14. Epílogo

Llegado a este punto de su investigación, Marx se dedicó a descubrir las causas por las cuales, bajo el capitalismo, la parte del trabajo vivo equivalente al plusvalor contenido en cada mercancía, se desvincula de la Ley precapitalista del valor y pasa a regirse por la Tasa General de Ganancia Media a los fines de su distribución entre las distintas fracciones de la burguesía, a instancias de los precios de producción fijados por el mercado, tal como ya dejamos expuesto aquí en el apartado bajo el subtítulo: “Formación de la Tasa General de Ganancia Media”. Dichas causas se explican por el siguiente razonamiento:

1) El capitalismo consiste en acumular plusvalor que surge de la diferencia entre el valor de uso y el valor de cambio de la fuerza de trabajo. Pero para que este principio activo se haga posible, el valor que el asalariado añade a las mercancías que produce durante cada jornada, debe ser mayor que el equivalente al salario invertido en producirlas. Esto es, debe producir un plusvalor. De lo contrario, si el asalariado necesitara trabajar toda la jornada para producir el equivalente a sus propios medios de vida, ni el plusvalor, ni el capitalismo ni el trabajo asalariado serían posibles.

2) La posibilidad real del capitalismo, pues, estuvo históricamente condicionada por el momento en que la productividad del trabajo social alcanzara un grado de desarrollo tal, que cada jornada completa de trabajo permitiera obtener un excedente de valor, sobre la parte en la cual el asalariado produce por el equivalente a sus propios medios de vida, es decir, un plusvalor contenido en un plusproducto de la magnitud que sea.

3) La división social del trabajo supone que cada capitalista produce con independencia de los demás bajo condiciones particulares distintas, tanto en lo tocante a las tasas de plusvalor = pv./v, como al número de asalariados que trabajan simultáneamente al mando del mismo capitalista, para mover sus respectivos medios de producción cuya expresión de valor es el capital constante Cc.

4) Tal condición determina que capitales de igual magnitud operen con distintas composiciones orgánicas del capital y, por tanto, empleen un desigual número de asalariados que, naturalmente, producirán masas desiguales de plusvalor resultantes de multiplicar cada tasa de plusvalor particular por el número de obreros empleados en cada empresa o fracción del capital social global, donde a mayor composición orgánica, menor número de asalariados y, por lo tanto, menos masa de plusvalor producido.

5) Así las cosas, si la distribución del plusvalor global creado se hiciera según la ley del valor vigente durante la etapa mercantil precapitalista, los capitales que produjeran con estructuras productivas menos eficientes o de más baja composición orgánica del capital —y con más obreros empleados—, capitalizarían la mayor parte del plusvalor producido por el conjunto de los capitalistas, en detrimento de los capitales que produjeran con estructuras productivas más eficientes o de más alta composición orgánica y menor número de obreros empleados, viéndose de tal modo relativamente perjudicados.

6) De haber sido así, los capitales se harían la competencia por el revés de la trama y, en vez de progresar, la fuerza productiva del trabajo social hubiera involucionado hacia un mayoratraso, hasta que el excedente económico sobre el consumo de la sociedad desapareciera, retrotrayendo a la humanidad desde el capitalismo hacia el pasado más primitivo de las sociedades económicamente autosuficientes.

7) Pero, de hecho, la historia humana moderna no ha confirmado semejante dinámica económica regresiva, sino bien al contrario. Por tanto, la única explicación incontrovertible al evidente progreso de las fuerzas sociales productivas bajo el capitalismo, es la que han dado Marx y Engels. Dicha explicación consiste en que la competencia intercapitalista determina que la ganancia global se distribuya según la masa de capital con que cada fracción de la burguesía contribuye al común negocio de explotar trabajo ajeno. Y esta dinámica solo es posible si convierte los valores a los cuales produce cada fracción del capital global, en precios de producción determinados por la Tasa General de Ganancia Media, tal como hemos visto más arriba en el cuadro sinóptico de los cinco sectores del capital productivo en el espacio económico de un determinado país.

8) De tal modus operandi objetivamente determinado por la competencia, los capitales de menor magnitud de valor y más baja composición orgánica respecto de la media fijada por la Tasa General de Ganancia, venden sus productos a precios de producción por debajo de sus particulares valores, resignando así parte del plusvalor creado en sus empresas. Y al contrario, los capitales de mayor magnitud de valor y más alta composición orgánica, podrán vender sus productos a precios de producción por encima de sus respectivos valores particulares, capitalizando así el plusvalor cedido por las empresas de menor magnitud de capital y composición orgánica más baja. Entre estos dos extremos se ubican los demás capitales que, según sus particulares masas de capital en funciones y composiciones orgánicas respectivas, deban vender sus productos a precios de producción por encima o por debajo del precio de producción medio o tiempo de trabajo socialmente necesario determinado por la Tasa General de Ganancia, mientras que los capitales cuya masa y composición orgánica coinciden con el trabajo socialmente necesario determinado por la Tasa General de Ganancia Media, venderán sus productos al precio de producción promedio que coincide con loss valores creados en sus empresas:

<<Huelga detenerse a explicar aquí que, cuando una mercancía se vende por encima o por debajo de su valor (creado bajo las condiciones particulares en que dicha mercancía fue producida), sólo cambia la distribución de la plusvalía (contenida en ella), sin que este cambio, en cuanto a la distribución de las distintas proporciones en que diversas personas se reparten la plusvalía, altere en lo más mínimo ni la magnitud ni la naturaleza de ésta. En el proceso real de la circulación no sólo se operan los cambios estudiados en el libro II, sino que estos cambios coinciden con la concurrencia real, con la compra y venta de las mercancías por encima o por debajo de su valor, y así nos encontramos con que la plusvalía realizada por el capitalista individual depende tanto de la mutua especulación entre los diversos capitalistas como de la explotación directa del trabajo>>. (K. Marx: “El Capital” Libro III Cap. 2)

9) Según progresa la fuerza productiva de la sociedad mediante la inversión de un cada vez mayor número y variedad de más eficaces y onerosos medios de producción, se necesita un cada vez menor número de asalariados encargados de ponerlos en movimiento. Este hecho implica que la fracción de la jornada de labor colectiva de trabajo en que los asalariados activos producen para sí mismos, se va reduciendo absolutamente en la misma proprocion en que aumenta la productividad del trabajo. Consecuentemente el plusvalor también disminuye, aunque menos respecto de lo que se incrementan los medios de trabajo que cada uno de esos obreros pone en movimiento, como conditio sine qua non de que la fuerza productiva del trabajo progrese.

10) Dado el límite de la jornada de labor naturalmente inferior a las 24 Hs de cada día., “la compensación de la mengua en el número de obreros mediante el incremento en el grado de explotación del trabajo, encuentra ciertos límites insuperables. Y es que resulta imposible, por ejemplo, extraer de dos obreros tanto plusvalor como de 24. En efecto, si cada uno de los 24 obreros sólo suministrara una hora de plusvalor trabajando cada cual 12 horas, todos ellos producirían 24 horas de plustrabajo, mientras que para rendir esa misma masa de plusvalor, dos obreros tendrían que trabajar completamente gratis durante toda la jornada, debiendo para eso vivir del aire", (Marx), porque no cobrarían salario alguno, condición que ni siquiera las máquinas pueden cumplir, dado que necesitan el tiempo de trabajo insumido en el mantenimiento y la producción de combustible necesarios para que funcionen. Por tanto, aun en el caso hipotético de que tales condiciones sobrehumanas fueran posibles, esos dos trabajadores no podrían producir un solo céntimo de plusvalor más de lo que producen 24 asalariados.

10) Dado este límite objetivo absoluto a la producción de plusvalor impuesto a la burguesía por la propia lógica del capitalismo, debe suceder y sucede que, según se reduce el trabajo necesario, esto es, la parte de la jornada colectiva de labor todavía no convertida en plusvalor capitalizado, durante la cual un cada vez menor número de obreros mueven un creciente capital fijo y circulante creando el valor necesario para reponer su fuerza de trabajo, el plusvalor que producen durante el resto de la jornada colectiva, llamado plusvalor relativo = s/v, aumenta cada vez más; pero la masa de plusvalor = s multiplicado por el número de obreros empleados, también aumenta pero cada vez menos según progresa la fuerza productiva del trabajo. Y esto es así, porque cuanto más plusvalor se haya capitalizado ya a expensas del trabajo necesario, menor es la parte de la fracción restante de la jornada laboral susceptible de convertirse en plusvalor capitalizado, habida cuenta de que el capital no puede hacerlo en un solo acto.


11 ) Por lo tanto, cuanto más trabajo necesario haya sido convertido ya en plusvalor capitalizado, más formidable deberá ser el progreso de la fuerza productiva; tan formidable como la cantidad y variedad de más eficaces y onerosos medios de trabajo —movidos por un cada vez menor empleo relativo de asalariados, con capacidad de procesar mucho más valor en concepto de materias primas por unidad de tiempo— para extraer necesariamente de ese cada vez menor trabajo vivo empleado —respecto de los medios que pone en movimiento—, una proporción cada vez más reducida de plusvalor. El plusvalor, pues, aumenta pero cada vez menos. Finalmente, aun cuando el aumento de la productividad desvaloriza el capital fijo, el número de unidades que la necesidad de incrementar el plusvalor exige utilizar, aumenta más rápido de lo que desciende el costo de producirlas. De estos fundamentos de la acumulación del capital, Marx extrajo la única concusión lógica posible:

<<Por consiguiente, con el desarrollo del modo capitalista de producción disminuye la tasa de ganancia, mientras que su masa aumenta al aumentar la masa del capital empleado (incluyendo el número de aslariados que también aumenta, aun cuando menos respecto de los medios de producción que pone en movimiento).>>(K. Marx: "El Capital” Libro III Cap. XV Aptdo. II. Lo entre paréntesis nuestro)

El proceso de acumulación prosigue, hasta que inevitablemente la masa de capital incrementado produce la misma cantidad de plusvalor o menos que antes de su incremento. Es el momento en que se pone de manifiesto lo que Marx ha llamado "superproducción absoluta de capital", situación que desencadena la crisis, lo cual determina que la acumulación se ralentice y languidezca. Para recuperarse, el sistema exige que el capital sobrante se deprecie al dejarse de utilizar porque no resulta rentable, o que se destruya, sea bélicamente o por las todavía mal llamadas catástrofes naturales.

12) Durante las depresiones que siguen a las crisis, la competencia se agudiza y aun cuando el capital social global no deja de crecer, ciertos capitales que no están a la altura de las nuevas circunstancias del mercado, caen en el estancamiento, la paralización y en muchos casos la desaparición por quiebra. Entre estos capitales hay ciertamente muchos medianos y pequeños. Pero al mismo tiempo, las depresiones permiten entrar momentáneamente en juego a nuevos capitales menores que se agrupan por su cuenta y en esa fase recesiva del ciclo toman el testigo del progreso técnico abandonado momentáneamente por las grandes empresas. Como hemos dicho, durante el curso descendente de la tasa de ganancia llega el punto de la crisis que primero experimentan los capitales de mayor volúmen de inversión productiva, donde la tasa de ganancia en vigor les anuncia que la masa de plusvalor prevista para sus capitales incrementados, es igual o menor que antes de su incremento. A partir de ese momento, esos grandes conglomerados capitalistas retraen parte del capital adicional o plusvalor obtenido, de modo que su inversión aumenta, pero en proporción sucesivamente menor todo el tiempo que la tasa de ganancia permanezca deprimida.

Semejante desinversión de los grandes capitales provoca un exceso de oferta, tanto en el mercado de bienes de producción como en el de fuerza de trabajo. Esta nueva situación se traduce en un descenso en el precio de los factores de la producción, tanto objetivos (maquinaria, materias primas y auxiliares) como subjetivos (salarios reales), estos últimos acusando una significativa reducción del poder adquisitivo de los asalariados. Semejante desvalorización del capital existente, actúa como si la acumulación operara sobre la base de un más bajo grado de desarrollo, ampliando así el tiempo de la jornada de labor colectiva para la conversión de tiempo de trabajo necesario en excedente creador de plusvalor. Por otro lado, la contracción del mercado supone un descenso en la escala de la producción. Estas dos circunstancias permiten que disminuya el capital mínimo exigible para competir. Bajo estas condiciones, el sistema posibilita la entrada en el mercado de pequeños y medianos capitales, cuya existencia no está determinada por el nivel de la tasa media de ganancia, permitiéndoles así sobrevivir en medio de la recesión, produciendo incluso con una remuneración de sus propietarios equivalente a un salario medio en tiempos normales.

<<La compensación de la mengua en la tasa de ganancia mediante el incremento de la masa de plusvalor sólo tiene validez para el capital global de la sociedad y para los grandes capitalistas sólidamente instalados. El nuevo capital adicional que funciona en forma autónoma, no se encuentra con ninguna de esta clase de condiciones supletorias, debe luchar por conquistarlas, y de ese modo, la baja de la tasa de ganancia suscita la lucha de competencia entre los capitales y no a la inversa.>> (K.Marx: "El Capital" Libro III cap.XV)

Estos capitales autónomos medianos y pequeños que se agrupan por su cuenta, son los que en períodos de crisis toman el relevo del progreso técnico que en condiciones normales es liderado por las grandes empresas oligopólicas. El pasaje del "Manifiesto Comunista" donde Marx y Engels dicen que <<El capitalismo no puede sobrevivir sin revolucionar constantemente los medios de producción>>, se explica por este análisis presupuesto allí que nosotros reproducimos aquí. Quien más claramente expuso este fenómeno fue Rosa Luxemburgo en "Reforma o revolución" naturalmente siguiendo a Marx:

<<Los grandes capitales, según la tesis de Marx, juegan en el curso del desarrollo capitalista precisamente el papel de pioneros de la revolución técnica, y ciertamente en un doble sentido, tanto en los nuevos métodos aplicados a ramas de la producción antiguas pero fuertemente arraigadas, como también respecto a la creación de nuevas ramas todavía no explotadas por los grandes capitales (...) al igual que la clase obrera la clase media capitalista encuéntrase bajo la influencia de dos tendencias contrapuestas: una que la eleva y otra que la oprime. esta tendencia opresora es el alza continua en la escala de la producción, la cual periódicamente devasta los dominios del capital medio, descartándolo y eliminándolo una y otra vez de la competencia. En cambio, la tendencia elevadora es la desvalorización periódica del capital ya empleado, que motiva que la escala de la producción según el capital mínimo necesario descienda continuamente y durante cierto tiempo, ocasionando también la entrada en la producción capitalista en nuevas ramas productivas. (...) Si los pequeños capitales son, pues, la vanguardia del progreso técnico, y el progreso técnico es la pulsación vital de la producción capitalista, tendremos claramente que los pequeños capitales constituyen un fenómeno inseparable del desarrollo capitalista y que sólo con éste podrá desaparecer.>> (Rosa Luxemburgo Op.cit. Cap. II)

Para salir de la depresión, pues, tanto el precio de los elementos del capital constante como el de los salarios deberán bajar y el plusvalor elevarse. Pérdidas para los capitalistas y penuria absoluta para los asalariados, en magnitud suficiente como para elevar la tasa de ganancia hasta un nivel en que la inversión de capital adicional (plusvalor) creado, compense al capital ya acumulado. Éste es el momento en que los grandes capitales se apropian de los adelantos tecnológicos sólo aplicados en pequeña escala durante la depresión por los llamados "emprendedores", para generalizar su implementación durante la fase de expansión. Esto significa que, bajo el capitalismo se verifica un desarrollo constante de la fuerza productiva del trabajo. En unas épocas más lento y en otras más acelerado. Pero el desarrollo tecnológico no cesa.

Por consiguiente, tampoco cesa la tendencia histórica objetiva a que el el tiempo de trabajo excedente creador de plusvalor, crezca a expensas del tiempo de la jornada de labor colectiva en que los asalariados producen el equivalente a su medios de vida, que es la base sobre la cual actúa la fuerza productiva del trabajo para convertir salarios en plusvalor. Según esta lógica inherente al capitalismo, a la salida de cada depresión que sigue a las crisis —cuando la Tasa General de Ganancia Media se recupera—, la acumulación vuelve a su rítmo creciente sobre la base de una mayor centralización de la propiedad del capital global en funciones en poder de menos grandes empresas, operando con una composición técnica y organica también superiores respecto a las existentes antes de la última recesión, de modo tal que un número sucesivamente menor de asalariados, puedan poner en movimiento más eficaces y onerosos medios de trabajo que permitan procesar mucha más materia prima por unidad de tiempo empleado. Así las cosas, el mismo principio activo del capitalismo, que —a instancias del desarrollo tecnológico— reduce el salario (sin pérdida de su poder adquisitivo) para incrementar el plusvalor, reincide en inducir al descenso de la tasa de ganancia que acaba provocando las subsecuentes crisis de superproducción de capital, acelerando la tendencia al derrumbe económico del sistema, en tanto y cuanto dificulta cada vez más la salida de las recesiones necesariamente recurrentes, cada vez más difíciles y dolorosas de superar.

Al final, como resultado de toda esta basura histórica, la lucha de clases, donde no se trata de lo que hacen los explotados en cada enfrentamiento con la burguesía, sino de que conozcan la verdadera consigna de su lucha, algo de lo que llegarán a ser conscientes, lo quieran o no:

<<Aunque una sociedad haya descubierto la ley natural que preside su propio movimientoy el objetivo último de esta obra es, en definitiva, sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna, no puede saltearse fases naturales de desarrollo ni abolirlas por decreto. Pero puede abreviar y mitigar los dolores del parto>>. (K. Marx: "El Capital" Libro I Cap. 1)

1) Expropiación de las grandes y medianas empresas capitalistas sin compensación alguna.

2) Cierre de la Bolsa de Valores.

3) Control obrero de la producción sobre TODAS las empresas.

 

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