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Racionalidad teórica y la Racionalidad práctica
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1. La racionalidad
A continuación, reproducimos la definición de este término según l’Encyclopaedia Herder, por si te resulta útil para hacer la actividad 1:
La racionalidad (del latín ràtio, cálculo y, en sentido derivado, razón, explicación, justificación, argumetación, teoria) es la capacidad humana que se manifiesta en las creencias, las decisiones y las conductas que se consideran acordes con la razón, o simplemente racionales. Algo es conforme a la razón si se adecua a la función primaria del entendimiento humano, que es el conocimiento o el saber, o a la obtención de los diversos fines que la humanidad se propone en sus actuaciones y, sobre todo, de su fin último. En el primer caso se habla de racionalidad en las creencias o de racionalidad teórica y, en el segundo, de racionalidad práctica. [1]
Actividad 1 Escribe, con tus palabras, una definición filosófica de la palabra ’racionalidad’ (extensión mínima: 5 líneas).
Como la racionalidad tiene que ver con el proceso de toma de decisiones, en lo referente a los medios más adecuados para conseguir un objetivo determinado, en este vídeo "Toma de decisiones: Modelo de Racionalidad" puedes ver un modelo de toma de decisiones.
2. Racionalidad teórica y racionalidad práctica
Actividad 2 Describe en qué consisten la racionalidad teórica y la racionalidad práctica e indica en qué se diferencian ambos tipos de racionalidad. Para hacer esta actividad, utiliza el texto que reproducimos a continuación:
La racionalidad teórica, no es tanto la capacidad de pensar o de ser racional, sino más bien el método con que se consigue obtener un máximo de creencias racionales verdaderas reduciendo al mínimo el número de creencias erróneas. La racionalidad coincide, en este caso, con la llamada creencia racional que consiste sustancialmente en tener y mantener opiniones o creencias justificadas, esto es, apoyadas en razones.
Una creencia está teóricamente justificada si:
- se fundamenta en una deducción o es una verdad analítica,
- se apoya en pruebas concluyentes: la propia experiencia, el conocimiento científico, la autoridad fiable, o el testimonio de las demás, y
- si, además de ser un enunciado de a) o de b), es consistente con otras creencias racionales.
La racionalidad teórica exige sostener como verdadera aquella opinión que creemos que es fundadamente verdadera, rechazar la que creemos falsa o no fundada en razones y abstenernos de opinar en aquello que no sabemos si es verdadero o falso, no habiendo razones para sostener más lo uno que lo otro.
La insistencia en que la racionalidad es un método, más que una facultad, pone de relieve no sólo que la sustancia de la racionalidad consiste en la decisión o el saber tomar decisiones, sino también que las creencias, las decisiones y las conductas humanas pueden ser y pueden no ser racionales. En este sentido, el ser humano no es, pues, propiamente el animal racional, sino «el animal que es racional o irracional».
Además de la racionalidad teórica en general (individual), existe la racionalidad científica en particular (colectiva). La ciencia no es la única creencia racional, pero está considerada como la más racional de las creencias y modelo de toda creencia. Aunque en epistemología se discute acerca del fundamento en que se apoya la racionalidad de la ciencia, esto es, de la justificación del conocimiento, a las razones en que se apoya el conocimiento científico se las denomina contexto de justificación de las hipótesis. Las tres clases de justificaciones fundamentales de las hipótesis científicas son el inductivismo, el deductivismo y el abductivismo.
La racionalidad práctica, entendida también como método o estrategia, es el razonamiento práctico con que se sabe determinar los fines adecuados y los medios adecuados. No es, por consiguiente, una mera discusión acerca de qué medios son los más útiles para obtener los fines propuestos, sino también la consideración reflexiva acerca de qué tipos de fines se proponen los seres humanos, cómo se subordinan o restringen los fines entre sí y respecto del fin último o superior, que suele ser la felicidad, o si acaso son mutuamente inconsistentes. De la racionalidad práctica, en general, trata la ética.
Característica intrínseca de la racionalidad es la revisión crítica y constante de las propias creencias racionales y de las conductas o actitudes basadas en ellas. Según una larga tradición que ya empieza en Aristóteles, la racionalidad práctica supone, y depende de, la teórica.
En general, se entiende que alguien es racional si basa sus creencias, sus decisiones y su conducta en buenas razones. Y a esta teoría de la racionalidad se la llama «teoría de la elección racional». Se la acusa, no obstante, de ser una racionalidad instrumental, esto es, limitada a escoger los medios adecuados para los fines queridos. Frente a ella, se propone una racionalidad completa, integral. [2]
3. Racionalidad crítica
Actividad 3 Extrae del texto que reproducimos abajo, una caracterización de lo que llamamos ’racionalidad crítica’ o ’teoría crítica’.
Teoría Crítica y razón instrumental
Un grupo de filósofos en la década de los veinte del pasado siglo se reunieron en torno al Instituto de investigación social, dependiente de la Universidad de Frankfurt, por ello son conocidos con el nombre de “Escuela de Frankfurt”. Los representantes más importantes son Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Walter Benjamín y, en la actualidad, Jürgen Habermas. Ellos son los padres de la llamada “Teoría crítica”.
El concepto de teoría crítica parte de la undécima tesis de Marx sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho hasta ahora más que interpretar el mundo de modos diferentes; se trata de modificarlo.” No basta con conocer y describir la realidad, sino que es preciso influir en ella para transformarla. Mediante el concepto de "teoría tradicional", la Escuela de Frankfurt menciona aquel tipo de filosofía cuyo objetivo principal es el conocimiento desinteresado de la realidad. En este sentido, pertenecerían a la teoría tradicional las filosofías de Platón, Aristóteles, Descartes, Hume, Kant, etc.
Frente a este concepto de teoría tradicional, los frankfurtianos proponen el concepto de "teoría crítica", expresión con la que designan un tipo de conocimiento que intenta integrar tanto la dimensión teórica como la dimensión práctica del saber filosófico. La interpretación de la realidad sólo tiene sentido, según ellos, en la medida en que sirve para dirigir dicha realidad hacia una sociedad más libre, más justa y más racional.
La teoría crítica de la sociedad es, pues, teoría y praxis. En este sentido, tiene sus fuentes en la Crítica de la economía política llevada a cabo por Marx y en el materialismo histórico. Uno de los problemas fundamentales que aborda la teoría crítica de la sociedad es lo que podemos llamar "las paradojas del progreso técnico-científico". En efecto, frente al optimismo ilustrado que consideraba que el progreso técnico-científico iba aparejado a un progreso moral, social y político (una sociedad más justa y más libre), la teoría crítica denuncia que, por el contrario, ese progreso técnico más que haber servido de instrumento liberador se ha convertido en un mecanismo ideológico de alienación.
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En el análisis de la sociedad que hicieron los filósofos frankfurtianos encontraron un tipo de racionalidad que subyace en la sociedad capitalista y que es el culpable de la irracionalidad y de la opresión que dicha sociedad ejerce sobre sus miembros. A ese tipo de racionalidad podemos llamarle genéricamente "racionalidad instrumental" y contra él van los distintos análisis de la Escuela de Frankfurt.
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En la sociedad actual se da la paradoja de que la razón instrumental ha posibilitado los medios técnicos suficientes para que la persona pueda vivir sin ser esclava de la máquina y, sin embargo, el ser humano aparece más que nunca alienado y esclavizado a las distintas fuerzas de la sociedad capitalista. La teoría crítica, en cuanto crítica de la razón instrumental, tiene la tarea de devolver al sujeto la libertad perdida en la sociedad tecnificada.
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Al triunfo de la razón instrumental en el campo de las ciencias se le llama positivismo o cientifismo, actitud que para Habermas consiste en renegar de la reflexión. El positivismo supone la identificación entre la ciencia existente y el conocimiento verdadero. Pero, contra el positivismo científico convertido en ideología, y contra la sociedad posindustrializada en la que el individuo aparece alienado por sus propios productos y enfermo desde un punto de vista moral, sólo es posible luchar desde la teoría crítica y desde una nueva concepción de la razón. En la actualidad ha sido J. Habermas, heredero y representante actual de la Escuela de Frankfurt, quien mejor ha desarrollado estas ideas a partir de su teoría de los intereses del conocimiento. [3]
Notas
[1] De ’Racionalidad’, en la web Encyclopaedia Herder.
[2] De ’Racionalidad’, en la web Encyclopaedia Herder.
[3] De Teoría Crítica y razón instrumental en el blog ’mutatis mutandi’