04. Los asalariados de la banca

Ya explicamos y volovemos a recordar aquí que, según el dinero actúe como medio de cambio o como medio de pago, el primero determina los pagos al contado y el segundo los pagos a plazo vista; al contado mediante dinero efectivo que así actúa como medio de cambio. A plazo; con dinero crediticio que funge como medio de pago a través de la letra de cambio.

Sea como fuere, en la medida en que a cada compra le corresponde una venta —sea continua o discontinuamente—, según progresa la acumulación de capital y aumenta la producción de mercancías, las transacciones se multiplican y cada capitalista debe pagar dinero a cada vez más personas, al mismo tiempo que recibe dinero de otras tantas. Estas operaciones meramente técnicas de contabilización de cobros y pagos, suponen un trabajo; y en la medida en que el dinero funciona cada vez más como medio de pago, se hacen necesarios cálculos de balance entre cobros y pagos. Estas operaciones se multiplican en la medida en que el dinero funciona cada vez más como medio de pago a crédito.

Este trabajo, que no crea valor, supone sin embargo un costo llamado de circulación. Se lo abrevia encargándolo a un sector específico de agentes capitalistas dinerarios —los banqueros— quienes ordenan ejecutarlo a sus propios asalariados en beneficio de la clase capitalista en su conjunto. Tal es la función de las cuentas corrientes, letras de cambio y demás instrumentos de la ingeniería financiera, que en el tránsito de la expansión a la crisis se utilizan con más asuididad para los fines de la especulación. Las letras de cambio permiten adelantar la “compra” de una mercancía antes de pagarla, mediante una promesa escrita de pagar en dinero efectivo su valor al vencimiento estipulado, exigiendo a cambio de tal servicio financiero un precio que fija el mercado de préstamos según la tasa de interés vigente. En el descuento de estos valores comerciales se centra el grueso del negocio bancario.

Al multiplicar los intercambios con este sucedáneo del dinero sin la intervención del dinero real —que es reemplazado por la letra de cambio—, el llamado crédito comercial acelera el proceso de producción de plusvalor y expansiona el mercado. De tal modo apalanca el desarrollo de las fuerzas productivas aumentando la masa del capital en funciones y la producción de más riqueza, conteniendo más valor y plusvalor, que ingresan en la esfera de la circulación:

<<Con el desarrollo del comercio y del modo capitalista de producción, que sólo produce con miras a la circulación (compra-venta), se amplía, generaliza y perfecciona esta base natural del sistema crediticio. En general, el dinero (crediticio) sólo funciona aquí como medio de pago, es decir, que la mercancía se vende no a cambio de dinero, sino de la promesa escrita de pagar (la deuda contraída) en una fecha determinada. Podemos agrupar aquí, en homenaje a la brevedad, todas estas promesas de pago bajo la categoría general de letras de cambio. A su vez, estas letras circulan como medios de pago hasta sus días de vencimiento y pago y constituyen el dinero comercial propiamente dicho, el de los billetes de banco, etc. Estos no se basan en la circulación dineraria —trátese de la de dinero metálico o de billetes bancarios del Estado— sino en la circulación de las letras de cambio.>> (K.Marx: Op. cit. Libro III Cap. XXV. Lo entre paréntesis nuestro)

 

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