c.- Los principios políticos revolucionarios que el Secretariado Unificado fue lastrando desde el IX Congreso

En junio de 1963 se celebró el IX congreso en que se operó la reunificación entre SWP y los pablistas, que sintetizó en la creación del Secretariado Unificado. En la resolución de este congreso sobre los países de la periferia capitalista, la IVª Internacional procedió explícitamente a negar la perspectiva de certidumbre política fundamentada por Marx en la "Ley general de la acumulación capitalista" enunciada en "El Capital", respecto del concepto de asalariado al servicio del capital como clase revolucionaria fundamental. Aquí el Secretariado Unificado dio la espalda al proletariado urbano para relevar estratégicamente al conglomerado social formado por los asalariados de la industria primaria (agraria y minera) y el campesinado en general, donde a éste último se le atribuye un papel decisivo. Se advierte aquí una decidida asimilación a la estrategia política stalinista del frente popular dentro de la concepción de la revolución por etapas, y en el plano táctico militar a la teoría maoísta del cerco de la ciudad por el campo al influjo del impacto causado por la reciente experiencia en Cuba:

<<En vista de la estructura socio-económica peculiar de estos países, la principal fuerza del proletariado no está en los trabajadores de las fábricas industriales, quienes, con excepción de Argentina, forman sólo una minoría de asalariados y una fracción muy pequeña de la población trabajadora activa de esos países (...) el énfasis debe ponerse en los mineros, obreros de las plantaciones, trabajadores agrícolas y en el vasto número de desempleados (...) En las formas de expandir las fuerzas de la guerrilla, el campesinado ha jugado, indudablemente, un papel mucho más radical y decisivo en la revolución colonial que lo que fue previsto en la teoría marxista...>> (Texto citado de: "Resolución de las perspectivas CICI" Agosto/88)

La glorificación del guerrillerismo frentepopulista, que desorientó, desorganizó y malgastó los esfuerzos y la vida de numerosos elementos revolucionarios del proletariado, corrió -entre otros "hombres de prestigio" en la IVª - a cargo del pablista boliviano Moscoso:

<<El método de la guerrilla defendido por los cubanos es aplicable a todos los países subdesarrollados, aunque su forma debe variar de acuerdo con las peculiaridades de cada país. En aquellos países donde existe una gran masa campesina con el problema de la tierra sin resolver, las guerrillas sacarán su fuerza del campesinado. La lucha guerrillera introducirá a las masas en la acción, resolviendo sus problemas agrarios con las armas en la mano, como ocurrió en Cuba, comenzando con la Sierra Maestra. Pero en otros países el proletariado y la radicalizada pequeñoburguesía de las ciudades proporcionará la fuerza a la guerrilla>> ("50 Years of World Revolution 1917-1967" Ed./E.Mandel, Merit Pp. 194/95)

El desprecio hacia la idea del proletariado como clase revolucionaria fundamental determinó en la práctica el completo abandono del criterio de independencia política de esta clase como condición necesaria para el inicio de la revolución comunista. Semejante acto de ruptura con la tradición marxista-leninista que el propio Trotsky jamás cometió, determinó que el primer efecto políticó de los acuerdos de unificación entre los pablistas y el SWP fuera la decisión de la sección ceylanita de la IVª, el Partido Lanka Sama Samaja (LSSP) de entrar en un gobierno de coalición con el partido burgués triunfante en las elecciones, el SLFP (Partido de la Libertad de Sri Lanka) presidido por la señora Sirimavo Bandaranaike. El LSSP, que en 1953 se había opuesto a la fundación del Comité Internacional y jugó un papel preponderante en la reunificación entre los pablistas y el SWP, fue abandonando todos los principios básicos del trotskysmo, en especial, la teoría de la revolución permanente repecto de la táctica política en Ceylan. Ahora no podemos saber qué hubiera sido del proceso revolucionario en Indonesia si el LSSP no hubiera capitulado ante la fracción gobernante de la burguesía en ese país. Pero de lo que no cabe duda es que contribuyó a la tan humanamente trágica como políticamente catastrófica derrota de la clase obrera en Indonesia. Pesa, pues, sobre la fraccion mayoritaria de la IVª Internacional, la responsabilidad de que, en 1965, el tandem Sukarnno-Suharto aniquilara a una masa humana de entre 300.000 y un millón de militantes y simpatizantes del maoista Partido Comuninsta Indonesio (PKI).

En este mismo período de los años cincuenta y sesenta, el centrismo de la IVª bajo el pablismo reprodujo en América Latina esta política objetivamente contrarrevolucionaria de ceder en los principios aquí y alla ante formaciones políticas stalinistas, socialdemócratas, nacionalistas burguesas o pequeñoburguesas radicales. Deslumbrados por los sucesivos fenómenos de masa de magnitud exitosos de composición social y dirección pequeñoburguesa, como el cerco de la ciudad por el campo de Mao Tse Tung en China, el FLN argelino, el movimiento 26 de julio en Cuba o la guerrilla del Viet Kong, los "hombres de prestigio" de la IVª. Internacional -reunidos principalmente en torno a la LCR francesa- elevaron a teoría científica esa forma de manifestación de la lucha de clases inventándose una singular "dialéctica de la revolución mundial" ajena por completo al trotskismo, que comprendía una no menos singular táctica antirreformista, donde por efecto de la lucha antiimperialista el protagonismo de la revolución permanente en los países del tercermundo pasaba del proletariado a la pequeñoburguesía urbana y rural:

<<Además del hecho de preparar al campesinado a pasar a posiciones de clase proletarias, el enfrentamiento directo con el imperialismo hacía definitivamente caduca la noción de "dictadura democratico burguesa" constriñendo los revolucionarios a proceder inmediatamente a las grandes transformaciones económicas y a la abolición de la propiedad privada en las ciudades y en el campo. A partir de ahí, incluso en ausencia de un papel activo del proletariado urbano, una dirección revolucionaria adherente a sus posiciones de clase podía y debía dar cumplimiento a la revolución proletaria, incluso apoyándose esencialmente, para vencer, en el campesinado>> (Denise Avenas: "Lutte Ouvrière et la Revolution Mondiale". Ed/Maspero 1971 Pag.8. Citado por G. Munis en "Análisis de un vacío" 1982)

Así, según la LCR francesa, los campesinos y la pequeñoburguesía urbana obligaron a Castro, Guevara y demás dirigentes del movimiento antibatista, no a someterse a sus intereses sino a los de la presunta revolución proletaria y comunista:

<<La dirección revolucionaria cubana fue llevada a alinearse en posiciones del proletariado internacional, de la revolución proletaria, incluso si el proletariado cubano no tomó en ello parte preponderante>> (Ibíd. Pag.17)

Una revolución singularísima que se produjo a pesar de la originaria voluntad política esencialmente nacionalista radical burguesa de la dirigencia cubana, cuyo grado de escoramiento a la izquierda del antiimperialismo desde los tiempos de Martí, estuvo determinado por la política exterior norteamericana en el marco de la guerra fría -tan prematuramente rupturista en el terreno diplómatico, como militarmente agresiva y económicamente sancionadora- inducida por los poderosos intereses de la industria petrolera expropiada por Cuba en agosto de 1960 durante el gobierno de Kennedy. Que la fracción hegemónica del movimiento de liberación nacional cubano haya abandonando los objetivos socialmente limitados de su original proyecto de revolución democrático-burguesa, respondió al radicalismo pequeñoburgués fundado en el principio de soberanía nacional como condición ineludible de alcanzar el desarrollo autosostenido del capital nacional, que no a una temprana vocación política comunista. Frente al bloqueo económico y el subsecuente hostigamiento militar del imperialismo yanky, el movimiento soberanista cubano -favorecido por la pequeñez y carencia de fronteras territoriales del país- debió y pudo radicalizar al extremo los cambios sociales que cortaran todo vínculo político interior con el accionar externo directamente intervencionista del bloque imperialista. Y eso pudo ser posible gracias a la existencia de la URSS. Cierto que, para ello, pagó el precio de su propia fractura política y del sometimiento del país a la política exterior del stalinismo. Pero si se tiene en cuenta que el socialismo parasitario en que le mantuvo la URSS durante 40 años, permitió a la Isla escapar de los efectos del desarrollo desigual internacional del capitalismo -que mina la soberanía económica de los países dependientes- es evidente que el antiimperialismo pequeñoburgués cubano salió ganando con el cambio. Lo mismo cabe decir de regímenes como Irak, Egipto, Yugoslavia, Siria, Libia, Yemen o Angola. Este hecho pareció confirmar la teoría predominante en la IVª., de que el destino de la revolución comunista mundial no dependía ya -en esta etapa- de la dialéctica social entre burguesía y proletariado, sino de la confrontación geopolítica internacional entre los dos bloques de poder global: USA-URSS, lo cual explica el acercamiento del SWP a los pablistas que culminó en la reunificación de 1963 con la creación del Secretariado Unificado.

En Argentina, el abandono en 1963 del carácter proletario de la revolución anticapitalista por parte del Secretariado Unificado, tuvo consecuencias no menos trágicas que en Indonesia. Bajo la dirección de Mandel, quien en ese tiempo hacía pasar al "Che" Guevara por el equivalente teórico y político de Trotsky, una fracción del movimiento autoproclamado trotskysta viró hacia el guerrillerismo. Todo empezó con el proceso de fusión en 1961, entre la organización trotskysta "Palabra Obrera" dirigida por Nahuel Moreno -que venía practicando el "entrismo" en medios políticos peronistas tucumanos- y el "Frente Revolucionario Indoamericano Popular", un movimiento antiimperialista vagamente definido por el socialismo. De este acuerdo sin principios nació en 1965 el Partido Revolucionario de los trabajadores (PRT). En 1962, había surgido en Palabra Obrera una fracción foquista dirigida por Bengoechea -resistida por Moreno- quien por entonces intentaba preparar lo que llamó "fuerzas armadas de la Revolución Nacional". Esta disputa en el seno de Palabra Obrera quedó sin saldar al momento de constituirse el PRT , ya fallecido Bengoechea. Entre 1965 y 1969, al influjo de la revolución cubana, la posición militarista de Bengoechea fue adoptada por sus partidarios dentro de PO y por una mayoría del FRIP dirigida por Mario Roberto Santucho. Así fue como esta polémica originada dentro de PO. se trasladó al interior del frente sin principios con el FRIP que acabó por implosionar partiendo al PRT en dos: PRT (El combatiente) y PRT (La verdad). Esta última organización derivó tres años después en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Reconocida de modo típicamente oportunista como sección argentina de la IVª por su mayor peso social relativo en el país, esta organización acabó diluyendose en el ala izquierda del socialdemócrata Partido Socialista Argentino dirigida por Coral, que finalmente recaló en un frente único Estatal con el peronismo durante el gobierno de Isabel Perón. En cuanto al PRT (El Combatiente), en 1970 se dividió en tres tendencias: una gerrillerista de carácter político frentepopulista ("leninista"), otra sindicalista ("obrera"), y la tercera ("comunista") -de la cual en 1971 surgió el GOR- que en su relativamente fugaz trayectoria anduvo oscilando entre ambas al mejor estilo centrista de la IVª Internacional desde 1941.

En 1968, el ejército boliviano diezmó el foco guerrillero montado por el "Che" Guevara en la selva boliviana de Santa Cruz de la Sierra, y él mismo acabó allí su vida víctima de la misma estrategia de poder guerrillera y frentepopulista que había protagonizado exitosamente en Cuba quince años antes. Producto de esta misma estrategia policlasista para la toma del poder con vistas al socialismo, en 1971 la sección boliviana de la IVª., el POR, contribuyó a la derrota de la clase obrera de ese país al infundir entre las masas la esperanza de que el régimen burgués progresista del General Torres daría armas a los trabajadores en caso de golpe.

En Chile, este mismo centrismo de la IVª. facilitó la política contrarrevolucionaria de la socialdemocracia y de los stalinistas del P.C.Ch. diluyendo el partido trotkista en el movimiento pequeñoburgués presidido por el MIR. Tras haber liquidado el partido trotskysta chileno dentro de esta organización pequeñoburguesa, su por entonces secretario general, Luis Vitale, escribió:

<<El hecho incuestionable es que las revoluciones del período de la postguerra han puesto al orden del día la guerra de guerrillas cuyo epicentro está en el campesinado>> (Citado por el Comité Internacional de la IVª Internacional: Op.cit.)

En 1982, la IVª dio un paso más siguiendo esa misma lógica deleterea de las ideas revolucionarias. Fue cuando el SWP renunció abiertamente al Trotskysmo, declarando que la Teoría de la Revolución Permanente constituye una barrera para el desarrollo de la nueva "Internacional Leninista de Masas", entendida como un conglomerado policlasista, que en ese momento aparecía bajo la forma de movimientos pequeñoburgueses tipo Nueva Joya en Grenada, OLP en Palestina, Tigres tamiles en India, el FSLN nicaraguense o el FMLN salvadoreño. Al tiempo que abandonaba la Teoría de la Revolución Permanente, el SWP se abrazó ya oficialmente a la estrategia de poder de la "dictadura democrática del proletariado y los campesinos", el viejo concepto que los bolcheviques descartaron desde las tesis de Abril de 1917, que Stalin reintrodujo en los años veinte para fundar su idea de la "revolución por etapas" y justificar su alianza con Chiang Kai Shek en China, lo cual condujo directamente a la matanza de Shangai que ahogó en sangre la revolución de 1927 en ese país. Más todo lo que vino después.

mayo 2001

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