f.-La Primera Declaración de la Selva Lacandona

Es este documento leído por el comandante indígena Felipe desde el balcón del Palacio Municipal de San Cristóbal de las Casas, el 1 de Enero de 1994, al que menos se refieren los intelectuales prozapatistas en América Latina y Europa ¿Porqué? Porque, escrito con meses de anticipación al 1 de Enero, el discurso de la Primera Declaración de la Selva Lacandona recurre a la retórica tradicional, a la manera en que los frentes politico-militares de los años cincuenta y sesenta planteaban el por qué de su lucha y los objetivos de la misma, y ello no le hace ninguna gracia a estos intelectuales pequeñoburgueses. Partidarios, en su momento, del programa nacional populista y antiimperialista —del reformismo armado contenido en la primera Declaración de la Selva Lacandona— para 1994 estaba en franca debacle sin inspirar ya el fervor y entusiasmo revolucionario de 30 años atrás. La Primera Declaración iniciaba con: <<¡Hoy decimos basta! Nosotros, los pueblos indios de México, somos el producto de 500 años de resistencia, primero en contra del conquistador español, después contra la ambición norteamericana que mutiló nuestro territorio, contra la invasión francesa y la voracidad imperialista.....somos los continuadores de la lucha de Cuauhtemoc, Hidalgo, Morelos, Juárez, Villa y Zapata>>

En el párrafo anterior, se aprecia con claridad el discurso de lo que se reclama a sí mismo como “marxismo” latinoamericano y que, posteriormente, el Subcomandante Marcos ha metamorfoseado con alegorías, metáforas y leyendas tomadas del Popul Vuh, para interpretar la realidad que presenta el capitalismo tardío, causando furor entre sus incondicionales partidarios.

Más adelante la Primera  Declaración sigue diciendo: << Llamamos a los poderes legislativo y judicial a restablecer la legalidad deponiendo al usurpador>>

Se refería a Salinas de Gortari —electo presidente de la república en 1988 mediante un gran fraude electoral— mas sin embargo, como presidente en funciones ejerció discrecionalmente un cargo predominando abrumadoramente sobre los poderes legislativo y judicial; de ahí que resultara políticamente infantil apelar a estos poderes para que lo depusieran. En caso contrario: <<El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional marchará sobre la ciudad de México, liberando zonas, donde nombrara autoridades y ejercerá juicios sumarios sobre los represores del pueblo>>>

Prueba de que el Subcomandante Marcos no se tomaba en serio los propósitos contenidos en la primera declaración, residió en que a la pregunta de los reporteros sobre lo que haría antes de entrar a la ciudad de México, irónico, fiel a su estilo, contesto: “vamos a detenernos a comer quesadillas en tres Marías” (punto en la carretera de la ciudad de México a Cuernavaca, donde se localiza una serie de restaurantes).

En efecto, en vez de marchar sobre la ciudad de México, el Subcomandante Marcos ordenó a sus tropas que se replegaran a lo más recóndito de las cañadas y de la selva, donde permanecen después de más de once años como una fuerza militar más simbólica que real.

La primera Declaración de la Selva Lacandona, es pues, el primero y el último documento del EZLN donde se proclama una “revolución socialista a la latinoamericana”. Lo que ha seguido después, es la moda mediática en franco proceso de desgaste de un indigenismo utópico, tolerable y visto con buenos ojos desde el poder. Se puede decir, con justicia, que éste indigenismo utópico es otra de las “aportaciones “atribuibles al realismo mágico del  “marxismo latinoamericano”.

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