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 Buenos Aires, 16 de Abril de 2012
 
Año 5 - Edición Especial N° 48  

 

 
 

 

SENTIDO HOMENAJE DE LA PRESIDENTA ANTE EL FALLECIMIENTO DE EDUARDO LUIS DUHALDE

"Toda una vida de militancia, un luchador de los derechos humanos"

 


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner definió al fallecido secretario de DDHH de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, como "un hombre que tuvo una vida de militancia, de lucha, de exilio, un hombre que retornó del exilio con las mismas ideas". Defensor de presos políticos, Duhalde denunció el terrorismo de Estado desde el mismo día del golpe militar y posteriormente continuó haciéndolo desde el exilio. Fue elegido por Néstor Kirchner para diseñar con él y llevar adelante su política de Memoria, Verdad y Justicia. Denunció a civiles promotores y partícipes de la dictadura e inició la causa Papel Prensa. Figuras de la política y los derechos humanos del ámbito nacional e internacional destacaron el histórico aporte de Duhalde.

La primera mandataria se refirió al fallecimiento del secretario de Derechos Humanos de la Nación, "es un día para recordar a un hombre que se nos fue. Un funcionario de este Gobierno, un luchador de los derechos humanos como es el doctor Eduardo Luis Duhalde", afirmó la jefa de Estado.
Y continuó: "Un hombre que tuvo toda una vida de militancia, de lucha, de exilio y de retorno del exilio con las mismas ideas, con las mismas convicciones, sin grandes alharacas, sin hacer alarde de lo que había hecho o dejado de hacer, porque no necesitaba hacerlo". "Su propia historia y sus propias convicciones así lo demostraron", completó.
Por su parte, en una nota de opinión titulada "Un imprescindible", el ministro de Justicia y Derechos Humanos Julio Alak, se refirió de esta manera: "Para la mayoría de los argentinos, primero está la Patria. O sea: los intereses del conjunto van primero que los personales. Pero para algunos hombres y para algunas mujeres esa aclaración pierde sentido, porque sus intereses personales no son distintos a los de la Patria. Eduardo Luis Duhalde fue uno de ellos. Vivió y murió por la Patria. Y luchó hasta su último aliento por la libertad y la dignidad de los argentinos".
"Con la pluma y la palabra, como escritor prolífico y periodista valiente, denunció las injusticias y las tiranías que sojuzgaron a las mayorías trabajadoras a partir del derrocamiento del gobierno popular del General Perón en 1955, y puso su profesión de abogado al servicio de la defensa de los militantes perseguidos por la Argentina oligarca y fascista de los Rojas, los Aramburu, los Onganía y los Lanusse. No podía ser de otro modo: la dictadura sangrienta de Videla lo persiguió a él. Y lo empujó al exilio, donde no sólo no bajó los brazos, sino que redobló su compromiso con los Derechos Humanos, la libertad y la justicia social".
En otro tramo de su texto, Alak se refirió a la responsabilidad política e histórica conferida a Duhalde al asumir, en el año 2003, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación: "Fiel a sí mismo, coherente y perseverante, no esquivó la responsabilidad de la función pública cuando fue llamado a ejercer un rol central en el proyecto político que reconstruyó, a partir del 25 de mayo de 2003, la Memoria, la Verdad y la Justicia en la Argentina. Para Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Eduardo Luis fue un imprescindible; un aliado incondicional que ejecutó con lucidez extraordinaria, con compromiso inquebrantable y con espíritu militante la política de Derechos Humanos que hoy el mundo reconoce como ejemplar".

SEMBLANZA DE UNA VIDA DE LUCHA

El Dr. Eduardo Luis Duhalde fue abogado, historiador, investigador, catedrático, periodista, funcionario y sobre todo un incansable militante de la causa popular.
Ingresó a la Facultad de Derecho de la UBA a los 16 años y egresó a los 20, obteniendo el título de abogado con un promedio mayor a 9 en su calificación. En 1957, a los 18 años, fue Secretario General del Movimiento Universitario Reformista MUR y al año siguiente Vicepresidente del Centro de Estudiantes de Derecho.
En su paso por la Universidad comenzó la militancia política. En 1958 fue uno de los organizadores del primer acto de compromiso con la Revolución Cubana.
Tuvo una larga trayectoria como defensor de presos políticos, vinculado desde siempre al movimiento de derechos humanos.
Desde 1961, junto a Rodolfo Ortega Peña, fue defensor de presos políticos y gremiales, participando activamente en la Resistencia Peronista. Denunciaron la desaparición de Felipe Vallese en Agosto de 1962.
Integraron el equipo jurídico de la CGT y tuvieron a su cargo la responsabilidad del área de varios sindicatos participando de la elaboración y ejecución del Plan de Lucha de la CGT con el que se enfrentó al gobierno radical.
Durante las distintas dictaduras de los sesenta y comienzo de los setenta acumularon la mayor cantidad de defensas jurídicas, siendo creadores de la Agrupación de Abogados Peronistas y de la Asociación Gremial de Abogados. Enfrentaron la ilegal creación de la Cámara Federal en lo Penal: tribunal especial para juzgar a presos políticos.
Desde el lugar de los hechos denunciaron la Masacre de Trelew, en la que fueron asesinados 16 presos políticos simulando una fuga. Posteriormente Duhalde presentó ante la justicia las pruebas por la que están detenidos autores materiales e ideológicos cuyo juicio oral comenzará en breve.
Considerado uno de los más destacados dirigentes revolucionarios de la década del 70, fue protagonista de duros enfrentamientos durante el gobierno de Isabel Perón, para evitar que se traicionara la voluntad del pueblo peronista, por intermedio de la revista Militancia Peronista para la liberación, que codirigía con Ortega Peña quien fue el primer asesinado, asumido públicamente, por la Triple A.
En 1973 siendo Secretario Jurídico de la UBA en la gestión de Rodolfo Puiggros, fue autor de las noventa medidas que transformaron la Universidad, las que se interrumpieron con la intervención a la misma.
En 1976, al comienzo de la dictadura cívico-militar, por un acta institucional la Junta Militar lo privó de sus derechos civiles y políticos, dispuso la incautación de sus bienes y su captura, por su compromiso y participación en las luchas populares de nuestro país.
A partir del 24 de marzo de 1976 comenzó la denuncia contra la dictadura cívico militar siendo creador de la Comisión Argentina de Derechos Humanos - CADHU -. A fines del mismo año se trasladó a España, desde donde fue uno de los organizadores fundamentales de la denuncia internacional ante los gobiernos, parlamentos, centrales sindicales y otros organismos, determinante para el desarrollo del repudio internacional al genocidio perpetrado por la Junta Militar en la Argentina. Además su participación en los foros internacionales contribuyó para que la lucha encabezada por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo comenzara a ser conocida internacionalmente.
A partir de 1994 se desempeñó como Juez de Cámara de los Tribunales Orales en lo Criminal de la Capital Federal, hasta marzo de 2003, cargo al que renunció para acompañar a Néstor Kirchner en su proyecto electoral.
Como consultor de Derechos Humanos de las Naciones Unidas integró diversas misiones de paz al África (Guinea Ecuatorial), y en América Latina a El Salvador, México (Chiapas), Nicaragua, Perú y Colombia, en sus zonas de conflicto.
Fue profesor titular en la Universidad de Buenos Aires en distintas carreras, en materias de derecho, historia, comunicación, y política. Igualmente lo fue en otras universidades argentinas y extranjeras.
Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. También integró instituciones académicas argentinas y de América Latina y Europa, y organismos de derechos humanos y de justicia del país e internacionales.
Autor de 24 libros, 12 de ellos en conjunto con Ortega Peña, y más de 200 trabajos y comunicaciones, siendo el más notorio de ellos "El Estado terrorista argentino", en donde define la ideología y objetivo del último golpe cívico militar.
Sus trabajos en el revisionismo histórico han sido considerados desde los años 60 como un aporte fundamental en el rescate de figuras y hechos que fueron ignoradas, silenciadas, o tergiversadas por los autores de la historia oficial. Esto ha sido calificado como una de las razones que contribuyó fuertemente a la motivación y formación de la militancia de esos años.
Fue Secretario de Derechos Humanos de la Nación, en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de los gobiernos de la Presidenta Dra. Cristina Fernández de Kirchner, hasta su fallecimiento. También desempeñó ese cargo durante todo el mandato del ex Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner.
Su participación en el diseño y ejecución de las políticas de Estado en DDHH es considerada fundamental, teniendo especial relevancia su responsabilidad en el impulso dado a los juicios por delitos de lesa humanidad que se pudieron desarrollar a partir de 2003.
Igualmente es estimada su intervención como artífice de los logros en DDHH en la región, teniéndolo como referente de la Reunión de Altas Autoridades en Derechos Humanos y Cancillerías del Mercosur, RAADH, órgano rector desde 2004 en la materia. Igualmente conjugó los derechos humanos como principios fundamentales de la bioética en la Argentina y proyectó ese vínculo a escala internacional. Eduardo Luis Duhalde puso así a la Argentina como referencia de liderazgo internacional de una bioética fundada e indisociablemente unida a los derechos humanos.
Le fueron otorgadas numerosas distinciones en el país y en el exterior, entre ellas el Premio Internacional al Periodismo otorgado por la Asociación Pro-Derechos Humanos de España en 1990, por su lucha en defensa de los derechos fundamentales del ser humano.

EMOTIVA DESPEDIDA A "EL MILITANTE DE LA DIGNIDAD HUMANA"

Familiares, amigos, compañeros, funcionarios de todo el país, legisladores, jueces y militantes de organizaciones políticas, gremiales, sociales y de derechos humanos despidieron los restos del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, quien falleció a los 72 años.
En su velatorio hubo más de 140 coronas que poblaron la calle 25 de mayo, donde se ubica la secretaría de Derechos Humanos, enviadas por la Presidenta de la Nación, casi todo el gabinete nacional, numerosas agrupaciones políticas y gremiales, gobiernos y embajadores de países miembros de UNASUR, Luis Beder Herrera, gobernador de La Rioja, de La Cámpora, HIJOS y la conducción de la CGT, de asociaciones de ex presos políticos, entre otros muchos.
La inhumación de los restos se llevó a cabo en el cementerio de la Chacarita, en la ciudad de Buenos Aires, donde sus compañeros y amigos, Eduardo Jozami, Director del Centro Cultural Haroldo Conti, y Luis Alén, subsecretario de Derechos Humanos, quienes lo recordaron como "el militante de la dignidad humana".
Durante el velatorio su compañera de toda la vida, Laura Bartolucci, sus hijos María Laura, Mariano, Patricio y Santiago, sus hermanos Carlos María y Marcelo recibieron el afecto y condolencias de cientos de personas que conocieron y compartieron parte de la vida de este incasable luchador.
Los embajadores de Cuba, Bolivia, México, Guatemala y Ecuador, pidieron autorización a la familia y realizaron una guardia de honor junto al féretro.
En el cementerio de la Chacarita, Jozami y Alén fueron quienes a pedido de la familia, recordaron a quien fue secretario de Derechos Humanos de la Nación desde el año 2003, designado por el entonces presidente Néstor Kirchner y confirmado por la primera mandataria Cristina Fernández de Kirchner en 2007 y 2011.

 


Más de 140 coronas poblaron la calle 25 de mayo, donde se ubica

la secretaría de Derechos Humanos, durante el velatorio del
Secretario de Derechos Humanos, en el auditorio Emilio Mignone.


EDUARDO JOZAMI

A pedido de la familia, voy a decir unas palabras en nombre de los amigos de Eduardo Duhalde, de los amigos que lo conocimos hace mucho tiempo, allá por la segunda mitad de los años 50 cuando éramos unos jovencitos que entraban a la Facultad de Derecho, con muchas ilusiones, creyendo en el Derecho, creyendo en la justicia. Esa era una universidad muy especial, multitudinaria, ruidosa, participativa. Eso tenía que ver por un lado, con las consecuencias de 10 años de política social del peronismo y de ingreso sin examen en la universidad. Pero también tenía que ver con los nuevos tonos de esa época, en la que había una importante participación estudiantil y un proceso de reforma en la universidad. Eran los tiempos de las luchas entre reformistas y humanistas. Lo que no existía en esa universidad, por lo menos oficialmente, era curiosamente lo que reinaba en el resto del país. Es decir, el peronismo, que era sentimiento mayoritario de los argentinos, no estaba presente en la universidad. Y con Eduardo Duhalde no tardamos mucho en darnos cuenta de la fragilidad, de la hipocresía, de la dificultad de seguir creyendo en tantas proclamas en torno al derecho y a la justicia, si la mayoría del pueblo argentino no solo estaba afuera de la universidad sino que estaba privado de ejercer sus derechos. A partir de allí empezamos juntos, pero siguiendo cada uno sus propios pasos, de algún modo, empezamos un camino que estuvo marcado por esta fuerte atracción del peronismo y del movimiento obrero, y estuvo marcado también, como para toda nuestra generación, por el surgimiento de la revolución cubana que nos mostró la posibilidad de una América Latina distinta.
Eduardo fue de los primeros en abrazar la militancia peronista. Y junto con Rodolfo Ortega Peña, en los años 60, desarrolló una tarea política e intelectual que dejó huellas muy profundas en toda nuestra generación. Esos son los años en que Rodolfo y Eduardo empiezan a trabajar sobre la historia argentina y escriben textos fundamentales, como los que llevaron a la denuncia de lo que había significado el empréstito de la Baring Brothers, como los textos sobre Felipe Varela, sobre el fusilamiento de Dorrego y el asesinato del Chacho Peñaloza. Ese era un revisionismo histórico diferente, que ya no se basaba simplemente en la reivindicación de la figura de Rosas, que se preocupaba por retomar una pluralidad de tradiciones populares argentinas, que hacía de los caudillos federales los protagonistas principales de esta nueva concepción de la historia. Algunos dijeron que estos eran textos de combate, que eso no era historia. Es cierto que se estaba construyendo una épica popular desde el estudio de la historia argentina. Pero quien lee esos libros 40 años más tarde descubre no sólo la obsesiva preocupación por los datos, que fue una de las características de Eduardo Duhalde investigador a lo largo de toda su vida, como escritor y como abogado, sino también descubre una mirada profunda, inteligente y moderna para concebir la historia del movimiento popular en la Argentina. En esos años, Duhalde estuvo en muchas iniciativas importantes que sería muy largo reseñar hoy. Estuvo con Hernández Arregui y Carpani en la fundación del Grupo Cóndor, estuvo más de una vez junto a John William Cooke, participó en muchas de las publicaciones que impulsaban la resistencia peronista y que se vinculaban con el movimiento sindical. Y así, cuando llega la dictadura de Onganía y se inicia un periodo de mayor represión, Rodolfo y Eduardo van a iniciar una nueva etapa de sus vidas y van a ser conocidos, prácticamente, como el símbolo de los abogados de presos políticos. Había muchos abogados de presos políticos, muchos de ellos todavía nos acompañan y algunos están aquí, pero Ortega Peña y Duhalde, Duhalde y Ortega Peña fueron desde fines de los años 60, principios de la década del 70, aquellos que permanentemente aparecían visitando presos, haciendo denuncias, enfrentando a la dictadura. A mí me tocó ser uno de esos presos, o en ese momento no preso sino secuestrado. Cuando me secuestraron, en 1972, Eduardo y Rodolfo fueron mis abogados. Pero, si decía que aquí hay muchos de los que fueron abogados en esos años, también veo a muchos que estuvieron presos y que tienen también seguramente el mismo agradecimiento, el mismo reconocimiento que nosotros tenemos por la actuación de Eduardo y de Rodolfo Ortega Peña. Es imposible hablar de Eduardo, recordar su historia, sus escritos, sus luchas, sin recordar a Rodolfo. Constituyeron una pareja de militantes e intelectuales lúcidos, donde por momentos la personalidad extraordinaria de Rodolfo, su utilización del sarcasmo, sus ironías, sus salidas insospechadas podían llegar a opacar, si se quiere, de algún modo, la figura Eduardo. Pero cuando uno los conoció trabajando, por ejemplo, en la revista Militancia, cuando los conoció en su trabajo en la gremial de abogados, puede señalar que Eduardo Duhalde aportaba no sólo esa tremenda capacidad de trabajo, sino también una reflexión crítica, una mirada inteligente y profunda. Después, cuando vinieron los años del gran triunfo popular, a partir de mayo de 1973, Eduardo Duhalde y Rodolfo marcaron una perspectiva, si se quiere, crítica frente a algunos aspectos del nuevo periodo de gobierno peronista que se iniciaba. Fueron años de mucha discusión, fueron años de mucho conflicto, en muchos casos coincidimos, en otros no coincidimos, pero cuando poco después vino la dictadura militar, quedó claro que aquellas diferencias que podían haberse dado en el seno de la izquierda peronista no podían de ninguna manera opacar el compromiso, la decisión con que nosotros, todos, volvíamos a unirnos en la denuncia a la dictadura militar y en el apoyo a todas las manifestaciones de resistencia popular en la Argentina.
Duhalde estuvo en España, conformó una organización importante de derechos humanos en el exilio, tuvo mucho que ver con las principales denuncias que se hicieron contra la dictadura en el exterior, tuvo una actitud permanente de solidaridad con los perseguidos también después de la dictadura, y una característica fundamental, que simplemente con mirar quiénes somos los que estamos aquí creo que resulta evidente es que él siempre tuvo una actitud absolutamente amplia para apoyar a todos los que luchaban, para ser solidario con todos los que eran perseguidos; y puso su talento de intelectual y su oficio de abogado al servicio de todos los que lo necesitaban. Esa trayectoria que llevaría muchísimo tiempo reseñar, de la que yo simplemente quiero marcar algunos hitos, y en particular aquellos de los que tengo más posibilidades de hablar, esa trayectoria no casualmente culminó a partir de 2003 con su designación como Secretario de Derechos Humanos. Néstor Kirchner acertó doblemente; por un lado, porque designó entre la gente que tenía a su alrededor en ese momento, entre quienes lo habían acompañado en la lucha por el acceso al poder, designó seguramente a la más competente de las personas para ejercer esta función. Recordemos, sin ir más lejos, que pocos años antes, Eduardo había publicado su texto, "El Estado Terrorista Argentino", que sigue siendo la mejor síntesis acerca de la doctrina y la práctica de dictadura militar. Pero decía que acertó también porque estaba poniendo para conducir la política de derechos humanos, en una gestión que se sabía transformadora, que se sabía que iba a ser histórica, estaba eligiendo a una de las figuras representativas del movimiento popular argentino, estaba eligiendo a un referente como Eduardo Duhalde.
Simplemente para terminar, recordando nuestra amistad de entonces, quiero decir que las amistades adolescentes suelen estar llenas de fantasías, de deseos de cambiar el mundo, de idealizaciones, todos pensamos que en el futuro vamos a ser los mejores, todos pensamos que vamos a ser fieles a las grandes causas que enunciamos. Sin embargo, la vida después nos desengaña. Más tarde, nos tocó ver que algún joven, elocuente en las asambleas de la facultad con su discurso anti-imperialista, terminaba siendo, años más tarde, abogado de alguna gran empresa extranjera. Vimos también algún otro que nos maravillaba con su claridad jurídica terminar siendo funcionario y asesor de la dictadura militar. Pero qué lindo que es cuando uno encuentra que sus amigos de entonces siguieron siendo siempre los mismos, qué lindo es cuando uno puede decir: "me siento orgulloso de haber sido amigo de Eduardo Duhalde y me siento orgulloso de haberlo acompañado durante toda su vida, con sus más y sus menos, pero siempre siendo fieles, honrando los mismos compromisos y los mismos principios."


LUIS ALÉN

Me pide la familia de Eduardo, que es la mía en el afecto, la difícil tarea de recordarlo, de recordarlo en toda su amplitud. Ya Eduardo Jozami ha reseñado algunos de los aspectos más brillantes de su carrera. Yo prefiero referirme a otro Eduardo: al Eduardo generoso, al Eduardo de corazón abierto y amplio para todos, al que supo tender la mano a cualquiera que lo necesitaba, al amigo fiel de todos sus amigos, al que no se empeñaba en odios vanos, sino que prefería pasar por alto cualquier desavenencia y solo tenía un límite con aquellos que violaron y mancillaron los derechos humanos de los argentinos. Porque Eduardo era un militante de la dignidad humana, y eso es lo que hace tan valorable su vida y tan dolorosa su pérdida. Sus 56 años de amor al lado de Laly, los hijos que hoy lo acompañan, los propios, como María Laura, Mariano, Patricio, Santiago, y los que fueron del afecto, Pablito, allá lejos en España, y los hijos de sus amigos, caídos, a los que trató siempre y quiso como propios; lo veo ahí a Ramiro, están los hijos de Tito Paoletti, Andrea Carri por algún lado, estuvo Marta Dillon, y podríamos seguir mencionando a todos y cada uno de los que Eduardo acogió, protegió, cuidó y quiso como si fueran los propios, con esa misma generosidad con la que también recibía a sus amigos y los embarcaba en sus aventuras que siempre tuvieron la proa de un mundo mejor, de una sociedad justa, de un país libre en el cual comprometió su vida.
Recuerdo que por el '99, después de muchos años que veníamos ya, gracias a esa generosidad tan amplia que lo caracterizó, caminando juntos, me dijo que creía en una pareja que pocos conocían que venía del Sur y que creía porque creía que lo que decían lo iban a hacer: eran Néstor y Cristina. Confieso que muchos no teníamos esa misma fe en ese momento, pero la convicción de él bastaba para que lo acompañáramos. Y una vez más tuvo razón cuando, en enero de 2003, renunció a su cargo de camarista, cuando podría haber seguido tranquilamente en él, que bien lo había desempeñado como uno de los jueces más probos que tuvo la Argentina. El primero en condenar a agentes de la SIDE o a políticos que se enriquecieron con los dineros del pueblo. Pero él prefirió, fiel a sus convicciones, renunciar a ese futuro que le hubiera permitido gozar de una jubilación de esas que llamamos de privilegio y de un descanso que seguramente tenía merecido, para seguir empeñado en su lucha por la dignidad humana. Y así lo acompañó a Néstor desde aquel 25 de mayo de 2003, cuando ese otro grande que también se nos fue antes de tiempo dijo que no venía a dejar las convicciones en la puerta de la Rosada, y tenía razón. Y Eduardo tampoco nunca dejó sus convicciones en el camino, siempre las mantuvo firmes, altas y fueron la guía para él y para los que tuvimos el privilegio enorme de haberlo podido acompañar.
Desde ese 2003, cuando llegamos a una Secretaría que, como reflejo de lo que habían sido las políticas crueles del neoliberalismo, era poco más que una terraza techada donde se gestionaban los pocos expedientes que quedaban de leyes reparatorias, que ni siquiera estaban en vigencia, hasta hoy, el trayecto de la construcción de una política de Estado en materia de derechos humanos es la gran deuda que la Argentina va a tener siempre con Eduardo Luis Duhalde. Esa política que no sólo tuvo el reclamo asumido de los organismos de derechos humanos de luchar contra la impunidad, en el claro convencimiento de que sobre esa impunidad era imposible construir una sociedad democrática, de llevar adelante esos principios de Memoria, Verdad y Justicia, y comprometerse y hacer que la Secretaría fuera parte en los juicios donde los criminales terminaron desfilando y era parte porque era el Estado democrático acusando al Estado terrorista, y ésa era su convicción bien clara.
La misma convicción que lo llevó a empeñarse en hacer de lo que había sido uno de los símbolos del horror, la muerte y el exterminio, como la ESMA, en ese espacio luminoso para la defensa y la promoción de los derechos humanos que es hoy. Y no se agotó en lo local, en lo poquito, también construyó, y acá hay muchos compañeros de las provincias que bien lo saben, una política federal en materia de derechos humanos, yendo provincia por provincia a convencer a los gobernadores de que había que crear oficinas estatales que protegieran los derechos humanos allí también, hasta lograr conformar, finalmente, un consejo federal con representantes de las 24 jurisdicciones.
Pero fue todavía más allá, porque él no creía en las fronteras que dividen, sino en las que unen, y lo mismo que había hecho aquí en su país, lo hizo a nivel regional, impulsando que el MERCOSUR dejara de ser solamente una asociación comercial para que tuviera su espacio en materia de derechos humanos, como un espejo que reflejara la cara verdadera de los pueblos sufrientes, en contraposición al siniestro Plan Cóndor que había unido a las dictaduras. Estuvieron con nosotros hermanos de todos los países de América del Sur que conocían de su empeño, como lo conocieron otras latitudes, cuando fue consultor de Naciones Unidas en Guinea Ecuatorial, en Chiapas, en América Central, y allí también dio testimonio de su inclaudicable lucha en favor de la dignidad humana.
Todo eso fue Eduardo, todo eso fue su lucha permanente de cada día en la que acompañó y construyó esta política de derechos humanos que hoy permite que la Argentina tenga un rasgo distintivo en la comunidad de naciones, ese rasgo que es, justamente, ser una nación líder en la defensa de los derechos humanos; y eso lo construyó Eduardo Luis Duhalde. Como construyó también sus afectos y amistades. No es casualidad que lo acompañen desde sus amigos de la adolescencia, hasta todos aquellos que a lo largo de estos 72 pletóricos años de amor a la vida que tuvo Eduardo lo fueron conociendo, queriendo, apreciando, fueron aprendiendo de él, porque fue nuestro maestro, el maestro no sólo en la historia, en la política, en el derecho, sino en la vida. El que nunca dejó de disfrutar de esa vida y de todas las satisfacciones que tenía. El hincha de River, que cuando se fue su equipo al descenso sentía su corazón sangrando en rojo y blanco y nos mandaba poemas a todos diciéndonoslo, incluso, a los que como yo, teníamos el corazón en azul y oro. El que cantaba tangos, como los cantó en el exilio con Ricardo Carpani, con Héctor Alterio, el animador de cada reunión, el que tenía su casa abierta para todos, el que invitaba a cada uno a sentarse a su mesa y a disfrutar de su compañía.
Escribió alguna vez que hay personalidades que son inimitables porque en el trayecto de su vida iluminan la historia de un país y de un pueblo, y si bien se refería entonces a Evita, bien podríamos decir que esas palabras se le aplican claramente a él. Eduardo fue una de esas luces brillantes que iluminan, no un momento, sino que van a seguir perennes en nuestro cielo, en el cielo de todos los que creemos en los derechos humanos, en la defensa de la vida, en la defensa de la dignidad. Eduardo va a ser siempre el inimitable y el único, y no tenemos que despedirlo pensando en su muerte, porque él, como enseñaba el pelado Ortega Peña, solía repetir que "la muerte no duele, lo que duele es la vida indigna", y Eduardo tuvo una vida más que digna. Por eso, compañeros: "Eduardo Luis Duhalde ¡presente!, ahora ¡y siempre!


LA TRISTE NOTICIA RECORRIÓ EL MUNDO

La prensa internacional se hizo eco de manera extraordinaria de la muerte de Eduardo Luis Duhalde. A continuación, un repaso por las repercusiones en los medios escritos y digitales del mundo sobre la muerte del Secretario de Derechos Humanos.
"Si hay una política por la que los Kirchner han recibido elogios de propios y extraños es la de búsqueda de justicia por los crímenes cometidos en la última dictadura de Argentina (1976-1983). Y el brazo ejecutor de esa política fue el secretario de Derechos Humanos de los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (desde 2007), Eduardo Luis Duhalde", sostuvo el periódico español El País que, al igual que El Mundo, los dos diarios de mayor tirada nacional, le dedicaron una página a la noticia.
Por su parte, la prensa regional española, como El Norte de Castilla o La Región de Galicia, por citar dos ejemplos, también han dedicado un espacio destacado al suceso.
La agencia de noticias en español EFE, la cuarta del mundo y la más importante en lengua castellana, ha difundido la noticia en diversos medios de habla hispana, tanto en la web de la televisión pública española RTVE como en prensa latinoamericana.
Importante lugar ocupa la noticia en el francés Le Monde que también destaca cómo la figura de Eduardo Luis Duhalde prestigió en el ámbito nacional e internacional el gobierno de los Kirchner.
Por otra parte, Associated Press, cuyas noticias son utilizadas en más de 1.700 periódicos y 5.000 estaciones de televisión y de radio, se hizo eco del suceso. De esta forma, la noticia quedó reflejado en medios tan diversos como Washington Post, Taiwan News, MSN (Web de Microsoft), National Broadcasting Company (NBC), Boston Globe, Philadelphia Inquire y Latin American Herald; como así también en numerosos periódicos regionales de los Estados Unidos como Palm Beach Post (Florida), Las Vegas Sun (Nevada), Tuscaloosa News (Alabama), Charlotte News (Nueva Orleans) y otros en Kentucky, Ohio, Oregon, California, etcétera.
Por su parte, la cadena internacional británica de noticias BBC Worldnews, también informó del fallecimiento del secretario de Derechos Humanos de la Argentina en su página web, como también en la señal latinoamericana Telesur.
La noticia también fue reflejada por la agencia de noticias Ansa, que repercute tanto en América latina como en ciudades como Beirut, Roma, Berlín, Ginebra, Viena, Singapur, Pekin, Varsovia, Johannesburgo y Atenas.
El Mercurio de Chile, El Telégrafo de Ecuador, Bolivia.com, Nicaragua Hoy, El Tiempo de Venezuela y el portal Terra en Colombia, México, y Perú, fueron algunos de los medios latinoamericanos que reprodujeron la triste noticia.
Asimismo, es destacable la profundidad y presencia de la noticia tanto en la cadena europea de noticias Euronews, que transmite a 350 millones de hogares en 155 países en 12 idiomas (español, portugués, inglés, francés, italiano, alemán, ruso, árabe, turco, persa, ucraniano y polaco), como en la web de la Radio Internacional China (CRI). Esta última transmite las 24 horas en mandarín, coreano, inglés, ruso, francés, castellano, árabe, japonés y alemán, y programas en 61 lenguas a oyentes en 200 países.

REPERCUSIONES EN LA PRENSA NACIONAL

Los diarios de la Capital y del interior del país dieron una amplia cobertura al fallecimiento del secretario de Derechos Humanos de la Nación.
Clarín tituló "Pesar en el mundo político y las organizaciones de derechos humanos por la muerte de Eduardo Luis Duhalde".
La Nación lo definió como un símbolo del kirchnerismo. Además hizo un detallado repaso por su trayectoria intelectual, profesional y política.
Tiempo Argentino produjo un completo informe especial de 9 páginas, que recoge testimonios diversos de representantes de los organismos de derechos humanos y la política.
En una de las notas del informe, Martín Piqué traza de él un retrato cercano y al mismo tiempo riguroso con el empeño intelectual y profesional de Duhalde: "Bohemio amante del tango y el jazz, fanático de River que llegó a escribir por mail a sus amigos que 'su corazón sangraba en rojo y blanco' cuando el equipo de Nuñez descendió al Nacional B, Duhalde no ocultaba sus pasiones. Podía quedarse hasta las tres de la mañana buscando material para actualizar su libro sobre el fusilamiento de Manuel Dorrego cuando a las 8 de la mañana lo esperaba una dura jornada de trabajo en la Secretaría de Derechos Humanos".
"Militante de la teoría y de la acción", tituló Página 12, y resaltó que Duhalde, abogado, periodista, historiador y ensayista, "fue un incansable defensor de presos políticos durante las sucesivas dictaduras".
En el mismo matutino, Mario Wainfeld escribió: "Cuando alboreaban los '70, Eduardo Luis Duhalde era un 'bronce'. Defensor de presos políticos, docente, historiador revisionista. Para los abogados jóvenes, era una referencia, un modelo a imitar. Los libros que escribía junto a Rodolfo Ortega Peña eran material de consulta y debate entre la ávida militancia de la época. Ya que de 'Militancia' hablamos, tal fue el nombre de la revista política que, en tiempos del tercer gobierno peronista, lo fustigaba y también marcaba distancia con 'la gloriosa JP' y a todos los 'corría por izquierda'. Era una publicación radicalizada, bien escrita, pletórica de sarcasmos, potente, adictiva aun para quienes discrepaban con su línea editorial".
Desde su cargo como embajador de UNASUR en la República de Haití, Rodolfo Mattarollo, ex funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y entrañable amigo de Eduardo Luis Duhalde, recordó también en Página 12: "El secretario de Derechos Humanos del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que nos ha dejado en la mañana del 3 de abril, fue artífice de esa noción de 'terrorismo de Estado', hoy objeto de un vasto consenso, según la cual la pedagogía del terror como método reorganizador de la sociedad y del Estado caracterizaba una dictadura cívico-militar de nuevo tipo establecida a partir del 24 de marzo de 1976". Y agregó: "Su obra diversa se inscribe en la tradición no de los raros sino en la gran corriente de los revolucionarios de Argentina y de América Latina".
El periodista Eduardo Anguita, desde Miradas al Sur, evocó los días de Trelew: "Eduardo Luis se había subido a un auto junto a Rodolfo Mattarollo no bien supo que, tras la rendición del 15 de agosto, los marinos se habían llevado a sus rehenes en vez de entregarlos al juez federal de Rawson, como se había hecho público. Mattarollo y Eduardo Luis hicieron peripecias, corrieron con la vaina a los militares que los paraban en las pinzas, movieron cielo y tierra y lloraron cuando se encontraron, una vez más, con el Estado terrorista argentino al desnudo y con los 16 cuerpos acribillados que tenían que reconocer".
Bajo el título "Nuestro Simón Wiesenthal y las marcas que dejó en la Historia", también desde el diario dirigido por Eduardo Anguita, Ricardo Ragendorfer sostuvo que "en los '70 Eduardo Luis Duhalde defendió a militantes de todas las organizaciones revolucionarias", reflejando de un modo claro la amplitud humana, intelectual y profesional que lo caracterizaba y que todos señalan.
"Diagonales", de La Plata; "La Capital", de Mar del Plata; "Diario del Atlántico"; "Diario de Necochea"; "El Pionero"; "La mañana de Neuquén"; "La voz del Interior"; "Diario del Norte", de Chaco; "La Gaceta", de Tucumán; "Diario de Cuyo", de San Juan, son algunos diarios del interior del país que reflejaron la noticia.
Por su parte, innumerables sitios en internet reflejaron el impacto que tuvo la muerte de Duhalde. Asimismo, por la red social Twiter fueron difundidos testimonios de pesar, declaraciones periodísticas y comunicados.

 


Familiares, compañeros, amigos, funcionarios y personalidades

de la política nacional, integrantes de organizaciones sociales y
gremios en la despedida a Eduardo Luis Duhalde
en el cementerio de la Chacarita.
 


 


 

 

 

 

 

 

Marcelo Duhalde
Director Prensa y Comunicación
Archivo Nacional de la Memoria

Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos
Av. del Libertador 8151 (C1429BNC) C.A.B.A 4702-1211/2311