COMUNICADO DE PRENSA

EL GOLPE DE ESTADO EN PARAGUAY

El pueblo paraguayo - como todos los pueblos de nuestra América - carga sobre sus espaldas una historia de derrotas y frustraciones, en este caso particularmente trágica. Desde la guerra de la “triple infamia” del siglo XIX, a la larga, corrupta y asesina dictadura del general Stroessner en el XX, este pueblo hermano fue víctima de todas las vesanias pergeñadas por el imperio y sus oligarquías. Ésta última, socia de los más perversos negocios, basa su poder en la tenencia monopólica de la tierra (Paraguay es el sexto productor mundial de soja), el contrabando, la reducción de cuanto producto robado en el cono sur deba ser reciclado y el tráfico de drogas ilícitas. Además, dato geoestratégico no menor, su territorio se asienta sobre la triple frontera con Brasil y Argentina y una parte del acuífero guaraní, inconmensurable reserva mundial de agua dulce, codiciada por el Imperio como parte de su agresiva política, de apropiación ilícita de los recursos naturales del planeta.

 

Una oligarquía perversa genera una clase política igualmente perversa, obediente a sus designios.

 

La llegada al gobierno de Fernando Lugo, representó para el sufrido pueblo paraguayo, un hálito de aire fresco a semejante batiburrillo de delito y corrupción y un paso adelante en la necesaria e inevitable unidad suramericana. Como era de esperar, enfrentó desde el mismo comienzo de su gestión, reiterados intentos destituyentes por parte de sus adversarios políticos y de la propia coalición que lo llevó al gobierno.

Finalmente, el escenario para la defenestración golpista pudo ser convenientemente montado, en un acontecimiento grotesco con guión de ópera bufa – que de no ser por la gravedad institucional del mismo – merecería haber atraído la atención de la pluma de Gabriel García Márquez.

 

Los golpes de Estado “blandos”, son la nueva modalidad que adoptan las clases parasitarias y holgazanas y su aparato de comunicación contracultural, que medran con el esfuerzo de los pueblos empobrecidos.

 

Todos los gobiernos populares de Latinoamérica sufren estos embates destituyentes, porque las oligarquías nunca creyeron ni creen en la democracia ni en el poder de los votos. Los pueblos de nuestra América deben estar atentos y movilizados para abortar estas intentonas, y sus gobiernos unidos en el MERCOSUR y la UNASUR,  prestos a aislar a los nostálgicos de las quimeras golpistas. En este sentido ya se expresaron firmemente la presidenta de la República Federativa del Brasil, Dilma Rousseff, la de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y sus colegas del resto de los países del continente.

 

Por la Comisión directiva del PdeV: Julio Ruiz, Alejandro Larriera, Carlos Arrigoni, Adrián de Rosa, Luis Diez, Ana Basso.