Las cumbres, reuniones y encuentros de mandatarios supuestamente en busca de
soluciones a los problemas del mundo se suceden sin pena ni gloria, pues las
cacareadas soluciones no aparecen, no existen en las agendas reales,
sencillamente porque sólo son declaraciones.

Los dueños del mundo, con los gringos a la cabeza tienen claro su objetivo,
buscan cómo reestructurar el dominio, la expoliación y la explotación de los
pueblos del mundo y sus riquezas para beneficio de la minoría absoluta que
se lucra de la miseria del mundo y pretende quedar bien al repartir algunas
migajas para "incentivar el desarrollo". Ese es el sentido del 07 % del PIB
que se comprometieron los países desarrollados a entregar como aporte a los
países pobres, pero ni ese compromiso cumplen.

Para lograr una buena presentación de la situación cuentan no sólo con
gobiernos arrodillados que justifican esta y todas las injusticias que
cometen, sino con los funcionarios que han puesto al servicio de estas
políticas en las organizaciones mundiales como la ONU y todas sus
subsidiarias y algunas regionales como la OEA.

Funcionarios como Koffi Annan y Cesar Gaviria, Secretarios generales de la
ONU y la OEA respectivamente, no son ninguna garantía de independencia,
dignidad y conceptos soberanos. Incluso Annan, en un rasgo de sinceridad
reconoce públicamente que la Cumbre de Monterrey, no aportará nada a la
solución del problema de la pobreza ni al de la deuda externa -verdadero
mecanismo de transferencia de capitales, a través del pago del llamado
servicio de la deuda-.

Para completar el circo, oímos al expresidente gringo Jimmy Carter, en
Monterrey, criticando al gobierno de turno de su país, por las ridículas
propuestas para salir de las crisis mundial, lo cual no es malo y tiene
mucha razón, lo paradójico, es que cuando pudo, tampoco adopto medidas, la
razón es clara, los presidentes sólo administran, los dueños, los que mandan
son las transnacionales industriales y financieras.

Esto nos recuerda que por el mundo anda el expresidente colombiano Ernesto
Samper, dictando conferencias y consejos sobre el tema del narcotráfico,
pensando que ya nadie se acuerda que él mismo fue elegido con dineros del
narcotráfico y que todo su gobierno lo dedicó a "atornillarse" de la silla
presidencial y a evitar que se destapara la olla de la corrupción del
narcotráfico y la impunidad, sin importar el país. Vaya cinismo.

Pero no todo es negativo, lo importante de este tipo de reuniones, las
últimas realizadas en Barcelona y Monterrey, es el escenario para el
desarrollo de la protesta social, para que los pueblos del mundo expresen
públicamente sus reclamos y propuestas ante la excluyente realidad. Aunque
esto tiene sus bemoles, porque ha hecho carrera la institucionalización de
las luchas.

Producto del posmodernismo y del afán de alejar a los pueblos del mundo de
la lucha revolucionaria para transformar el sistema económico y construir
desde el poder sociedades justas, en paz, soberanas y sin explotados ni
explotadores, hace carrera, con importante ayuda de los medios de
comunicación, la afirmación: "Hay que diferenciar la lucha social de la
lucha política".

Por tanto, los partidos políticos nada tienen que hacer en este escenario de
lucha, todo el espacio es para la "sociedad civil" con el significado
impuesto por los dueños del mundo y las ONGs. Sin embargo su fracaso es
estruendoso, ni logran manejar a todas las ONGs, ni logran separar a los
partidos políticos de la lucha social, que es parte de su esencia.

Cada vez se vuelven más osados en sus intentos de manipular a los pueblos y
sus luchas, por ejemplo financian seminarios, encuentros y reuniones de las
ONGs, con el objetivo de "oírlas", en su sentido de democracia, así cubren
la forma y pretenden deslegitimar y coartar la expresión y lucha popular,
con el agravante que las ONGs en consecuencia deben comportarse mejor y de
acuerdo a los preceptos marcados por los que financian, de lo contrario se
acaban sus proyectos.

Sin embargo como lo demuestran Barcelona y Monterrey, los pueblos buscan y
encuentran las formas para expresarse, para luchar por sus derechos
fundamentales, para enarbolar la bandera de la transformación social, para
avanzar en la construcción de esas sociedades que nos merecemos. La
situación no sólo hace posible, sino necesaria la construcción de ellas.

Por tanto bienvenida la lucha, la protesta, la defensa de los intereses
populares, la manifestación de repudio al orden mundial establecido - ¿ será
el desorden?-. Como FARC-Ejército del Pueblo, nos hacemos participes del
movimiento anticapitalista, por tanto antineoliberal, que se expresa en
estas protestas.

Proponemos a los pueblos del mundo, a sus organizaciones sociales y
políticas, a las personalidades democráticas, a los revolucionarios y las
revolucionarias a rechazar de todas las maneras posibles las medidas
globalizadoras que sólo nos dejarán miseria y más miseria.

La respuesta a los planes imperiales, incluida la supuesta "guerra contra el
terrorismo" es la lucha y la unidad de todos aquellos y aquellas que
propendemos por un orden mundial donde las relaciones de los Estados se
basen en los principios de respeto y mutuo beneficio, la autodeterminación
de los pueblos, la no intervención en los asuntos internos y la soberanía de
las naciones. Sólo así se garantizara la paz mundial con justicia social,
equidad y desarrollo.

Entonces se acabarán las cumbres para repartir migajas ante los medios de
comunicación.


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