Demostración científica del carácter destructivo y genocida del capitalismo como sistema de vida.

01.Introducción

Sr. Ramiro:

¿Qué tendrá que ver la segunda Ley física o Principio de la Termodinámica, con la Ley económico-social típica del sistema capitalista, que determina el descenso tendencial de la Tasa General de Ganancia Media? Éste es el interrogante que nos asaltó, mientras atendíamos a su solicitud de que expliquemos nuestro "punto de vista”, acerca de las cuatro siguientes observaciones que Ud. hizo en el correo que nos remitió:

Primera Observación:

Dice el GPM que en la etapa tardía o postrera del capitalismo, para contrarrestar la tendencia al derrumbe económico del sistema y superar más rápidamente sus crisis de superproducción de capital, la burguesía provoca deliberadamente guerras bélicas y catástrofes supuestamente "naturales", para destruir una parte del capital físico disponible (tierra cultivada, edificios, maquinaria y materia prima), con la finalidad de recuperar así la Tasa General de Ganancia superando las crisis de superproducción de capital. ¿Es cierto que tal destrucción deprecia o desvaloriza el capital social global subsistente, hasta lograr el punto de inflexión en que, el hecho de volver a producir riqueza creando empleo se justifique contablemente, porque compensa la inversión en producirla?

Segunda Observación:

¿Por qué apelando a los mismos medios destructivos se logra la misma finalidad, aniquilando a la parte puramente humana contratada por el capital como mano de obra activa, a cambio de un salario?

Tercera Observación:

Ha dicho Ud.: "Quería saber por qué ponen cambio climático entrecomillado y, si manejan ustedes información en relación a que las emisiones de dióxido de carbono hacia la atmosfera no producen cambio climático alguno".

Cuarta Observación:

Se refiere Ud. a la consigna: “que la crisis la paguen los capitalistas”.

A continuación, pasamos a considerar tales cuestiones, esgrimiendo los principios teórico-económicos de Marx que hemos hecho nuestros, en virtud de considerarlos científicos y, por tanto, políticamente necesaria su aplicación a la sociedad de nuestro tiempo, para los fines objetivamente previstos de la revolución socialista en transición al comunismo. Sin justificación teórico-científica, no puede haber acción práctico-política que valga la pena ejecutar. Tal es el precepto moral que ha venido atormentando la conciencia de todos los explotadores, desde que Marx por carta fechada en Londres el 04/l0/1864, le dijera a su amigo Carl Klings lo siguiente:

<<...Estuve enfermo durante todo el año pasado (aquejado de antrax y de forúnculos). De no haber sido por ello, mi libro “El Capital”, la crítica de la economía política, ya se habría publicado. Espero ahora terminarlo al fin dentro de unos meses y asestar, en el plano teórico, un golpe a la burguesía del cual no se recuperará jamás....>>