b)Los asalariados, clase revolucionaria fundamental. Premisa material.

Como hemos visto, el principio activo, la sustancia del capital como organismo social vivo, consiste en apoderarse de la mayor cantidad de trabajo necesario posible para convertirlo en excedente a los fines de la acumulación. Según esta lógica, en cuanto la oferta de trabajo necesario dejara de aumentar para ser metabolizada por el capital, a corto plazo el sistema languidecería hasta morir de inanición. Pero semejante posibilidad está excluida de esta lógica social y, no siendo necesaria, es imposible. En efecto, según avanza el desarrollo de las FF.PP. inducido por la competencia intercapitalista, la acumulación progresa sobre la base de una COC cada vez más alta. Esta lógica objetiva comprendida en la Ley general de la acumulación capitalista -confirmada ya empíricamente- manda que el capital variable global en la industria (la población obrera urbana ocupada), crezca relativamente menos que el capital constante, pero aumente absolutamente. Ahora bien, dado que el medio de producción fundamental del trabajo rural, es la tierra, y que no se puede reproducir a voluntad, su oferta es limitada, de modo que según aumenta la COC en el campo, la mano de obra ocupada no sólo disminuye respecto del capital constante empleado, sino también absolutamente, cada vez es menor.

En un primer momento, pues, la población obrera urbana crece más a expensas de la rural; después tira del crecimiento vegetativo en las ciudades. Según esta tendencia, conforme avanza el proceso de acumulación y la centralización de los capitales esquilma a los capitales medianos y pequeños, la clase obrera debe aumentar hasta constituirse en mayoría absoluta de la población, tendencia que actualmente se ha consumado en casi todas las regiones del mundo. Cuando Marx y Engels dicen en el “Manifiesto” (Cap. II) que: “...el primer paso de la revolución socialista es la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia”, están presuponiendo el inevitable proceso que acabamos de describir y que ya se ha producido con la precisión propia de un proceso natural. Así, la dictadura social y política del proletariado es una democracia, porque el proletariado constituye la mayoría absoluta de la población.

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