6.-La táctica parlamentaria en Europa y la situación internacional de la URSS

Pero, al margen de que los bolcheviques no valoraron en todo las específicas condiciones históricas de la lucha de clases en países con democracia de mercado consolidada, la táctica electoral aconsejada por la IC en la coyuntura europea del año 1920 estuvo condicionada por otra realidad colateral que no se puede descuidar. Tras el triunfo de los bolcheviques, lo que al principio fue una guerra civil en territorio ruso entre los generales contrarrevolucionarios y el Ejército Rojo, tomó la forma de una guerra entre el nuevo régimen soviético revolucionario y las potencias del mundo capitalista. Y en esta guerra no sólo se imponía la acción armada contra los enemigos internos y la guerra defensiva contra la agresión bélica y el bloqueo comercial-naval de las potencias imperialistas, sino la "guerra política" ofensiva bajo la forma de propaganda y agitación revolucionaria al interior de las potencias agresoras por mediación del movimiento obrero políticamente organizado en esos países. Tal fue la táctica votada en el VIII Congreso del Partido Bolchevique que Lenin resumió el 18 de marzo de 1919 en su discurso de apertura:

<<Se encuentra aun frente a nosotros una ingente fuerza militar real bien pertrechada: todas las potencias más poderosas del mundo. (...) Por el contrario, a pesar de que ahora estamos aislados de forma artificiosa de todo el mundo, no pasa un solo día sin que los periódicos informen del ascenso del movimiento revolucionario en todos los países. (...) Y en eso reside la garantía de que al implantar el Poder soviético, hemos hallado la forma internacional, universal, de la dictadura del proletariado. Y estamos firmemente convencidos de que el proletariado del mundo entero ha emprendido el camino de esa lucha, el camino de esas formas del poder proletario -del poder de los obreros y de los trabajadores- y de que no hay en el mundo fuerza capaz de contener la marcha de la revolución comunista mundial hacia la República Soviética mundial.>> (V.I. Lenin: op cit.)

Las potencias imperialistas, por su parte, temiendo que la revolución rusa se extendiera al resto de Europa y con la esperanza de que las fuerzas contrarrevolucionarias en ese país consiguieran derrocar al gobierno soviético, mantuvieron el cerco durante todo el verano de 1919.

Pero al final del otoño, cuando se vio que los generales "blancos" Kolchak, Denikin y Yudenich habían agotado sus recursos sin resultado alguno, las consecuencias económicas de los gastos de guerra y del bloqueo comercial a uno de los mayores países del mundo pasaron a gravitar en el ánimo de la burguesía europea, al tiempo que las sucesivas derrotas del proletariado europeo y americano alejaban el fantasma del comunismo en Occidente.

En un momento en que la guerra civil iba por el camino de un final victorioso para las fuerzas soviéticas, Lenin y los bolcheviques no perdían de vista la necesidad de la revolución europea como la mejor garantía de existencia de la propia revolución rusa. Pero la situación obligaba tanto a proteger el Estado soviético como a promover la revolución mundial. Y a la vista de que las derrotas recientes no se podían superar de un día para otro, se trataba de reemprender el proceso de acumulación política del movimiento obrero de Occidente en el nuevo marco pacífico de reapertura de las relaciones económicas y diplomáticas a nivel internacional. Desde el punto de vista internacional, los bolcheviques pugnaron por potenciar políticamente la fuerza social del proletariado internacional para ejercer presión sobre sus respectivos gobiernos a fin de que reanudaran las relaciones económicas y diplomáticas con Rusia, necesitada de los intercambios necesarios para la reconstrucción del país devastado por la guerra mundial y la subsiguiente contienda civil, con 10 millones de muertos y 20 millones de mutilados.

Para Lenin y los bolcheviques, la tarea revolucionaria consistió, pues, en reagrupar, a los asalariados europeos en un hábitat político favorable a una nueva acumulación de fuerzas, una institución donde sembrar la agitación política, algo desde donde fortalecer al movimiento y presionar a fin de disuadir al enemigo de clase de nuevas aventuras contrarrevolucionarias, así como para obtener la mayor ventaja posible de las obligadas negociaciones diplomáticas en curso. Si de momento no podía ser en la sociedad civil, en la calle, <<¿en qué otro lugar que no fuera el parlamento y los sindicatos?>>, se preguntó Lenin ante los asistentes al segundo Congreso de la Internacional Comunista reunido el 20 de julio de 1920. La proposición de organizar a una gran masa de obreros, si es posible a la mayoría, comunistas y no comunistas, por medio de todo tipo de actividades (en los sindicatos, en el parlamento, en los ayuntamientos, en las cooperativas, etc.), es un punto de vista no revolucionario que se somete a un movimiento en retroceso. Que el carácter "comunista" de semejante práctica estaría garantizada por el sólo hecho de que son los "comunistas" quienes la dirigen, es una petición de principio al estilo de Kautsky, para justificar todo en nombre de una doctrina -en este caso las 21 condiciones- que en los hechos se quedó en papel mojado. En efecto, al legitimar la acción en el parlamento y en los sindicatos (condiciones 9ª y 11ª), lejos de garantizar el carácter comunista de los partidos obreros afiliados a la III Internacional, las 21 condiciones han servido para apartar de ellos a los verdaderos comunistas, permitiendo que su lugar fuera ocupado por <<filisteos>> afines al kautskismo provenientes de la izquierda socialdemócrata, tan denostados por Lenin siete meses antes.

Este cambio de frente de la política bolchevique saltó a la luz pública a principios de 1920. En los primeros días de febrero, el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia publicó una "Invocación al pueblo polaco" donde, entre otras cosas, dijo:

<<Por el momento, los comunistas de Rusia no están luchando más que para defender su propio territorio, su trabajo pacífico y constructivo; no están luchando ni pueden luchar para implantar el comunismo por la fuerza en otros países...>> (Cfr. E.H. Carr: Op.Cit. Tomo III Cap.24)

A lo largo de todo ese mes, Lenin, Trotsky, Joffe, y Litvínov concedieron entrevistas a la prensa extranjera para hablar de las oportunidades de paz y de las relaciones comerciales entre la Rusia soviética y el mundo capitalista. En el transcurso de una de ellas concedida al corresponsal del periódico norteamericano "The World" , prefigurando lo que un año más tarde se conocería como "Nueva Política Económica", Lenin declaró lo siguiente:

<<Todo el mundo sabe que estamos dispuestos a concluir la paz en condiciones cuya justicia no pueden refutar ni los capitalistas más imperialistas. Hemos declarado reiteradamente nuestro anhelo de paz, nuestra necesidad de paz y nuestra disposición de otorgar al capital extranjero concesiones y garantías de lo más generosas. Pero no permitiremos que nos estrangulen en haras de la paz. (...) Sin Rusia, Europa no podrá levantarse. Y cuando Europa está extenuada, la situación de Norteamérica se vuelve crítica. ¿De qué le sirve a Norteamérica su riqueza si no puede comprar con ella lo que necesita?(...) Norteamérica no puede comerciar ventajosamente con Europa, es decir, sobre una base que tenga valor real para ella, hasta que Europa sea capaz de darle las mercancías que Norteamérica quiere recibir a cambio de lo que necesita vender. Y Europa no podrá darle esas mercancías mientras no se levante económicamente >> (Op. Cit. En "Obras Completas" T.40. Lo subrayado es nuestro)

Días más tarde, en unas declaraciones emitidas por Radio Moscú el 3 de marzo, Radek abordó el mismo tema explicitando el significado de las palabras de Lenin subrayadas por nosotros:

<<Si nuestros colegas capitalistas se abstienen de actividades antirrevolucionarias en Rusia, el gobierno soviético se abstendrá de llevar a cabo actividades revolucionarias en países capitalistas; pero seremos nosotros los que determinemos si están o no provocando agitación antirrevolucionaria. Hubo un tiempo en que un Estado feudal podía existir al lado de estados capitalistas. En aquella época la Inglaterra liberal no luchaba continuamente contra la Rusia de los siervos de la gleba. Pensamos que ahora los países capitalistas pueden coexistir con un Estado proletario. Consideramos que los intereses de ambos lados se centran en obtener la paz y en el establecimiento de un intercambio de bienes y, por lo tanto, estamos dispuestos a concluir la paz con todo país que hasta el momento ha luchado contra nosotros, pero que en el futuro esté dispuesto a darnos locomotoras y maquinaria a cambio de nuestras materias primas y nuestros cereales>> (A.L.P. Dennis: "The Foreing Policies of Soviet Russia". Citado por E.H. Carr en Op.cit. T.3 cap.24)

En abril de 1920, Lenin escribió "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo", a modo de preparación del segundo Congreso de la Comintern. En este congreso reunido en julio de 1920, se aprobó la línea de permitir que las fracciones de izquierda la de la socialdemocracia pasaran a formar parte de la I.C. Esta política, sintetizada en las 21 condiciones de admisión a IIIª Internacional, suponía deshacerse de la izquierda comunista preexistente al exterior de la URSS. Lenin pudo no haber comprendido del todo las diferentes condiciones políticas de existencia entre el proletariado ruso y el europeo, pero sabía muy bien -y las razones de su ruptura de 1912 con los mencheviques lo confirma- que mixturas políticas como la que cristalizó en el VKPD no podía dirigir exitosamente una revolución, lo cual refuerza la idea de que la inminencia de una nueva ola revolucionaria en Europa no podía estar en las previsiones de Lenin, y que la política del "parlamentarismo revolucionario" estuvo fuertemente condicionada por la preocupación de los bolcheviques en orden a estabilizar los restablecidos intercambios comerciales con Occidente, para sacar a la revolución rusa de la situación de marasmo en que se encontraba tras la guerra civil, y a recomponer el movimiento político del proletariado europeo, a nuestro modo de ver sin perspectiva revolucionaria, como se iría a demostrar con el ascenso del fascismo.

En aparente contradicción con las lógicas previsiones que suponía esta política, allí donde la izquierda de la socialdemocracia se manifestaba renuente a expulsar a los socialtraidores para pasar a formar los partidos comunistas adheridos a la IIIª Internacional, los bolcheviques les alentaban ha hacerlo hablando de inminentes estallidos revolucionarios en determinados países europeos. Así lo hicieron en Italia. En un artículo publicado en "Ordine Nuovo" del 25 de setiembre de 1921, Gramsci describió la composición de clase del Partido Socialista Italiano entre el armisticio y las ocupaciones de fábricas en el transcurso de 1920. Según sus observaciones, el Partido socialista estaba compuesto por tres clases: el proletariado, la pequeñoburguesía y los campesinos pobres. De estas tres clases, el proletariado era la clase menos representativa:

<<Como el partido socialista estaba constituido en su mayoría por elementos pequeñoburgueses y campesinos, no podía dejar de ser oscilante, titubeante, sin un programa claro y preciso, sin orientación, especialmente sin una conciencia internacional...>> (A. Gramsci: "Sobre el fascismo". Selección de textos Ed.ERA/79 Pp.97-98)

En el Congreso celebrado en Bolonia entre entre el 5 y el 8 de octubre de 1919, la mayoría del Partido socialista italiano votó a favor de su ingreso en la Internacional Comunista. Pero en el anexo de "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo", Lenin dijo que:

<<Si el partido socialista italiano desea ingresar en la IIIª Internacional, debe estigmatizar y expulsar de sus filas a los señores Turatti y compañía>>

En el Manifiesto del II Congreso de la Comintern (julio de 1920) ya se decía que:

<<La política del ala derecha dirigida por Turati consiste en desviar hacia la senda de las reformas parlamentarias al poderoso movimiento revolucionario iniciado por el proletariado. Este sabotaje interno constituye actualmente el mayor de los peligros.>>

Menos manipulable y arribista que los dirigentes socialistas franceses de izquierda, Frossard y Cachin, en su calidad de delegado ante el segundo Congreso de la Comintern Serrati declaró que esa rígida actitud respecto de Turati constituía una amenaza para el movimiento obrero italiano. Durante la estancia en Rusia de la comisión italiana, primero en San Petersburgo y luego en Moscú, a través de Angélica Balabanova -que mantenía estrechas relaciones con el movimiento socialista italiano- Sinoviev intentó infuctuosamente convencer a Serrati de la necesidad de expulsar a Turati. En sus "Memorias" Balabanova dejó dicho que:

<<Serrati tuvo una actitud heroica. Defendió su punto de vista, cuando fue necesario, también contra Lenin, y advirtió a los cabecillas de la campaña de la escisión y a los secuaces del juego peligroso que estaban realizando>> (A. Balabanov: "Erinnerungen und Elbernisse" . Citada por H. Saña en "La Internacional Comunista" T.I Cap. II)

En un artículo publicado en la "Pravda" del 4 de noviembre de 1920, Lenin daba por seguro un inminente estallido revolucionario en Italia, utilizando toda su autoridad para amenazar veladamente a Serrati con expulsarle de las filas de la Internacional si persistía en su actitud de no romper con Turati:

<<Serrati no ha comprendido el período de transición que atraviesa ahora Italia, país en que, según la opinión general, se avecinan luchas decisivas entre el proletariado y la burguesía por la conquista del poder estatal. En un momento semejante, la expulsión de los mencheviques, de los reformistas y de los seguidores de Turati no es sólo absolutamente necesaria, sino que puede aparecer como aconsejable incluso la expulsión de excelentes camaradas comunistas inclinados a vacilar>>

En 1920, Italia, al igual que Francia, había estado atravesada por violentos disturbios motivados por reivindicaciones sociales. Lenin calculó que las ocupaciones de fábricas durante el verano de ese año eran el preludio de una inminente revolución social, pero terminaron con una retirada de los trabajadores. Tras describir más sintéticamente que aquí el proceso de las tomas de fábricas -que culminó con el nacimiento del P.C.I. el 21 de enero de 1921-Gramsci se refiere a las razones por las cuales el P.S. no podía ser el instrumento idóneo del proletariado para convertir las luchas reivindicativas en una lucha por el poder durante las ocupaciones de las fábricas, señalando el distinto comportamiento de la fracción comunista respecto de la mayoría pequeñoburguesa del partido, y las consecuencias que ello trajo aparejadas desde el punto de vista del propio destino del P.S. italiano:

<<Sólo la minoría del partido, formada por la parte más avanzada y culta del proletariado industrial, no cambió su punto de vista comunista e internacionalista, no se desmoralizó por los acontecimientos cotidianos, no se dejó engañar por las apariencias de fortaleza y de energía del Estado burgués. Así nació el partido comunista, primera organización autónoma e independiente del proletariado industrial (...) El partido comunista no se convirtió de inmediato en el partido de las grandes masas. Esto prueba una sola cosa: las condiciones de gran desmoralización y de gran abatimiento en que habían caído las masas a continuación del fracaso político de la ocupación de las fábricas. La fe se había apagado en gran número de dirigentes. Lo que antes había sido exaltado, era entonces ridiculizado. Los sentimientos más delicados e íntimos de la conciencia proletaria eran torpemente pisoteados por esta oficialidad subalterna dirigente, que se había vuelto escéptica, corrompida en el arrepentimiento y el remordimiento de su pasado de demagogia maximalista. La masa popular que inmediatamente después del armisticio se alineó en torno al partido socialista, se desmembró, se licuó, se dispersó. La pequeñoburguesía que había simpatizado con el socialismo, simpatizó con el fascismo; los campesinos, ya sin apoyo en el partido socialista, sintieron mayor simpatía por el partido popular>>.

¿Podía esta situación haberse evitado si nueve meses antes Serrati hubiera cedido a las presiones de la I.C. potenciadas por el enorme peso político de Lenin en ese momento? ¿se podía esperar la revolución de esa "oficialidad subalterna" ideológica y políticamente corrompida dentro del P.S.? La política que la I.C. aplicó infructuosamente el el Partido socialista italiano, fue un calco de la que al mismo tiempo y con todo éxito siguió con Frossard y Cachin respecto de Longuet en el partido socialista francés. En cuando a su composición de clase, la de ambos partidos era poco más o menos la misma. No tenemos en este momento datos sobre la evolución del partido socialista francés en los años subsiguientes a este episodio. Sí algunos sobre los principios políticos de Frossard y de Cachin. Sobre el primero baste decir que acabó formando parte del gobierno de Petain durante la ocupación nazi de Francia. En cuanto al segundo, tras una larga carrera burocrática dentro del Partido socialista, en 1912 pasó a sustituir a Lafargue como redactor de "L'humanité", hasta que en 1915 aceptó representar al gobierno francés ante Mussolini, entregándole personalmente 100.000 francos para la fundación del periódico fascista "Il popolo d'Italia".

En Gran Bretaña, las ideas socialistas estaban representadas por varias organizaciones, de las cuales las más importantes eran: el British Socialist Party (BSP), el Socialist Labour Party (SLP), la Worker's Socialist Federation (WSF) y la South Wales Socialist Society (SWSS cosa fue distinta, porque la cohesión política del Partido Laborista impedía romperlo por la izquierda. Entre los socialistas y obreros revolucionarios británicos predominaba la tendencia al antiparlamentarismo y a mantenerse fuera del Partido Laborista. El SLP, por ejemplo, tenía prohibido a sus miembros ocupar cargos en el Partido Laborista. La WSP dirigida por Silvia Pankhurst estaba el extremo izquierdo de todas estas organizaciones en cuanto al antiparlamentarismo y hostilidad respecto del Partido Laborista.

El 13 de mayo de 1919, el BSP, el SLP, la WSF y la SWSS se reunieron en Londres para deliberar sobre la necesidad de fundar un P.C. único. Los dos primeros preconizaban la participación en el parlamento. se creó un Comité de unificación que se reunió dos veces sin poder acordar. Finalmente, el 1 de agosto de 1920 se celebró el Congreso de Unificación. Allí se acordó por una mayoría de 4650 votos contra 475 la participación en la lucha parlamentaria y el ingreso en el Partido Laborista por 100 votos contra 85. De ahí surgió un partido pequeño con una implantación muy débil. En las elecciones parlamentarias de 1922 obtuvo 2 diputados frente al Partido Laborista consiguió 142 escaños.

Apenas constituido, el PCGB sufrió su primera crisis interna. En setiembre de 1921 Sylvia Pankhurst publicó en el órgano partidario de la WSF un artículo de Alejandra Kollantai sobre las vicisitudes de la oposición dentro del Partido Bolchevique. La I.C. ordenó inmediatamente a la dirección del PCGP que pusiera fin a la campaña de Pankhurst desde las páginas de su periódico: el Worker's Dreadnought . La ejecutiva del PCGB exigió a Silvia Pankhurst la entrega de su periódico al partido y como ésta se negó fue inmediatamente expulsada. Una vez fuera del partido, S. Pankhurst acusó al Partido Bolchevique y al gobierno ruso de querer instrumentar a la IC con fines propios.

En Alemania, tras la exclusión de los "ultraizquierdistas" iniciada en el segundo Congreso del KPD (octubre de 1919) y acabada en el tercero (febrero de 1920), esta organización quedó convertida en una cáscara vacía. En Berlín, de los 8.000 miembros sólo 500 se pronunciaron a favor de la Central; en Essen, de 2000 votaron favorablemente 43, etc. Según sus observaciones en Renania-Wesfalia, Brandler se resignó a decir: <<en absoluto no tenemos ya partido>>. Por el contrario, el USPD no hacia más que hincharse a costa de electores y simpatizantes desengañados por el SPD a la vista de su comportamiento durante el "Putch de Kap". En 1920 contaba con 750.000 adherentes. En octubre de ese año, el congreso de Halle del USPD decidió adherir a la I.C. por 234 votos de sus delegados contra 158. (su ala moderada se unió en setiembre de 1922 al SPD). El 5 de diciembre tuvo lugar el congreso de unificación con los restos del KPD, surgiendo así el nuevo partido que se llamó "Partido comunista unificado de Alemania" (VKPD) con al menos 400.000 miembros. El 28 de enero de 1921, esta nueva fuerza se lanzó a una gran campaña en el más puro estilo del "frente único obrero", enviando una "carta abierta" a todas las organizaciones obreras, desde los sindicatos más reaccionarios al KAPD y su sección sindical, la "Unión General Obrera de Alemania" (AAUD). La carta, redactada por Radek y Levi, invitó a una campaña para elevar los salarios, disolver las organizaciones burguesas de defensa, crear órganos obreros de autodefensa, y...exigir que Alemania restablezca relaciones diplomáticas con Rusia, que por ese entonces era el propósito más perentorio de los bolcheviques

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