06. Posibilidad de las crisis

Habíamos visto que el proceso de circulación correspomdiente a la etapa precapitalista del intercambio mercantil simple, atraviesa dos momentos de sentido opuesto, durante los cuales intervienen tres sujetos y en un mismo valor se operan sucesivamente dos cambios de forma. En el primer momento, el productor A lleva al mercado el producto de su trabajo excedente a su propio consumo bajo la forma de 5 Kg. de trigo que convierte así en mercancía, para venderla a una segunda persona B a cambio de dinero. Primera metamorfosis formal. En el segundo momento, con ese dinero el agricultor A compra a una tercera persona C —el herrero— 2 cortafriós. El dinero vuelve a adoptar la forma de mercancía. La fórmula algebraica del proceso sería::

[Primer momento: (M-D) - Segundo momento (D-M)].

¿Qué es lo caracterìstico y distintivo en este proceso de circulación, por eso llamado, "simple"? En primer lugar, que un mismo valor económico producto del trabajo agrícola, adopta sucesivamente la forma de mercancía que le permite trocarse por dinero, para acabar en un segundo momento volviendo a su forma originaria de mercancía, aunque cualitativamente distinta o cuyo valor de uso es de otra naturaleza. De lo contrario el intercambio mercantil carecería de sentido. Esto significa que tanto la producción como el intercambio en aquél modo de producción precapitalista, se caracterizó —además de ser un intercambio de equivalentes— por el hecho de que la producción no tuvo otra finalidad que el consumo.

¿En qué se distingue el proceso de circulación correspondiente a la más moderna etapa capitalista? 1) Si volvemos a la fórmula general del capital en el apartado 02, comprobaremos allí que la circulación no comienza ni acaba en la forma mercancía sino al contrario, en la forma dinero. Es decir, no se produce valor para cambiarlo por un equivalente con arreglo al consumo. De lo que se trata bajo el capitalismo es producir, además de valor, plusvalor, siempre con vistas a la circulación para los fines de la acumulación como capital 2) los dos momentos de la metamorfosis formal del valor: (D-M) y (M-D) , aparecen disociados en el tiempo y el espacio por el proceso de producción ....P....o metamorfosis real. El primero de esos momentos es el de la conversión del dinero D invertido en la mercancía M (bajo la forma de medios de producción y salarios). Finalmente, el tercer momento en orden de sucesión, es el que —como resultado del proceso productivo (…P…)— la mercancía (M’ = M+pl.) se reconviente nuevamente a la forma dinero D’ = D+d). Al respecto de este tercer momento (segundo de la metamorfosis formal), dice Marx que bajo el capitalismo:

<<Quien produce no puede optar por vender o no vender. Tiene necesariamente que vender. (porque su finalidad es recuperar lo invertido más la ganancia contenida en la mercancía que ha fabricado). Y lo que ocurre en las crisis, es precisamente que no puede vender o solo puede hacerlo por menos de lo que le costó (sin ganancia) e incluso con una pérdida positiva. ¿De qué le sirve a él —ni nos sirve tampoco a nosotros— el que haya producido para vender? Se trata, precisamente, de saber qué es lo que se interpone ante estas buenas intenciones>>. (K. Marx: “Teorías sobre la plusvalía” Libro II Cap. XVII Ed./FCE 1980 Pp. 463. Lo entre paréntesis y el subrayado nuestros)

Y está obligado a vender, además, no solo para poder volver a comprar nuevos medios de producción y fuerza de trabajo como condición de seguir produciendo para volver a vender y acumular más plusvalor, que ese es su cometido, sino y sobre todo, porque próximamente debe pagar los medios materiales que compró para producir lo que acaba de poner en circulación a la venta. Es cierto que:

<<Todo (capitalista productivo) que vende lo hace, ante todo, para (volver a) vender, para convertir la (siguiente remesa de de la misma) mercancía (que fabrica) en dinero (más un plus que espera capitalizar)>> (Óp. cit. Lo entre paréntesis nuestro)

Pero entre una venta de sus productos y la siguiente, tiene necesariamente que mediar —sí o sí— una compra de nuevos medios de producción para seguir produciendo como condición sine qua non para venderla con ganancia. Y esto vale para todos los productores. Pues bien, aquí vio Marx la posibilidad de las crisis. Por ejemplo: el fabbricante de máquinas además de contratar operarios debe comprar máquinas de diverso tipo y catacterísticas, además de herramientas, materia prima, combustibles y lubricantes. Por su parte, el agricultor debe contratar personal y comprar máquinas para roturar, regar, sembrar grano, cosechar algodón, etc. Otro tanto debe hacer el fabricante de hilo de algodón con sus asalariados, máquinas hiladoras etc., así como el tejedor sus máquinas de tejer lienzo, etc.....Finalmente, el industrial de la confección textil necesita operarios, tela de algodón, bobinas de hilo, maquinas de cortar, coser y planchar.

Supongamos que el hilandero ha comprado algodón al agricultor que lo produce, librando una letra de cambio a su favor; que el tejedor hizo lo propio commprando hilo al hilandero para fabricar lienzo de algodón, y el sastre al comprar lienzo al tejedor para confeccionar prendas de vestir. Por su parte, supongamos que del mismo modo actuó el empresario minero con la maquinaria específica para extraer el mineral de hierro que vendió al fundidor, éste con el laminador quien a su vez lo vendió al almacenista de hierro, hasta que ese producto semielaborado llega a manos del fabricante de maquinas, cuyo producto vende al almacenista de maquinaria. Si el industrial de la confección textil no puede pagar al vencimiento de la letra al empresario tejedor, éste tampoco puede cumplir con el hilandero, quien también incumplirá con el agricultor y así sucesivamente hasta llegar al agricultor y al minero. Ningún deudor podrá cumplir sus obligaciones mercantiles con sus respectivos acreedores porque se ha roto la cadena de cobros y pagos. ¿Qué pasa?:

<<Surge así (presentada), una (teórica) crisis general. Lo cual no es otra cosa que la posibilidad de la crisis que se daba ya en el dinero como medio de pago (o crédito comercial a instancias de la letra de cambio); pero aquí, en (el marco histórico de la) producción capitalista, nos encontramos ya con una concatenación de créditos y obligaciones mutuas, donde la posibilidad puede convertirse en realidad>> (K. Marx: “Teorías sobre la plusvalía” Cap. XVII Aptdo. 10. El subrayado y lo entre paréntesis nuestros)

O sea, que en el proceso de circulación merantil a instancias del préstamo o crédito comercial, la crisis está teórica o formalmente contenida como mera posibilidad. Pero es una mera posibilidad abstracta, es decir, que puede llegar o no a concretarse. Precisamente porque en la circulación no es posible encontrar causa alguna que permita convertir esta posibilidad abstracta en realmente posible. Y no se la puede descubrir ahí, porque ahí no está. Fijémonos ahora en la fórmula general del capital

(D-M)…P.…(M'-D+d)

La metamorfosis del valor bajo el capitalismo comienza, pues, con el dinero como medio universal de cambio, en una economía donde la finalidad esencial y primordial de la producción no es el consumo sino la ganancia a instancias de la circulación. Por tanto, lo que se mueve en términos mercantiles y monetarios en el primer momento de la circulación, es del mismo valor o un valor equivalente. En el segundo momento, el de la producción, es donde se opera una metamorfosis real, porque su valor resultante M' —con el que comienza el segundo momento y movimiento de la metamorfosis formal— contiene un plusvalor que en la primera metamorfosis formal no existía, para acabar transformado en dinero D' = D+d, donde d representa el plusvalor contenido en M' que pasa a adoptar nuevamente la forma dindeo D' = (D+d). Lo cual significa que la finalidad de este modo de producción ya no es el consumo sino la ganancia en términos de dinero que, así, se convierte en capital como plusvalor en dinero acumulado.

La comparación entre ambos procesos de circulación induce lógicamente a sacar las tres siguientes conclusiones: 1) Que en la circulación de la riqueza tal como se dio en la etapa precapitalista con los intercambios mercantiles mediados por dinero, no hubo posibilidad alguna de que se produzca ninguna crisis de superproducción; 2) que la posibilidad teórica, virtual o abstracta de las crisis de superproducción de riqueza esté contenida en la relación capital-trabajo por primera vez en la historia de la humanidad, radica en la existencia del dinero como medio de pago, es decir, como crédito mercantil y, 3) lo de mayor trascendencia histórica, a saber, que la causa de que esa posibilidad abstracta se convierta en real, no está en la circulación de la riqueza o mercado sino en la producción. Y no en la producción mercantil simple de riqueza y valor, sino en la producción de plusvalor típica del capitalismo. Este descubrimiento de Marx partiendo de razonar científicamente sobre el doble carácter del trabajo contenido en la mercancía [1], ha sido y sigue siendo tan categórico, incontrovertible y terminante, que merece decir lo mismo en distintos términos.

Por tanto, en modo alguno puede caber lógicamente que aquí, en la pura esfera de la circulación, pueda operarse ninguna causa eficiente de las crisis, nada que forzosa o necesariamente las convierta en realidad: Haber pensado lo contrario fue el grosero error metodológico, entre otros, de Rosa Luxemburgo. Pero lo más interesante desde el punto de vista político, es que aquí queda al descubierto la falacia de los ideólogos capitalistas, al insistir en que la causa de las crisis está en el exceso de crédito:

<<La posibilidad general de las crisis es la metamorfosis formal del capital mismo, la disociación en el tiempo y en el espacio de (la) compra y de (la) venta [a instancias del crédito comercial como medio de pago]. Pero esto no es nunca la causa de la crisis. No es, en efecto, otra cosa que la forma más general de la crisis y, por tanto, la crisis misma en su expresión más general. No se puede decir, sin embargo, que la forma abstracta de la crisis (abstraída de todas las mediaciones concretas o fenómenos que ocurren en el proceso de producción y de la circulación del plusvalor en su conjunto) sea la causa de ella. Cuando preguntamos por su causa, tratamos precisamente de saber por qué su forma abstracta, la forma de su posibilidad, se convierte de posibilidad en realidad. […] Se comprende, pues, a la luz de esto, la enorme simpleza de los economistas que, cuando ya no pueden descartar con argumentos el fenómeno de la superproducción (de capital) y de las crisis, se contentan con decir que, bajo aquellas formas (que adopta el valor en la circulación) se da la posibilidad de que surjan las crisis y que, por tanto, es algo contingente el que no estallen, con lo cual quieren decir que su estallido no pasa de ser una contingencia (es decir, algo que no es necesario ni fatal que deba ocurrir) [2] >> (K. Marx: "Teorías sobre la plusvalía" Libro II Cap. XVII aptdo. 11. Lo entre paréntesis es nuestro)

Los más destacados intelectuales burgueses en materia económica piensan al revés y no por error metodológico, sino a sabiendas de lo que dicen y hacen. Huelga decir que son unos animales muchísimo más inteligentes que los teros. Entre otras razones, porque aquellos pájaros —que cantan lejos de sus nidos para distraer a los depredadores—, no saben nada de cálculo infinitesimal ni de productividad marginal decreciente. Pero estos señores, verdaderos especialistas en la construcción de intrincados laberintos matemáticos y psicológicos, se parecen bastante a esos animalitos, porque llaman la atención sobre una falsedad para que parezca una verdad científica, es decir, para que los explotados no lleguemos a saber nunca nada de la verdad sobre la realidad económica del capitalismo.

 

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[1] 1) Trabajo con arreglo a producir un objeto útil y, 2) Trabajo con arreglo a producir un objeto útil para cambiarlo por otro equivalente. Al primero se le llama valor de uso y al segundo valor de cambio.

[2] Contingente: sinónimo de “eventual” u “ocasional”. Es decir, que puede ocurrir o no. Pero resulta que, desde los tiempos de Marx, la contingencia de las crisis han venido sucediendo periódicamente cada vez con más frecuencia. Fue necesario, pues buscarle una causa y hace ya casi un siglo que se quiso encontrar en el exceso de crédito por parte de los bancos. O sea, que siempre hay culpables de modo que nada pueda ser atribuido a la naturaleza del sistema. Tanto como para que a los ojos de los explotados siga pareciendo impoluto y eterno. La misma táctica instintiva del tero como simulación en la lucha por la vida de su especie.