No olvidamos. No nos reconciliamos

Texto leído en cierre del acto del 24 de marzo organizado por H.I.J.O.S Madrid * Comisión de Exilados en Madrid * Casa Argentina de Madrid.  (*)


Hace hoy 35 años se oficializó en Argentina un plan sistemático de exterminio, implementado mediante terrorismo de estado. No fue un hecho aislado. Contemporáneamente el terror se imponía a distintos pueblos de América Latina de forma coordinada, siendo el plan Cóndor un claro ejemplo de esta política. Los aparatos represivos de los Estados eran utilizados para instrumentar brutales planes económicos y reprimir a los amplios movimientos políticos y sociales que se les oponían como lo habían hecho anteriormente. Como a sus congéneres latinoamericanos, a los golpistas argentinos de 1976 no les alcanzaba esta vez con suprimir derechos fundamentales  ( bombardear a civiles, fusilar a opositores, proscribir mayorías, etc.
Era necesario ahora erradicar a las formas organizativas que bregaban por la construcción de sociedades más justas. Se trataba de suprimir las identidades que se fueron construyendo durante décadas.
Dio comienzo un genocidio. Y comenzó un exilio sangrante y numeroso. España fue uno de sus destinos y en Madrid el colectivo argentino se organizó, vivió y conmemoró año a año como modo de hacerle obstáculo al olvido.

Este año es entonces una muesca más en el hacer memoria. Pero también es un año especial.
35 años después, celebramos que Videla, representante universal del horror, cumple condena en una cárcel común, que ya hay 200 condenados muchos de ellos a prisión perpetua, 820 procesados la mitad de ellos detenidos, 11 juicios orales en marcha en los que se juzga a numerosos represores. Tras ser ejemplo de impunidad, Argentina se ha convertido en referencia internacional en la persecución de los grandes violadores de los derechos humanos.

Para que esto fuera posible fue y es necesaria una incesante lucha de miles de personas y cientos de organizaciones, entre ellas las integrantes del exilio. Tienen una especial relevancia las que se ocupan con extraordinaria dedicación y falta de medios a ser querellantes en los juicios. Por eso hemos decidido que todo lo recaudado en este acto sea entregado a algunas de ellas, las que se integran en el colectivo Justicia Ya, como modo de aligerar su esfuerzo y expresarles nuestra solidaridad.

Pero no todo está hecho ni es motivo de festejo. Siguen actuando en los procesos  abogados, jueces y fiscales cómplices de la dictadura, complicidad que se verifica en excarcelaciones, dilación de las causas, exoneración de responsabilidades.
No se han designado jueces y fiscales dedicados con exclusividad a las causas lo que motiva retrasos importantes en su tramitación.
Aun queda más camino si se trata de juzgar a los responsables civiles y económicos que integrando el gobierno militar contrajeron una deuda externa fraudulenta, vaciaron las empresas del Estado o convirtieron en públicas deudas privadas. Sus delitos son tan imprescriptibles como los de los que apretaron los gatillos, accionaron las picanas, lanzaron a miles de personas al mar o se apropiaron de cientos de niños. Sin embargo no están rindiendo cuentas ante la justicia por estos delitos.

Celebramos entonces los enormes avances producidos y nos determinamos a seguir andando para conquistar lo que está pendiente y seguir construyendo la memoria. Construir la memoria no es recordar una y otra vez los golpes recibidos. Construir la memoria implica escribir una lucha por desencadenar la verdad, para arrancarla de las mentiras de una historia infame contada como buena. Construir la memoria es un trabajo permanente que nos conduce a nuestra liberación como seres humanos y como pueblo.


No estamos reunidos por tanto sólo para conmemorar una derrota popular sino para celebrar la victoria sobre la muerte. Sobre la muerte a pesar de nuestros muertos porque no sólo buscaban la muerte de los 30.000 compañeros que hoy hacemos presentes. Buscaban  imponer la identidad del represor sobre la identidad del pueblo reprimido y sobre esa muerte reivindicamos la victoria. Estamos vivos y mostramos que fracasaron. No lograron la muerte de nuestra fuerza, de nuestra capacidad de organización y respuesta.

Frente al plan de hacernos desaparecer aislándonos, convirtiéndonos en mujeres y hombres islas, confinados en nuestros propias heridas, hoy un año más la colectividad frente al individualismo, las asociaciones frente a la soledad, nos encontramos como fuerza civil organizada para construir la memoria, para invitar a cada una y cada uno a
respaldar activamente los juicios a los genocidas. A los represores directos y al poder civil que  instrumentó la matanza.

Con las organizaciones sociales y de derechos humanos de nuestro país volvemos a decir:

No olvidamos. No nos reconciliamos. Cárcel perpetua y común para los represores. Juicio y castigo a los responsables militares y civiles del genocidio.

 

(*) acto realizado en el Auditorio Marcelino Camacho de Comisiones Obreras