SENTIDO
HOMENAJE DE LA PRESIDENTA ANTE EL
FALLECIMIENTO DE EDUARDO LUIS DUHALDE
"Toda una
vida de militancia, un luchador de los
derechos humanos"
La presidenta
Cristina Fernández de Kirchner definió al
fallecido secretario de DDHH de la Nación,
Eduardo Luis Duhalde, como "un hombre que
tuvo una vida de militancia, de lucha, de
exilio, un hombre que retornó del exilio con
las mismas ideas". Defensor de presos
políticos, Duhalde denunció el terrorismo de
Estado desde el mismo día del golpe militar
y posteriormente continuó haciéndolo desde
el exilio. Fue elegido por Néstor Kirchner
para diseñar con él y llevar adelante su
política de Memoria, Verdad y Justicia.
Denunció a civiles promotores y partícipes
de la dictadura e inició la causa Papel
Prensa. Figuras de la política y los
derechos humanos del ámbito nacional e
internacional destacaron el histórico aporte
de Duhalde.
La primera mandataria se refirió al
fallecimiento del secretario de Derechos
Humanos de la Nación, "es un día para
recordar a un hombre que se nos fue. Un
funcionario de este Gobierno, un luchador de
los derechos humanos como es el doctor
Eduardo Luis Duhalde", afirmó la jefa de
Estado.
Y continuó: "Un hombre que tuvo toda una
vida de militancia, de lucha, de exilio y de
retorno del exilio con las mismas ideas, con
las mismas convicciones, sin grandes
alharacas, sin hacer alarde de lo que había
hecho o dejado de hacer, porque no
necesitaba hacerlo". "Su propia historia y
sus propias convicciones así lo
demostraron", completó.
Por su parte, en una nota de opinión
titulada "Un imprescindible", el ministro de
Justicia y Derechos Humanos Julio Alak, se
refirió de esta manera: "Para la mayoría de
los argentinos, primero está la Patria. O
sea: los intereses del conjunto van primero
que los personales. Pero para algunos
hombres y para algunas mujeres esa
aclaración pierde sentido, porque sus
intereses personales no son distintos a los
de la Patria. Eduardo Luis Duhalde fue uno
de ellos. Vivió y murió por la Patria. Y
luchó hasta su último aliento por la
libertad y la dignidad de los argentinos".
"Con la pluma y la palabra, como escritor
prolífico y periodista valiente, denunció
las injusticias y las tiranías que
sojuzgaron a las mayorías trabajadoras a
partir del derrocamiento del gobierno
popular del General Perón en 1955, y puso su
profesión de abogado al servicio de la
defensa de los militantes perseguidos por la
Argentina oligarca y fascista de los Rojas,
los Aramburu, los Onganía y los Lanusse. No
podía ser de otro modo: la dictadura
sangrienta de Videla lo persiguió a él. Y lo
empujó al exilio, donde no sólo no bajó los
brazos, sino que redobló su compromiso con
los Derechos Humanos, la libertad y la
justicia social".
En otro tramo de su texto, Alak se refirió a
la responsabilidad política e histórica
conferida a Duhalde al asumir, en el año
2003, la Secretaría de Derechos Humanos de
la Nación: "Fiel a sí mismo, coherente y
perseverante, no esquivó la responsabilidad
de la función pública cuando fue llamado a
ejercer un rol central en el proyecto
político que reconstruyó, a partir del 25 de
mayo de 2003, la Memoria, la Verdad y la
Justicia en la Argentina. Para Néstor
Kirchner y Cristina Fernández, Eduardo Luis
fue un imprescindible; un aliado
incondicional que ejecutó con lucidez
extraordinaria, con compromiso
inquebrantable y con espíritu militante la
política de Derechos Humanos que hoy el
mundo reconoce como ejemplar".
SEMBLANZA DE
UNA VIDA DE LUCHA
El Dr. Eduardo Luis Duhalde fue abogado,
historiador, investigador, catedrático,
periodista, funcionario y sobre todo un
incansable militante de la causa popular.
Ingresó a la Facultad de Derecho de la UBA a
los 16 años y egresó a los 20, obteniendo el
título de abogado con un promedio mayor a 9
en su calificación. En 1957, a los 18 años,
fue Secretario General del Movimiento
Universitario Reformista MUR y al año
siguiente Vicepresidente del Centro de
Estudiantes de Derecho.
En su paso por la Universidad comenzó la
militancia política. En 1958 fue uno de los
organizadores del primer acto de compromiso
con la Revolución Cubana.
Tuvo una larga trayectoria como defensor de
presos políticos, vinculado desde siempre al
movimiento de derechos humanos.
Desde 1961, junto a Rodolfo Ortega Peña, fue
defensor de presos políticos y gremiales,
participando activamente en la Resistencia
Peronista. Denunciaron la desaparición de
Felipe Vallese en Agosto de 1962.
Integraron el equipo jurídico de la CGT y
tuvieron a su cargo la responsabilidad del
área de varios sindicatos participando de la
elaboración y ejecución del Plan de Lucha de
la CGT con el que se enfrentó al gobierno
radical.
Durante las distintas dictaduras de los
sesenta y comienzo de los setenta acumularon
la mayor cantidad de defensas jurídicas,
siendo creadores de la Agrupación de
Abogados Peronistas y de la Asociación
Gremial de Abogados. Enfrentaron la ilegal
creación de la Cámara Federal en lo Penal:
tribunal especial para juzgar a presos
políticos.
Desde el lugar de los hechos denunciaron la
Masacre de Trelew, en la que fueron
asesinados 16 presos políticos simulando una
fuga. Posteriormente Duhalde presentó ante
la justicia las pruebas por la que están
detenidos autores materiales e ideológicos
cuyo juicio oral comenzará en breve.
Considerado uno de los más destacados
dirigentes revolucionarios de la década del
70, fue protagonista de duros
enfrentamientos durante el gobierno de
Isabel Perón, para evitar que se traicionara
la voluntad del pueblo peronista, por
intermedio de la revista Militancia
Peronista para la liberación, que codirigía
con Ortega Peña quien fue el primer
asesinado, asumido públicamente, por la
Triple A.
En 1973 siendo Secretario Jurídico de la UBA
en la gestión de Rodolfo Puiggros, fue autor
de las noventa medidas que transformaron la
Universidad, las que se interrumpieron con
la intervención a la misma.
En 1976, al comienzo de la dictadura
cívico-militar, por un acta institucional la
Junta Militar lo privó de sus derechos
civiles y políticos, dispuso la incautación
de sus bienes y su captura, por su
compromiso y participación en las luchas
populares de nuestro país.
A partir del 24 de marzo de 1976 comenzó la
denuncia contra la dictadura cívico militar
siendo creador de la Comisión Argentina de
Derechos Humanos - CADHU -. A fines del
mismo año se trasladó a España, desde donde
fue uno de los organizadores fundamentales
de la denuncia internacional ante los
gobiernos, parlamentos, centrales sindicales
y otros organismos, determinante para el
desarrollo del repudio internacional al
genocidio perpetrado por la Junta Militar en
la Argentina. Además su participación en los
foros internacionales contribuyó para que la
lucha encabezada por Madres y Abuelas de
Plaza de Mayo comenzara a ser conocida
internacionalmente.
A partir de 1994 se desempeñó como Juez de
Cámara de los Tribunales Orales en lo
Criminal de la Capital Federal, hasta marzo
de 2003, cargo al que renunció para
acompañar a Néstor Kirchner en su proyecto
electoral.
Como consultor de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas integró diversas misiones de
paz al África (Guinea Ecuatorial), y en
América Latina a El Salvador, México
(Chiapas), Nicaragua, Perú y Colombia, en
sus zonas de conflicto.
Fue profesor titular en la Universidad de
Buenos Aires en distintas carreras, en
materias de derecho, historia, comunicación,
y política. Igualmente lo fue en otras
universidades argentinas y extranjeras.
Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
También integró instituciones académicas
argentinas y de América Latina y Europa, y
organismos de derechos humanos y de justicia
del país e internacionales.
Autor de 24 libros, 12 de ellos en conjunto
con Ortega Peña, y más de 200 trabajos y
comunicaciones, siendo el más notorio de
ellos "El Estado terrorista argentino", en
donde define la ideología y objetivo del
último golpe cívico militar.
Sus trabajos en el revisionismo histórico
han sido considerados desde los años 60 como
un aporte fundamental en el rescate de
figuras y hechos que fueron ignoradas,
silenciadas, o tergiversadas por los autores
de la historia oficial. Esto ha sido
calificado como una de las razones que
contribuyó fuertemente a la motivación y
formación de la militancia de esos años.
Fue Secretario de Derechos Humanos de la
Nación, en el Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de los gobiernos de la
Presidenta Dra. Cristina Fernández de
Kirchner, hasta su fallecimiento. También
desempeñó ese cargo durante todo el mandato
del ex Presidente Dr. Néstor Carlos
Kirchner.
Su participación en el diseño y ejecución de
las políticas de Estado en DDHH es
considerada fundamental, teniendo especial
relevancia su responsabilidad en el impulso
dado a los juicios por delitos de lesa
humanidad que se pudieron desarrollar a
partir de 2003.
Igualmente es estimada su intervención como
artífice de los logros en DDHH en la región,
teniéndolo como referente de la Reunión de
Altas Autoridades en Derechos Humanos y
Cancillerías del Mercosur, RAADH, órgano
rector desde 2004 en la materia. Igualmente
conjugó los derechos humanos como principios
fundamentales de la bioética en la Argentina
y proyectó ese vínculo a escala
internacional. Eduardo Luis Duhalde puso así
a la Argentina como referencia de liderazgo
internacional de una bioética fundada e
indisociablemente unida a los derechos
humanos.
Le fueron otorgadas numerosas distinciones
en el país y en el exterior, entre ellas el
Premio Internacional al Periodismo otorgado
por la Asociación Pro-Derechos Humanos de
España en 1990, por su lucha en defensa de
los derechos fundamentales del ser humano.
EMOTIVA
DESPEDIDA A "EL MILITANTE DE LA DIGNIDAD
HUMANA"
Familiares, amigos, compañeros, funcionarios
de todo el país, legisladores, jueces y
militantes de organizaciones políticas,
gremiales, sociales y de derechos humanos
despidieron los restos del secretario de
Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis
Duhalde, quien falleció a los 72 años.
En su velatorio hubo más de 140 coronas que
poblaron la calle 25 de mayo, donde se ubica
la secretaría de Derechos Humanos, enviadas
por la Presidenta de la Nación, casi todo el
gabinete nacional, numerosas agrupaciones
políticas y gremiales, gobiernos y
embajadores de países miembros de UNASUR,
Luis Beder Herrera, gobernador de La Rioja,
de La Cámpora, HIJOS y la conducción de la
CGT, de asociaciones de ex presos políticos,
entre otros muchos.
La inhumación de los restos se llevó a cabo
en el cementerio de la Chacarita, en la
ciudad de Buenos Aires, donde sus compañeros
y amigos, Eduardo Jozami, Director del
Centro Cultural Haroldo Conti, y Luis Alén,
subsecretario de Derechos Humanos, quienes
lo recordaron como "el militante de la
dignidad humana".
Durante el velatorio su compañera de toda la
vida, Laura Bartolucci, sus hijos María
Laura, Mariano, Patricio y Santiago, sus
hermanos Carlos María y Marcelo recibieron
el afecto y condolencias de cientos de
personas que conocieron y compartieron parte
de la vida de este incasable luchador.
Los embajadores de Cuba, Bolivia, México,
Guatemala y Ecuador, pidieron autorización a
la familia y realizaron una guardia de honor
junto al féretro.
En el cementerio de la Chacarita, Jozami y
Alén fueron quienes a pedido de la familia,
recordaron a quien fue secretario de
Derechos Humanos de la Nación desde el año
2003, designado por el entonces presidente
Néstor Kirchner y confirmado por la primera
mandataria Cristina Fernández de Kirchner en
2007 y 2011.
Más de 140 coronas poblaron la calle 25 de
mayo, donde se ubica
la secretaría de Derechos Humanos, durante
el velatorio del
Secretario de Derechos Humanos, en el
auditorio Emilio Mignone.
EDUARDO JOZAMI
A pedido de la familia, voy a decir unas
palabras en nombre de los amigos de Eduardo
Duhalde, de los amigos que lo conocimos hace
mucho tiempo, allá por la segunda mitad de
los años 50 cuando éramos unos jovencitos
que entraban a la Facultad de Derecho, con
muchas ilusiones, creyendo en el Derecho,
creyendo en la justicia. Esa era una
universidad muy especial, multitudinaria,
ruidosa, participativa. Eso tenía que ver
por un lado, con las consecuencias de 10
años de política social del peronismo y de
ingreso sin examen en la universidad. Pero
también tenía que ver con los nuevos tonos
de esa época, en la que había una importante
participación estudiantil y un proceso de
reforma en la universidad. Eran los tiempos
de las luchas entre reformistas y
humanistas. Lo que no existía en esa
universidad, por lo menos oficialmente, era
curiosamente lo que reinaba en el resto del
país. Es decir, el peronismo, que era
sentimiento mayoritario de los argentinos,
no estaba presente en la universidad. Y con
Eduardo Duhalde no tardamos mucho en darnos
cuenta de la fragilidad, de la hipocresía,
de la dificultad de seguir creyendo en
tantas proclamas en torno al derecho y a la
justicia, si la mayoría del pueblo argentino
no solo estaba afuera de la universidad sino
que estaba privado de ejercer sus derechos.
A partir de allí empezamos juntos, pero
siguiendo cada uno sus propios pasos, de
algún modo, empezamos un camino que estuvo
marcado por esta fuerte atracción del
peronismo y del movimiento obrero, y estuvo
marcado también, como para toda nuestra
generación, por el surgimiento de la
revolución cubana que nos mostró la
posibilidad de una América Latina distinta.
Eduardo fue de los primeros en abrazar la
militancia peronista. Y junto con Rodolfo
Ortega Peña, en los años 60, desarrolló una
tarea política e intelectual que dejó
huellas muy profundas en toda nuestra
generación. Esos son los años en que Rodolfo
y Eduardo empiezan a trabajar sobre la
historia argentina y escriben textos
fundamentales, como los que llevaron a la
denuncia de lo que había significado el
empréstito de la Baring Brothers, como los
textos sobre Felipe Varela, sobre el
fusilamiento de Dorrego y el asesinato del
Chacho Peñaloza. Ese era un revisionismo
histórico diferente, que ya no se basaba
simplemente en la reivindicación de la
figura de Rosas, que se preocupaba por
retomar una pluralidad de tradiciones
populares argentinas, que hacía de los
caudillos federales los protagonistas
principales de esta nueva concepción de la
historia. Algunos dijeron que estos eran
textos de combate, que eso no era historia.
Es cierto que se estaba construyendo una
épica popular desde el estudio de la
historia argentina. Pero quien lee esos
libros 40 años más tarde descubre no sólo la
obsesiva preocupación por los datos, que fue
una de las características de Eduardo
Duhalde investigador a lo largo de toda su
vida, como escritor y como abogado, sino
también descubre una mirada profunda,
inteligente y moderna para concebir la
historia del movimiento popular en la
Argentina. En esos años, Duhalde estuvo en
muchas iniciativas importantes que sería muy
largo reseñar hoy. Estuvo con Hernández
Arregui y Carpani en la fundación del Grupo
Cóndor, estuvo más de una vez junto a John
William Cooke, participó en muchas de las
publicaciones que impulsaban la resistencia
peronista y que se vinculaban con el
movimiento sindical. Y así, cuando llega la
dictadura de Onganía y se inicia un periodo
de mayor represión, Rodolfo y Eduardo van a
iniciar una nueva etapa de sus vidas y van a
ser conocidos, prácticamente, como el
símbolo de los abogados de presos políticos.
Había muchos abogados de presos políticos,
muchos de ellos todavía nos acompañan y
algunos están aquí, pero Ortega Peña y
Duhalde, Duhalde y Ortega Peña fueron desde
fines de los años 60, principios de la
década del 70, aquellos que permanentemente
aparecían visitando presos, haciendo
denuncias, enfrentando a la dictadura. A mí
me tocó ser uno de esos presos, o en ese
momento no preso sino secuestrado. Cuando me
secuestraron, en 1972, Eduardo y Rodolfo
fueron mis abogados. Pero, si decía que aquí
hay muchos de los que fueron abogados en
esos años, también veo a muchos que
estuvieron presos y que tienen también
seguramente el mismo agradecimiento, el
mismo reconocimiento que nosotros tenemos
por la actuación de Eduardo y de Rodolfo
Ortega Peña. Es imposible hablar de Eduardo,
recordar su historia, sus escritos, sus
luchas, sin recordar a Rodolfo.
Constituyeron una pareja de militantes e
intelectuales lúcidos, donde por momentos la
personalidad extraordinaria de Rodolfo, su
utilización del sarcasmo, sus ironías, sus
salidas insospechadas podían llegar a
opacar, si se quiere, de algún modo, la
figura Eduardo. Pero cuando uno los conoció
trabajando, por ejemplo, en la revista
Militancia, cuando los conoció en su trabajo
en la gremial de abogados, puede señalar que
Eduardo Duhalde aportaba no sólo esa
tremenda capacidad de trabajo, sino también
una reflexión crítica, una mirada
inteligente y profunda. Después, cuando
vinieron los años del gran triunfo popular,
a partir de mayo de 1973, Eduardo Duhalde y
Rodolfo marcaron una perspectiva, si se
quiere, crítica frente a algunos aspectos
del nuevo periodo de gobierno peronista que
se iniciaba. Fueron años de mucha discusión,
fueron años de mucho conflicto, en muchos
casos coincidimos, en otros no coincidimos,
pero cuando poco después vino la dictadura
militar, quedó claro que aquellas
diferencias que podían haberse dado en el
seno de la izquierda peronista no podían de
ninguna manera opacar el compromiso, la
decisión con que nosotros, todos, volvíamos
a unirnos en la denuncia a la dictadura
militar y en el apoyo a todas las
manifestaciones de resistencia popular en la
Argentina.
Duhalde estuvo en España, conformó una
organización importante de derechos humanos
en el exilio, tuvo mucho que ver con las
principales denuncias que se hicieron contra
la dictadura en el exterior, tuvo una
actitud permanente de solidaridad con los
perseguidos también después de la dictadura,
y una característica fundamental, que
simplemente con mirar quiénes somos los que
estamos aquí creo que resulta evidente es
que él siempre tuvo una actitud
absolutamente amplia para apoyar a todos los
que luchaban, para ser solidario con todos
los que eran perseguidos; y puso su talento
de intelectual y su oficio de abogado al
servicio de todos los que lo necesitaban.
Esa trayectoria que llevaría muchísimo
tiempo reseñar, de la que yo simplemente
quiero marcar algunos hitos, y en particular
aquellos de los que tengo más posibilidades
de hablar, esa trayectoria no casualmente
culminó a partir de 2003 con su designación
como Secretario de Derechos Humanos. Néstor
Kirchner acertó doblemente; por un lado,
porque designó entre la gente que tenía a su
alrededor en ese momento, entre quienes lo
habían acompañado en la lucha por el acceso
al poder, designó seguramente a la más
competente de las personas para ejercer esta
función. Recordemos, sin ir más lejos, que
pocos años antes, Eduardo había publicado su
texto, "El Estado Terrorista Argentino", que
sigue siendo la mejor síntesis acerca de la
doctrina y la práctica de dictadura militar.
Pero decía que acertó también porque estaba
poniendo para conducir la política de
derechos humanos, en una gestión que se
sabía transformadora, que se sabía que iba a
ser histórica, estaba eligiendo a una de las
figuras representativas del movimiento
popular argentino, estaba eligiendo a un
referente como Eduardo Duhalde.
Simplemente para terminar, recordando
nuestra amistad de entonces, quiero decir
que las amistades adolescentes suelen estar
llenas de fantasías, de deseos de cambiar el
mundo, de idealizaciones, todos pensamos que
en el futuro vamos a ser los mejores, todos
pensamos que vamos a ser fieles a las
grandes causas que enunciamos. Sin embargo,
la vida después nos desengaña. Más tarde,
nos tocó ver que algún joven, elocuente en
las asambleas de la facultad con su discurso
anti-imperialista, terminaba siendo, años
más tarde, abogado de alguna gran empresa
extranjera. Vimos también algún otro que nos
maravillaba con su claridad jurídica
terminar siendo funcionario y asesor de la
dictadura militar. Pero qué lindo que es
cuando uno encuentra que sus amigos de
entonces siguieron siendo siempre los
mismos, qué lindo es cuando uno puede decir:
"me siento orgulloso de haber sido amigo de
Eduardo Duhalde y me siento orgulloso de
haberlo acompañado durante toda su vida, con
sus más y sus menos, pero siempre siendo
fieles, honrando los mismos compromisos y
los mismos principios."
LUIS ALÉN
Me pide la familia de Eduardo, que es la mía
en el afecto, la difícil tarea de
recordarlo, de recordarlo en toda su
amplitud. Ya Eduardo Jozami ha reseñado
algunos de los aspectos más brillantes de su
carrera. Yo prefiero referirme a otro
Eduardo: al Eduardo generoso, al Eduardo de
corazón abierto y amplio para todos, al que
supo tender la mano a cualquiera que lo
necesitaba, al amigo fiel de todos sus
amigos, al que no se empeñaba en odios
vanos, sino que prefería pasar por alto
cualquier desavenencia y solo tenía un
límite con aquellos que violaron y
mancillaron los derechos humanos de los
argentinos. Porque Eduardo era un militante
de la dignidad humana, y eso es lo que hace
tan valorable su vida y tan dolorosa su
pérdida. Sus 56 años de amor al lado de Laly,
los hijos que hoy lo acompañan, los propios,
como María Laura, Mariano, Patricio,
Santiago, y los que fueron del afecto,
Pablito, allá lejos en España, y los hijos
de sus amigos, caídos, a los que trató
siempre y quiso como propios; lo veo ahí a
Ramiro, están los hijos de Tito Paoletti,
Andrea Carri por algún lado, estuvo Marta
Dillon, y podríamos seguir mencionando a
todos y cada uno de los que Eduardo acogió,
protegió, cuidó y quiso como si fueran los
propios, con esa misma generosidad con la
que también recibía a sus amigos y los
embarcaba en sus aventuras que siempre
tuvieron la proa de un mundo mejor, de una
sociedad justa, de un país libre en el cual
comprometió su vida.
Recuerdo que por el '99, después de muchos
años que veníamos ya, gracias a esa
generosidad tan amplia que lo caracterizó,
caminando juntos, me dijo que creía en una
pareja que pocos conocían que venía del Sur
y que creía porque creía que lo que decían
lo iban a hacer: eran Néstor y Cristina.
Confieso que muchos no teníamos esa misma fe
en ese momento, pero la convicción de él
bastaba para que lo acompañáramos. Y una vez
más tuvo razón cuando, en enero de 2003,
renunció a su cargo de camarista, cuando
podría haber seguido tranquilamente en él,
que bien lo había desempeñado como uno de
los jueces más probos que tuvo la Argentina.
El primero en condenar a agentes de la SIDE
o a políticos que se enriquecieron con los
dineros del pueblo. Pero él prefirió, fiel a
sus convicciones, renunciar a ese futuro que
le hubiera permitido gozar de una jubilación
de esas que llamamos de privilegio y de un
descanso que seguramente tenía merecido,
para seguir empeñado en su lucha por la
dignidad humana. Y así lo acompañó a Néstor
desde aquel 25 de mayo de 2003, cuando ese
otro grande que también se nos fue antes de
tiempo dijo que no venía a dejar las
convicciones en la puerta de la Rosada, y
tenía razón. Y Eduardo tampoco nunca dejó
sus convicciones en el camino, siempre las
mantuvo firmes, altas y fueron la guía para
él y para los que tuvimos el privilegio
enorme de haberlo podido acompañar.
Desde ese 2003, cuando llegamos a una
Secretaría que, como reflejo de lo que
habían sido las políticas crueles del
neoliberalismo, era poco más que una terraza
techada donde se gestionaban los pocos
expedientes que quedaban de leyes
reparatorias, que ni siquiera estaban en
vigencia, hasta hoy, el trayecto de la
construcción de una política de Estado en
materia de derechos humanos es la gran deuda
que la Argentina va a tener siempre con
Eduardo Luis Duhalde. Esa política que no
sólo tuvo el reclamo asumido de los
organismos de derechos humanos de luchar
contra la impunidad, en el claro
convencimiento de que sobre esa impunidad
era imposible construir una sociedad
democrática, de llevar adelante esos
principios de Memoria, Verdad y Justicia, y
comprometerse y hacer que la Secretaría
fuera parte en los juicios donde los
criminales terminaron desfilando y era parte
porque era el Estado democrático acusando al
Estado terrorista, y ésa era su convicción
bien clara.
La misma convicción que lo llevó a empeñarse
en hacer de lo que había sido uno de los
símbolos del horror, la muerte y el
exterminio, como la ESMA, en ese espacio
luminoso para la defensa y la promoción de
los derechos humanos que es hoy. Y no se
agotó en lo local, en lo poquito, también
construyó, y acá hay muchos compañeros de
las provincias que bien lo saben, una
política federal en materia de derechos
humanos, yendo provincia por provincia a
convencer a los gobernadores de que había
que crear oficinas estatales que protegieran
los derechos humanos allí también, hasta
lograr conformar, finalmente, un consejo
federal con representantes de las 24
jurisdicciones.
Pero fue todavía más allá, porque él no
creía en las fronteras que dividen, sino en
las que unen, y lo mismo que había hecho
aquí en su país, lo hizo a nivel regional,
impulsando que el MERCOSUR dejara de ser
solamente una asociación comercial para que
tuviera su espacio en materia de derechos
humanos, como un espejo que reflejara la
cara verdadera de los pueblos sufrientes, en
contraposición al siniestro Plan Cóndor que
había unido a las dictaduras. Estuvieron con
nosotros hermanos de todos los países de
América del Sur que conocían de su empeño,
como lo conocieron otras latitudes, cuando
fue consultor de Naciones Unidas en Guinea
Ecuatorial, en Chiapas, en América Central,
y allí también dio testimonio de su
inclaudicable lucha en favor de la dignidad
humana.
Todo eso fue Eduardo, todo eso fue su lucha
permanente de cada día en la que acompañó y
construyó esta política de derechos humanos
que hoy permite que la Argentina tenga un
rasgo distintivo en la comunidad de
naciones, ese rasgo que es, justamente, ser
una nación líder en la defensa de los
derechos humanos; y eso lo construyó Eduardo
Luis Duhalde. Como construyó también sus
afectos y amistades. No es casualidad que lo
acompañen desde sus amigos de la
adolescencia, hasta todos aquellos que a lo
largo de estos 72 pletóricos años de amor a
la vida que tuvo Eduardo lo fueron
conociendo, queriendo, apreciando, fueron
aprendiendo de él, porque fue nuestro
maestro, el maestro no sólo en la historia,
en la política, en el derecho, sino en la
vida. El que nunca dejó de disfrutar de esa
vida y de todas las satisfacciones que
tenía. El hincha de River, que cuando se fue
su equipo al descenso sentía su corazón
sangrando en rojo y blanco y nos mandaba
poemas a todos diciéndonoslo, incluso, a los
que como yo, teníamos el corazón en azul y
oro. El que cantaba tangos, como los cantó
en el exilio con Ricardo Carpani, con Héctor
Alterio, el animador de cada reunión, el que
tenía su casa abierta para todos, el que
invitaba a cada uno a sentarse a su mesa y a
disfrutar de su compañía.
Escribió alguna vez que hay personalidades
que son inimitables porque en el trayecto de
su vida iluminan la historia de un país y de
un pueblo, y si bien se refería entonces a
Evita, bien podríamos decir que esas
palabras se le aplican claramente a él.
Eduardo fue una de esas luces brillantes que
iluminan, no un momento, sino que van a
seguir perennes en nuestro cielo, en el
cielo de todos los que creemos en los
derechos humanos, en la defensa de la vida,
en la defensa de la dignidad. Eduardo va a
ser siempre el inimitable y el único, y no
tenemos que despedirlo pensando en su
muerte, porque él, como enseñaba el pelado
Ortega Peña, solía repetir que "la muerte no
duele, lo que duele es la vida indigna", y
Eduardo tuvo una vida más que digna. Por
eso, compañeros: "Eduardo Luis Duhalde
¡presente!, ahora ¡y siempre!
LA TRISTE
NOTICIA RECORRIÓ EL MUNDO
La prensa internacional se hizo eco de
manera extraordinaria de la muerte de
Eduardo Luis Duhalde. A continuación, un
repaso por las repercusiones en los medios
escritos y digitales del mundo sobre la
muerte del Secretario de Derechos Humanos.
"Si hay una política por la que los Kirchner
han recibido elogios de propios y extraños
es la de búsqueda de justicia por los
crímenes cometidos en la última dictadura de
Argentina (1976-1983). Y el brazo ejecutor
de esa política fue el secretario de
Derechos Humanos de los gobiernos de Néstor
Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández
(desde 2007), Eduardo Luis Duhalde", sostuvo
el periódico español El País que, al igual
que El Mundo, los dos diarios de mayor
tirada nacional, le dedicaron una página a
la noticia.
Por su parte, la prensa regional española,
como El Norte de Castilla o La Región de
Galicia, por citar dos ejemplos, también han
dedicado un espacio destacado al suceso.
La agencia de noticias en español EFE, la
cuarta del mundo y la más importante en
lengua castellana, ha difundido la noticia
en diversos medios de habla hispana, tanto
en la web de la televisión pública española
RTVE como en prensa latinoamericana.
Importante lugar ocupa la noticia en el
francés Le Monde que también destaca cómo la
figura de Eduardo Luis Duhalde prestigió en
el ámbito nacional e internacional el
gobierno de los Kirchner.
Por otra parte, Associated Press, cuyas
noticias son utilizadas en más de 1.700
periódicos y 5.000 estaciones de televisión
y de radio, se hizo eco del suceso. De esta
forma, la noticia quedó reflejado en medios
tan diversos como Washington Post, Taiwan
News, MSN (Web de Microsoft), National
Broadcasting Company (NBC), Boston Globe,
Philadelphia Inquire y Latin American
Herald; como así también en numerosos
periódicos regionales de los Estados Unidos
como Palm Beach Post (Florida), Las Vegas
Sun (Nevada), Tuscaloosa News (Alabama),
Charlotte News (Nueva Orleans) y otros en
Kentucky, Ohio, Oregon, California,
etcétera.
Por su parte, la cadena internacional
británica de noticias BBC Worldnews, también
informó del fallecimiento del secretario de
Derechos Humanos de la Argentina en su
página web, como también en la señal
latinoamericana Telesur.
La noticia también fue reflejada por la
agencia de noticias Ansa, que repercute
tanto en América latina como en ciudades
como Beirut, Roma, Berlín, Ginebra, Viena,
Singapur, Pekin, Varsovia, Johannesburgo y
Atenas.
El Mercurio de Chile, El Telégrafo de
Ecuador, Bolivia.com, Nicaragua Hoy, El
Tiempo de Venezuela y el portal Terra en
Colombia, México, y Perú, fueron algunos de
los medios latinoamericanos que reprodujeron
la triste noticia.
Asimismo, es destacable la profundidad y
presencia de la noticia tanto en la cadena
europea de noticias Euronews, que transmite
a 350 millones de hogares en 155 países en
12 idiomas (español, portugués, inglés,
francés, italiano, alemán, ruso, árabe,
turco, persa, ucraniano y polaco), como en
la web de la Radio Internacional China
(CRI). Esta última transmite las 24 horas en
mandarín, coreano, inglés, ruso, francés,
castellano, árabe, japonés y alemán, y
programas en 61 lenguas a oyentes en 200
países.
REPERCUSIONES
EN LA PRENSA NACIONAL
Los diarios de la Capital y del interior del
país dieron una amplia cobertura al
fallecimiento del secretario de Derechos
Humanos de la Nación.
Clarín tituló "Pesar en el mundo político y
las organizaciones de derechos humanos por
la muerte de Eduardo Luis Duhalde".
La Nación lo definió como un símbolo del
kirchnerismo. Además hizo un detallado
repaso por su trayectoria intelectual,
profesional y política.
Tiempo Argentino produjo un completo informe
especial de 9 páginas, que recoge
testimonios diversos de representantes de
los organismos de derechos humanos y la
política.
En una de las notas del informe, Martín
Piqué traza de él un retrato cercano y al
mismo tiempo riguroso con el empeño
intelectual y profesional de Duhalde:
"Bohemio amante del tango y el jazz,
fanático de River que llegó a escribir por
mail a sus amigos que 'su corazón sangraba
en rojo y blanco' cuando el equipo de Nuñez
descendió al Nacional B, Duhalde no ocultaba
sus pasiones. Podía quedarse hasta las tres
de la mañana buscando material para
actualizar su libro sobre el fusilamiento de
Manuel Dorrego cuando a las 8 de la mañana
lo esperaba una dura jornada de trabajo en
la Secretaría de Derechos Humanos".
"Militante de la teoría y de la acción",
tituló Página 12, y resaltó que Duhalde,
abogado, periodista, historiador y
ensayista, "fue un incansable defensor de
presos políticos durante las sucesivas
dictaduras".
En el mismo matutino, Mario Wainfeld
escribió: "Cuando alboreaban los '70,
Eduardo Luis Duhalde era un 'bronce'.
Defensor de presos políticos, docente,
historiador revisionista. Para los abogados
jóvenes, era una referencia, un modelo a
imitar. Los libros que escribía junto a
Rodolfo Ortega Peña eran material de
consulta y debate entre la ávida militancia
de la época. Ya que de 'Militancia'
hablamos, tal fue el nombre de la revista
política que, en tiempos del tercer gobierno
peronista, lo fustigaba y también marcaba
distancia con 'la gloriosa JP' y a todos los
'corría por izquierda'. Era una publicación
radicalizada, bien escrita, pletórica de
sarcasmos, potente, adictiva aun para
quienes discrepaban con su línea editorial".
Desde su cargo como embajador de UNASUR en
la República de Haití, Rodolfo Mattarollo,
ex funcionario de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación y entrañable amigo de
Eduardo Luis Duhalde, recordó también en
Página 12: "El secretario de Derechos
Humanos del gobierno de la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner, que nos ha
dejado en la mañana del 3 de abril, fue
artífice de esa noción de 'terrorismo de
Estado', hoy objeto de un vasto consenso,
según la cual la pedagogía del terror como
método reorganizador de la sociedad y del
Estado caracterizaba una dictadura
cívico-militar de nuevo tipo establecida a
partir del 24 de marzo de 1976". Y agregó:
"Su obra diversa se inscribe en la tradición
no de los raros sino en la gran corriente de
los revolucionarios de Argentina y de
América Latina".
El periodista Eduardo Anguita, desde Miradas
al Sur, evocó los días de Trelew: "Eduardo
Luis se había subido a un auto junto a
Rodolfo Mattarollo no bien supo que, tras la
rendición del 15 de agosto, los marinos se
habían llevado a sus rehenes en vez de
entregarlos al juez federal de Rawson, como
se había hecho público. Mattarollo y Eduardo
Luis hicieron peripecias, corrieron con la
vaina a los militares que los paraban en las
pinzas, movieron cielo y tierra y lloraron
cuando se encontraron, una vez más, con el
Estado terrorista argentino al desnudo y con
los 16 cuerpos acribillados que tenían que
reconocer".
Bajo el título "Nuestro Simón Wiesenthal y
las marcas que dejó en la Historia", también
desde el diario dirigido por Eduardo
Anguita, Ricardo Ragendorfer sostuvo que "en
los '70 Eduardo Luis Duhalde defendió a
militantes de todas las organizaciones
revolucionarias", reflejando de un modo
claro la amplitud humana, intelectual y
profesional que lo caracterizaba y que todos
señalan.
"Diagonales", de La Plata; "La Capital", de
Mar del Plata; "Diario del Atlántico";
"Diario de Necochea"; "El Pionero"; "La
mañana de Neuquén"; "La voz del Interior";
"Diario del Norte", de Chaco; "La Gaceta",
de Tucumán; "Diario de Cuyo", de San Juan,
son algunos diarios del interior del país
que reflejaron la noticia.
Por su parte, innumerables sitios en
internet reflejaron el impacto que tuvo la
muerte de Duhalde. Asimismo, por la red
social Twiter fueron difundidos testimonios
de pesar, declaraciones periodísticas y
comunicados.
Familiares, compañeros, amigos, funcionarios
y personalidades
de la política nacional, integrantes de
organizaciones sociales y
gremios en la despedida a Eduardo Luis
Duhalde
en el cementerio de la Chacarita.
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