Iniciativa política de la coalición burguesa y contestación proletaria

La fracción más poderosa de la burguesía internacional no sólo ha violado el derecho internacional pisoteando el espíritu y la letra de la leyes que regulan la convivencia entre Estados, sino que ha pasado por encima del derecho nacional democrático manifiesto del pueblo irakí a elegir lo que quiere y conseguirlo por sí mismo. Ha devastado a un país, destrozado familias enteras y asesinado a decenas de miles de personas, ¿para que? Para crear las condiciones propicias de que esa fracción burguesa y el resto de la burguesía internacional puedan seguir ganando dinero sin mayores contratiempos. ¿Cómo?

1)       Convirtiendo en mercancía el territorio de Irak con todos los medios de producción que hay sobre él.

2)       Volviendo a reconstruir lo destruido;

3)       Posibilitando al complejo militar-industrial de USA la reposición del abarrotado stock de armamento sofisticado que acaba de utilizar, mejorando su eficacia destructiva para la próxima barbarie bélica;

4)       Garantizando que los precios del petróleo tiendan a la baja.

Estas cuatro nuevas condiciones contribuyen a que la tasa general de ganancia media se recupere, condición sin la cual, no sólo las condiciones 2), 3) y 4) para acelerar la acumulación de capital surgidas de la guerra son de imposible cumplimiento en EE.UU. sino también las "necesidades" del capital nacional norteamericano en su conjunto, así como las del resto de la burguesía mundial.

Hablábamos de la incapacidad del proletariado mundial para unificarse en torno a la necesidad histórica de acabar con toda esta basura social que es el capitalismo, con su secuela de guerras periódicas. ¿Cuántos de estos proletarios -especialmente en los países del capitalismo opulento- no saben o no intuyen lo que acabamos de describir? A nosotros no nos cabe la menor duda de que en la oposición -en general- tranquila, pacífica y hasta indecorosamente festiva de muchas manifestaciones contra esta guerra, los asalariados que sólo observamos lo que hoy pasa en Irak, unos más que otros reprimimos nuestro común instinto proletario revolucionario que nos empuja a una actitud digna de quienes están sufriendo aquella nueva barbarie. Todo esto sobredeterminado por la machacona propaganda del aparato político institucional y periodístico del sistema, que se prodiga en elogios a las reiteradas pruebas de moderación y tolerancia de una mayoría que se ha hecho tradición en las manifestaciones, al tiempo que tratan de sepultar en el oprobio social a los "grupúsculos violentos", tanto como para que no cunda el ejemplo que perturba las costumbres, y el orden esencial de cosas bajo el capitalismo se quede como está. La mejor garantía de que las guerras se sucedan unas a otras, está en la "protesta" que la burguesía recibe como un "no pero sí", por parte de quienes participan en ellas. Entre las distintas facciones de capitalistas divididos en Estados, es ley educar a sus clases subalternas en el espíritu de mansedumbre y "tolerancia", pero el único idioma en el que entienden las razones de los explotados ha sido y sigue siendo, por lo general, el idioma de la violencia; idioma en el que, por lo demás, invariablemente comienzan hablando ellas; el mismo que suelen utilizar para dirimir sus diferencias en tiempos de crisis, como ahora, cuando no se trata de repartir ganancias, sino pérdidas.

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