Por Andrea Jafelle Fraga y Mauro Fulco
Casi como alguien cuenta una anécdota o algún
recuerdo de juventud, la señora de los almuerzos
televisivos, Mirtha "Chiquita" Legrand, confesó
–como al pasar– que su sobrina María Fernanda
Martínez Suárez había estado secuestrada durante
la dictadura de los años más terribles y duros
del país, junto a su marido Julio Enzo
Panebianco.
Ante las caras confusas de sus invitados de ese
mediodía, la diva contó que había tenido un caso
de "un miembro de mi familia" desaparecido y que
el ex ministro del Interior, Albano Harguindeguy
la ayudó a recuperarlo.
Mirtha relató, también, que le pidió "a un
general de la Nación a quien circunstancialmente
habíamos conocido" (en referencia a Harguindeguy)
que intercediera en su caso, porque desde Canal
13 había pedido "ayuda al que era interventor y
no me la brindó por temor”, y agregó: “Todo el
mundo tenía miedo". La respuesta que le dio el
ministro de Rafael Videla fue: "déme un tiempo
Mirtha, lo voy a averiguar”. Finalmente, “a mi
sobrina la liberaron, pero al marido no",
recordó la conductora.
Siguiendo con los detalles sobre el pasado más
guardado de Mirtha, el relato concluyó diciendo
que "nunca más supimos de él (por Julio, marido
de su sobrina), nunca más. Al muchacho lo
torturaron muchísimo, es la primera vez que lo
cuento". Nadie habló en esa mesa paqueta, sólo
un breve comentario de la actriz Florencia Raggi
–invitada para promocionar su última película
“Cómplices del Silencio”– que, mirando fijo a la
conductora, le dijo: "Cómplices de un silencio
es todo aquel que sabe algo y se hace el que no
sabe. Había mucha gente así". Pero "Chiquita" no
pudo escuchar el comentario de Raggi, estaba muy
conmovida con lo que había contado, a pesar de
haberlo hecho luego de 30 años del genocidio más
sangriento y perverso que vivió el país.
Fernanda y Julio. Cuando
Legrand se refirió a su sobrina, rescatada
gracias a sus contactos, también mencionó muy
por encima a su esposo: "Al muchacho lo
torturaron muchísimo”. Ella no supo nada más de
él, lo cierto es que Julio Enzo Panebianco, de
23 años y compañero de María Fernanda Martínez
Suárez, permaneció secuestrado y torturado en
"Club Atlético", el centro clandestino de
detención cuyos restos funcionan como testimonio
del horror.
Su hija, Julieta Panebianco, se encargó de
desmentir la información que daba a su padre por
muerto en un enfrentamiento fraguado. Algunos
medios publicaron que los restos de Panebianco
habían sido exhumados. Lo hizo vía email, y
aclaró que el cuerpo de su padre nunca fue
encontrado, por lo cual permanece desaparecido.
"Chequeen con el Departa-mento de Antropología
Forense", exhortó. Además, lo hizo con
tenacidad. Ingresó en medios importantes, pero
también en blogs anónimos. A cada persona que
re-produjo la noticia, Julieta le corrigió en
ese dato no menor. Sin opinar sobre lo
acontecido en la mesa de Legrand días
anteriores, con su dolor a cuestas, la hija de
Julio Panebianco dejó en claro que su papá es un
desaparecido.
La joven es fotógrafa y trabaja en la Defensoría
del Pueblo de la Ciudad. Y para insistir en
algunas aclaraciones relacionadas con su padre
sólo eligió una radio: FM La Tribu. Donde habló
desde el programa que conducen miembros de
H.I.J.O.S., se dejó entrevistar y brevemente
contó que la "información que circuló tiene que
ver con una exhumación que se hicieron de restos
que finalmente no fueron de mi viejo. Que eso
quede claro: que sigue desaparecido. No hubo
ningún velatorio. Tampoco fue el año pasado, fue
hace seis años". Julieta quiso contar a los
oyentes del programa “La lucha que nos parió”
algunas cosas de Julio Panebianco: "Mi viejo
militaba en la JTP, trabajaba en la DGI... Yo no
lo conocí. El sí me conoció. No lo recuerdo pero
lo tengo súper presente, lo siento todo el
tiempo, me acompaña, estoy muy orgullosa. Para
mí es difícil estar hablando de esto". Uno de
los conductores comentó que su abuelo José,
hermano de la señora Legrand, tuvo una
participación bastante importante en los
intentos para dar con el paradero de su hija y
su yerno, a lo que Julieta no vaciló en afirmar:
"Sí, muy importante. En ese momento fue muy
bravo para toda la familia. De hecho, se puso
muy mal con esto porque vuelven todos esos días
de terror. La verdad que fue muy valiente,
porque salió a ver por dónde conseguía hábeas
corpus y todo lo que se pudiera hacer... No le
daban bola, se te cagaban de la risa, un
desastre", finalizó la muchacha.
En relación a María Fernanda Martínez Suárez, su
legajo en la Conadep tiene el número 2.781.
Mirtha, sentada en la comodidad de su mesa
televisada dijo que su sobrina "cree que estuvo
en Palermo, porque escuchaba pasar trenes". Este
dato es crucial, ya que si estuvo detenida en
Club Atlético al igual que su compañero, por
allí no hay ferrocarriles cerca. La sobrina de
Legrand fue liberada en cercanías de la avenida
General Paz. Según su tía, cuando la dejaron en
libertad le acentuaron: "Te salvaste porque sos
la sobrina de Mirtha".
El 4 de marzo de 1977, 48 horas después de su
detención, la mujer quedaba en libertad. Los
militares no imaginaban que esa misma persona
declararía en los juicios que sellaron su
suerte. Tampoco el represor Jorge Olivera Rovere
sospechó que aquella joven testificaría en 2009
en su contra. Ninguno de los integrantes de
aquella maquinaria de horror pudo concebir que
algún día la justicia llegaría y que personas
como María Fernanda Martínez Suárez –que
comparte con su tía solamente el apellido– se
pararía frente al juez español Baltasar Garzón y
lo estremecería con una sola frase: "Oía los
gritos de mi marido cuando lo torturaban”.
En resumen, y luego de las repercusiones sobre
los dichos de Mirtha Legrand, es posible que sea
llamada a declarar como testigo en la megacausa
que investiga los delitos de lesa humanidad en
el Primer Cuerpo de Ejército a cargo del juez
Federal Daniel Rafecas. Quien presentó este
pedido fue el abogado y periodista Pablo Llonto,
representante legal de familias que actúan como
querellantes en esa causa, reabierta por la
Cámara Criminal Federal luego de que en agosto
de 2003 el Congreso Nacional anulara las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final. En el
escrito presentado a Rafecas, Llonto manifestó
que "tales afirmaciones indican que su
testimonio (el de Legrand) es importante" para
el sumario penal y podría ayudar a recavar más
datos sobre "el lugar donde estuvieron
detenidos" su sobrina y Panebianco, ya que la
conductora también comentó que María Fernanda
escuchaba "ruido de trenes" mientras estaba
secuestrada. Llonto agregó que la declaración
aportaría más información para determinar "la
responsabilidad de Harguindeguy y funcionarios
del Ministerio del Interior en las privaciones
ilegales de la libertad, tormentos y homicidios
ocurridos en la zona correspondiente al Primer
Cuerpo del Ejército", porque "ese diálogo
confirma que no sólo recibía denuncias y
manejaba listas, sino que tenía poder para sacar
a quien quisiera de un centro clandestino".
Entre otras dudas surgidas del relato de la
Legrand, el abogado aseguró que "es importante
que se aclare cómo surge el dato sobre el lugar
de detención en Palermo, ya que si la sobrina
estuvo en Club Atlético (donde fue visto
Panebianco), ahí no había ruido de trenes. Si
estuvo en el Regimiento de Patricios, en
Palermo, permitiría confirmar que allí también
funcionó un centro clandestino de detención".
Famosos enojados. El malestar
en la gran familia del espectáculo no se dejó
esperar. Muchos actores y cantautores
reconocidos por su apoyo y militancia en temas
relacionados a los derechos humanos, hablaron y
se mostraron muy asombrados con el almuerzo más
comentado en lo que va del año. El primer duro e
implacable fue el actor Juan Leyrado, que en el
programa “6-7-8”, emitido por Canal 7, dijo que
la conductora sufrió de una “incontinencia de
protagonismo" y por eso habló. Además se mostró
indignado porque "Mirtha hizo todo lo que hizo
para poder sacar a su sobrina con sus contactos
y no lo denunció. Yo comprendo su dolor, pero
habría sido importante haber estado en algunos
de los juicios que se han hecho, haber contado
que vio en ese momento gente de Canal 13 que
estaban en la marina, o sea, gente que decía que
no se podía hacer nada porque era muy peligroso,
por lo tanto sabían lo que estaba pasando".
La actriz Anabel Cherubito, quien hace años
milita en H.I.J.O.S. y apoya a diversas
agrupaciones en materia de derechos humanos, fue
más tajante a la hora de hablar de Mirtha: “Esto
que pasó es muy raro, porque su postura es
clara, nunca ha repudiado a la dictadura. Si
hubiera hecho ese comentario delante de mí, le
hubiese preguntado por qué no lo dijo antes, por
qué no repudia a la dictadura. Ella habla que
ahora hay miedo, eso es una vergüenza. ¿Se
olvida que se torturó, que se asesinaron a 30
mil personas? Se destruyó una generación que
tenía sueños y ahora compara esos años terribles
con este gobierno diciendo que tiene miedo".
También el cantante y autor Ignacio Copani dijo
lo suyo, aunque más medido: "El tiempo que lo
calló es un tema personal, sabrá por qué calló y
por qué lo dijo ahora. Lo que me interesa es
como pueda actuar la justicia si ella declara,
diciendo que tenía información para salvar a un
familiar. Mirtha tiene que entender que todo lo
que pueda aportar sobre estos temas es
importantísimo, de hecho, los avances que han
tenido las causas fueron por los testimonios de
las víctimas y nunca de los victimarios". El
actor Juan Palomino intentó poner un manto de
piedad a lo que sabía, iba a suceder con la
confesión de la estrella: "Siempre ha habido
oportunidad para hablar en este país sobre el
genocidio que hubo. Tuvo la oportunidad de
hacerlo mucho antes y bueno, capaz que no lo
pudo callar más, ¿no?". También se mostró
asombrado porque Mirtha contó que "habló por
teléfono con Harguindeguy, pero también él
estuvo sentado en su mesa como otros personajes
de la dictadura. Que recién ahora lo haga
público no habla bien de ella, sobre todo
haberlo negado todos estos años.
Fotos: archivo 7 Días.