron ante una serie de derrotas en el exterior. El Comité Central del partido, sin embargo, entendió que estos fallos eran pasajeros, producto de un necesario período de adaptación, como así fue a juzgar por los hechos. Cuando en los distintos frentes empezaron a actuar ejércitos con estructuras de mando centralizadas, se pasó de la retirada a la ofensiva y "del fracaso a éxitos notables":

<<Innumerables militantes del partido, señalables entre los más serios y responsables, se dirigían al frente como adversarios declarados de nuestro sistema militar, en particular en lo atinente a la integración de los oficiales de carrera en puestos superiores: al cabo de algunos meses de trabajo se trasformaron en ardorosos partidarios de nuestro sistema. Personalmente no encuentro ninguna excepción.

En marzo, durante la sesión nocturna del Consejo de Comisarios del Pueblo, se puso a consideración un despacho proveniente de los distintos frentes de guerra, donde se aludía a la traición de ciertos jefes del Ejército Rojo. Según el testimonio dejado por Trostsky de lo acontecido en aquella reunión, tras escuchar lo que reportaba el despacho, Lenin le pasó una nota diciéndole:

<< "¿No sería mejor echar a todos esos especialistas y nombrar a Lashevich comandante en jefe?" Comprendí que los adversarios de la política del Departamento de Guerra, y particularmente Stalin, habían hecho presión con especial insistencia sobre Lenin durante los días anteriores, y habían despertado en él ciertas dudas. Escribí mi respuesta en el reverso de su misma nota: "Puerilidades." Al parecer, esta tajante réplica causó impresión. Lenin gustaba de las formulaciones categóricas. Al día siguiente, con el informe del Estado Mayor General en mi bolsillo, entré en el despacho de Lenin en el Kremlin y le pregunté:
"-¿Sabes cuántos oficiales zaristas tenemos en el Ejército?"
"-No, no lo sé -respondió, interesado."
"-¿Aproximadamente?"
"-No lo sé -insistió decidido a abstenerse de conjeturas."
"-¡No menos de treinta mil! -La cifra le sorprendió visiblemente-. Ahora -proseguí-, cuenta la proporción de traidores y desertores entre ellos y verás que no es tan grande. Entretanto, hemos organizado un Ejército a partir de la nada. Este Ejército está creciendo y fortaleciéndose."

Pocos días después, en un mitin celebrado en Petrogrado, Lenin expuso el balance de sus propias dudas sobre la cuestión política militar. "Cuando recientemente el camarada Trotsky me refería que... el número de oficiales se eleva a varias decenas de millares, me di perfectamente cuenta de cómo aprovechar mejor a nuestros enemigos; de cómo obligar a los adversarios del Comunismo a edificarlo; de cómo levantar el Comunismo a expensas de los ladrillos acumulados por los capitalistas en contra nuestra... No tenemos otros ladrillos." (Trotsky: "Stalin" Cap. IX)

Para contrarrestar ese permanente peligro de desidia y deserción por parte de los especialistas, además de asignarles altos sueldos 13 , fue necesario desdoblar la figura personal del mando único en dos responsabilidades complementarias: la puramente técnico-militar y la política. La primera, referida a las funciones estratégicas y tácticas fueron asignadas a quienes "las han estudiado, que mejor las conocen y que deben, por tanto, asumir toda la responsabilidad", los especialistas; para la segunda se creó la figura del "comisario político", que recayó sobre quienes por "su psicología, su conciencia política y su origen social, están ligados a la nueva clase en el poder". Estos comisarios estaban a cargo de la formación político-ideológica y de verificar que las órdenes de los "especialistas" en cuestión, responden a necesidades militares "y que no se trata de medidas contrarrevolucionarias":

<<La primera orden que fijó las obligaciones de los comisarios y de los miembros de los consejos militares se publicó el 6 de abril de 1918, y decía: "A propósito de los comisarios militares, de los miembros de los consejos militares. El comisario militar es el órgano político directo del poder soviético junto al ejército. Su cargo tiene un significado extraordinario. Los comisarios que se nombren deben ser revolucionarios irreprochables, capaces de continuar siendo la encarnación del deber revolucionario aun en las condiciones más difíciles. La persona del comisario es intocable.
Una ofensa hecha a un comisario durante el cumplimiento de sus deberes, y con más razón un acto de violencia contra él, es idéntica al crimen más grave contra el poder soviético. El comisario militar vigila para que el ejército no se separe del conjunto del régimen soviético y para que las administraciones militares aisladas no se conviertan en focos de insurrección o en armas dirigidas contra los obreros y campesinos. El comisario participa en la actividad de los dirigentes militares, recibe con ellos los informes y las rendiciones de cuenta y ratifica las órdenes. Sólo las órdenes de los consejos militares que, estén firmadas, a más de los dirigentes militares, por un comisario al menos tienen fuerza de ejecución. Todo el trabajo se realiza a la vista del comisario, pero la dirección en el terreno específicamente militar no pertenece al comisario, sino al especialista militar, que trabaja en estrecha cooperación con él.
El comisario no responde por el acierto de las órdenes puramente militares, operativas o de combate. La responsabilidad por éstas recae íntegramente en el dirigente militar. La firma del comisario al pie de una orden de operación significa que ella ha sido dictada por consideraciones de índole operativo y no por otras, de tipo diferente (contrarrevolucionarias). En el caso de que una disposición puramente militar no cuente con su aprobación, el comisario no podrá detenerla, sino tan sólo informar al consejo militar superior. La única orden operativo que puede ser detenida es la que a juicio del comisario ha sido dictada por motivos contrarrevolucionarios. Si la orden está firmada por él tiene valor legal y debe ser ejecutada a cualquier precio. El comisario debe cuidar que la orden sea cumplida de manera cabalmente correcta y para ello dispone de toda la autoridad y los medios del poder soviético. El comisario político que tolere el incumplimiento de órdenes debe ser inmediatamente destituido y denunciado al tribunal. Los comisarios aseguran el vínculo entre las administraciones del Ejército Rojo y las administraciones centrales y locales del poder soviético, así como la colaboración de estos últimos con el Ejército Rojo.
"El comisario vigila para que los trabajadores del Ejército Rojo, desde los grados superiores hasta los inferiores, cumplan su labor de una manera concienzuda y enérgica; cuida que los gastos se realicen con economía y bajo el más severo control, y que los bienes militares sean bien conservados. Los comisarios del Consejo Superior de Guerra son designados por el Consejo de Comisarios del Pueblo. Los de los distritos o regiones, por el Consejo Superior de Guerra, de acuerdo con los dirigentes del soviet de la región o distrito respectivo.
"Junto a los comisarios del Consejo Superior de Guerra se ha organizado una oficina de comisarios militares, la que coordina la actividad de los comisarios, responde a sus consultas, elabora las instrucciones que se les da y, en caso de necesidad, convoca al congreso de comisarios".
Firmado por el Comisario de Guerra y presidente del Consejo Superior de Guerra, Trotsky.>> (L.D. Trotsky: "Escritos militares" El Ejército Rojo. Nota [1] )

Es cierto lo que dice Charles Bettelheim en cuanto a que la utilización de los antiguos funcionarios zaristas en la administración civil y de los profesionales militares del antiguo ejército imperial ruso en el Ejército Rojo, propendieron a una "autonomización del aparato de Estado soviético" que introdujo el germen de la burocracia en la nueva sociedad. Pero, ¿qué otra cosa se podía hacer? La "oposición obrera" ni siquiera se planteó teóricamente responder a esta pregunta. Había que ganar la guerra contra los enemigos internos y externos. Esa fue la prioridad máxima de cuyo resultado dependió en lo inmediato el futuro del proceso revolucionario. Y la carencia casi absoluta de personal militar con conocimientos científicos suficientes para formar y conducir 75 cuerpos de ejército, los que se necesitaron desplegar en el enorme territorio soviético extendido a través de once usos horarios, fue una condición objetiva que se debió modificar en muy poco tiempo como cuestión de vida o muerte. Ante semejantes circunstancias, mientras los bolcheviques se tiraron al agua de la guerra contra el enemigo buscando la forma de que la revolución no se ahogue, los "comunistas de izquierda" se lo pasaron pensando cómo salvar la ropa.

Una vez puestos en pie ejércitos con estructuras de dirección y mando centralizadas según el criterio bolchevique del desdoblamiento, el poder soviético pasó "de la retirada a la ofensiva y del fracaso a éxitos notables". Al cabo de unos meses de trabajo, aquellos detractores se habían transformado en "ardorosos partidarios de nuestro sistema". En este vuelco de posiciones, Trotsky declaró no haber encontrado "ninguna excepción". [Op. Cit.: "Para el VIII Congreso del PCR(b)"]

Cuando ya no quedó ni vestigio del problema planteado en torno del reclutamiento de especialistas y de poner en funcionamiento estructuras de mando centralizadas para el conjunto de los ejércitos en todos los frentes, la "oposición obrera" volvió a la carga en marzo de 1919 a través del Comité Regional del Ural, que aceptó a los especialistas como un mal menor, pero urgió a crear "nuestro propio personal rojo de mando" -como si los bolcheviques no estuvieran en ello- y mientras tanto actuar respecto de los especialistas "como si no los necesitáramos".

Ante esta sugerencia, durante el VIII Congreso del PCR(b) Trotsky preguntó al Comité Regional del Ural el número de oficiales rojos que había formado, cual era el porcentaje de comunistas entre los oficiales rojos del Ural, y cual la superioridad de estos oficiales respecto de los profesionales del ejército zarista incorporados por los demás regimientos en otras regiones. Y se adelantó en contestar: "Por mi parte, les aseguro que no se vería la menor diferencia. Y agregó:

<<En reiteradas oportunidades he formulado a los camaradas críticos "de izquierda" la siguiente proposición: "Si consideran que nuestro método de formación es malo, organicen una división de acuerdo con sus métodos, elijan su cuadro de mando y dennos parte de su experiencia en el campo político; el departamento militar pondrá a disposición de ustedes todos los medios indispensables."
Ni que decir que semejante experiencia, aun cuando fuera exitosa, no tendría fuerza de demostración, pues al tratarse de una sola división claro está que es más que posible seleccionar con esmero tanto los soldados como los comandantes. En todo caso una experiencia como esa les permitiría sin duda a los críticos aprender algo.
Por desgracia no se ha encontrado a nadie entre ellos que responda a nuestro llamado, y la crítica se desliza de un asunto a otro, conservando su carácter irascible sin dejar de hallarse en el vacío.>> (Op. Cit.)

Esto fue escrito en marzo de 1919. Parece que, después, los opositores militares de los bolcheviques respondieron efectivamente a ese llamado e hicieron la experiencia. Según reporta Trotsky en "Mi vida", lo primero que hizo es confiarle a Piatakov un puesto de responsabilidad en la tarea para que "no tuviera más remedio que pasar de las palabras a los hechos":

<<No hubo más que un grupo, en el Volga, que aceptase el reto, pero el regimiento que pusieron en pie no se diferenciaba absolutamente en nada de los demás. El ejército Rojo venció en todos los frentes y, poco a poco, la oposición fue reduciéndose a la nada.>> (Op. Cit.: Oposición militar. Setiembre de 1929)

El vacío ingrávido de las críticas y proposiciones supuestamente alternativas de los "comunistas de izquierda" -con quienes usted coincide- remiten permanentemente a la carencia de sustento en las condiciones históricas concretas de la acción política. En este sentido, para acabar el desarrollo de nuestras observaciones respecto de la "milicia obrera" -que usted contrapone al "ejército regular obrero-campesino", de acuerdo con el criterio convencional el ejército regular se distingue porque responde a un mando central, está racionalmente organizado, instruido en el cuartel y dotado de "un importantísimo automatismo psicológico", esto es, de una estricta disciplina. Por contra, la milicia en general, bajo la forma de guerrilla, se caracteriza por su espontaneísmo organizativo y su accionar improvisado.

En la revolución rusa, la milicia obrera, así entendida, ha precedido al Ejército Rojo. Y éste, según el criterio bolchevique elaborado, propuesto y llevado a la práctica por Trotsky, fue una organización militar superior a la guerrilla, el paso intermedio en la tarea de construir el ejército revolucionario comunista organizado en milicias obreras y campesinas ligadas a la producción, síntesis superadora de las otras dos formas evolutivas. Para Trotsky, pues, la esencia militar del poder soviético durante la última fase de la revolución democrátoco burguesa en tránsito al socialismo, no está en la milicia de la Guardia Roja organizada en forma de guerrilla, como parece que lo entiende usted. Tampoco en lo que fue el Ejército Rojo, sino en la milicia formada sobre una base territorial según las distintas localizaciones del aparato productivo, donde "la distribución territorial de las unidades de milicia (regimientos, brigadas y divisiones) debe coincidir con la distribución territorial de las empresas, a fin de que los centros industriales, incluyendo su cinturón agrícola periférico, se conviertan en los fundamentos de las unidades de milicia":

<<La esencia misma del sistema soviético de milicia debe ser el general acercamiento del ejército al proceso de producción, a fin de que las fuerzas vivas de determinados distritos económicos sean paralelamente las fuerzas vivas de las unidades militares correspondientes.>> (L.D. Trotsky: "Escritos militares". Tesis sobre la transición hacia un sistema de milicias. 28/02/920).

La forma del ejército según los bolcheviques durante todo ese período de la transición, no estuvo, pués determinada por el desarrollo de las fuerzas productivas -como lo interpretó Bettelheim 14 -, sino por el carácter de cada fase específica por las que los bolcheviques previeron que debía atravesar la revolución democrático-burguesa: Nosotros compartimos este criterio que no rompe con la revolución permanente, sino al contrario, porque respeta las condiciones objetivas de su efectiva realización.

En este sentido, la milicia obrero-campesina, en tanto síntesis superadora de las otras dos formas que adquieren las fuerzas armadas revolucionarias, supone la existencia de "cuadros rigurosamente instruidos en los dominios militar, técnico y político", condición necesaria para la gestación e introyección social de una idea moral nueva y de una responsabilidad individual suficientemente extendidas que garanticen la cohesión del conjunto social-militar 15 , en la tarea de preservar a la revolución de rupturas en la muralla territorial del poder soviético. Y el caso es que esta condición estaba en gran parte ausente en 1918. Trotsky calculaba por entonces que esta carencia afectaba a las tres cuartas partes del Ejército Rojo. Prueba de ello la dieron los sucesos a principios de 1921 en Kronstadt y sus aledaños de la zona del Báltico, donde se produjeron simultáneamente más de cincuenta focos de alzamientos campesinos. Según reportó Broué en "El partido bolchevique" (Cap. VII), "el social-revolucionario Antonov había reunido en Tambov 50.000 hombres armados que el Ejército Rojo tardó varios meses en reducir, mientras las guerrillas de Majnó seguían controlando Ucrania. Fueron precisamente esos puntos débiles de la idea moral y de la responsabilidad colectiva revolucionaria, hacia donde la lógica de la contrarrevolución interna orientó su "carga dirigida" intentando por ahí romper ese muro de contención ideológico y político tras la derrota de la revolución europea.

Aquello no fue simplemente producto de una conspiración de mencheviques, socialistas revolucionarios y guardias blancos. En todo caso se montó en el descontento que cabalgó sobre la ruina de la propiedad campesina por causa de las continuadas requisas para alimentar a las ciudades hambrientas, así como sobre la desmovilización del ejército y la casi ausencia del partido en esa zona:

<<Las organizaciones del partido comunista en el Mar Báltico y en la ciudad estaban medio destruidas, apenas poseían influencia sobre los marinos y se oponían en parte ellas mismas a los órganos superiores del partido. Una conferencia del partido celebrada el 15 de febrero, exigía la democratización del trabajo del partido, y algunos delegados se declararon en contra de las secciones políticas en la marina.>> (Pervyj vserossijskij s-ezd sovetov I. Citado por Oskar Anweiler: "Los soviets en Rusia" Cap. V. III)

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  1. A ello se agrega el hecho de que, a diferencia de los Estados imperialistas, que antes de entrar en guerra se dedican a formar sus ejércitos durante decenas de años, con la Rusia revolucionaria sucedió al revés: habiendo surgido en medio de una guerra, debió combatir antes de emprender la formación de su propio ejército. El ejército revolucionario soviético se construyó a caballo de la agresión imperialista, de la desintegración del antiguo ejército zarista y de la guerra civil.volver
  2. De ser cierto -como usted dice en su libro- que la clase obrera representaba sólo el 5% de la población total, entonces, más a favor de nuestro razonamiento, las milicias obreras debían reclutarse sobre una base poblacional de sólo 7 millones. De modo que, siguiendo el porcentaje del ejército imperial, las milicias no podrían sobrepasar los 770.000 guerrilleros.volver
  3. Cfr.: Trotsky: "Escritos Militares" Introducción.volver

  4. Atamán o hetmán: Entre los cosacos, jefe de una región que gozaba de gran prestigio y ejercía la autoridad de comandante militar supremo en tiempos de guerra, así como la de administrador civil en época de paz. (nota del GPM)volver
  5. <<Todos los teóricos del socialismo previeron, predijeron y escribieron que cuando la clase obrera llegara al poder estaría obligada a hacer trabajar a todos los elementos útiles y calificados que hubiesen estado antes al servicio de las clases dominantes y poseedoras También los teóricos del socialismo han escrito a menudo que la clase obrera pagaría a esos mismos especialistas para retenerlos junto a ella dos o tres veces más que lo que recibían bajo el régimen burgués. Y cuando se piensa en los beneficios que resultarán de la racionalización en el campo de la revolución socialista, aun eso resultaría "barato". Hay que decir lo mismo respecto del ejército en su condición de órgano de defensa del país. Los gastos de la clase obrera y los desembolsos consentidos por el campesinado en un ejército bien construido se rescatarán centuplicados.>> (L.D. Trotsky: "Escritos Militares" . El Ejército Rojo)volver
  6. <<Esta concepción está ligada a la idea de que no existiría una manera específicamente proletaria de combatir y de hacer la guerra. Para Trotsky, la táctica militar no parece estar determinada por la naturaleza de clase del poder que organiza las operaciones militares, sino por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas>> (Ch. Bettelheim: "Las luchas de clases en la URSS" Primer período 1917-23. Tercera parte. Sección quinta)volver
  7. Trotsky decía que << La disciplina es de manera esencial una compulsión colectiva, una sumisión de la personalidad y del individuo, sumisión automática (a una idea) heredada de la psicología tradicional; entre nosotros, además, elementos plenamente conscientes la aceptan, es decir, elementos que saben en nombre de qué se someten. Tales elementos son minoría, pero ésta refleja la idea fundamental de toda la masa circundante. A medida que el sentimiento de solidaridad de los trabajadores penetra más y más en las masas, los elementos todavía poco conscientes de que se componen las tres cuartas partes de nuestro ejército se someten a la hegemonía moral de quienes expresan la idea de la nueva época. Los más conscientes forman la opinión pública del regimiento; los otros los escuchan, y de tal modo la disciplina se ve sostenida por la totalidad de la opinión pública. Al margen de estos factores no habría disciplina capaz de sostenerse>>. ("Escritos militares" La formación del Ejército Rojo.)

    <<¿Qué es lo primero que sorprende en un buen ejército? La precisión de la ejecución y la conciencia de responsabilidad: actuar a espaldas de los superiores de la misma manera que a su vista. Nuestra tarea consiste en hacer que esa idea penetre por doquier.>> (Op. Cit. Formación de las fuerzas armadas rojas) volver