Del flujo eterno de trabajo excedente
a la "larga marcha" a través de las instituciones burguesas
De modo que, para Sweezy, es la tecnología y no el proceso de acumulación del capital el que determina el curso y carácter de las relaciones sociales entre burguesía y proletariado. Aquí es donde Sweezy sintetizó políticamente la alquimia entre su tesis estancacionista y el espíritu de la Escuela de Frankfort, precipitada por su corta pero al parecer intensa relación intelectual desde fines de la década de los cincuenta con Paul Baran, a la sazón profesor de economía en la Universidad de Stanford.(2)
En "Political Economy and Critical Theory" (citado por H. Cleaver: op. cit.), Giacomo Marramao subrayó la importancia del trabajo de Pollock y su influencia sobre la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfort. Sus estudios de la planeación económica en Oriente y Occidente le llevaron a concluir que los antiguos mecanismos automáticos de la competencia de mercado capitalista que habían conducido a la creciente crisis internacional, estaban siendo superados por un "nuevo orden económicamente planeado" mediante la intervención estatal. En opinión de Pollock, esta nueva acumulación del capital basada en la planificación centralizada producto de la fusión de los monopolios con el Estado capitalista avanzado, fue lo que permitió extender el control despótico del modelo de disciplina fabril al conjunto de la sociedad. En el desarrollo de esta concepción influyó su investigación sobre las nuevas tecnologías en el terreno de la organización, como instrumento de dominación dentro del plan del capital monopólico: la automatización:
<<Entre las consecuencias más graves de la automatización -escribió Pollock- se encuentra el peligro de que tal automatización refuerce la tendencia ya existente hacia una sociedad totalitaria>> (F. Pollock: "Automation" citado por G. Marramao: op. cit.)
Sin duda fue Herbert Marcuse quien mejor supo exponer las consecuencias políticas del maridaje entre estancamiento y automatización. En "El Hombre Unidimensional", Marcuse combinó las tesis fundamentales de la "Teoría Crítica" de la Escuela de Frankfort con la teoría de la nueva <<sociedad de la abundancia>>, producto de ese "excedente" aburrido y sin saber qué hacer que Baran y Sweezy imaginaron emancipado del trabajo necesario en "El Capital Monopolista". Así, la idea de la dominación en la fábrica a instancias de la tecnología aplicada (Pollock), se combinó en Marcuse con las tesis de los neomarxistas americanos que, en nombre del marxismo, teorizaron sobre la planeación del "excedente" en la nueva "sociedad de la abundancia", como medio de integrar la clase obrera al sistema. Especulando teóricamente sobre este sincretismo, Marcuse elaboró la idea del hombre (léase trabajador) no contradictorio y, por tanto, imposibilitado de trascender su condición histórica de clase subalterna; el hombre de una sola dimensión ideológica porque toda la extensión de su conciencia ha sido ocupada por el espíritu objetivo del capital.(3)
Ya en 1965 Marcuse había insinuado las consecuencias ideológicas y políticas de la idea estancacionista del "excedente" disponible para el control y planeación cultural del proletariado, como alternativa política a la represión directa. Tal fue el concepto básico del famoso ensayo de Marcuse sobre la "tolerancia represiva" del disentimiento dentro del marco de la "libertad" académica publicado ese año.(4) Considerando estéril participar del aislamiento de los "radicales" en vista de <<la debilidad política y actitud no revolucionaria de la mayor parte de la clase trabajadora>>, siempre con el hilo de Ariadna del "excedente" disponible para inversión en la mano, Marcuse encontrará finalmente la salida política a su propio laberinto ideológico. Habiendo llegado a la conclusión -probablemente acertada- de que...
<<...la siguiente revolución será cosa de varias generaciones y la `crisis final del capitalismo´ puede tardar mucho, pero no un siglo>>...
Marcuse propone empezar una...
<<...larga marcha a través de las instituciones>> (Herbert Marcuse: "Contrarrevolución y Revuelta") Citado por Harry Cleaver: op.cit.)
Marcuse nos hace recordar aquí los conocidos paisajes políticos bucólicos del <<camino largo>> que Bernstein proponía seguir prometiendo el paraíso del socialismo de mercado, donde pequeñoburgueses, obreros y capitalistas cohabitarían en paz y prosperidad, como ironizó Rosa Luxemburgo en "Reforma o Revolución" citando el pasaje bíblico de Isaías [11-6]:
<<Habitará el lobo con el cordero y el leopardo se acostará con el cabrito, y comerán juntos el becerro y el león, y un niño pequeño los pastoreará.>> (R. Luxemburgo: op.cit.)
Tal como hiciera Lassalle con su "Ley de Bronce" de los salarios a mediados del siglo pasado y Bernstein con su rechazo de la teoría del derrumbe a principios de éste, los neomarxistas europeos y americanos con su discurso de postguerra, no han hecho más que volver a convertir en "leyes del capitalismo" el estado de conciencia social del tiempo que a ellos les tocó vivir. Fue la pretensión de elevar a categoría de teoría científica sus propias vivencias y la de los explotados en los países imperialistas, cuya situación y comportamiento epocal han querido ver proyectado al futuro de modo irreversible. A la luz de su resultado histórico, la reconocida influencia de Marcuse en el mayo francés tanto como la de Baran, Sweezy y Magdoff durante la guerra de Vietnam, son la más elocuente demostración de ello. Aun cuando las figuras de Ho Chi Min y Ernesto Guevara planearan sobre ellos, ambos acontecimientos estuvieron motorizados no por una idea positiva del socialismo sino por la conciencia negativa del capitalismo.
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