La teoría revolucionaria y la lucha de las masas como unidad

En esta tarea de trabajar con contradicciones bien cabe retomar a Hegel. Este mostraba como la lógica del conocimiento va del entendimiento a la razón y de ésta, a la superación de ambos en la razón que entiende o en el entendimiento que razona. [15]

Comentario del GPM <<El entendimiento es el conocimiento más ingenuo, superficial y engañoso de la realidad. Se obtiene a través del sentimiento bajo la forma de representaciones del objeto que son todavía más banales que la reflexión, que es una mera representación del objeto por el pensamiento como en un espejo, en tanto que el entendimiento supone la utilización del sentimiento por parte de “las  furias del interés privado”, para trivializar aun más el objeto del conocimiento hurtándolo al pensamiento desprejuiciado para mantenerlo alejado de la praxis como actividad teórico-práctica que apunta no al entendimiento de lo que el objeto parece ser, sino al entendimiento de lo que el objeto es en realidad y verdad, la única que distingue a la especie humana del resto de los animales. Un animal puede llegar a entender lo que se le dice, pero no lo puede comprender, no puede conocer su esencia y formarse un concepto, prueba elocuente de que limitando nuestra conciencia a las formas del entendimiento, la burguesía nos considera y trata como si fuésemos animales, es decir, como ellos. >>

La reflexión del entendimiento “pone de relieve lo abstracto, lo vacío, y lo afirma contra lo verdadero”[16] “llega antes a determinar hasta que punto se oponen las cosas diferentes unas de otras y de qué manera pueden ser comprendidas como incompatibles unas con otras”[17]. En nuestro caso, el entendimiento afirma: lo verdadero es la teoría o es la lucha, uno de las dos. Mientras que “la sana razón humana exige lo concreto”. Esta, comienza a buscar sus relaciones, se mueve de uno a otro lado de la contradicción, analiza si sus límites son tales, busca lo verdadero en las relaciones. La razón —afirma Hegel— “es esencialmente negativa y dialéctica”: pone en movimiento lo que el entendimiento fija como contradictorio y excluyente para elevarlo a un nivel superior y más rico. Por eso “la filosofía es precisamente lucha contra lo abstracto, la guerra constante contra la reflexión del entendimiento”[18]¿Cómo algo puede ser y no ser al mismo tiempo? El entendimiento afirma que no, la razón afirma que sí y esta ruptura se supera y reconcilia en la negación positiva o superación dialéctica como unidad de contrarios, porque “lo verdadero es la unidad de los opuestos”[19].

Comentario del GPM <<Como el mismo término lo indica, la reflexión es el acto del simple reflejar las formas de manifestación de las cosas o los hechos en el pensamiento, como en un espejo, a veces cóncavo, a veces convexo, etc. Es decir, no como hechos puros sino, más o menos, condicionados por el juicio previo que sobre ellas se tiene por cierto o verdadero. Esto no es más que una certeza sensible o entendimiento de la realidad, donde no puede haber verdad sobre las cosas, o donde la verdad se oculta en esa reflexión sobre lo dado y legitimado por el “sentido común”. Como dice Hegel, el juicio que surge de la simple reflexión es “poco de fiar”, porque, allí, el pensamiento es blando respecto del objeto que “enjuicia”, cuyo ser subyace oculto en un “concepto” ya sedimentado por el uso, de lo cual no puede sino resultar un juicio apologético de lo aparente: “…solo el enjuiciar exigiría una reflexión en el sentido corriente —dice Hegel en su “Enciclopedia”— Pero sucede que aquél entendimiento acrítico se demuestra también como poco de fiar en la mera aprehensión de la idea, de la cual [sin embargo] habla expresamente; siente tan poco malestar y tiene tan pocas dudas respecto de los supuestos bien solidificados que él mismo contiene (el entendimiento), que él, precisamente, es incapaz de repetir el puro factum (conocimiento ya sedimentado o al uso) de la idea filosófica” (Op. cit. Prólogo a la segunda edición. Lo entre corchetes del traductor. Lo entre paréntesis nuestro.) Aquí ya hay un conflicto entre el entendimiento y la razón. De acuerdo con el juicio del entendimiento las cosas se representan en el pensamiento según su forma de manifestación, en tanto que el juicio de la razón determina las cosas según su concepto. La tarea de los revolucionarios consiste en que el proletariado rompa con el entendimiento acientífico de los embelecos burgueses, y juzgue su propia situación y naturaleza como clase dentro de su relación con el capital, según la razón científica, o sea, según el concepto de la relación. A la manera de pensar que se contenta con simples representaciones y determinaciones abstractas propias del entendimiento  —ajenas a la razón científica— Hegel atribuye su origen, en general, a la filosofía de la ilustración, y en particular al kantismo. Ver: Op.cit. Introducción § 2>>

En este marco, esta contradicción entre la teoría revolucionaria y la lucha de la clase explotada, se resuelve en su unidad: es la teoría científica que se hace lucha y la lucha que se hace teoría científica. Pero esta función, sin el partido revolucionario portador de esa teoría científica, es imposible. Como nos dice Paulo Freire recuperando a Lenin, la teoría y la práctica sólo son verdaderas en la unidad de la praxis:

 “La conocida afirmación de Lenin: <<sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario>> significa precisamente que no hay revolución con verbalismo ni tampoco con activismo sino con praxis. Paulo Freire. Pedagogía del oprimido p-158

Romper esta relación absolutizando cualquiera de los dos polos es apartarse del camino correcto. Aquellos que creen que la clase trabajadora sólo se concientiza por la incorporación de la teoría, caen en el propagandismo. En cambio, aquellos que piensan que sólo la lucha desarrolla la conciencia caen en un activismo espontaneista que Lenin criticó agudamente en su ¿Qué hacer?. La propia lucha espontánea de los explotados no es suficiente para desarrollar la conciencia socialista, porque ésta es el resultado del Materialismo Histórico aplicado al “movimiento real” de la sociedad asumido experiencialmente por la clase asalariada, esta conciencia es esencialmente ciencia. Por  tanto:

Todo lo que sea rendir culto a la espontaneidad del movimiento obrero, todo lo que sea aminorar el papel del “elemento consciente”, el papel de la socialdemocracia (teoría socialista), significade manera independiente por completo de la voluntad de quien lo hace—  acrecentar la influencia de la ideología burguesa entre los obreros.Lenin, V: “¿Qué hacer?”.  Cap: “Engels sobre la importancia de la lucha teórica.” (1902) (lo entre paréntesis es nuestro)

Merece destacarse también que desde el punto de vista que estamos discutiendo, el carácter combativo en sí mismo de un movimiento no cambia en nada esta cuestión. Y es que el rebajamiento de la teoría revolucionaria no sólo da lugar a tendencias reformistas y gradualistas, sino también, al radicalismo pequeñoburgués. Siguiendo a Marx, Lenin explicaba estas dos tendencias como producto de la inevitable descomposición que va sufriendo la pequeño burguesía en la sociedad capitalista y por la situación contradictoria de la misma en la estructura social. Ora impulsa la radicalización del movimiento obrero, cuando teme ser expropiada por la burguesía desde “arriba”; ora tiende a apaciguarlo cuando teme ser “expropiada” desde abajo, por la lucha proletaria de masas.

Ahora bien, más allá de sus métodos de lucha, lo que sí debe quedar claro es que la pequeñoburguesía no dirige al movimiento rumbo al socialismo sino, rumbo a un capitalismo “ideal” y “humano” <<sin competencia>>.

Comentario del GPM <<La pequeño burguesía no quiere eliminar la competencia, sino que la quiere morigerar o mitigar a instancias del Estado Policial. Como decía Proudhon: “la competencia tiene un lado bueno y un lado malo”. En “Miseria de la filosofía” ver “Séptima y última observación”. Para el pequeño burgués es necesario que el Estado capitalista cultive el “lado bueno” de la competencia y combata su “lado malo”, es decir, su tendencia al monopolio que aniquila o desbarata al pequeño capital.>>

En el fondo, su programa es burgués, por eso, para Lenin, la pequeñoburguesía no podía dirigir el movimiento revolucionario a no ser para dejarlo en el mismo lugar o, en verdad, para volver hacia atrás las ruedas de la historia. Para éste, la pequeño burguesía sólo puede ser “ganada” para la revolución con la determinación de la lucha y la organización independiente del proletariado. Por cierto, esto choca con varias tendencias de hoy -que como los mencheviques ayer- temen asustar a la pequeñoburguesía y plantean “ganarla” con el desarrollo de programas “amplios” que al mismo tiempo que la convocan haciendo numerosas concesiones al “pequeño patrono” al “trabajador”, oscurecen la conciencia de clase del proletariado; justamente, el sector que la teoría revolucionario nos indica como el objetivamente mas resuelto para el combate. Este es el gran problema de los frentes populares. Con esto no se quiere negar la necesidad de la lucha conjunta con los sectores no proletarios frente al enemigo común —más en momentos como el actual—, al contrario; lo que se pretende es mostrar sus verdaderos desafíos, porque el objetivo del proletariado no es luchar contra el “enemigo común”, sino, hacer la revolución socialista, para esto, hay que definir bien la naturaleza —táctica o estratégica— de los aliados:

“En una sociedad avanzada el pequeño burgués se hace necesariamente, en virtud de su posición, socialista de una parte y economista de la otra, es decir, se siente deslumbrado por la magnificencia de la gran burguesía y siente compasión por los dolores del pueblo. Es al mismo tiempo burgués y pueblo. En su fuero interno se jacta de ser imparcial, de haber encontrado el justo equilibrio, que proclama diferente del término medio. Ese pequeño burgués diviniza la contradicción, porque la contradicción es el fondo de su ser. No es más que la contradicción social en acción. Debe justificar teóricamente lo que él mismo es en la práctica, y al señor Proudhon corresponde el mérito de ser el intérprete científico de la pequeña burguesía francesa, lo que constituye un verdadero mérito, pues la pequeña burguesía será parte integrante de todas las revoluciones sociales que han de suceder.”  Correspondencia de Marx”, 28 de diciembre de 1846.

La pequeñoburguesía indefectiblemente será parte de todas las revoluciones que han de venir, pero la cuestión estriba en desarrollar su “costado proletario”, en mostrarle que no tiene cabida dentro del capitalismo caduco, en atraerla a las filas de la revolución. Pero también, es necesario eliminar la idea burguesa de que la revolución es un aluvión expropiatorio masivo, descontrolado, que proletariza de una vez y para siempre todo. Es un proceso de marcha y contramarcha. La revolución, la transición hacia el comunismo es un proceso permanente de adecuación conciente de la organización social al desarrollo de las fuerzas productivas revolucionariamente liberadas. Parte de expropiar en un principio al gran capital concentrado, de sumar a la economía al conjunto de trabajadores en paro, de establecer la planificación y el control obrero —para lo cual se necesitan miles y miles de cuadros— y de dejar a la pequeña burguesía, en ese primer momento, ejercer su explotación en pequeña escala —mediante el pago del salario histórico— bajo control e impuestos. La marcha de la revolución en la economía es la que hará el resto.

Habíamos llegado a la conclusión de que sin teoría revolucionaria introducida en la lucha no puede haber tampoco revolución socialista, ahora hemos llegado, a un pensamiento mucho más concreto y rico del fenómeno que estamos estudiando. Ya no estamos ante la mera teoría vacía de contenido real, o de la mera práctica ciega, sino ante la unidad concreta y llena de contenido: la praxis de un movimiento que sabe lo que quiere. Es la teoría mediada por la práctica y la práctica mediada por la teoría.

Ahora bien, con esto no se debe llegar a una posición ecléctica donde “vale” lo mismo la práctica que la teoría: “un cincuenta y cincuenta”. Esto por dos razones, la primera, porque como mostramos mas arriba, las relaciones entre teoría y práctica son dinámicas: a veces el movimiento real exige que la teoría se ponga al orden del día para “romper el estancamiento” de la práctica, otras, en cambio, es la práctica la que debe ser impulsada hacia adelante hasta el extremo, de un modo tal para comprobar el plan teórico.

En segundo lugar, no valen lo mismo porque si bien es en la práctica donde los seres humanos deben “demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento”[20 también es cierto como afirma el Grupo de Propaganda Marxista que:

“la ciencia de la economía política no necesita recurrir a la prueba empírica de los hechos políticos para demostrar la veracidad de sus resultados. Hay una verdad teórica cuya objetividad no necesita de su confirmación empírica. Porque tal veracidad está ya demostrada por la verdad de las premisas reales de las que parte y por el despliegue lógico de las categorías de su objeto pensado.” GPM (2000): Hegel, Marx y la Dialéctica. http://www.nodo50.org/gpm/dialectica/20.htm

Es por esto que en el ¿Qué hacer?, Lenin trae a Engels para “tener siempre presente que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie[21] . Esto quiere decir que hay verdades que ya han sido demostradas por la ciencia y que, en todo caso, de lo que se trata, no es de comprobar su existencia sino, justamente, de utilizarlas para medir el grado de desarrollo de los fenómenos que estas caracterizaron. No necesitamos ir a la práctica para saber si el capital extrae plusvalía o no, o si la tasa de ganancia tiende históricamente a caer o si el ejército de reserva en aumento hace bajar los salarios o si la pequeña producción se debilita frente a la gran escala moderna. Es justamente partiendo de estas verdades ya demostradas donde “el análisis concreto de la situación concreta” y la “práctica social como criterio de verdad” cobran relevancia. Aplicar el marxismo a la realidad es estudiar la situación concreta en la que estamos inmersos, descubrir sus contradicciones y definir, a partir de ahí, una política progresiva consecuente con esos descubrimientos.

éste y el resto de nuestros documentos en otros formatos
grupo de propaganda marxista
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[15] Lenin. V. Cuadernos Filosóficos. Resumen del libro Ciencia de la Lógica de Hegel. Ediciones Estudio.

[16] Hegel, G.(1983). Introducción a la Historia de la Filosofía. Sarpe. P-54.

[17] Hegel, G (1983). Op. Cit. P-55

[18] Hegel, G (1983). Op. Cit. P-54

[19] Hegel, G (1983). Op. Cit. P-56

[20] Ya que  “e1 litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico .En: C. Marx y F. Engels. Obras Escogidas en Tres Tomos. Tomo I. Ediciones Quinto Sol, S. A.  México. 1985. p-517.

[21] Lenin. V. (1970) Que hacer.