
La hora de las cautelas por CARLOS TAIBO (El Diario Vasco)
Fecha Martes, 09 octubre a las 09:38:06 Tema Internazionalak / Internacionales
CARLOS TAIBO/PROFESOR DE CIENCIA POLITICA DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID Y COLABORADOR DE BAKEAZ
NO deja de sorprender la general aprobación que los primeros bombardeos estadounidenses sobre Afganistán han suscitado entre dirigentes políticos y analistas. Parece como si las cautelas hubiesen desaparecido en un escenario en el que, para hacer la cosa más triste, falta información contrastada.
//**gehiago irakurtzeko leer más zapaldu/ para seguir leyendo haz click en leer más**//
La primera de esas cautelas tiene que aplicarse, por fuerza, a la presunta eficacia de las acciones militares que nos ocupan. Si nadie en su sano juicio se atreverá a afirmar que están llamadas a cortar de sajo el cáncer del terrorismo internacional, muchos son, en cambio, los que auguran que pueden convertirse en estímulo de nuevos comportamientos impresentables. En la trastienda se barrunta un debate, incipiente, sobre cuál es el verdadero objetivo de la ofensiva liderada por los Estados Unidos: cumplir el expediente para que la opinión pública quede más o menos satisfecha, o acometer una operación más ambiciosa y delicada.
La segunda cautela se deriva de la dramática ausencia de mecanismos de control. Como quiera que Naciones Unidas brilla por su ausencia, Washington ha acometido una operación de cariz estric- tamente unilateral y apenas se ha avenido a proporcionar, por añadidura, información sobre ella. Con estos mimbres sorprenden, de nuevo, las certezas de tantos analistas que, olvidando que los antecedentes de Washington en estas cuestiones no son precisamente estimulantes, han dado por descontado que la operación en curso responde a propósitos y procedimientos mesurados. Ello es tanto más significativo cuanto que, por lo que cuentan, las acciones militares no han hecho sino empezar.
La tercera fuente de recelos la aporta la universal afirmación de que los bombardeos practicados tienen un cariz estrictamente quirúrgico, de tal suerte que no cabe esperar que afecten de forma significada a la población civil. Al respecto la joya de la propaganda estadounidense la aporta la repetida afirmación de que las operaciones responden al objetivo de acabar con un régimen tiránico, y en modo alguno se proponen acosar a una población muy castigada. Un rápido repaso de las hemerotecas invita a recordar que los Estados Unidos no dieron satisfacción en 1991 a una promesa similar vertida con ocasión de la ofensiva aliada contra Irak. Bastará con recordar al respecto que, según UNICEF, cada mes mueren en los hospitales de este último país cinco mil niños a quienes a duras penas puede atribuírseles responsabilidad alguna por la ignominiosa condición del régimen de Saddam Hussein.
Mencionemos una penúltima fuente de recelos: la que proporcionan los apoyos en los que hoy, mal que bien, se sustentan las operaciones militares estadounidenses. Parece como si la Casa Blanca hubiese repetido, en las cuatro últimas semanas, las aberraciones que han caracterizado su comportamiento en relación con Afganistán en el transcurso de los dos últimos decenios. Y es que Washington ha optado por fortalecer regímenes infumables como el paquistaní, el tayiko y el uzbeko, y ha depositado muchas de sus esperanzas en la ultramontana Alianza del Norte afgana. Pese a ello, entre nosotros siguen abundando quienes, impertérritos, sostienen que la ofensiva militar estadounidense responde al propósito de defender la libertad y la democracia.
Vaya una observación más. El responsable de política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, ha declarado repetidas veces que la respuesta ante el terrorismo no puede tener un carácter estrictamente militar. Cuando uno confiaba en que el señor Solana hubiese caído en la cuenta de que el mundo occidental debe revisar, y radicalmente, muchas de sus lamentables políticas -apoyo a regímenes impresentables, preservación de enormes desigualdades, etnocentrismo desbocado y prepotente-, lo que descubre es que a los ojos de nuestro personaje la dimensión que debe acompañar a la militar es la que pasa por el intercambio de información entre los Estados y un férreo control de las cuentas bancarias... Tendremos problemas -parece-, y para rato.
Diario Vasco???? Badaude zenbait gauza ulertzen ez ditudanak askotan / Hay algunas cosas que a veces no entiendo
|
|