6) Capitalismo de Estado proletario y alianza con la pequeñoburguesía

Como ya hemos citado más arriba, dadas las condiciones históricas en que el proletariado se hizo cargo de la sociedad en la Rusia soviética, según Lenin, la lucha en la primera fase de la transición no estaba planteada entre la revolución y el capitalismo de Estado, sino que debía dirigirse contra las estructuras 2) y 3), esto es, contra las categorías sociales de los capitalistas que trabajan, es decir, los campesinos medios y los estratos más bajos de la pequeñoburguesía urbana. Pero considerando, con Marx, que estos sectores sociales no proletarios seguían -y nosotros decimos que siguen- manteniendo el vínculo con sus antepasados artesanos y campesinos precapitalistas libres, terriblemente expropiados por la burguesía propiamente dicha, Marx implícitamente sostenía que, en virtud de ese origen histórico y de su carácter de clase intermedia, estos sectores podían y debían ser incorporados a la revolución socialista, no por la expropiación despótica sino por la educación política y el consenso democrático. De ahí su conclusión de que la lucha contra estas dos estructuras entrelazadas con el modo de producción capitalista típico y el capitalismo de Estado proletario, debía ser una lucha "bajo nuevas formas".

Según hemos visto, Marx y Engels, antes que Lenin, sentaron doctrina en que, por su ubicación en el aparato productivo, los pequeños explotadores de trabajo ajeno fluctúan necesariamente entre la burguesía y el proletariado según cual sea la correlación política de fuerzas, y que, por tanto, ni social ni políticamente puede considerárseles incondicionalmente emblocados con la burguesía propiamente dicha.

Cierto es que bajo el dominio capitalista en condiciones de estabilidad del sistema, y dados los prejuicios que les inculca su propia situación económica y jurídica de propietarios privados, y que sus ascendientes gran burgueses consagran constitucionalmente y a través de la prensa, como el non plus ultra de la vida social, estos sectores permanecen bajo el ala política de la burguesía. Se identifican con ella, se sienten arrullados y reconocidos por la idea del "himself made man". Pero cuando la correlación política de fuerzas sociales se inclina a favor del proletariado, que a través de su partido cuestiona de raíz la legitimidad del sistema de vida burgués, y ante los movimientos de masa de magnitud, estos sectores medios vacilan. Para inclinar —al menos a una buena parte de ellos— a la lucha conjunta con el proletariado por el socialismo, en primer lugar hay que distinguir a los pequeñoburgueses del campo, respecto de los que tienen por objeto de su trabajo y de la explotación de trabajo ajeno a la industria urbana. Porque, dado que el factor tierra es de una dotación fija, que no se la puede extender reproduciéndola a voluntad, como es el caso de las máquinas y herramientas, con el desarrollo de la fuerza productiva aplicada a este factor, la masa de población afectada al trabajo agrícola desciende necesariamente en términos absolutos:

<<Es una tendencia inherente al modo capitalista de producción, que la población agrícola disminuya constantemente en relación a la no agrícola, ya que en la industria (en sentido estricto), el desarrollo del capital constante con respecto al variable va unido al aumento absoluto del capital variable paralelo a su descenso relativo, mientras que en la agricultura, el capital variable necesario para la explotación de determinada porción de tierra, disminuye en términos absolutos, y, por tanto, sólo puede aumentar a medida que se pongan en explotación nuevas tierras, lo cual presupone, a su vez, un crecimiento mayor de la población no agrícola>> (K.Marx: "El Capital" Libro III Cap. XXXVII)

Esto quiere decir que, con el progreso técnico aplicado al trabajo sobre la tierra, los pequeños campesinos explotadores de trabajo ajeno están condenados a desaparecer antes que los pequeñoburgueses urbanos. Porque su existencia se agota con la puesta en explotación del trabajo ajeno sobre los límites absolutos de la frontera agropecuaria, mientras que el aumento o disminución de los pequeños explotadores de trabajo ajeno en la industria dependen de los ciclos del capital; se reproducen o menguan en relación inversa al sentido en que varía la tasa de ganancia. De ahí que ya en el programa revolucionario debe quedar muy clara la política del futuro poder soviético con estos dos sectores.

En primer lugar, que aun en el conocimiento de la previsión científica en cuanto a la inevitable desaparición de los pequeñoburgueses campesinos, no debe ser el proletariado revolucionario quien contribuya a acelerarla, pero tampoco a convertir su preservación en una bandera de lucha:    

<<En primer lugar, es absolutamente exacta la afirmación concebida en el programa francés, de que, aun previendo la inevitable desaparición de los pequeños campesinos, no somos nosotros, ni mucho menos, los llamados a acelerarlas con nuestras injerencias.  Y, en segundo lugar, es asimismo evidente que cuando estemos en posesión del poder del Estado, no podremos pensar en expropiar violentamente a los pequeños campesinos (sea con indemnización o sin ella), como nos veremos obligados a hacerlo con los terratenientes. Nuestra misión respecto de los pequeños campesinos, consistirá ante todo en encauzar su producción individual y su propiedad privada, hacia un régimen cooperativo, no por la fuerza sino por el ejemplo y brindando la ayuda social para este fin>> (F.Engels: "El problema campesino en Francia y Alemania". Noviembre de 1894)

¿Y respecto de los pequeños explotadores rurales y urbanos de trabajo ajeno?. Engels denostaba a los socialistas franceses que, por razones electorales, habían incluido en su programa la defensa de los intereses reclamados por los pequeños explotadores de trabajo ajeno, en su lucha contra el expolio de que eran objeto por parte de los usureros, de los gobiernos recaudadores de impuestos y de los especuladores de cereales y ganado. Aun con la cautela de quien no está ante las condiciones históricas que señalan al científico revolucionario con más claridad el camino a tomar, en esta misma obra Engels también fue un precursor de Lenin, prediciendo lo que "probablemente" habría que hacer posible con esos trabajadores capitalistas una vez que los obreros hubieran conquistado el poder:

<<...Es probable que también aquí tendremos que prescindir de una expropiación violenta, contando, por lo demás, con que la evolución económica se encargue de hacer también entrar en razón a estas cabezas más obstinadas>> (F. Engels: Op.cit. Punto II)

Fue Lenin quien llevó a la práctica lo que Marx y Engels sólo pudieron sugerir. En este sentido, apelando a la memoria histórica de lo actuado por la "Liga de los Comunistas" durante la revolución europea de 1848, Lenin hizo suyos los resultados de esa experiencia legada en los escritos de Marx y Engels, proponiendo proceder de acuerdo con ellos en cuanto a que, antes de la toma del poder, el proletariado revolucionario debe rechazar cualquier alianza estratégica con la pequeñoburguesía, porque en tales condiciones, teniendo por referente al Estado burgués en funciones, es imposible conseguir que, por sí mismos, estos sectores trasciendan los límites económicos y políticos del capitalismo; el proletariado revolucionario debe arrastrarlos hacia sus posiciones poniéndose al frente de la lucha por ese objetivo; de ahí la importancia estratégica de la independencia política y organizativa del proletariado; pero, al mismo tiempo, el partido revolucionario debe dotarse de una política propagandística para con la pequeñoburguesía; y si es eventualmente necesario, llegar a acuerdos tácticos con ella; tanto más, cuanto más subdesarrollado sea un país y mayor peso social supongan estos sectores.

Una vez constituido como clase dominante en el Estado soviético, aprovechando el factor político y psicológico que confiere el ejercicio efectivo del poder, en esas nuevas condiciones políticas y con el apoyo de los campesinos pobres, el proletariado debe tratar de establecer inmediatamente una alianza política de clases con la pequeñoburguesía urbana y los campesinos medios, alianza que se mantendrá según la actitud de estos sectores para con el poder soviético en la lucha contra el gran capital en las ciudades y los terratenientes en el campo; se trata de que se sumen a esta lucha, o al menos impedir que se echen en brazos de la reacción.

Pero, al mismo tiempo, esa alianza política táctica basada en la lucha contra la resistencia del gran capital y los terratenientes, debe ir encaminada estratégicamente a conseguir la negación de la negación de su originaria condición de propietarios libres de sus condiciones de trabajo. ¿Cómo? En primer lugar, apoyándose en el proletariado para sacudirse definitivamente el dominio del gran capital expoliador; en segundo lugar, acompañar el progreso de las fuerzas productivas impulsado por la economía en manos del Estado soviético, para recuperar su libertad perdida como propietarios de su medios de producción, mas esta vez no ya como propietarios privados fragmentados, aislados unos de otros, sino como propietarios individuales (obreros) libremente asociados a la propiedad colectiva dentro del Estado soviético. Un proceso que, hoy día, necesariamente deberá ser más corto que el previsto por los bolcheviques, dado el progreso de las fuerzas productivas alcanzado desde entonces, verificándose así la dialéctica histórico-social —que determina el cambio de esencia en la sociedad humana— prevista científicamente por Marx:

<<El modo capitalista de producción y de apropiación, y, por tanto, la propiedad privada capitalista, es la primera negación de la propiedad privada individual fundada en el trabajo propio. La negación de la producción capitalista se produce por sí misma, con la necesidad de un proceso natural (Por necesidad se refiere a la virtualmente contenida en la lógica objetiva del capitalismo, en la tendencia al derrumbe económico del sistema de vida burgués  (Cfr: http://www.nodo50.org/gpm/ff_pp_tasa_ganancia\04.htm) Es la negación de la negación. Ésta restaura la propiedad individual, pero sobre el fundamento de la conquista alcanzada por la era capitalista (que da sentido y posibilidad real a la sociedad socialista): la cooperación de trabajadores libres y su propiedad colectiva sobre la tierra y sobre los medios de producción producidos por el trabajo mismo. (...) En aquél caso se trataba de la expropiación de la masa del pueblo por unos pocos usurpadores; aquí se trata de la expropiación de unos pocos por la masa del pueblo. (K.Marx: "El Capital" Libro I Cap. XXIV punto 7. Lo entre paréntesis y el subrayado es nuestro)

El vocablo "pueblo" para Marx, siempre tuvo un significado policlasista inequívoco, el mismo que  en el contexto que acabamos de citar. Antes de la Gran Revolución Francesa, "pueblo" fue la masa de campesinos pobres y artesanos de las ciudades cuya expropiación parcial dio nacimiento al proletariado moderno. En la toma de la Bastilla, como en la revolución de julio de 1830 y en la de Febrero de 1848, "pueblo" fue el conglomerado político de clases formado por el proletariado, el campesinado pobre y la pequeñoburguesía, acaudillados por la burguesía en lucha triunfante contra la nobleza. En la revolución alemana de marzo del mismo año, fue, en principio, el frente oficioso entre la masa de asalariados, campesinos pobres y pequeñoburgueses de la ciudad y el campo, que la burguesía dividió y desbarató en noviembre, gravitando sobre los demócratas pequeñoburgueses al aceptar la "constitución otorgada" por el monarca prusiano.

Está claro, pues, que la Revolución rusa de octubre no hubiera sido posible sin el apoyo del campesinado pobre y medio. En este sentido, puede decirse que, en 1917, el segundo y más prolongado  intento de "expropiación de los expropiadores" liderado por el proletariado, también fue ejecutado por "el pueblo". Tal fue la alianza social objetiva que se prolongó tras la toma del poder y el consiguiente intervalo del "comunismo de guerra". Una alianza de clases dentro del Estado soviético dirigido por el proletariado a cargo del Estado soviético, para acabar, en lo inmediato, con la resistencia del gran capital y los terratenientes. Y, en segunda instancia, para tratar de integrar gradual y pacíficamente la estructura 2) —economía en régimen de producción mercantil simple. (en su mayoría pequeños campesinos que vendían sus excedentes—  al socialismo por medio de la educación política y el consenso democrático, sobre la base del desarrollo de las fuerzas productivas adscritas al sector estatal de la economía, sin renunciar, en última instancia, a la represión contra estos sectores, como sucedió en Kronstadt. Finalmente, en la medida en que la pequeñoburguesía (estructura 3) se incorpore a las relaciones de producción comunistas convertidos en productores libres asociados, el capitalismo monopolista de Estado obrero, dejaría paso al Estado socialista. Así definía Lenin las "nuevas formas" de la lucha de clases contra las estructuras 2 y 3 en noviembre de 1918:

<<El proletariado revolucionario (en el poder) debe saber a quién hay que reprimir y con quién -cuando y cómo- concluir un acuerdo. Sería ridículo y absurdo renunciar al empleo del terror y de la represión contra los terratenientes y capitalistas y sus lacayos. (...) Sería ridículo intentar "convencerles" y, en general, "influir psicológicamente" sobre ellos. Pero sería igualmente absurdo y ridículo -si no más- insistir sólo en la táctica de la represión y el terror con relación a los demócratas pequeñoburgueses, cuando la marcha de los acontecimientos los obliga a volverse hacia nosotros. (...) En el campo, nuestra tarea es destruir al terrateniente y aplastar la resistencia de los kulaks y especuladores; para ello sólo podemos apoyarnos firmemente en los semiproletarios, en los "pobres". Pero el campesino medio (explotador de trabajo asalariado) no es enemigo nuestro. Ha vacilado, vacila y seguirá vacilando; la tarea de influir sobre los vacilantes no es la misma que la de derrocar al  explotador y vencer al enemigo activo>> (V.I. Lenin: “Las valiosas declaraciones de Pitirim Sorokin”(20/11/918)

Y en un documento de junio de 1919: "Prólogo a la edición del discurso sobre el engaño al pueblo con consignas de libertad e igualdad" —en esencia las mismas que ahora esgrimen los partidos políticos burgueses a propósito del pasado referéndum en España sobre la Constitución europea— tras explicar que la democracia formal burguesa favorece y preserva el poder del capital y la explotación del obrero y la "opresión del trabajo sobre el capital", esto es, de los trabajadores autónomos y pequeños explotadores de trabajo ajeno que también trabajan, Lenin se refiere implícitamente a la necesidad de forjar una alianza entre el "pueblo" integrado por este conglomerado de "trabajadores" no proletarios, para fortalecer el Capitalismo de Estado proletario dirigido por el partido revolucionario en la lucha contra la gran burguesía y los terratenientes, porque esos sectores intermedios vacilan entre plegarse a uno u otro de esos dos "campos", afirmando que "éste es el abece del socialismo" en la nueva sociedad soviética rusa. En este contexto de la lucha contra la resistencia del gran capital y los terratenientes en el nuevo Estado soviético, Lenin propuso dar simultáneamente comienzo a la lucha contra las estructuras 1) y 2), pero no poniendo al Estado proletario frente a ellas, sino tratando de atraerlas al campo de la revolución, para que dejaran de desconfiar en las fuerzas del proletariado y se volvieran conjuntamente contra la gran burguesía y los terratenientes. Y en esta tarea de ganarse la confianza de estos sectores, el triunfo del proletariado contra la reacción gran burguesa y terrateniente y el verse protegidos dentro del flamante Estado soviético que, en la práctica respetaba sus propiedades —aunque bajo control obrero— en principio fue una baza o partida ganada por los revolucionarios rusos en esa tarea.

Tal fue la "nueva forma" de lucha —que los practicistas revolucionarios llaman "evolucionismo"— y que consistió en forjar la alianza entre los trabajadores proletarios y no proletarios de la Rusia soviética, para eliminar definitivamente la amenaza de involución capitalista, con base económico-social en la estructura 2). Para eso Lenin remitía a los numerosos pasajes de "El Capital", donde Marx se refiere al carácter de clase vacilante de la pequeñoburguesía y a sus antecedentes históricos que le vinculan estratégicamente al proletariado por medio del trabajo directo, vínculo que sólo puede restablecer en sentido histórico progresivo un Estado proletario, en lucha efectiva por la emancipación humana universal, como lo fue el Estado soviético hasta 1924, dejando meridianamente claro que, dado el rol decisivo de estos sectores en el futuro de la revolución, la dictadura del proletariado en esta parte crucial de la transición, es "esta forma especial de alianza de clases":

<<De este abece se deduce que durante la revolución proletaria, cuando [tras la toma del poder] la lucha de clases se agudiza hasta transformarse en guerra civil, (...) todo depende del resultado de la lucha entre el proletariado y la burguesía; y las clases medias, intermedias (incluyendo a toda la pequeñoburguesía, y, por consiguiente, a todo el "campesinado"), inevitablemente vacilan entre los dos campos.

Se trata de lo siguiente: por cual de las dos fuerzas principales, el proletariado o la burguesía, se inclinarán esos sectores intermedios. No hay un tercer camino; quien no haya comprendido esto leyendo El Capital de Marx, no ha comprendido para nada a Marx, no ha comprendido nada del socialismo. (...) Por otra parte, quien haya comprendido todo esto (...) pensará y hablará de cosas prácticas, es decir, de las condiciones concretas para un acercamiento entre los campesinos y los obreros, de su alianza contra los capitalistas, de un acuerdo entre ellos contra los explotadores, los ricos y los especuladores. (...)

La dictadura del proletariado no es el final de la lucha de clases, sino su continuación por nuevas formas. La dictadura del proletariado es la lucha que libra el proletariado que ha triunfado y que ha tomado en sus manos el poder político, contra la burguesía que ha sido derrotada pero no destruida, la burguesía que no ha desaparecido, que no ha dejado de ofrecer resistencia, sino que ha intensificado su resistencia. La dictadura del proletariado es una forma especial de alianza de clase entre el proletariado, vanguardia de los trabajadores, y las numerosas capas de trabajadores no proletarios (pequeñaburguesía, pequeños propietarios, el campesinado, la intelectualidad, etc.), o la mayoría de esas capas. (...) Este tipo especial , en medio de una violenta guerra civil, es una alianza entre los firmes partidarios del socialismo y sus vacilantes aliados (a veces "neutrales", en cuyo caso, en lugar de un acuerdo sobre la lucha, la alianza se convierte en una alianza sobre la neutralidad); una alianza entre clases económica, política, social y económicamente diferentes.>> (V.I. Lenin: Op. Cit. 23/06/919 Lo entre corchetes es nuestro)

No se trata, pues, de la alianza entre el proletariado y la pequeñoburguesía que el P.C.E. impulsó bajo las condiciones políticas de 1931 en España, con la burguesía en el poder y la alianza dirigida por la pequeñoburguesía; se trata de la misma alianza  impulsada por el partido bolchevique ruso bajo las condiciones políticas de 1917, con el proletariado en el poder y la alianza dirigida por el proletariado; no se trata del frente popular que se formó dentro del Estado burgués vigente por iniciativa de la pequeñoburguesía y que se limitó a proclamar la república burguesa como máximo objetivo de su lucha dentro de los límites del capitalismo; se trata del frente popular que se formalizó dentro del Estado Obrero por iniciativa del proletariado, y después de adoptar medidas que trascendieron el Estado capitalista ruso y pusieron a Rusia —que pasó a ser la Unión de Repúblicas Socialistas soviéticas— en el camino de tránsito del capitalismo al comunismo.

Si algo de común comparten los practicistas obreros utópico-revolucionarios con los practicistas pequeñoburgueses pragmático-reformistas, es que a ninguno de ellos le interesa ni considera necesario atender a las condiciones de la lucha de clases, ni como objeto de análisis ni a la hora de actuar sobre ellas. Los primeros, porque las desprecian, pensando que el objetivo de toda lucha depende exclusivamente de la pura voluntad política; los segundos porque, habiendo renunciado por intereses creados a toda acción revolucionaria, se someten a las condiciones dadas; y al carecer de toda voluntad política para revolucionarlas, tampoco tienen interés en analizarlas. Análisis significa separación, delimitación precisa de significados.

Los intelectuales pragmático-reformistas de la pequeñoburguesía, que, como sus maestros —los filósofos burgueses— huyen de la verdad histórica porque les condena, lejos de analizar sintetizan, mezclándolo todo y confundiéndolo todo. Lo mismo hacen en sus alianzas políticas, en las que tratan confundir, de identificar los intereses de la pequeñoburguesía con los intereses del proletariado, diluyendo políticamente a estos últimos en aquellos. El abuso que hacen de palabras como “ciudadano” y “pueblo”, tan de su gusto, caracterizan el método de su discurso y la táctica embaucadora de su praxis, propia de los partidos “democráticos” de la burguesía de izquierda —que quieren el capitalismo pero no sus necesarias consecuencias— con su inveterada e irresistible propensión sistemática a convertir a todo interlocutor asalariado en cliente político permanente, para mantenerlo con los pies dentro del tiesto capitalista. Para eso se les paga y de eso viven aunque intenten disfrazarlo.

Los bolcheviques jamás han mentido a sus aliados campesinos del frente popular sobre los objetivos políticos de su acción. En esto, Lenin siempre ha hecho suyo el principio moral y político del “Manifiesto”:

 <<Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos>>   

¿Por qué los intelectuales y políticos pragmático-reformistas se ven obligados a ocultar al proletariado lo que realmente quieren de él: convertirlo en apéndice de su política de negociación y compromiso histórico con la gran burguesía? Sencillamente porque la pequeñoburguesía, como clase explotadora, teme y al mismo tiempo necesita al proletariado; le teme porque, como clase explotada, tiende natural y objetivamente a negar ese compromiso histórico con la burguesía; lo necesita como masa de maniobra para renegociar en mejores condiciones su relación como clase económicamente expoliada y políticamente subalterna respecto del gran capital.

¿Por qué la política de los revolucionarios no se casa con la mentira política? Porque, dada la situación del proletariado en esta sociedad, la verdad es siempre revolucionaria. Pero, además, dentro del frente popular dirigido por el proletariado al interior del Estado soviético en el poder —y la condición para esto es la preexistencia de un partido revolucionario con influencia de masas— la pequeñoburguesía deviene en sector de clase intermedio objetiva y estratégicamente aliado del proletariado.

 

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