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LA CORRIENTE

Luis Andrés Edo

SUMARIO

Agradecimientos11
Introducción13
CAPÍTULO l. Pensamiento y Acción23
El salto a la reflexión. - Las dos teorías de la inhibición. - La cojera de la historia. - Sistemas y trucos.- Del círculo a la espiral.
CAPÍTULO II. Individuo, Grupo, Sociedad43
La alienación. - El grupo ante el sistema. - Incompatibilidad entre sistema y sociedad libre.
CAPÍTULO III. Dialéctica y Progreso61
Materia de la investigación dialéctica. - Reciprocidad causa-efecto. Individuo y grupo como contrarios. - El pasaje de lo cuantitativo a lo cualitativo. - La única posible dialéctica del progreso.
CAPÍTULO IV. Poder político e historicismo83
Sociedad libre hasta la Edad de Bronce. - Oráculos y «autoridad moral». - La acumulación de bienes de producción: la clase superior. - Nace el Poder político. - Desviacionismo y salto cualitativo. - El hierro: democracia y esclavitud. - Los vicios del salto cualitativo desviacionista: Sistemas, «contradicciones internas» y «acción desde dentro». La Ley escrita.
CAPÍTULO V. Origen de las Corrientes Sociales103
Primeras Corrientes Sociales. Anterioridades y exterioridades. - Los griegos. - Los romanos. - Los cristianos. - Los bárbaros. - El interminable túnel de la teocracia.
CAPÍTULO VI. El Movimiento socialcristiano y la Iglesia133
Movimiento popular: prioridad histórica de la conciencia social. - Los «propagadores». - El desviacionismo: creencias religiosas y autoritarismo progresivo. - El choque con la ciencia: el naturalismo y el materialismo. - El resorte cualitativo desviacionista: la gran lección de la Iglesia y su adaptabilidad: el principio de perfectibilidad. - El «margen de reacción». - Madurez popular actual contra paternalismos: antiautoritarismo social creciente: la disyunción social cristiana.
CAPÍTULO VII. El marxismo y el Estado153
La máscara de la síntesis. - Dos Estados fásicos reales. - El Estado fásico ante el Derecho. - «Contradicciones internas». - Última oportunidad.
CAPÍTULO VIII. La alternativa libertaria175
La dialéctica de la negación. - La dialéctica de la afirmación. - El salto cualitativo y el sobresalto.
CAPÍTULO IX. Concepto de la «Corriente»195
Escollos organizativos. - La corriente. - La necesidad del principio de perfectibilidad. - Novísimos afluentes y posibles vertebraciones.
CAPÍTULO X. La nueva estrategia revolucionaria221
El grupo élite. - El sindicalismo. - El porvenir del Sindicalismo Revolucionario.
Conclusión249

ADVERTENCIA PREVIA

La recuperación de los textos de este manuscrito no se debe a la existencia de un proyecto de edición altamente planificado, no, la circunstancia de su recuperación puede considerarse un hecho, en si mismo, excepcional. Por un involuntario ostracismo, el manuscrito durmió el «sueño de los justos», desde cuando fue escrito en 1968, en el Penal de Cumplimiento de Soria, cuyo recorrido, también excepcional, sufrió peripecia clandestina, hasta su destino en París.

El manuscrito fue escrito totalmente a mano en 124 páginas de papel cebolla, de tamaño folio, con caligrafía muy clara, por ambas caras en un denso espacio lineal, merced a una plantilla de cartón, que elaboré especialmente para este cometido. Cito estos datos porque, 33 años después, el paquete de folios ya amarillentos, con su rectilínea escritura, ofrece una imagen espectacular y produce gran curiosidad a cuantos han podido ver y tocar el manuscrito.

AGRADECIMIENTOS

Se suele dedicar este apartado a personas directamente relacionadas con diversos aspectos del proceso profesional de la edición de los textos. En este caso no, el presente espacio de este apartado va dedicado primeramente a un restringido núcleo de personas que con diversos riesgos permitieron «salvar» el Manuscrito. Empezando con Miguel García García, que cumplía condena en el Penal de Soria, detenido en octubre de 1949, le había sido conmutada la Pena de Muerte, por tanto, estaba obligado a «cumplir el tope» (como se llama a los 20 años de cárcel, en la jerga carcelaria), es decir, debía salir un año después de haber si- do escrito el Manuscrito. Conforme yo iba redactando en los folios de papel cebolla, Miguel (cada día) los escondía en la Enfermería en la que se hallaba internado. De haber sido sorprendido con los folios del Manuscrito, Miguel no hubiera podido salir a los 20 años, sino un año después como castigo, por «Falta grave». Seguidamente debo dedicárselo a Rosita, mi compañera de aquellos años, y a mis hijos Helios y Violeta - entonces de 9 y 7 años de edad -, que en el verano de 1968, desplazados desde París, donde residían, recibieron clandestinamente el Manuscrito y se encargaron de depositarIo en París. A Octavio Alberola y Salvador Gurruchari -miembros del DI (Defensa Interior), organismo conspirativo, creado por las tres Ramas CNT, FAI y FIJL- destinatarios en París del Manuscrito, que iniciaron el proceso técnico de elaboración aunque no llegaron a terminarlo. Y, en la fase actual, aparte de la voluntariosa y estimable ayuda de Adela García, la valiosa aportación de José Ignacio Martín Artajo en la ordenación y edición de los textos del Manuscrito. Por cierto, agradecerle también su intento de extender esa aportación a la redacción general que, por supuesto, refusé, pues nada hubiera sido más anormal que, que un texto redactado por mí hubiera aparecido con la máxima perfección lingüística.

Y, finalmente, a mi compañera Doris Ensinger que me animó a publicar este «tesoro» redescubierto después de más de tres décadas y que, con infatigable entusiasmo, hizo posible la transcripción del Manuscrito.

INTRODUCCIÓN

LA TEMÁTICA fue escogida en torno al debate ideológico, impuesto por circunstancias imperantes entonces en los cosos penitenciarios, pero a pesar d le o transcurrido es una temática de innegable actual id d, por ello he respetado su contenido. La alta motivación de es s textos e producía, en aquellos años, como consecuencia de las interminables y polémicas discusiones mantenidas constantemente, día tras día, año tras año, entre todos los miembros de los colectivos e presos sin distinción de tendencias política y social, y sin excepción de cárceles, aunque si bien es cierto que determinadas situaciones impedían el desarrollo del debate interno, éste continuaba externo, tal era el empuje del fenómeno de discusión en torno a las ideologías, en aquellos momentos, ausentes ellas, de un discurso formal y regular, de confrontación entre las distintas tendencias partidistas, como consecuencia de un fenómeno de clandestinitis de la vida cotidiana, en el seno de la sociedad.

Este fenómeno de clandestinitis provocado por la represión se rompía dentro de los recintos carcelarios, merced al comportamiento abierto de cualquier miembro de cualquier tendencia, sometidos a «custodia» penitenciaria. Aunque este comportamiento no alcanzara al establecimiento permanente de la «Asamblea abierta»(1), sí permitía el desarrollo, por supuesto polémico, de la discusión ideológica.

Esta confrontación ideológica no se mantenía en igualdad de condiciones entre las distintas tendencias, el descarado carácter hegemónico del discurso político, social y sindical del PCE, no evitaba dificultades a la discusión abierta, general o específica, pero a pesar de ello la discusión se hacía posible con más frecuencia de lo esperado, con miembros no intolerantes.

Este carácter hegemónico del discurso del PCE, representaba, en la práctica, un handicap para las otras tendencias políticas, pero en el caso de los anarquistas este handicap era doble pues a él se añadía el sentido social de sus principios ideológicos. Esta clase de dificultades me ofrecía mayores y más sólidos argumentos para la discusión, pues las «críticas mecanicistas» al anarquismo, elaboradas desde el marxismo, adolecían de una lamentable ignorancia del tema.

A la lectura de este manuscrito, por un lector no avisado, podría detectarse una de las mayores dificultades en su elaboración, en condiciones de sometimiento penitenciario, cual sería la consulta bibliográfica, sin la que (en cualquier situación) este trabajo sería imposible. Ya que claro, si resulta evidente que durante la elaboración de los textos dicha consulta se ha realizado ¿cómo ha sido ello posible, en régimen penitenciario?

En efecto, la consulta bibliográfica no planteó problemas, pudo verificarse muy ampliamente. Ello pudo ser así gracias a la existencia de las Bibliotecas Carcelarias, «figura histórica» cuyo origen, subsistencia y desarrollo corrió siempre a cargo de los colectivos de «presos de conciencia», cuya «presencia masiva» en los recintos penitenciarios españoles se detecta, sin solución de continuidad, desde las Cortes de Cádiz hasta la Segunda República. Es decir, más de un siglo, ,de 1812 a 1936. Período sucesivamente cubierto por colectivos distintos: «afrancesados», federalistas, cantonalistas y, finalmente, anarquistas. El patrimonio bibliográfico históricamente acumulado por los citados colectivos, será, en 1939, «heredado» por los continuadores de los «presos de conciencia» que les sucedieron tras el final de la «Guerra Civil».

El lema básico de este patrimonio acumulado es: un preso puede salir en libertad, un libro no. Un libro ha de quedarse en la cárcel para hacer compañía a los presos que permanecen en ella.

La presión (frente a la autoridad penitenciaria) de esta «figura histórica», bibliográfica, ejercida continuamente por los «presos de conciencia», ha constituido, incluso durante el prolongado período franquista, una de las principales armas de lucha. La reivindicación del funcionamiento de esa «figura histórica» (la biblioteca) fue un hecho constantemente utilizado por los colectivos de presos.

Así pues, la mayor dificultad no era la consulta bibliográfica como ya hemos explicado, sino que los problemas surgían a partir de la elaboración de los textos. Efectivamente, los textos constituían el «cuerpo del delito», cuyo descubrimiento se perseguía con periódicos cacheos. Esta circunstancia imponía un método de trabajo que, con frecuencia, no cumplía con todas las necesidades exigibles para una labor de esta naturaleza, como por ejemplo, el seguimiento, con notas a pie de página, de la consulta bibliográfica, que se acostumbraba a dejar para más tarde... por razones de seguridad, labor que, finalmente, acababa siendo relegada, este es el caso del presente manuscrito que, estoy seguro, el lector sabrá disculpar.

El lector habrá podido sorprenderse de la incursión científica que ofrecen algunos de los temas del manuscrito, ya que, en efecto, es un espacio que el anarquismo, a lo largo de su historia, ha expresamente discriminado, salvo excepciones meritorias como las obras de Eliseo Réclus y Pedro Kropotkin. Es decir, dos científicos, lo que no les impedía derivar, con sus análisis, al campo de la «cuestión social».

Cuando Eliseo Réclus cataloga al anarquismo como la «más alta expresión del orden», expone una de las ideas más geniales del pensamiento. Una idea que no puede quedar limitada a un principio ético, sino que traslada su alcance más allá de la estricta moralidad, una idea que, en efecto, puede ser el exponente de un «orden» del desarrollo de las ciencias naturales, aplicadas a la «cuestión social». Es una idea que nos introduce, de lleno, al campo científico. Dos han podido ser las razones en las que Réclus se basaba: 1) rechazar el criterio, ampliamente difundido, de presentar al anarquismo como un exponente del caos social; 2) calibrar al anarquismo como la más alta expresión de las leyes físicas de los fenómenos naturales, aplicado a lo social.

Es decir, Eliseo Réclus se avanzaba, en más de medio siglo, en emitir un concepto de «negoentropía» en el desarrollo de la materia y de la energía. Por tanto, no sería aventurado afirmar que Réclus hubiera llegado a la conclusión de que el Anarquismo es la más alta expresión del orden «negoentrópico».

La crítica científica de Pedro Kropotkin, al neodarwinismo de finales del siglo XIX, en polémica con Huxley, que se debatirá en la prensa especializada durante la última década del citado siglo, es un debate que después de 1900 será recogido por Kropotkin en su libro «El Apoyo Mutuo».

La aportación que Kropotkin hacía entonces decía: «El motor del desarrollo de las especies no ha sido la selectividad, sino la solidaridad entre los individuos». Esta idea «experimental» ha sido, un siglo después, reconocida por significados analistas científicos, sin nombrar su procedencia. Esta actitud de Kropotkin se contrapone a cuantos, desde posiciones anarquistas, rechazan el análisis científico. El caso de estos dos científicos anarquistas no pudo ser recogido en el Manuscrito por no tener acceso a sus obras para consultarlas entonces en la cárcel.

* * *

LA CORRIENTE es uno de los temas del Manuscrito que, además, he escogido como título(2). Tal era la importancia que le prestaba entonces a la «opción organizativa»,inducido por el indiscutible impasse que representaba la «vertebración estructural» de la CNT clandestina, con el trágico balance de más de 20 Comités Representativos encarcelados durante los largos años de la Dictadura, lo que significaba otros tantos desmantelamientos del Anarcosindicalismo organizado. Tan constante y prolongada persecución a las estructuras de la CNT exigía la necesidad de hallar una alternativa a ese impasse orgánico.

La «Opción de Corriente», sin estructura, así definida en el Manuscrito, tenía esa intención alternativa. Sin pretender la disolución de la CNT clandestina era una necesidad que se imponía entonces para intentar sortear la represión policial y penal. Todo lo contrario que el «Cinco Puntismo», iniciativa que exigía un pacto con la CNS franquista.

En la actualidad esa necesidad es mucho más imperiosa, pues la persecución policial y penal han sido sustituidos por una represión más grave: el «silencio sideral», es decir, la «extinción» instituida por «decreto». Por tanto, la «Opción de Corriente» es hoy más oportuna que entonces.

Por otra parte, la «Opción de Corriente, sin estructuras», era ya en el mayo francés de 1968, la respuesta más adecuada al cambio estructural que el Poder capitalista había realizado cuatro décadas antes. En efecto, tras una prolongada negociación de más de un lustro, una comisión anglo-norteamericana logra, en 1927-28, alcanzar un acuerdo que consiste en crear un marco común (paralelo a los marcos gubernamentales) en el que todos los llamados, eufemísticamente, «Lobbies de presión», de ambos países, se reúnen periódicamente para decidir sobre los principales acontecimientos nacionales e internacionales. Es una coincidencia más que sospechosa que la homologación de este nuevo marco de Poder, reconocido por los respectivos gobiernos, se produzca un año antes del promovido crack financiero de 1929, que, en suma, servirá de pretexto a los hermanos Dulles (los Kissinger de la época), asesores de la «Comisión Aliada de Seguimiento del Tratado de Versalles» para convencer a ésta sobre la necesidad de fundar, en 1931, un nuevo «Banco de Intercambio de Divisas» con sede en Basilea (Suiza) con el que el Banco Central alemán pueda (ante el fiasco del hundimiento financiero mundial) seguir cumpliendo con las exigencias impuestas por el Tratado de Versalles. En definitiva, esta nueva entidad bancaria de Basilea (con la participación gestora de los Bancos Centrales de los países Aliados) se convertiría en la financiadora del Partido Nacional - socialista alemán, en su proceso de acceso al Poder.

Me he permitido este inciso para mantener mejor la tesis de la «Opción de Corriente», como alternativa a las tradicionales «vertebraciones orgánicas» de la izquierda política, pues dichas vertebraciones han reproducido el imaginario estructural del Poder. Desde la izquierda el «Surrealismo», en 1924, y el «Situacionismo», en 1957, intentaron romper aquellas estructuras, pero fracasaron por su carácter vanguardista. Sólo el Anarquismo creando la CNT se adelantó, en casi dos décadas, al cambio estructural de los Centros de Poder del Capitalismo, estableciendo medidas específicas preventivas, contra los riesgos autoritarios que conlleva toda opción organizativa. Sin embargo, la historia del Anarcosindicalismo español nos ha demostrado que, a pesar de dichas medidas preventivas no ha logrado evitar aquellos riesgos autoritarios. Hasta el punto que no es aventurado sostener que las rupturas estructurales sufridas por la CNT a lo largo de su historia, sitúan su clave en las contradicciones creadas por la «opción organizativa», por encima de las contradicciones provocadas por las distintas tácticas y estrategias. Por lo tanto, la alternativa no puede ser otra que la «Opción de Corriente».

Por añadidura, el nuevo Movimiento Antiglobalización ha conocido su auge original merced a la «Opción de Corriente» y su deterioro posterior se percibe al alejarse de esa opción.

La contradicción de la experiencia de este nuevo Movimiento debería ofrecer a todos los Núcleos que se reclaman del Anarcosindicalismo, de que la oportunidad histórica de la universal movilización antiglobalista podría salir de la encerrona institucional hacia la que se dirige, con un «Memorándum de Corriente» elaborado en conjunto por dichos Núcleos, en colaboración con los Colectivos Libertarios, para lo que están preparados mejor que otras tendencias políticas, en lugar de centrarse en el inútil discurso de la «Unidad Confederal». La elaboración de este Memorándum basado en la «Opción de Corriente», sin estructuras, no implica la disolución orgánica de ningún Núcleo, como no implicaba, entonces, en 1968, cuando escribí este manuscrito, la disolución de la CNT.

Pero uno de los aspectos del Manuscrito en que quizás he acertado mejor, adelantándome diez años a los acontecimientos, (al no haberse producido el «Sindicalimo Ideológico» como propugnaba entonces) es el innegable deterioro del Sindicalismo en general, convertido ya hoy en sujeto de Poder, y del Anarcosindicalismo en particular, al dejar de ser el catalizador del Movimiento Libertario. Lo que justifica aún más el mantenimiento de mi tesis de la «Opción de Corriente».

LA CRÍTICA AL MARXISMO, que se aborda en el Manuscrito, y que bajo un prisma de conjunto constituye la «espina dorsal» del discurso, no cae en el error de «descender a las cloacas» de sus Partidos y Organizaciones, por una razón muy simple: porque la denuncia de este espacio deja en un segundo plano, siempre, la crítica a los fundamentos del discurso teórico.

Por lo tanto, decidí, entonces, centrarme exclusivamente en la denuncia de la incoherencia del citado discurso y de su «método dialéctico», como causas lógicas de la existencia de las citadas trágicas cloacas.

No es una crítica con una dinámica unilateral porque, en el Manuscrito queda muy claro, que Marx no logra sino una síntesis con la tesis ya existente en el sistema capitalista. En efecto, el trifásico sentido de Kant con su tesis-antitesis: síntesis, es escandalosamente manipulado por Hegel (con el Estado: Agente Universal) y la antítesis de Marx contra el «método manipulador» de Hegel no logra alcanzar a la «negación del Estado»: esencia éste de la dialéctica de Hegel. En otras palabras, Marx se carga el proceso, mas no las conclusiones de Hegel. De ello resulta una estrecha ligazón entre el marxismo y el capitalismo: El Capitalismo de Estado y el Estado Capitalista. La clave del estancamiento del marxismo se sitúa, como se señala en el Manuscrito, en la inexistencia de una «izquierda marxista», en un discurso teórico, que deshaga la síntesis de Marx, y de ella se derive una «práctica anarquista», orientada a la abolición del Estado.

LA ACCIÓN «RECÍPROCA» EN LA DIALÉCTICA es otro de los temas polémicos que se aborda en el Manuscrito. Pero es una polémica que no sólo se centra en posiciones formales, declaradas por las tendencias del «Materialismo Dialéctico» y el «Materialismo Metafísico». Pues, en efecto, esta última tendencia no reconoce la influencia recíproca del efecto sobre la causa que lo ha creado, convirtiéndolo así en «concausa», como sí reconoce la tendencia dialéctica.

De ahí se desprende la primera polémica, ya que si los metafísicos aceptaran la influencia recíproca del efecto, pondrían en peligro todos los discursos teológicos.

Es lo que ocurre con el zoólogo francés Teilhard de Chardin que, a pesar de su condición de jesuita, reconoce el proceso materialista de la «ortogénesis» (es decir, el fenómeno de «complejización evolutiva», creciente, de la materia y de las especies) en su obra cumbre «El Fenómeno Humano», que fue destinada a la hoguera del «índice papal», hasta que ocho años después de su muerte, a la llegada de Juan XXIII, le fuera levantado el Índice.

Pero surge una segunda polémica, en el propio seno del «Materialismo Dialéctico», provocado por los partidarios del «Método Dialéctico», pues estos se erigen en la «línea de la verdad absoluta» de la dialéctica, cuando en realidad dicha «línea» no hace sino reproducir un imaginario metafísico en el seno de la propia sociedad.

EL «SALTO A LA REFLEXIÓN» ocupa un importante espacio en el Manuscrito, ya que, en efecto, es un fenómeno único entre la multiplicidad de elementos que han participado, y participan, en el desarrollo naturalista del Planeta. Este desarrollo está contemplado en el Manuscrito en fenómenos de dos signos distintos, entró picos (consecuencia de la llamada «segunda ley de la termodinámica» que al liberar la energía de la célula, la «despilfarra» al azar -de ahí se desprenderá la «teoría del caos»-} y la negoentropía, cuyo signo se produce por el surgimiento de una célula (del ácido desoxirribonucleico) que al liberar su energía se reproduce así misma (no se despilfarra) y este fenómeno es el que producirá la existencia de seres vivos.

La concentración de esta «célula replicativa» en unos 30 millones de unidades, en una concavidad exigua de los mamíferos irá produciendo cerebros compuestos por «capas», primero el «reptiliano», luego el «instintivo» y finalmente el «neocortex», que es el que permitirá «el salto a la reflexión». Es decir, la especie humana.

Ningún discurso político o social se aproxima más que el Anarquismo al reconocimiento y al respeto del «salto de la reflexión», pues este fenómeno nos permite desbordar el proceso físico determinista y empezar a pensar en la Libertad.

LA DIALÉCTICA DE LA NEGACIÓN Y DE LA AFIRMACIÓN, respectivamente mantenidas por Bakunin y por Proudhon, constituye uno de los planteamientos del espacio de «LA ALTERNATIVA LIBERTARIA», del Manuscrito.

Cualquier estudio del Anarquismo detectará sin dificultad unas fases distintas en el desarrollo del discurso; aunque distintas son fases perfectamente convivenciales, su aplicación en la práctica no depende sino de elementos externos al propio discurso. Así pues la «negación» bakuninista se justifica en el plano teórico, ante la agresividad de la «síntesis» de Hegel, con su pretendido «Agente Universal, el Estado». Si esa agresividad a la sociedad se traslada de la filosofía (de Hegel) a la práctica, la «negación» bakuninista queda también justificada en este terreno. Lo que sucede es que el Anarquismo no puede mantener esta «variante negativista», histórica, transformándola en una dialéctica permanente, y es entonces cuando de esa «autodefensa», se salta a la cualitativa «dialéctica de la afirmación», en la que Proudhon ha sido el que más aportaciones ha realizado, y de la que ha dependido, depende y dependerá, la existencia del movimiento anarquista.

Barcelona, diciembre 2002

(1). Salvo excepciones, como es el caso del Penal de Soria, en 1968-69, cuando a propuesta de los anarquistas, todas las tendencias se reunían juntas periódicamente en «Asambleas Generales»
(2) Aparte de cuatro o cinco puntualizaciones he respetado el contenido del texto tal como lo escribí en 1968, sólo he cambiado el título que en su origen era: «El pensamiento antiautoritario».


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