En abril de 1977, el general Oscar Gallino se reunía con los dueños de Clarín, La Nación y La Razón antes de interrogar en el Pozo de Banfield a Lidia Papaleo de Graiver
En abril de 1977, el general Oscar
Bartolomé Gallino fue el instructor de los consejos de
Guerra a los que la dictadura cívico-militar sometió a
los herederos, socios y empleados de David Graiver,
titular de las acciones mayoritarias de Papel Prensa. A
dos días de la presentación por parte de la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner del informe Papel
Prensa - La Verdad, Miradas al Sur está en
condiciones de afirmar que Gallino, un hombre de extrema
confianza del dictador Jorge Videla (quien brindó con
champagne con Ernestina Herrera de Noble cuando se
inauguró la planta de la empresa en San Pedro), se
reunió en por lo menos tres ocasiones con los
propietarios de Clarín, La Nación y La
Razón pocas horas antes de someter a interrogatorio
a Lidia Papaleo, viuda de Graiver, y otros integrantes
del grupo Graiver en el centro clandestino de detención
conocido como Pozo de Banfield. Todos estos detenidos
llevaban semanas de ser sometidos a torturas en el
escabroso Puesto Vasco, donde el jefe de los
torturadores era nada menos que el temible jefe de la
Policía Bonaerense, el entonces coronel Ramón Camps.
La primera de esas jornadas –que tenía la modalidad de
primero hablar con quienes ya se habían apropiado de
Papel Prensa y luego con los humillados y despojados
verdaderos propietarios– contó con la participación de
los dueños de Clarín, La Nación y La
Razón. La segunda vez, Gallino se encontró con los
representantes legales de los tres medios y el
secretario de Industria de la dictadura, mientras que la
tercera vez fue con propietarios y representantes
legales juntos. Estos encuentros tuvieron lugar entre el
9 y el 15 de abril de 1977 y cabe consignar que Lidia
Papaleo había sido sometida a brutales torturas y
violaciones hasta ser sentada frente a Gallino. La
hipocresía de que aquel régimen brutal era una dictadura
exclusiva de uniformados queda desbaratada ante la
complicidad abierta que revelan estas reuniones, donde
la sangre y las acciones de la empresa eran parte de una
misma coctelera. Basta mirar las ediciones de esos tres
diarios por esos días para verificar el entusiasmo con
que los artículos de La Nación, Clarín y
La Razón apoyaban al Estado terrorista.
Al gallinero. Gallino era un
oficial de Inteligencia y uno de sus antecedentes fue
haber comandado la brutal represión al Batallón 601
Domingo Viejobueno, donde un centenar de militantes del
ERP murieron tras haber sido entregados por un agente
infiltrado. Para ver la importancia que tenía, basta
mencionar que cuando el general Roberto Viola asumió la
presidencia, Gallino fue gobernador bonaerense.
La actual situación legal de Gallino es, por estas
horas, muy interesante. Hace un año y medio que la
Fiscalía Federal de Delitos de Lesa Humanidad de La
Plata pidió su captura por su participación en el centro
clandestino Puesto Vasco. Hace un mes y medio, la misma
fiscalía le agregó otro pedido de captura, esta vez por
su accionar en el Pozo de Banfield. Hasta el momento,
ningún juez federal dio curso a estos pedidos.
Cuando Gallino se siente en el banquillo de acusados,
deberá hacerlo ante el titular del Juzgado en lo
Criminal y Correccional número 3 de esa ciudad, Arnaldo
Corazza.
La fiscalía podrá preguntarle entonces a Gallino sobre
la existencia de memos secretos, rubricados con su
firma, donde constarían esas reuniones, así como otras
mantenidas, en esos mismos días y antes de interrogar a
los detenidos, con el jefe de la Policía de la Provincia
de Buenos Aires, Ramón Camps. “Se trataría de una suerte
de agenda o partes diarios de carácter secreto,
relacionados con la instrucción de los consejos de
guerra a los que fueron sometidos los Graiver”, dijo a
Miradas al Sur una fuente de la Secretaría de
Derechos Humanos de la Nación, querellante en la causa.
Esos memos habrían permanecido durante años guardados en
un viejo edificio perteneciente al Ejército, ubicado en
Carlos Pellegrini y Juncal. Vueltas de la historia, ese
palacio fue ahora restaurado para ser la sede de Unasur
(Unión de Naciones Suramericanas), cuyo secretario
general es Néstor Kirchner.
Testimonios de ayer y de hoy.
Mientras tanto, la instrucción de la causa “Secretaría
de DD.HH. de la Nación s/denuncia” –que investiga la
utilización del terrorismo de Estado contra integrantes
del Grupo Graiver– avanza en la Fiscalía Federal para
delitos de lesa humanidad de La Plata, a cargo de Hernán
Schapiro y Marcelo Molina. Además del pedido de
detención de Gallino, los instructores ya tomaron
declaración a Osvaldo Papaleo –hermano de Lidia, la
viuda de David Graiver– y a Rafael Ianover, testaferro
de Graiver y vicepresidente de Papel Prensa, ambos
secuestrados en la Operación Amigo, conducida por
Ramón Camps y Miguel Etchecolatz. Fuentes de la querella
señalaron a Miradas al Sur que las declaraciones
de Ianover y Papaleo coinciden casi punto por punto con
los testimonios que ambos brindaron en 1986. En los
próximos meses se espera tomar declaración al resto de
los secuestrados del Grupo Graiver en Puesto Vasco y el
Pozo de Banfield que aún están con vida.
Miradas al Sur tuvo acceso a las declaraciones
judiciales realizadas en 1986 por Lidia papaleo de
Graiver, Rafael Ianover, Osvaldo Papaleo, y las
empleadas Silva Fanjul y Lidia Gesualdi, entre otros
integrantes de Empresas Graiver S.A. (Egasa) que
estuvieron detenidos-desaparecidos en Puesto Vasco y el
Pozo de Banfield. En aquella oportunidad, la viuda de
Graiver relató su secuestro, el 14 de marzo de 1977. El
registro judicial señala, en fojas 246: “Aproximadamente
a las 21 horas golpearon la puerta, invocando pertenecer
al Ejército Argentino, lo que hizo que se franqueara la
entrada, ingresando varias personas de civil y armadas.
Tras ser identificados todos los ocupantes, la dicente
es esposada, junto con Lidia Gesualdi, la que es
golpeada en ese momento. Inmediatamente se las conduce
fuera del edificio advirtiendo que en un automóvil
estacionado en la puerta se encontraba Silvia Fanjul.
También son privadas de su libertad las demás personas
que se encontraban en el departamento, a excepción de
Bogany”. También describe las sesiones de tortura a las
que fue sometida en Puesto Vasco: “Inmediatamente se la
condujo a una suerte de cocina, se la desnudó, fue atada
a un elástico de cama comenzándose la primera sesión de
tortura mediante picana eléctrica. Aclara que le fue
quitada la venda de los ojos cuando fue desnudada, por
orden de su torturador, al cual entonces ve.
Posteriormente –días después– se entera que se trataba
del comisario inspector Alberto Rousse”, señala el
expediente.
En aquella declaración, Lidia Papaleo no deja de
consignar el interés de sus secuestradores por Papel
Prensa. En fojas 247 está escrito: “Que también desea
aclarar que en Puesto Vasco en ocasión de ser torturada
se hallaba presente el comisario Etchecolatz. Que tanto
en el Pozo de Banfield como en la Comisaría de Banfield
concurrían Beto Cozzani, la Tota y Darío
Rojas, quienes le preguntaban por Papel Prensa, y que
junto con (Alfredo) Abuin manejaban (cambio a foja 248)
la vinculación entre Papel Prensa y Egasa”.
De este mismo interés da cuenta Rafael Ianover en su
declaración de 1986. Relata que fue secuestrado el 12 de
abril de 1977 y llevado a Banfield. “Que recuerda que
ello no le llamó la atención pues ya se encontraban
detenidos los miembros de la familia Graiver” (fojas
221). “Que si bien no puede ver por estar vendado, lo
hacen sentar en una silla, haciéndole escuchar marchas
peronistas. Luego de un rato le quitan la venda y lo
llevan a una habitación en la cual lo espera un señor
vestido de civil que lo interrogó sobre su accionar en
Papel Prensa S.A., quién era el presidente, cómo habían
sido nombrados, etc.” (fojas 222). “Que el día siguiente
lo vuelven a vendar y a atar las manos, lo meten en un
coche en el asiento trasero, conduciéndolo al lugar
donde había estado el día anterior con la diferencia que
lo hacen subir por una escalera de caracol a dos pisos y
lo introducen en una celda en la cual se encuentra solo
por espacio de cuatro días, llegando al quinto día el
general Gallino, designado preventor, quien lo interroga
nuevamente respecto de Papel Prensa” (fojas 223).
Las declaraciones que hace casi 25 años realizaron ante
la Justicia Federal los integrantes del Grupo Graiver
derriban los argumentos del Grupo Clarín cuando sostiene
que las acusaciones de haberse apropiado de Papel Prensa
en complicidad con la dictadura son un “invento” o una
“causa armada” por el Gobierno .