Debatir con el PRD californiano es
luchar contra el reformismo

No es la primera vez que nos dicen cosas por el estilo de ésta sin exponer los fundamentos de un quehacer alternativo al nuestro. Desde luego, señor Contreras, sería muy estimulante que una mayoría de asalariados que conforman la "vanguardia amplia" del proletariado coincidieran con usted respecto de lo que piensa este dirigente del PRD. Pero, lamentablemente, no es éste el caso sino al contrario: dentro de esa minoría relativa de explotados que no desprecian la política y quieren honestamente subvertir el actual estado de cosas en este mundo, siguen siendo mayoría los que no consideran que lo del señor Ben Garza sea una "pendejada", como usted dice.

El reformismo burgués y su práctica política: el oportunismo, no es una "pendejada", señor Contreras. No se le puede dar la espalda despreciándolo como si fuera una cosa de niños. Hay que tomarlo muy en serio siempre, porque es el enemigo más importante a batir como condición "sine qua non" para iniciar y culminar con éxito cualquier proceso de lucha para derrocar a la burguesía en cualquier sitio. Se trata del mismo enemigo que supieron combatir y aniquilar en la conciencia obrera todas las revoluciones triunfantes que han sido en los últimos ciento cincuenta años de historia. Para comprobar la veracidad de esta afirmación, basta interesarse por conocer las vicisitudes de la lucha de clases durante ese período, consultando las obras de quienes, como Marx, Engels o Lenin, registraron magistralmente la memoria histórica del movimiento obrero.

Son muchos los que, a fuerza de oírlo decir saben eso de que "la historia es la historia tal y como la cuentan los vencedores" Pero no son tantos los que, dentro de movimiento político de los explotados han sabido sacar la debidas consecuencias de esta verdad a la luz de los hechos históricos. Porque el caso es que hasta tanto no consiga vencer a la burguesía a escala mundial consolidando firmemente el socialismo en el Planeta, el proletariado no progresa en su conciencia política sino protagonizando revoluciones, pero siempre que logre aprender de sus propias experiencias fallidas. Y esta es la función esencial de la memoria histórica. ¿Cómo es posible esto y de qué depende semejante posibilidad?

Decimos que el proletariado debe pasar, aquí y allá, por momentos de avance revolucionario y retroceso contrarrevolucionario. Y es durante los largos períodos de derrota -de normalidad para la burguesía- cuando la memoria histórica del movimiento se desdibuja hasta desaparecer de la conciencia colectiva de los explotados. Durante estos largos períodos de amnesia colectiva subsiguiente a las grandes derrotas estratégicas del movimiento obrero, la burguesía restaura en la sociedad el selló ideológico de sus intereses de clase y su concepción de la historia.

En semejantes circunstancias, de ser por momentos ofensivas en el terreno político con tendencia a trascender los límites del sistema, las luchas de los explotados pasan a ser defensivas al interior de las relaciones sociales de producción dominantes. Tales son los momentos en que, tras haberse consumido en el fuego de cada ascenso revolucionario, el reformismo burgués surge una y otra vez de sus cenizas. El conocimiento de esta ley de la política, impide o desaconseja adoptar el talante y la postura que usted ha puesto de manifiesto ante nuestra labor reconstitutiva de la memoria histórica en la conciencia actual de la llamada "vanguardia amplia", lo cual ratifica la certeza histórica del aforismo que Lenin acuñó en 1902 y que nosotros no perdemos ocasión de recordar: "Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario".

Esto refuerza todavía más la certidumbre de que, durante los períodos de retroceso ideológico y dispersión política de la clase explotada, como sucede hoy día, los revolucionarios deben cumplir dos tareas fundamentales y prioritarias:

  1. Autocrítica de lo actuado en el período revolucionario anterior y,
  2. Contribución a reponer la memoria histórica del movimiento revolucionario en la conciencia colectiva de las masas a instancias de su vanguardia amplia.

En esta última tarea de combatir en el movimiento asalariado la amnesia política provocada por cada derrota estratégica, se inscribe la lucha renovada de la vanguardia revolucionaria contra el oportunismo reformista redivivo. Así fue cómo los bolcheviques consiguieron enlazar las enseñanzas de la experiencia revolucionaria europea de 1848 y 1871, con la práctica ideológica y política en Rusia desde principios del siglo pasado. Esta fue la garantía de eficacia en el combate contra el oportunismo reformista entre 1902 y 1912, sin lo cual hubiera sido imposible unificar al proletariado en torno a la concepción materialista de la historia como guía para la acción revolucionaria. Mantener el vínculo de la ciencia económica y la memoria política del movimiento asalariado entre los distintos períodos de ruptura contrarrevolucionaria, tal es el criterio metodológico que confirma a la vanguardia revolucionaria en su condición de ser la continuidad del espíritu revolucionario dentro de la necesaria o inevitable discontinuidad de la lucha política de clases, hasta la victoria final.

En este criterio metodológico determinado por las contradicciones económicas del capitalismo y la necesidad cíclica una y otra vez interrumpida de la lucha política revolucionaria, se inscribe el esfuerzo que hemos hecho nosotros para responder al pensamiento encarnado por gentes como el Ben Garza, algo que, a usted, al parecer, le ha parecido baldío o inútil. Con esto venimos a decirle, fraternalmente y sin acritud, que no tenemos cosa mejor que hacer porque esto es, precisamente, lo que hay que hacer con preferencia a cualquier otra cosa, lo necesario, lo que la historia exige que los revolucionarios hagan posible en momentos como éste para que las grandes luchas por librar, tan inevitables como decisivas, no se vuelvan a malograr una vez más.

Sobre esta importante cuestión nos permitimos remitir su atención a un breve trabajo de Lenin que adjuntamos, acerca del desarrollo teórico del marxismo en relación con el período de la lucha de clases en Rusia durante los dos trienios comprendidos entre principios de 1905 y fines de 1910: el primero, hasta el verano de 1907, de ascenso revolucionario; el siguiente, de notorio repliegue en la actividad política de las masas, desde entonces hasta el verano de 1910. Allí encontrará usted plenamente confirmado el criterio que fundamenta la necesidad impostergable de combatir con toda enjundia y decisión "pendejadas" como las del señor Ben Garza.

Refiriéndose al segundo período, Lenin correlacionó la inactividad política del movimiento proletario de base, con la emergencia de una crisis teórica del marxismo en la conciencia de la vanguardia amplia y, naturalmente, seguido de una completa parálisis en su accionar objetivamente revolucionario, situación de la que se aprovecha la burguesía a través de la vanguardia amplia del movimiento, es decir los llamados "compañeros de ruta" del marxismo como es el caso del señor Ben Garza, que combinan una retórica revolucionaria con una práctica política escrupulosamente estanca al interior del sistema. Y esto, como usted comprenderá, subyuga a muchos militantes prácticos del movimiento. Es muy común observar que, a falta de una alternativa realmente revolucionaria, estos elementos, con mucha voluntad para aportar a la revolución pero completamente ciegos y a la deriva ante la nuevas tareas que exige el viraje de la historia, con su criterio exclusivamente practicista de la lucha de clases acaban recalando su militancia en "lo que hay" más a la izquierda del sistema.

Que algunos pocos, como parece ser su caso, se resistan al influjo reformista y prefieran la soledad política a la claudicación, es sin duda meritorio. Pero no basta. Frente a semejante perspectiva Lenin propone lo siguiente:

<<No es posible sustraerse a los problemas que esta crisis plantea (y aquellos problemas, como éstos, una vez más, son de naturaleza teórica, ideológica. Por aquí pasa, pues, preferentemente, la lucha de clases hoy día, nos guste o no). No hay nada más nocivo, más falto de principios, que tratar de eludirlos valiéndose de frases (como la suya en este caso). No hay nada más importante que la cohesión de todos los marxistas conscientes de la profundidad de la crisis y de la necesidad de combatirla para salvaguardar los fundamentos teóricos del marxismo y sus tesis básicas, desfiguradas desde los lados más opuestos (por derecha e izquierda) al extenderse la influencia burguesa entre los diversos "compañeros de ruta" del marxismo.>> (V.I. Lenin: "Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo" 23/12/910. El subrayado y lo entre paréntesis es nuestro)

Está claro que nosotros le comprendemos a usted y no dudamos que usted será capaz de entender lo que le decimos aquí. Lo que falta probar es si lo comprehende, abraza o hace suyo para comprometerse en la tarea de materializarlo, porque la teoría, la lucha ideológica, también necesita llevarse a la práctica. Y aquí, como en Hamlet, el ser o no ser de cada cual respecto de la necesidad de obrar en sentido revolucionario salta a la vista. Porque, a estas alturas del desarrollo de las fuerzas productivas y de la capacidad intelectual media de los explotados, tanto como en la lucha política, en la lucha ideológica también vale -más que nunca- aquello de que "nadie hará por los trabajadores lo que los trabajadores no sepan hacer por sí mismos". Por último, si es que decide usted resolver el dilema de la militancia como llevamos resolviéndolo nosotros, no dude en formular cualquier consulta o pedir aclaración sobre lo que estime necesario, que para eso estamos hasta donde seamos capaces en este momento.

Un saludo: GPM

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