03. Epílogo

 

         Que estas ideas de Lenin hayan podido permanecer sustraídas al conocimiento de las mayorías sociales en el Mundo, es el mayor crimen de la burguesía en su historia. Y a este propósito contribuyó desde dentro mismo del movimiento revolucionario soviético, la camarilla política de Stalin en su tarea de fusionar al Partido con el Estado, bajo la dictadura de una burocracia política superior ad hoc en ambas instituciones. Ése aborrecible crimen de deliberada ocultación por conveniencia ideológica de clase particular, explotadora y opresiva totalitaria,  está en la causa de todos los demás. Un proceso que comenzó a manifestarse en diciembre de 1923:

<<En el terreno político, la oposición conjunta (a esa tendencia contra-revolucionaria) se manifiesta oficialmente por primera vez en la sesión que el Comité Central celebra en junio; en esta ocasión Trotsky, en nombre de todos, lee la “Declaración de los l3” suscrita a raíz de la resolución del día 5 de diciembre de 1923, en la que se reconocían los progresos de la burocratización dentro del Estado y el partido. Se describe en la declaración el progresivo empeoramiento de la situación, así como el auge de los peligros internos que suponen los elementos pro-capitalistas entre los que se cuentan los kulaks (grandes arrendatarios) y nepistas (dirigentes de empresas industriales también arrendadas). Esta es la situación que provoca la constitución de la oposición, una oposición de izquierda, bolchevique y proletaria a la facción que ostenta el poder, considerada a su vez como alianza de la ”fracción Stalin”, manifestación del aparato, con la derecha basada en el grupo de Bujarin que se ha constituido en portavoz de los kulaks. La oposición declara que está dispuesta a ponerse a trabajar inmediatamente con los restantes sectores para “restaurar de común acuerdo en el partido un régimen (...) en plena conformidad con sus tradiciones” de democracia obrera. En caso de negativa se propone luchar, siguiendo los cauces establecidos en los estatutos, para conseguir la mayoría y constituirse en la dirección que habrá de restablecer una trayectoria correcta dentro del partido>> (Pierre Broué: “El Partido bolchevique”. El subrayado y lo entre paréntesis nuestro)

 

         Y en abril de 1924, al mismo tiempo que ordena embalsamar a Lenin, Stalin promulgó el reclutamiento en masa  de la que irónicamente llamó “promoción Lenin”, incorporando 240.000 nuevos miembros al partido casi analfabetos, todos ellos predispuestos, por la cuenta que les trae, a ganarse la vida diciendo invariablemente  “si guana”, a las órdenes de sus superiores jerárquicos como medio de ganarse la vida:

<<No menos significativo resulta el hecho de que, a partir de 1938, se abran de par en par las puertas del partido —sobre todo ante los representantes de esta nueva burocracia, administrativa o económica—, de una “intelligentsia” en la que se encuentran una mayoría de hombres cuya familia pertenecía a la intelligentsia pre–revolucionaria y cuya formación individual se ha realizado bajo la férula estalinista. No se da ninguna cifra para el conjunto de la U.R.S.S.; no obstante sabemos que, en 1941, en la provincia de Cheliabinsk, el partido admitió a 903 obreros, 399 koljosianos y 2.025 “empleados”. Merle Fainsod comenta:

“Tras la eliminación de los viejos bolcheviques durante la gran purga de 1936–38, el partido se repuso y robusteció mediante la admisión de cuadros más jóvenes, de burócratas, ingenieros, directores de fábrica, presidentes de koljoses, capataces y stajanovistas. Durante este proceso se dio un paso importante, al menos al nivel de personal, para realizar la fusión del partido con la administración”.[643]

El partido comunista de la U.R.S.S. ha dejado de ser un partido obrero para convertirse en un partido de administradores y jefes. La importancia que se confiere al reclutamiento de miembros de la nueva intelligentsia corre parejo con el abandono de toda acción que tienda a aumentar la proporción de obreros; en consecuencia, el proletariado suministra fundamentalmente al partido sus propios cuadros y su aristocracia de jefes de taller, capataces y stajanovistas. Desde el principio de la década de los 30, las estadísticas oficiales del partido dejan de indicar la verdadera actividad profesional de sus miembros. No obstante, algunos datos de detalle resultan reveladores: ya en 1934, sobre un total de 700.000 obreros empleados en 85 empresas que se encontraban entre las mayores del país, sólo 94.000, es decir un porcentaje inferior al 14 por 100, eran miembros del partido. En 1937 la organización del partido cuenta con 1.076 miembros sobre un total de 10.000 obreros empleados en una empresa metalúrgica de Leningrado; dado que 170 de ellos habían cursado estudios superiores y 277 estudios secundarios, puede deducirse legítimamente que la proporción de miembros del partido entre los obreros que trabajaban efectivamente en los talleres no sobrepasaba un porcentaje del 6 al 7 por 100.[644] (Op. cit.).

 

         O sea que, en esencia, el stalinismo procedió a restaurar las mismas estructuras de dominio elitistas y totalitarias, que las capitalistas anteriores a la Revolución de Octubre. Empleando la misma lógica y los mismos métodos con idéntica finalidad. La prueba está en que, por ahí ha ido la URSS hasta disolverse en lo que hoy ha llegado a ser: una fracción más del capitalismo en su fase terminal imperialista.

 

         Crímenes todos estos de los cuales no dejan de ser responsables, quienes incluso siendo todavía hoy víctimas de ellos a manos de la burguesía y su burocracia política —sin distinción de partidos—, debiendo conocer estas verdades para luchar contra la mentira genocida y lograr emanciparse como seres humanos, sea por lo que fuere prefieren seguir ignorándolas.

GPM.

 

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