EL 20 DE MARZO DE 1976 con unos compatriotas se dirige a la
Mina Hualilan, para ver unos relaves de Oro, volviendo a San
Juan el 24 de Marzo de 1976, al llegar son informados que se
había producido el golpe de estado en Argentina por un amigo
de nombre Santiago Argentino Carpio, que era dueño de la
casa donde vivía con su familia, también le dijo que la
noche del 23 de marzo había sido allanado su domicilio y que
su cuñado Julio Meneses Ibaceta y Sergio Sanchez Vergara los
habían golpeado salvajemente militares del RIM 22. El dice
que a causa de este hecho el decide pasar a la
clandestinidad con el único propósito de no cae en mano de
los represores. Fue así que, a través de compañeros tomo
contacto con la familia para saber cómo se encontraban ellos
y para que supieran que el estaba bien. Cuenta que en esos
días posteriores al golpe se encuentra con el compañero Aldo
Moran, quien había pasado a la clandestinidad por la
terrible persecución de que era víctima. Fua así que se
refugiaron en una finca ubicada para el lado de Pocito,
donde vivía un compañero chileno de apellido González . Allí
estuvieron, junto con Aldo Moran, alrededor de una semana.
Luego decidieron salir de allí ya que los compañeros le
habían hecho un contacto con el Pastor evangélico Samuel
Ponce, de la Iglesia Evangélica Metodista, ubicada en la
avenida Alem, quien los alojo en el subsuelo de la Iglesia.
Relata que una semana después, a finales de abril
aproximadamente, el mismo Pastor Ponce lo traslado, a él
solo, en tren hasta Mendoza, disfrazado con un paletó y
sombrero, como un campesino. Fue el mismo Pastor Ponce quien
lo dejó instalado en el Refugio de Caritas que estaba
ubicado en la calle Martínez de Rosas 863 de Mendoza.
Recuerda que en ese refugio había 13 hombres y varias
mujeres, no recordando la cantidad de ellas. La que cocinaba
era una compañera chilena de apellido Molina. Todas las
personas refugiadas eran de nacionalidad chilena, boliviana
y peruana. Estando en el refugio los primeros días de junio
de 1.976, llega una patrulla de la policía de la Comisaría
5ta., manifestándole al padre que estaba a cargo del
refugio, de nombre Rafael, que en los tarros de basura
habían colocado una bomba, y por ello, le solicitaban, al
cura, que los dejara ingresar para revisar donde estaban los
desperdicios y ver si efectivamente había un explosivo
colocado allí. Según manifestaron las mujeres que estaban
con el Padre Rafael, éste, les habría dicho que era
imposible que hubiera una bomba en los tachos de basura,
pero ante la insistencia del policía el Padre Rafael habría
autorizado al Comisario para que entrara a verificar si era
verdad la denuncia que había recibido. Fue en ese momento
que el padre Rafael abre la puerta y los policías que venían
atrás del Comisario lo golpean al Padre Rafael en la Cara y
le quiebran la clavícula del lado derecho, cayendo al suelo
saliéndole mucha sangre. El y el resto de los hombre que
estaban durmiendo en unas cuchetas al sentir los gritos van
a ver que pasaba. Dice que antes de esto había salido un
muchacho de nacionalidad francesa que había sido
guardaespaldas de Charles De Gaulle, y que era Karateca,
quien al ver al Padre Rafael Sangrando comenzó a golpea a
los policías, Cuando salió Mario ya habían tres policías en
el suelo golpeados por el francés. A consecuencia de los
golpes del francés los policías se van, pero a la media hora
regresan, rodeando el edificio con ametralladoras y autos
brindados. Como consecuencia de estar el refugio rodeado los
obligan a salir a la calle, con las manos en la nuca. Luego,
los conducen caminando, por el medio de la calle, con las
manos en la nuca, hasta la comisaria 5ta donde fueron
interrogados y torturados con golpes de la culata de
fusiles, les dieron patadas, trompadas. Dice que alrededor
de las 17 hs. , el comisario de la 5ta se dirigió al patio
donde estaban detenidos, los contó, los miró, y luego lo
sacó a él y lo condujo a su oficina.
Una vez allí le pregunto “que es lo que era él” y él le
respondió “soy hombre” y le pregunto por segunda vez lo
mismo y él le volvió a responde “soy hombre”. La tercera vez
el Comisario le dijo ”yo te pregunto hijo de puta que sos
vos políticamente” a lo que respondió “cómo no soy tonto ni
tarado, ni retardado mental, soy socialista. Y que no era
fácil ser socialista porque solo lo podían ser las personas
inteligentes”. En ese momento entró a la Comisaría el
Comandante en Jefe de la Zona en Estado de Emergencia de las
provincias cuyanas, una persona de baja estatura y morena.
Dice que este jefe a su vez era el suegro de un compañero
suyo chileno, de nombre RODRIGO POLANCO, quien era pareja de
la única hija del comandante en Jefe. Este Comandante en
Jefe le dice al Comisario “que cagada te has mandado, es
como para ascenderte y darte un premio, sacaste a esta gente
de la casa del arzobispado de Mendoza, donde funciona
Caritas y está habilitado como refugio de las Naciones
Unidas, encima trajiste a la gente detenida por la mitad de
la calle para que todo el mundo se diera cuenta, así que
inmediatamente te vas de acá, no te quiero ver más” y lo
echó, que dando otro policía a cargo de la comisaría. Cuenta
que después de este episodio los liberan a todos menos a él,
que lo llevaron al Palacio Policial, para tomarles las
huellas digitales. Dice que una vez allí lo subieron al
segundo piso, a un lugar donde habían ventanas pequeñas, de
vidrio grueso. Dice que lo meten en una especie de calabozo,
donde le atan las manos atrás, en la espalda, le ponen una
capucha negra, le hacen primero bajar una escaleras, y
el cree que finalmente lo ponen en una especie de subsuelo,
donde escucha la vos de otras personas que también estaban
detenidas ahí. Manifiesta que fue en ese momento cuando
comenzaron a torturarlo salvajemente, lo quebraron, le
atravesaron el pie con una bayoneta, le tajearon con los
golpes toda la cabeza (mostrando en este acto las marcas que
aún le quedan). Recuerda que allí estaban detenidas unas
mujeres que decían ser de la Universidad, que no recuerda
los nombres. Que a esas mujeres las violaron, que él
escuchaba los gritos. Dice que los policías llevaban perros
policías y que él sentía los ladridos y los gritos de las
mujeres, que él cree que con los perros las violaban.
Manifiesta que estuvo detenido 54 días en total. Que lo sabe
porque cuando él sale en libertad, cuando lo entregan al
Alto Jefe de las Naciones Unidas, un compañero que había
estado detenido con él en la comisaría 5ta. Le manifestó
estando en el refugio en Buenos Aires, que desde la fecha en
que ellos no lo habían visto más, luego de aquel episodio en
la Comisaría 5ta, hasta ese momento, habían pasado 54 días.
Relata que ocho días antes de que lo liberen, la gente que
lo custodiaba en el palacio policial, le comentaba, que lo
iban a dejar en libertad, pero que no fuera hablar ml de
ellos, que ellos no eran los que le habían pegado, que
habían sido otras personas, que habían venido de afuera.
Dice que a partir de ese momento le empezaron a dar de
comer, le comenzaron a sacar las esposas de noche le daban
un colchón para dormir, no en el suelo tirado en el cemento
cómo dormía antes. Que también le permitieron que se bañara
a oscuras. Recuerda que los estudiantes que estaban allí, le
conversaban, ya que no los podía ver por la capucha, que
ellos eran de la Universidad Nacional de Cuyo, que eran
catorce en total, seis hombres y ocho mujeres, y que muchos
de ellos eran de la Facultad de Medicina. Dice que cómo
estas personas también habían escuchado que a él lo iban a
liberar, le pedían, que por favor cuando saliera denunciara
lo que estaba pasando allí, lo que le estaban haciendo.
Manifiesta que a causa de su desaparición se había
desarrollado una campaña mundial de los sindicatos más
poderosos del mundo, como la CGT francesa, La unión Inglesa,
Sindicatos de Alemania y EEUU. Tenía como objetivo
encontrarlo a él y que la dictadura reconociera que lo tenia
detenido, ya que constantemente las autoridades militares lo
negaban. Dice que gracias a esa campaña, el día dos de
agosto de 1976, lo conducen al aeropuerto del plumerillo,
donde le sacan la capucha por primera vez. Que era cerca del
medio día. Dice que le costo mucho volver a la realidad y
darse cuenta en donde estaba. Que cuando se dio cuenta que
estaba en la puerta de la sala espera del aeropuerto, grito
“soy Mario Muñoz Salas, dirigente minero chileno, partidario
del gobierno de Salvador Allende, que fuera derrocado en
1973, por los hermanos criminales que hoy día dieron el
golpe de Estado contra el Gobierno Argentino, me han
golpeado, pegado, torturado”. Que al escuchar esto la gente
que estaba allí, en el aeropuerto, reacciona contra los
militares que lo traían a él, quienes ante los golpes se
retiraron. Manifiesta que luego de esto, al rato, llegaron
unos muchachos jóvenes que le dijeron que los habían mandado
a sacarles las esposas, y que ellos no tenían nada que ver.
Luego se le acercó a él un señor alto de un metro noventa y
le pregunto si él era Mario Muñoz, presentándose como George
Culishert, Jefe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para las provincias ibéricas y Oceanía y que venía mandado
por las Naciones Unidas a buscarlo. Mario le dice que no lo
conocía, y que no sabía quién era él.
Entonces Culishert se acercó a la oficina de venta de
pasajes y le pidió a la agente de viajes que por favor le
viniera a explicar quien era él y le leyera los documentos
donde constaba que venía de las Naciones Unidas y que
portaba un documento donde constaba que él venía por las
Naciones Unidas a trasladarlo a Buenos Aires. Cuenta que
luego de esto él se convenció de que ese señor era
efectivamente un funcionario de la ONU, y que tenía la
responsabilidad de sacarlo lo más rápido posible a Europa.
Relata que fue así alrededor de las 16 hs de ese mismo día,
2 de agosto de 1976 tomaron un vuelo directo a Buenos Aires,
ya en esa ciudad lo trasladan a un refugio de las Naciones
Unidas, el cual era custodiado por la policía federal
Argentina. Allí Culishert le informó que el día 4 de agosto
saldrían en un vuelo a Austria, con escala en Bélgica. El
día tres de agosto le pide a su compañero Luis Tapia que
estaba en el refugio que le compre el diario la Nación y La
Opinión de Timerman. Que el titulo del diario La Nación
decía que “catorce extremistas habían sido abatidos cuando
trataban de tomar los arsenales de Campo de Mayo” que esto
lo recuerda porque muchos de los nombres que figuraban de
los supuestos extremistas eran personas que habían estado
detenidas con én en el palacio policial de Mendoza.
Al llegar a Austria, dio una conferencia de prensa en el
salón del aeropuerto a unos trecientos periodistas que
estaban esperando su arribo. Dice que la primera pregunta
fue como había sido su salida de Chile, ya que tenían
antecedentes que el había pasado por un paso clandestino y
le pedían que les contara cuantas veces se tuvo que
enfrentar a fieras y animales peligrosos. Mario le contesto
que el había salido de Chile en 1973 y que en ese momento el
venia saliendo de la crcel de los centros clandestino de
represión en Argentina y les manifestó que sí Chile tenia un
Estadio Nacional a donde se llevaba a los compañeros presos
en Argentina había 20 Estados nacionales parecidos a los de
Chile. Que en esa conferencia hablo dos horas denunciando a
la dictadura argentina encabezada por Videla Masera y Agosti
y la represión sangrienta que se batía en contra el pueblo
Argentino. Estuvo exiliado en Francia desde el año 1976 a
1986, siendo el Vicepresidente del comité de Solidaridad que
presidía Danielle Mitterand.
En Francia esta internado dos meses en el Hospital El Gran
Sablom en la ciudad de Grenoble, donde orinaba sangre todo
el tempo, producto de los golpes y heridas recibidos en
Mendoza.
En 1986 vuelve a Argentina, a Chile tenía prohibido entrar.
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