Trabajadores de la publicidad

Veamos ahora qué son en realidad los trabajadores que Baran y Sweezy tildan de "nuevas clases medias" y qué función cumplen los "faux frais" o falsos costos de la producción capitalista. Pongamos por caso una empresa de publicidad con un capital de veinte millones de pesetas que su dueño montó con el dinero proveniente del cobro de una herencia. En esta actividad intervienen los mismos componentes del capital que en cualquier otra, esto es, capital constante y capital variable, en una proporción aproximadamente igual a la composición orgánica del capital promedio en esa rama de la producción capitalista, que supondremos arbitrariamente es de 70: 30. Así, si el capital originario es de veinte millones de pesetas, la inversión originaria en capital constante será igual a catorce millones, de los cuales supondremos que diez corresponden a capital fijo, supuesto razonable ya que en este negocio, la inversión en materias primas es siempre menor que en medios de trabajo. Suponendo un grado de explotacion del 100% el capital adelantado en salarios = 30% del total invertido, ascenderá a seis millones y el plusvalor previsto a otros seis

Por otro lado imaginemos una empresa fabricante de jabones, con un capital de mil millones, una composición orgníca del capital de 80 a 20 y una tasa de explotación del 120%. Luego, el capital constante de esta empresa será de ochocientos millones, de los cuales suponemos que el capital fijo asciende a doscientos cuarenta millones (560.000.000 de capital circulante), mientras que el capital variable está fijado en doscientos millones y el plusvalor ascenderá a doscientos cuarenta millones.

Si aplicamos un salario medio de 200.000 pesetas mensuales para ambas empresas, de ello se infiere que en la empresa de publicidad trabajan 70 empleados y en la fábrica de jabones 1.000. Por último, para simplificar supondremos una tasa de amortización anual del capital fijo del 10%.

Bajo estos supuestos, el capital adelantado de once millones en la empresa de publicidad (1.000.000 en capital fijo amortizado +4.000.000 en capital circulante +6.000.000 en salarios), arrojará un plusvalor o capital adicional anual disponible de seis millones. Por tanto, el precio de producción de sus servicios ascenderá a la suma de los componentes anteriores más el plusvalor, o sea, a diecisiete millones de pesetas, que es lo que la empresa de jabones se compromete a pagar a cambio de los servicios anuales de publicidad de nuestra empresa.

Estos diecisiete millones, obviamente tienen su origen en la plusvalía generada por los trabajadores de la empresa de jabones, cuyos propietarios verán disminuido su capital adicional disponible para reinversión, por el valor de esa masa. Por lo tanto los doscientos cuarenta millones de plusvalor quedarán reducidos a doscientos veintitrés millones (240.000.000 - 17.000.000). Aunque es de suponer que esta merma se verá más que compensada por los efectos esperados de la publicidad que, a través de la mayor popularidad de sus productos conseguirán una mayor aceptación de la marca, una cuota de mercado más amplia, una mayor producción y un aumento en su masa de ganancia. Y no sólo a expensas de sus competidores, sino por una ampliación del consumo, que no es consecuencia de la publicidad, sino al contrario, tal como veremos enseguida.

Una vez cobrado el importe del contrato, y tras reponer el desgaste de su capital constante, como es natural, de los seis millones de plusvalor o capital adicional disponible obtenido, nuestro capitalista de la publicidad deberá destinar una parte para su consumo personal y el de su familia. Para simplificar supondremos que vive del aire, virtud que le permite destinar todo el capital adicional o plusvalor a fondo de inversión para la acumulación. Manteniéndose la misma composición orgánica del capital, de estos seis millones de pesetas, el capitalista publicitario destinará el 70% (cuatro millones doscientas mil pesetas) para engrosar su inversión en capital constante (que al principio fue de diez millones) y el 30% (un millón ochocientas mil) para ampliar su plantilla de trabajadores, que sumadas a los seis millones del capital original invertido en salarios, ahora pasan a conformar un capital variable de siete millones ochocientas mil pesetas, y la masa de trabajo explotable pasa de 30 a 39 empleados. A una tasa de plusvalor del 100%, el plusvalor a generar por los trabajadores de la empresa de publicidad en siguiente período de rotación será un millón ochocientas mil pesetas mayor que en el período precedente.

¿Sobre quienes recae este coste de publicidad que supuestamente permite a los fabricantes de jabón ampliar su cuota de mercado? Una parte sobre los trabajadores productores directos de plusvalor que compren esas mercancías promocionadas. El salario real de estos trabajadores se reduce contribuyendo a que aumente en la misma medida la masa de plusvalor general. Otra parte de esos costos serán sufragados por la renta los capitalistas y trabajadores de la circulación exceptuando los de la empresa encargada de publicitar esa marca de jabón. Esta parte de los costos, al no recaer sobre los productores directos de plusvalor, no agrega más plusvalor a la masa, pero contribuye a redistribuir en esa proporción el plusvalor global asignado a los agentes de la circulación del capital. Así, los trabajadores de la esfera de la circulación que compren esos productos promocionados, contribuirán a la acumulación del capital de la fracción de capitalistas que diseñaron y fabricaron la publicidad de esa marca de jabones. Por lo tanto, los trabajadores de la publicidad producen plusvalor para sus patrones y, aun cuando no directamente, aumentan el plusvalor de la clase capitalista en su conjunto.

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