Bush lanza un violento ataque contra Castro y afirma que el embargo continuará
Fecha Martes, 21 mayo a las 09:06:00
Tema Internazionalak / Internacionales


El presidente de EEUU, George W. Bush, afirmó que mantendrá el embargo contra Cuba mientras Fidel Castro, al que calificó de «tirano y dictador», no realice reformas «democráticas» en la isla. Horas después, y ante un auditorio anticastrista en Miami, prometía utilizar su veto para evitar cualquier alivio. Un creciente número de congresistas, según el "New York Times", presionan para suavizar las relaciones. El vicepresidente cubano, Carlos Lage, situó el anuncio de Bush en el apoyo debido «a las mafias de Florida» y defendió una mayor transparencia electoral en Cuba que en EEUU

GARA


WASHINGTON Dos días después de que el ex presidente estadounidense Jimmy Carter abandonara Cuba ­donde pidió el levantamiento del embargo de EEUU contra la isla, entre otras cosas­, el actual inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, reaccionó con duras acusaciones contra el presidente cubano, Fidel Castro y despejó las dudas al anunciar que nada ha cambiado. Esta vez, sin embargo, Bush no hizo mención alguna a la amenaza biológica.


No hubo grandes novedades en las palabras de Bush, nada que los cubanos desconozcan tras 43 años de embargo económico, aunque en esta ocasión eligió la fecha del centenario de la proclamación de la república cubana para lanzar sus dardos.


Al respecto, dijo que Castro «insulta diariamente, después de 43 años, la memoria y el coraje» de los héroes de la independencia cubana. Para completar la jornada, Bush aseguraba ante un auditorio repleto de anticastristas en Miami, que está dispuesto a utilizar su veto para impedir cualquier alivio del embargo. «Sé lo que significa el comercio para un tirano. No permitiré que el dinero de nuestros contribuyentes vaya a enriquecer al régimen de Castro», dijo.


Bush dejó ayer claro que las sanciones económicas a la isla sólo se eliminarán si se cumplen unas condiciones estrictas, que impone la propia administración estadounidense.


Bush emplazó a Fidel Castro a aplicar el artículo 71 de la propia Constitución cubana, que establece la celebración de elecciones legislativas, y a que lo haga en el año 2003, cuando están previstos los comicios para la Asamblea Nacional.


Al enunciar su «Iniciativa para una Nueva Cuba», Bush afirmó que el embargo de EEUU continuará hasta que haya elecciones libres con supervisión independiente, haya partidos políticos con libertad de organización y expresión, se libere a los presos políticos ­según Amnistía Internacional sólo hay seis presos de conciencia­ y haya libertad sindical. Bush denunció a Castro como «un tirano que usa métodos brutales», y lo calificó como «un dictador que tortura, encarcela y envía al exilio a sus oponentes».


Pero Bush, que indicó durante la visita de Carter que la valoraría al finalizar, señaló que «sin pasos importantes por parte de Cuba para abrir su sistema político y económico, el comercio con Cuba no ayudará al pueblo cubano». Insistió en que Bush «tiene que pagar los votos que debe», porque llegó al poder «apoyado por las mafias de la Florida», que le proporcionaron fondos y que respaldan la reelección de su hermano como gobernador.


Tras recordar el «fraude» que llevó a Bush a la Casa Blanca, señaló que en EEUU «nadie puede ser senador con menos de tres millones de dólares». «No sé cómo se puede hablar de democracia», apostilló.


Una política cautiva de los votos del exilio de Miami


GARA


MIAMI


La postura de Bush hacia Cuba es «cautiva de los exiliados cubanos» y poco nuevo puede esperarse hasta que pasen las elecciones en Florida ­el hermano de Bush aspira a la releeción­, señalaron varios expertos en temas internacionales.


«Es una postura curiosa», dijo Riordan Roett, director del Programa de Hemisferio Occidental en la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad John Hopkins. «Los chinos no permiten partidos opositores ni hacen elecciones libres; hay muchos países con los que tenemos relaciones normales y que no permiten partidos ni sindicatos ni prensa libre». La de Bush, añadió Roett, «es una política cautiva de los exiliados cubanos».


Brian Alexander, director de la Fundación sobre Política para Cuba, opinó que Bush «puso una envoltura nueva a la idea vieja y ya fracasada». «El embargo es una política para Miami, no para EEUU, porque la mayoría de los estadounidenses respalda levantamiento del embargo», agregó





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