Primera causa contrarrestante

La primera causa contrarrestante que Marx en sucesión expone en el capítulo citado, es la elevación del grado de explotación del trabajo, combinando la extensión de la jornada laboral con una mayor intensidad de los ritmos en que los asalariados ejecutan las operaciones de cada específico proceso de producción. Si tenemos en cuenta que la tasa de plusvalor relativo es la relación entre el plusvalor obtenido por cada obrero empleado y su respectivo salario, cuya expresión algebraica es = p/v, su masa se obtiene multiplicando esa tasa por el número de empleados.

Pero como la intensificación del trabajo supone que un cada vez menor número de obreros deba atender al movimiento de un mayor cantidad y variedad de maquinaria para el procesamiento de un todavía mayor volúmen de materias primas, a los fines de obtener una mayor masa de plusvalor relativo p/v por obrero empleado, de todo ello resulta que al aumentar la tasa de plusvalor p/v, el incremento de su masa disminuye. ¿Por qué?

Pues, en primer lugar, porque el incesante proceso de sustitución de trabajo vivo por más trabajo muerto (medios de producción) —determinado por el progreso de la fuerza productiva del trabajo— llega a un punto en el que la mengua en el número de explotados, no puede ser compensada por el aumento en la tasa de explotación de cada uno de ellos, combinando la extensión de la jornada con la intensificación del trabajo en todo lo que sea física y psíquicamente posible. Así lo explica Marx:

<<Si a un obrero se le fuerza a efectuar el trabajo que racionalmente sólo podrían ejecutar dos, y si ello ocurre en circunstancias en las cuales ese uno puede sustituir a tres, ese obrero producirá tanto plustrabajo como antes producían dos, y en tal medida habrá aumentado la tasa del plusvalor. Pero no producirá tanto como antes producían tres, y de ese modo habrá disminuido la masa de plusvalor (presionando al descenso de la Tasa de Ganancia). Pero su descenso estará compensado o limitado por el ascenso en la tasa de plusvalor (como consecuencia de una mayor explotación extensiva e intensiva del trabajo)>>. [(K. Marx: “El Capital” Libro III Cap. XIV- I). El subrayado y lo entre paréntesis nuestro]

¿Por qué esto es así? Porque la combinación entre la extensión de la jornada laboral y la intensificación del esfuerzo humano frente a la exigencia del más acelerado ritmo mecánico de las maquinas que cada obrero debe mover en mayor número al mismo tiempo, llega un momento en que merma la productividad, gravitando en sentido descendente sobre el mismo plusvalor y la tasa General de Ganancia. Y es que una mayor aceleración y velocidad impuesta por la tecnología mecánica de última generación a la atención nerviosa y esfuerzo muscular de los operarios que intervienen en la fabricación del producto, provoca un mayor desgaste físico y mental por unidad de tiempo. En sus "Manuscritos” de 1861/63 ("Teorías sobre la Pluasvalía"), Marx llega a la conclusión de que en determinado momento de la acumulación —y a tal extremo se llegó con el "Fordismo" y el Taylorismo"— entre la intensidad y la extensión de la jornada de labor se establece una relación de efecto contrario. Y éste, dice Marx,

<<….no es un asunto especulativo. Cuando el hecho se manifiesta hay un medio muy experimental de demostrar esta relación: cuando, por ejemplo, aparece como físicamente imposible para el obrero proporcionar durante doce horas la misma masa de trabajo que efectúa ahora durante diez o diez horas y media. Aquí, la reducción necesaria de la jornada normal o total de trabajo resulta de una mayor condensación del trabajo, que inclu¬ye una mayor intensidad, una mayor tensión nerviosa, pero al mismo tiempo un mayor esfuerzo físico. Con el aumento de los dos factores —velocidad y amplitud (masa) de las máquinas— se llega necesariamente a una encrucijada, en la que la intensidad y la extensión del trabajo ya no pueden crecer simultáneamente, en el que el aumento de una excluye necesariamente el de la otra...>> (K. Marx: Op.cit. MEGA II,3,6 Pp.1906. Citado por E. Mandel en: "Marx y El Porvenir del Trabajo Humano" Revista "Inprecor" Nº 50 oct./86 Pp.7)

Este mismo concepto aparece en "El Capital" formulado del siguiente modo:

<<Es de todo punto evidente, que con el progreso (técnico) de la maquinaria y al acumularse la experiencia de una clase especial de obreros mecánicos, aumenta de manera natural la velocidad y, con ella, la intensidad del trabajo. Así, por ejemplo, en Inglaterra durante medio siglo la prolongación de la jornada laboral corre pareja con la intensidad del trabajo fabril. Con todo, se comprende fácilmente que en el caso de un trabajo que no se desenvuelve en medio de paroxismos pasajeros sino de una uniformidad regular, reiterada (hora tras hora y) día tras día, ha de alcanzarse un punto nodal en el que la extensión de la jornada laboral y la intensidad del trabajo se excluyan recíprocamente, de tal modo que la prolongación de la jornada solo sea compatible con un menor grado de intensidad en el trabajo y, a la inversa, un grado mayor de intensidad solo pueda conciliarse con la reducción de la jornada laboral…>>. (K. Marx: "El Capital" Libro I Cap. XIII aptdo. 2. Subrayado del autor. Lo entre paréntesis nuestro)

Comprobaciones empíricas contemporáneas permiten confirmar este aserto de Marx. Mediante un estudio riguroso de las estadísticas comparadas de mortalidad en los EE.UU., Joseph Eyer y Peter Sterling, han demostrado que:

<<...después de la adolescencia, la mortalidad está más relacionada con la organización capitalista que con la organización médica....Una conclusión general, es que un gran componente de la patología física y muerte del adulto, no deben ser considerados actos de Dios ni de nuestros genes, sino una medida de la tragedia causada por nuestra organización económica y social...>> Estos autores consideran al "stress" como el eslabón entre las "noxas" (daños) sociales y el deterioro biológico (catabolismo)>>. (:Eyer y Sterling: "Stress Related, Mortality and Social Organization" En "Salud Panamerica¬na" Vol. 8 l.)

Estos autores definen el "stress" como:

<<...los cambios que ocurren en un sujeto llamado a responder a una situación externa, para enfrentar la cual él no tiene capacidad o está dudoso de tenerla...Ello produce un estado de alerta psicológica y física que se inicia en la conciencia, en el cerebro y pone en tensión el cuerpo..>> (Op. Cit.)

Las estadísticas de mortalidad reconocen al "stress" en el suicidio, el homicidio y los accidentes en general dentro y fuera de los lugares de trabajo; también en enfermedades crónicas como el infarto, la cirrosis, el cáncer de pulmón y la hipertensión. Según un informe de CC.OO., los acciden¬tes laborales en España aumentaron un 46% en l988, o sea, 326.308 accidentes más que el año anterior. A pesar de la gravedad de los datos, la situación de la salud laboral en España puede ser todavía más trágica: al menos un 30% de los trabajadores de este país, escapan a las estadísticas oficiales sobre siniestralidad, ya que se trata de trabajos marginales o a tiempo parcial: "...los que tienen contrato temporal, se accidentan dos veces más que el personal fijo..." (Ver: Gaceta Sindical Nº 57 Set/89). Desde entonces, este flagelo del capitalismo entre la clase asalariada no ha hecho más que extenderse y agravarse.

En suma, la tendencia objetiva del capital a aumentar la plusvalía relativa, es decir, el desarrollo de las fuerzas productivas "objetivas" expresado en las máquinas, los sistemas mecánicos, los sistemas semiautomatizados, la automatización en gran escala y los robots, tiene efectos contradictorios sobre el trabajo. Reduce la cualificación, suprime empleos, presiona a la baja sobre los salarios por el aumento del ejército de reserva. Pero simultáneamente, la extensión de la mecanización tiende a aumentar la intensidad del esfuerzo en el trabajo (a la vez físico y psíquico, o al menos uno de los dos), que desde el punto de vista estrictamente burgués llega mermar significativamente su eficacia productiva ejerciendo una presión objetiva sobre la patronal y su Estado, que deben soportar las pérdidas económicas resultantes de semejante situación. Tales son los límites que la propia Ley del valor opone a la simultánea explotación extensiva e intensiva del trabajo, lo cual a la postre reduce la masa de ganancia y su tasa, independientemente de las luchas del proletariado. Ergo, esta causa contrarrestante sin duda enlentece la caída tendencial de la tasa de ganancia, pero no puede impedir que se produzca con carácter de Ley.

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