Nuestra segunda respuesta

Estimado Fauno:

Juzgas que aplicar las tesis publicadas por Lenin en abril de 1916 al conflicto yugoslavo es erróneo, porque te parece que esta nueva situación no fue prevista por Lenin. Incluso piensas que el GPM ha vulnerado conocido principio leninista de análisis que aconseja evitar cuidadosamente caer en generalizaciones abstractas que no tienen en cuenta las situaciones concretas de cada momento histórico concreto.

Antes de abordar esta imputación, es necesario dedicar varios párrafos a considerar una cuestión que hace al "análisis concreto de cada situación concreta" sin la cual nos alejamos del espíritu con el que Lenin se refirió al pronunciar estas palabras. Nos referimos a las previsiones que aun estando fuera de la acción política determinan el sentido o signo ideológico de su curso. Para actuar correctamente sobre la realidad hay que prever. Pero antes de prever hay que saber ver, interpretar o representarse correctamente cada situación concreta. Y para ver bien no hay que ponerse gafas equivocadas.

Con esto queremos decir que "el análisis concreto de cada situación concreta" supone una previa toma de posición en base a consideraciones teóricas generales que responden a específicos intereses de clase. En realidad y verdad, la práctica efectivamente conducente al comunismo consiste -como tu bien dices- en elaborar una política concreta para cada situación concreta, pero ¿cual es el marco de teórico previo, la óptica o perspectiva general desde la cual observamos cada situación concreta? Para los marxistas, la perspectiva del comunismo, esa óptica desde la cual es posible observar la obra terminada todavía sin empezar, está en la filosofía del proletariado, el materialismo histórico. Esto es lo que desde mucho antes de 1902 -cuando publicó su "¿Qué Hacer?"-Lenin ya había comprendido y asumido al decir allí que "sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario".

Nuestras discrepancias hunden, pues, sus raíces en este terreno, en el de la doctrina, en el de la distinta óptica desde la cual observamos la realidad. Tal es nuestro convencimiento y hemos de intentar demostrarlo seguidamente.

Nosotros te hemos dicho que nuestra posición sobre el actual conflicto bélico en Yugoslavia no se deriva de la dialéctica entre Estados sino entre clases sociales, y tal parece que no has reparado en las consecuencias políticas de estas dos diferentes perspectivas teóricas generales.

Tu te reclamas partidario del "comunismo ético jurídico" basado en la "comunidad de bienes", pero tu pronunciamiento por la defensa incondicional del Estado yugoslavo se funda en el principio clasista burgués de la igualdad formal, jurídica entre Estados. Prevés el comunismo desde la perspectiva jurídica de la burguesía. Es como si en lugar de inspirar su política en la concepción política arquitectónica de la Enciclopedia, los intelectuales orgánicos de la burguesía en tiempos de Marx, hubieran seguido haciendo suyo el derecho divino de la nobleza.

El principio jurídico-político formal con el que tu ves el conflicto yugoslavo, es el mismo que hasta ahora ha venido prevaleciendo en la doctrina oficial de la ONU; el mismo que ha venido inspirando el derecho internacional público que tu das por válido; el mismo que ha venido legitimado la desigualdad real de la humanidad en el terreno internacional, que sigue dejando intacto el desarrollo desigual entre naciones, que consagra el imperialismo y la dependencia, el espolio económico de unos países por otros y, por consecuencia lógica, las guerras genocidas.

Es el mismo principio jurídico formal de la igualdad de los individuos ante la ley que consagra la moral del engaño y el pillaje mutuo, la explotación de unos por otros dentro de las fronteras de cada Estado nacional. Tal es la paradoja de tu pensamiento.

Este concepto de soberanía nacional que tu adoptas para fijar posición en el actual conflicto yugoslavo, es el que ha adoptado y quiere hacer eterno la pequeñoburguesía; el que ha dado forma al fatídico antiimperialismo preconizado por la política exterior de la ex URSS desde 1930. Nos referimos a la estrategia de evitar la lucha por el socialismo fuera de las fronteras de la URSS; de impedir que la energía revolucionaria del proletariado transcienda el sistema capitalista; de poner a la clase obrera en el cepo del bloque de poder constituido por la pequeña y mediana burguesía nacional amenazada de espolio por el gran capital; ¿Por qué la burocracia stalinista no quería la revolución mundial? Porque eso amenazaba su propio proyecto de alianza con la pequeñoburguesía de los koljoses. Para eso se inventó la "revolución por etapas", complemento de la "revolución en un sólo país", una filosofía política que pretendió hacer pasar la estrategia socialista por la táctica de la "revolución democrático-popular" mediante los frentes policlasistas creados "ad hoc" por la "Comintern" e impulsados disciplinadamente durante décadas por la inmensa mayoría de los Partidos Comunistas del mundo entero seguidores de la línea de Moscú.

Estos proyectos nacional populistas consistieron en estabilizar políticamente la explotación del trabajo asalariado por parte de la pequeña y mediana burguesía nacional débil e ineficiente. Para ello, ese bloque de poder social utilizó los resortes jurídico, políticos y económicos del "Estado nacional y popular" para limitar la penetración del gran capital imperialista en los países económicamente dependientes.

Esta política que según tu opinión ha sido producto de "un simple repliegue táctico a tenor de las circunstancias", se ha venido implementando sin solución de continuidad durante décadas enteras. Desde el "Frente popular" en los tiempos de la guerra civil española, hasta la Unidad Popular en el Chile de Salvador Allende, pasando por idénticos engendros contrarrevolucionarios en Italia, Francia y Grecia que detuvieron el ascenso revolucionario en Europa inmediatamente después de la segunda guerra mundial, como parte de los acuerdos de Stalin con las potencias capitalistas triunfantes.

El "tenor de las circunstancias" históricas a que tu te refieres, ha consistido en lo que resultó de la colectivización forzosa: el bloque histórico de poder que la parasitaria e ineficiente pequeñoburguesía agraria de los Koljoses forjó con la burocracia política a cargo del aparato estatal, a expensas de la explotación económica y la marginación política del proletariado soviético. El apoyo de la "Comintern" a los frentes populares en el occidente capitalista, obedeció a la misma lógica implantada por el stalinismo en territorio soviético, como que la política exterior de los Estados modernos no es otra cosa que la proyección geopolítica de los intereses dominantes al interior de sus fronteras territoriales.

Esta versión de la realidad histórica de la URSS que te parecerá una falsificación monstruosa, está avalada por abundante información estadística de fuentes oficiales soviéticas, obviamente ausente en la literatura de partido con que el stalinismo ha venido educando a sus militantes en todo el mundo.

Tu afirmas que el marco histórico concreto de la actual guerra en Yugoslavia no ha sido previsto por Lenin y aconsejas "no atenerse a esquemas que pueden haber dejado de corresponder a la realidad actual". Este es un prejuicio parecido a aquél tan extendido desde los tiempos de Bernstein acerca del alcance de las investigaciones de Marx, en el sentido de que el capital monopolista escapa por completo a las previsiones económicas contenidas en "El Capital".

Las "tesis" de Lenin sobre "La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación" a que nos referimos, fueron escritas entre los meses de enero y febrero de 1916 y publicadas en abril de ese mismo año en el número 2 de la revista "Vorbote". ¿Qué dice Lenin allí? En sustancia lo siguiente:

<<El proletariado de las naciones opresoras no puede limitarse a pronunciar frases generales, estereotipadas, contra las anexiones y por la igualdad de derechos de las naciones en general, frases que cualquier burgués pacifista repite. El proletariado no puede silenciar el problema, particularmente "desagradable" para la burguesía imperialista, relativo a las fronteras de un Estado basado en la opresión nacional. El proletariado no puede dejar de luchar contra el mantenimiento por la fuerza de las naciones oprimidas dentro de las fronteras de un Estado determinado, y eso equivale justamente a luchar por el derecho a la autodeterminación. Debe exigir la libertad de separación política de las colonias y naciones que "su" nación oprime. En caso contrario, el internacionalismo del proletariado será vacío y de palabra; ni la confianza ni la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y la opresora serían posibles; quedaría sin desenmascarar la hipocresía de los defensores reformistas y kautskianos de la autodeterminación, quienes nada dicen de las naciones que "su propia" nación oprime y retiene por la fuerza en "su propio" Estado.

Por otra parte, los socialistas de las naciones oprimidas deben defender y poner en práctica con especial ahínco la unidad completa e incondicional, incluyendo en ello la unidad organizativa, de los obreros de la nación oprimida con los de la nación opresora. Sin eso no es posible defender la política independiente del proletariado y su solidaridad de clase con el proletariado de otros países, en vista de todos los engaños, traiciones y fraudes de la burguesía....>>

En nuestra anterior comunicación habíamos destacado que respecto del derecho a la autodeterminación nacional, Lenin distingue precisa y expresamente dos etapas. La primera corresponde al hundimiento del feudalismo y al despertar de los Estados nacionales en lucha revolucionaria contra las reminiscencias de la nobleza decadente. En esa época, la doctrina burguesa de la autodeterminación nacional y de la soberanía popular que tu propones aplicar hoy al conflicto yugoslavo, cumplió un papel revolucionario.

Pero cuando Lenin presentó al mundo las tesis de abril de 1916, lo hizo con plena conciencia de que el capitalismo estaba en pleno tránsito de la primera a la segunda etapa. Esta segunda etapa corresponde al capitalismo tardío, y se caracteriza 1) por el alto grado de desarrollo y antagonismo entre las dos clases;

2) por la tendencia del enorme capital acumulado a su unidad internacional y

3) por la consecuente destrucción de las barreras nacionales que limitan la necesidad objetiva de expandir los espacios económicos de producción de plusvalor y libre circulación de la riqueza.

De no mediar una revolución proletaria internacional, esta tendencia irresistible a la internacionalización del capital ha de cumplirse hasta sus últimas consecuencias con todos los sufrimientos humanos que supone. La actual guerra en territorio Yugoslavo se inscribe en esta tendencia objetiva. De ahí que, desde 1916, los revolucionarios deban prioritar más que nunca la política de unidad internacional del proletariado. Esto no es ni una "generalidad" ni un "esquema" sino una confirmación de aquellas tesis de Lenin mediante la evidencia empírica más sangrante.

Como puede apreciarse en este fragmento citado, Lenin y los bolcheviques tratan de ponerse a la altura de las circunstancias históricas. Previeron un cambio cualitativo no en las leyes del capitalismo sino precisamente en sus formas jurídicas y políticas De ahí que para combatir la opresión nacional y las guerras intercapitalistas nieguen los principios jurídicos de la burguesía (los que tu has aplicado para tomar partido por la defensa incondicional de Yugoslavia) porque esto va a contrapelo de la historia en tanto contrarresta, frena y retarda políticamente la fuerza económica con que la tendencia a la internacionalización del capital empuja a la unidad internacional del proletariado en lucha por reivindicaciones comunes dentro de un mismo espacio de explotación; porque esos principios jurídicos socialmente abstractos de la soberanía nacional, suponen mantener políticamente divididos a los trabajadores de diferentes nacionalidades, que así quedan siempre expuestos a matarse entre ellos para dirimir en definitiva qué bando de la burguesía internacional beligerante eventualmente triunfante seguirá explotándolos, y bajo que Estado nacional continuarán igualmente oprimidos mientras no se sacudan esos principios jurídico- políticos anacrónicos.

El centro de nuestras discrepancias está en que tu marco de referencia para juzgar el conflicto yugoslavo es el derecho internacional positivo que consagra la soberanía territorial de los Estados actualmente constituidos, y el ilusorio respeto a la no injerencia de unos sobre otros. Según este marco jurídico burgués que los niños serbios aprenden desde su más tierna infancia, la provincia de Kosovo pertenece a la República Serbia. Por tanto, es justo que el proletariado serbio defienda esa soberanía si es preciso hasta la muerte. La guerra está servida.

Para nosotros, dentro de cualquier Estado nacional burgués formalmente independiente, como es el caso de Yugoslavia, la soberanía política del proletariado como clase está por encima de cualquier soberanía territorial o étnica. Precisamente porque mientras no luchen por su emancipación social, los asalariados no tienen soberanía territorial que reivindicar ni defender como propia sea cual fuere el Estado nacional a que pertenezcan. Menos aun de la mano de burguesías nacionales dependientes como es el caso de la Serbia en la actual etapa del capitalismo. Otra cosa es que a estas alturas se sigan creyendo el cuento de la "patria común Serbia" empaquetado en el mito de la "soberanía popular" que, de burgués, ha pasado a ser pequeñoburgués.

En cuanto a los trabajadores y campesinos albaneses de Kosovo, instrumentados como se encuentran por la coalición imperialista y la tan emergente como escuálida burguesía albanesa, menos aun que los serbios pueden por esta vía lograr su autodeterminación nacional. Por tanto, sin renunciar a sus democráticos derechos como nación oprimida por la burguesía yugoslava, los albanokosovares tienen todavía muchas más razones políticas para unirse a los trabajadores serbios y a los del resto del mundo, en la necesaria lucha común por su soberanía ideológica y política como clases subalternas, antes que desangrarse inútilmente confiando en las falsas promesas de autodeterminación del cipayo E.L.K.

Lo que está ocurriendo en Kosovo es el último capítulo de un proceso desencadenado cuando en 1991, Alemania reconoció a Eslovenia y Croacia. Si pensáramos que todo ha sido producto del imperialismo, nos equivocaríamos de medio a medio. El imperialismo hace lo que puede. Como bien decía Gramsci, inmoral no es el que hace daño sino quien permite que se lo hagan. ¿Podemos negar que la estructura política descentralizada del Estado yugoslavo ha sido una concesión del la L.C.Y. al concepto burgués de soberanía nacional en detrimento del internacionalismo proletario?; ¿podemos negar que este concepto del derecho internacional positivo ha sido y sigue siendo la principal fuerza centrífuga en el proceso de desintegración de este Estado multinacional y multiétnico?

Tu te afirmas en que Kosovo es territorio soberano serbio porque así quedó establecido en 1919 por el tratado de Versalles. Pero resulta que bajo el capitalismo -más todavía en su etapa tardía- el concepto de soberanía en el terreno nacional no se puede separar de la natural tendencia a la opresión de los pueblos en el terreno internacional. Y a medida que las fuerzas productivas se desarrollan y la masa de capital acumulado se incrementa, el consecuente aumento en la escala de la producción determina que en la dialéctica entre soberanía nacional y opresión internacional del capital tienda a prevalecer la segunda de estas fuerzas. Esto hace que las leyes del derecho internacional positivo sean cada vez menos positivas y las más volubles de entre todas las que los burgueses se han dado para sí mismos. El decurso del conflicto en Yugoslavia es la prueba más elocuente de ello.

En efecto, en nuestro trabajo presentado en abril que titulamos: "La actitud de los revolucionarios ante la crisis del capitalismo y el actual conflicto yugoslavo", decimos que:

<<Nunca la ideología de los "derechos humanos había aparecido tan claramente comprometida con una guerra imperialista violatoria del derecho internacional público y de una irracionalidad genocida de posible alcance mundial, como esta que la OTAN está llevando adelante contra el pueblo yugoslavo y gran parte de la población albanesa en Kosovo.>>

Desde hace más de un año, los compañeros del GPM venimos desarrollando una polémica con varios organismos de DD.HH. acerca de la significación ideológica y proyección política cuidadosamente calculada de la iniciativa del juez Garzón respecto de los crímenes de Estado cometidos durante las dictaduras militares en Argentina y Chile. En octubre de 1997 decíamos al abogado Carlos Slepoy que:

<<...con esta operación política apoyada y aplaudida por casi todos los organismo de DD.HH., medios de difusión y partidos políticos representativos de la región, el Estado español facilita el aterrrizaje suave (en Latinoamérica) del capital que representa. Por otro lado, estaría sentando un precedente más en el derecho internacional, con el propósito de extender a los países dependientes la ley vigente en las potencias imperialistas; de este modo so pretexto de salir eventualmente en defensa de los DD.HH. de sus agentes y personeros en los suburbios del sistema, quedarían legitimadas futuras intervenciones bélicas en salvaguarda de los intereses afectados...>>

Tras la intervención del imperialismo en Yugoslavia, esta polémica ha sido resuelta por la historia dando plenamente razón a quienes no se dejaron deslumbrar por los oropeles jurídicos del inefable Juez "estrella". Y todos los que sin ver más allá de sus propias narices contribuyeron a embellecer la filosofía de los DD.HH. colaborando activamente con la justicia española y/o aprobando entusiastamente lo actuado por ella, han de saber que tienen buena parte de responsabilidad en toda esta barbarie bélica que se está perpetrando en los Balcanes.

Ahora, con la nueva y flamante doctrina estratégica de la OTAN que incluye el "derecho de injerencia humanitaria" sin permiso de la ONU, puede afirmarse sin lugar a equívocos que el concepto hasta hace pocos años intangible de "soberanía nacional" ya huele a cadáver junto al derecho internacional público. Algo perfectamente previsto por Lenin y los bolcheviques en las "Tesis" de abril de 1916, lo cual recusa el antiimperialismo pacato o apocado del stalinismo que muchos comparten contigo en este conflicto.

Nos preguntas en tono de reproche:

<<Por qué (los imperialistas) escogen los que escogen como blanco? Y, si profesa uno el marxismo ¿no requiere eso un análisis marxista? No basta con hablar en general de la extracción de plusvalía. Hay que explicar por qué se toma como blanco al Iraq, por qué a Yugoslavia, las generalidades no valen>>

Si te hubieras tomado el trabajo de leer con atención nuestra página, verías que este reproche tuyo es absolutamente injustificado. Podemos equivocarnos y permanecemos completamente abiertos a la crítica seria y desprejuiciada del pensamiento libre, pero tenemos suficiente vergüenza intelectual y responsabilidad política, como para andar por ahí parloteando sobre vacuas "generalidades", estimado Fauno.

Tu dices que conoces el marxismo y que has estado "empapado" en él, pero que no eres marxista y por eso no te sientes...

<<...obligado a creer ni en la ley de la tasa descendente de la ganancia ni en la plusvalía ni en que el Estado se extinguirá en el comunismo. Para cada una de tales tesis habrá, primero, que dilucidar su sentido, definiendo los términos; luego habrá que ver qué evidencia hay a su favor y en su contra...>>

Las categorías del marxismo no están donde están como los iconos en las iglesias, para la adoración de fieles o el repudio de impíos. La plusvalía resulta del doble carácter del trabajo contenido en la mercancía fuerza de trabajo. Si tu has sido capaz de sacudirte este concepto y seguir vivo para la ciencia, dinos cómo lo has hecho, porque nosotros no tenemos ningún especial interés en ser marxistas. No nos sentimos autorizados a dar consejos a nadie, pero si te han convencido sofismas al estilo de Baran y Sweezy, sería bueno que volvieras a Marx con un poco más de atención de la que nos has prestado a nosotros.

La plusvalía es más que una categoría de la economía política descubierta por los clásicos, es una premisa del capitalismo. Hoy, según la composición orgánica del capital en las diversas empresas, el valor de la hora de trabajo (lo que los empresarios cobran a sus clientes) oscila entre 83 céntimos y 1 peseta por segundo de trabajo vivo empleado (excluida la inversión en medios de producción). O sea, entre las 3.000 y 3.600 pesetas por hora. El salario de la mayoría de los trabajadores españoles se cotiza entre las 1.000 y las 1.600 pesetas por hora. La plusvalía es la diferencia entre el valor creado durante la jornada de labor y el salario o trabajo necesario. Esto que los apologetas de la burguesía sustraen al conocimiento sistemático en las universidades y demás aparatos ideológicos del Estado burgués al estilo del CSIC, lo saben de memoria y asumen todos los empresarios capitalistas.

Ahora bien, si le preguntas a cualquier empresario por qué cobra lo que cobra y no más por el tiempo de trabajo ejecutado, te dirá que si cobra más se queda sin vender su mercancía, porque ese precio medio corresponde a un determinado estadio de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas de la sociedad y queda fijado a través de la competencia intercapitalista en el mercado. De esto se infiere que uno o varios capitalistas determinados pueden poner ese precio del trabajo por debajo de ese promedio, pero sólo a condición de que introduzcan innovaciones tecnológicas todavía no aplicadas por el resto, lo cual les permite bajar más que proporcionalmente sus costes de producción y con esto obtener una ganancia extraordinaria y mayores cotas de mercado. Tal es la tendencia objetiva del capital.

Cuando estas mejoras tecnológicas se generalizan, puede decirse que las fuerzas productivas de la sociedad han experimentado han subido un peldaño en el proceso de su desarrollo. Esto implica que con menos fuerza de trabajo empleada, o sea, con menor número de asalariados empleados, el sistema productivo de la sociedad capitalista está en condiciones de poner en movimiento más eficaces y costosos medios de trabajo, transformar una masa mayor de materias primas y, consecuentemente, fabricar más productos y de mejor calidad en menos tiempo que antes.

Traducido en términos de valor, este reemplazo de obreros por máquinas supone que la relación entre lo que el capitalista invierte en medios de trabajo y materias primas, respecto de lo que invierte en salarios aumenta históricamente. Al capitalista individual esta tendencia se le impone coercitivamente a través de la competencia, a través de la presión que ejercen los otros capitalistas por medio de los precios en el mercado a medida que tecnifican su producción.

Constantemente aparecen en el mercado capitalistas que han logrado bajar sus costes de producción y los precios de sus mercancías gracias de la aplicación de la ciencia a la producción, obteniendo así ganancias extraordinarias y empujando al resto a imitarlos. Pero esto a la vez ocasiona nuevas pulsiones hacia el desarrollo tecnológico y el consecuente desplazamiento de mano de obra asalariada empleada. De esta forma se cumple la tendencia inherente al sistema capitalista, consistente en la creciente utilización de capital constante en detrimento del capital variable, en el dominio del trabajo muerto sobre el trabajo vivo.

La tasa de ganancia es otra forma de expresar el plusvalor. No en terminos absolutos sino relativos, esto es, en relación al capital invertido. Tampoco es éste un invento de Marx sino un producto espontáneo de la vida económica bajo el capitalismo. Simple práctica consetudinaria impuesta por el móvil de la ganancia o tendencia objetiva a la valorización del capital. Es el principio básico del cálculo económico y de la racionalidad dineraria empresarial dentro de la sociedad capitalista moderna, basado en la máxima obtención de plusvalor a instancias de la economía de medios. Sin esta relación que los burgueses escamotean hablando de "insumo-producto" o "in put-out put", tampoco podría existir la contabilidad moderna, ni los balances de empresa, ni la cuenta de pérdidas y ganancias.

Siguiendo la lógica objetiva al aumento histórico en la composición orgánica del capital, y dados los límites biológicos absolutos de la jornada laboral, no se puede llegar a otra conclusión lógica que niegue la tendencia a la baja de la tasa de ganancia, que explica las interrupciones bruscas del proceso de producción, los ciclos periódicos del capital y las ondas largas -depresivas y expansivas- de la economía mundial, intimamente vinculadas a los grandes cataclismos bélicos en la historia contemporánea, así como los límites absolutos del sistema burgués.

Ignoramos cómo se explica la evolución de la sociedad moderna desde la perspectiva de la "filosofía analítica" o de la "lógica difusa", pero sin la lógica objetiva del plusvalor desplegada en "El Capital", sin esta premisa básica del capitalismo, en la que tu manifiestas no sentirte obligado a creer, a nosotros nos resulta muy difícil imaginar de qué otro modo podrían haberse llegado a recortar en el horizonte de la historia las figuras opuestas del burgués y del trabajador moderno; tampoco se nos ocurre otra forma de explicar el nacimiento y las vicisitudes actuales del derecho natural en contraposición al derecho divino, incluído el concepto jurídico postfeudal de "soberanía nacional" que, según parece desprenderse de tu discurso, permanecería inmutable, llegando incluso a regir las relaciones entre "tribus" en la futura sociedad comunista basada en una "comuna planetaria".

En cuanto a la teoría de la extinción del Estado bajo el comunismo avanzada por Marx en Su "Crítica del Programa de Gotha", es éste un tema que se desprende de la lógica formulada muy sintéticamente más arriba, cuyo tratamiento siquiera sumario excede los límites de esta comunicación, de modo que lo podemos dejar para otro momento si es que nos ponemos de acuerdo en algo tras este preliminar cambio de ideas en curso.

Un saludo: GPM

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