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Haití: Ocupación militar, varios siglos
de pillaje y superexplotación y algunas
semanas de migajas humanitarias
Alejandro Teitelbaum
(especial para ARGENPRESS.info)

Foto:
Estados Unidos - El presidente Barack Obama, en compañía de sus predecesores
Bill Clinto y George W. Bush, anuncia un plan de ayuda para Haití. / Autor: Pete
Souza - White House |
I. Historia de
un genocidio y de un ecocidio
Cuando Colón llegó en 1492 a la isla
que llamó La Española (Haití y Santo
Domingo) se encontró con un
verdadero vergel ocupado por una
gran población nativa que vivía
pacíficamente.
Pero ya desde comienzos de los
1500 los españoles comenzaron a
devastar la isla y a diezmar a
sus pobladores con el trabajo
forzado y con la represión
cuando se sublevaban, hasta el
punto que, a mediados del siglo XVI, debieron comenzar a
reemplazarlos con africanos
esclavizados que también
explotaron salvajemente, los que
también no tardaron en
rebelarse.
A mediados del Siglo XVII los
españoles abandonaron una parte
de la isla, la que fue ocupada
por los franceses quienes
continuaron la obra genocidiria
y desvastadora de sus
predecesores, con buenos
resultados para ellos: en 1700
Haití era el primer productor
mundial de caña de azúcar.
Cuando se trata de despojar a
otros pueblos los ingleses no
suelen estar ausentes: en el
siglo XVII piratas de esa
nacionalidad se apostaron en la
isla Tortuga, al norte de Haití,
para atracar a los barcos
españoles y en 1794 ocuparon
Puerto Prícipe.
En el momento de la conquista
española la isla estaba cubierta
en un 80 por ciento de bosques
compuestos de variadas especies:
cocoteros, mangos, papayas,
caoba, ceibos, tamarindos...
En el siglo XVIII los
cultivadores de caña, especies,
café, índigo, procedieron a una
deforestación masiva para dar
lugar a sus cultivos y durante
la Segunda Guerra Mundial los
estadounidenses aceleraron la
deforestación para plantar sisal
y hevea.
Los Duvalier completaron la obra
explotando sin freno los bosques
de maderas nobles, como la
caoba.
Es así como a comienzos del
siglo XXI la superficie de los
bosques, que en el momento de la
conquista ocupaba el 80 por
ciento del territorio, en Haití
se ha reducido al 2 por ciento y
en Santo Domingo al 30 por
ciento, con tremendas
consecuencias ecológicas y
climáticas .
II. La primera República de
América Latina y el Caribe y la
primera República negra del
mundo.
Hace algo más de 200 años, el 1º
de enero de 1804, la población
negra de Haití tuvo la
insolencia de abolir la
esclavitud y proclamarse
República independiente. Fue la
primera República independiente
de América Latina y el Caribe, y
la primera república negra del
mundo.
Esa insolencia la está pagando,
en términos de racismo y de
neocolonialismo, hasta el día de
hoy.
La abolición de la esclavitud en
Haití suscitó temores de que
cundiera el ejemplo entre los
esclavos de la posesiones
coloniales europeas vecinas y en
los Estados Unidos, donde exitió
la esclavitud hasta la guerra de
Secesión, en el decenio de 1860.
Por ese motivo, Haití sufrió un
largo período de aislamiento
internacional.
La rebelión general de los
esclavos comenzó en Haití en
1791.
En 1792 la Asamblea Nacional
Francesa decidió otorgar la
ciudadanía a los hombres libres
de color y en 1794 la Convención
Nacional Francesa declaró
abolida la esclavitud de los
negros en todas las colonias
francesas.
Pero en 1802 Napoleón, que se
propuso restablecer la
esclavitud en las colonias,
envió a Haití una expedición
militar de 24000 hombres al
mando de su cuñado el general
Leclerc, que logró al comienzo
el acatamiento de una parte de
los haitianos bajo la falsa
promesa de no restablecer la
esclavitud
Toussaint Louverture, con otra
parte de los haitianos, no se
dejó engañar y lucharon contra
los franceses con suerte
desigual.
En mayo de 1802, Toussaint
ofreció su capitulación a cambio
de quedar libre y de que sus
tropas se integraran en el
Ejército francés, condiciones
que los franceses aceptaron.
Pero la doblez de los franceses
quedó al descubierto al llegar
noticias de la reinstauración de
la esclavitud en otras colonias
como Guadalupe y de la captura
mediante engaños de Louverture
el 7 de junio y su envío a
Francia dónde estuvo encarcelado
en duras condiciones hasta que
murió en 1803.
Entonces los rebeldes
reiniciaron con más fuerza los
combates y finalmente derrotaron
al ejército enviado por Napoleón
y entraron a Puerto Príncipe en
octubre de 1803. Las fuerzas
francesas, que había perdido
varios miles de hombres, a su
comandante el general Leclerc y
a varios otros generales,
evacuaron la isla en diciembre
de 1803, proclamándose la
República el 1º de enero de
1804.
Desde entonces y hasta ahora los
haitianos han debido soportar
invasiones (de USA desde 1915 a
1934) dictaduras bajo el alto
patrocinio de los Estados
Unidos, golpes de Estado y
nuevas invasiones.
III. Aristide, primer presidente
de Haití democráticamente
elegido, expulsado por Estados
Unidos y Francia..
Cuando Aristide, el primer
presidente de la historia
haitiana elegido
democráticamente, asumió el
Gobierno en Haití en febrero de
1991, propuso aumentar el
salario mínimo de 1,76 a 2,94
dólares por día. La Agencia para
la Inversión y el Desarrollo de
los Estados Unidos (USAID)
criticó esta iniciativa,
diciendo que significaría una
grave distorsión del costo de la
mano de obra. Las sociedades
estadounidenses de ensamblado
radicadas en Haití (es decir la
casi totalidad de las sociedades
extranjeras) concordaron con el
análisis de la USAID y, con la
ayuda de la Agencia Central de
Inteligencia, prepararon y
financiaron el golpe de Estado
contra Aristide de setiembre de
1991 . Como la reacción
internacional (el embargo) y el
caos interno paralizaron las
labores de las empresas
estadounidenses en Haití, las
tropas de ese país
restablecieran a Aristide en el
Gobierno en 1994 y aseguraran al
mismo tiempo la impunidad y un
confortable retiro a los jefes
militares golpistas.
Las fuerzas armadas de los
Estados Unidos, que
intervinieron en Haití con el
aval del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas, se
apoderaron en dicho país de la
documentación referente a las
violaciones de los derechos
humanos cometidas por la
dictadura militar y
probablemente de las pruebas de
la intervención de la CIA. Las
autoridades de los Estados
Unidos continúan reteniendo
dicha documentación, pese a los
reclamos que se le han formulado
en diversas ocasiones .
En 2004 se repitió el libreto de
1991, con Aristide, que había
sido reelegido en 2001,
políticamente desprestigiado,
sitiado económicamente por
Estados Unidos y asfixiado por
el Fondo Monetario
Internacional. Esta vez la
expulsión de Aristide fue
orquestada por Estados Unidos
con Francia como segundo violín
y legitimada ex post facto por
el Consejo de Seguridad.
Aristide había tenido, además,
la imprudencia de reclamarle a
Francia la devolución de la “
indemnización” que le pagó Haití
en el siglo XIX , estimada al
cambio actual en 21 mil millones
de dólares.
En efecto, Francia le cobró a
Haití por su independencia.
En 1814 Francia le exigió a
Haití una indemnización de 150
millones de francos oro, que en
1838 rebajó a 90 millones.
Cuando Haití aceptó el reclamo,
Francia la reconoció como nación
independiente y comenzó a
percibir las cuotas de la
indemnización que Haití terminó
de pagar en 1883.
Como de costumbre en estos
casos, en seguida después del
derrocamiento de Aristide en
2004, se reunió en Washington
una “Conferencia de donantes”.
Un año después, de los 1080
millones comprometidos en la
Conferencia, habían llegado a
Haití 90 millones, la mitad de
los cuales destinados a
organizar las elecciones.
Lo que si llegó fue la MINUSTAH
(Misión de Estabilización de las
Naciones Unidas en Haití) creada
por el Consejo de Seguridad el
30 de abril de 2004, la que
usando como pretexto la
proliferación de delincuentes
armados, realizó verdaderas
masacres en Cité Soleil, el
barrio más pobre de Puerto
Príncipe y bastión de los
partidarios de Aristide, el 6 de
julio de 2005 y los días 16, 22
y 28 de diciembre de 2006,
utilizando ametralladoras
pesadas, cuyas balas atravesaban
de lado a lado las miserables
casas, como si fueran de papel.
IV. Un terremoto providencial
Esta vez el terremoto ahorró a
los yanquis la etapa de
bombardeos previa al desembarco,
como ocurrió en Panamá en 1989,
donde destruyeron totalmente el
barrio de Los Chorrillos y
causaron 2000 muertos.
Diversas instituciones, Médicos
Sin Fronteras y otras,
denunciaron que el despliegue
militar yanqui impidió la ayuda
sanitaria urgente de los
primeros momentos.
A causa de la carencia de
material, declaró a Reuters el
21 de enero Françoise Saulnier,
directora jurídica de MSF, cinco
pacientes fallecieron en el
centro médico instalado por MSF.
Continuó diciendo: “La cirugía
es una prioridad urgente en
tales catástrofes. Están los
tres primeros días para sacar a
la gente de los escombros, los
tres días siguientes para
hacerles las intervenciones
quirúrgicas y después la comida,
el abrigo, el agua. Se mezcló
todo, la atención a la vida de
la gente se atrasó en tanto que
la logística militar que puede
ser útil al cuarto o aun al
octavo día, atestó el
aeropuerto”. Según Saulnier los
tres días que se perdieron
crearon importantes problemas de
infección, de gangrenas y hubo
que hacer amputaciones que se
hubieran podido evitar.
V. El Consejo de Seguridad de la
ONU, como siempre, al servicio
de las grandes potencias.
El Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, que se reune en
menos de 24 horas cuando el tema
interesa a las grandes
potencias, tardó una semana en
reunirse y adoptó como única
decisión aumentar el contingente
de la MINUSTAH a 8940 militares
y 3710 policías. Le dio una
semana de ventaja a Estados
Unidos para tomar la iniciativa
e instalarse militarmente en
Haití.
Cuando en setiembre de 2009 se
discutió en el Consejo de
Seguridad la prórroga del
mandato de la MINUSTAH varios
diplomáticos plantearon la
necesidad de darle una nueva
orientación a dicha Misión. El
representante de Costa Rica dijo
que lo que necesitan los
haitianos es un porvenir mejor y
para poder comer contar con un
sector agrícola dinámico. Se
preguntó por qué proseguir a un
enorme costo la militarización
de la MINUSTAH y la
reconstitución de las fuerzas
armadas si Haití no es objeto de
ninguna amenaza exterior y dijo
que era urgente superar el
obstáculo que constituye el
régimen de propiedad de la
tierra.
Pero una vez más se impuso la
voz del amo.
El acuerdo de días recientes
entre el Jefe de la MINUSTAH y
el embajador yanqui en Haití,
estipula que la responsabilidad
de los socorros internacionales
recae en la ONU y que la fuerza
militar estadounidense
continuará operando bajo comando
yanqui.
VI. ACTUALMENTE HAY EN HAITÍ
UNOS 18.000 SOLDADOS
ESTADOUNIDENSES Y 12.000
SOLDADOS Y POLICÍAS DE LA
MINUSTAH, ES DECIR UNA FUERZA
MILITAR, EN PROPORCIÓN A LA
POBLACIÓN Y AL TERRITORIO,
EQUIVALENTE A LAS FUERZAS
ARMADAS DESPLEGADAS EN
AFGHANISTÁN Y EN IRAK.
Es obvio que la ocupación yanqui
forma parte de la estrategia de
consolidarse militarmente en la
región (etapa precedente golpe
en Honduras) y que no se
detendrá en la prosecución del
objetivo de intentar recuperar
íntegramente el “patio trasero”,
mientras patina militarmente y
pierde rápidamente terreno en el
plano económico en otras partes
del mundo. China ya es, en las
finanzas y en el comercio
internacional, la primera
potencia económica mundial.
VII. ¿El aumento del salario
mínimo como detonador?
Específicamente en cuanto a
Haití el elemento desencadenante
de la ocupación militar puede
haber sido el mismo que el del
Golpe de Estado de 1991 contra
Aristide: la cuestión del
aumento del salario mínimo, que
es vital para las maquiladoras
transnacionales, que cuentan en
Haití, muy cerca de los Estados
Unidos, con una de las manos de
obra más baratas (si no la más
barata) del mundo.
El salario mínimo en Haití
estaba fijado desde mayo de 2003
en 70 gourdes por día , esto es
1,75 dólares, el mismo salario
en dólares que había en 1991,
cuando Aristide lo quiso
aumentar a 2,94 dólares En 2007
se produjo un enorme aumento de
los precios de los productos
básicos. Teniendo en cuenta la
inflación, el salario mínimo
industrial debería situarse
entre 550 y 600 gourdes diarios.
Después de dos años de
discusión, el Parlamento aprobó
en abril de 2009 un aumento del
salario mínimo a 200 gourdes, es
decir algo menos de 5 dólares
diarios. El Presidente de la
República y el Gobierno haitiano
se rehusaron a ordenar la
promulgación de la nueva ley.
Se produjeron entonces grandes
manifestaciones de estudiantes y
trabajadores reclamando la
promulgación de la ley, las que
fueron violentamente reprimidas
por la policía haitiana y la
MINUSTAH, confirmando esta
última su papel de gendarme de
las maquiladoras transnacionales
y de la burguesía haitiana.
Finalmente en agosto de 2009 se
llegó a una “transacción” entre
el Presidente Preval y el
Parlamento y se fijó el salario
mínimo en 150 gourdes diarios
(unos 3,50 dólares).
Totalmente insuficiente para
vivir pero inaceptable para las
maquiladoras.
Quizás este miserable aumento
del salario mínimo puede
explicar, por lo menos en parte,
la ocupación de Haití por las
Fuerzas Armadas de los Estados
Unidos. Como fue el caso con el
golpe militar de 1991 .
VIII. El robo y la apropiación
de niños
Haití tiene una larga historia
de robos de niños, adopciones
ilegales e incluso de vehementes
sospechas de tráfico de órganos
de niños.
Después del terremoto se
constatan numerosas violaciones,
en distintos grados, del tantas
veces invocado “interés superior
del niño”. Desde el robo de
niños denunciado por UNICEF,
hasta la “aceleración” de los
procedimientos de adopción,
pasando por la expatriación de
niños haitianos con fines
“humanitarios”.
Todo ello en violación de la
Convención de los derechos del
niño, de la Convención sobre
Adopción Internacional, de las
Directrices de la Oficina del
Alto Comisariado de las Naciones
Unidas para los Refugiados sobre
la protección de los niños en
caso de conflictos armados o
catástrofes naturales y de las
recomendaciones de UNICEF y en
contra de lo que sostienen los
organismos especializados en el
sentido de que, en
circunstancias como las que está
atravesando Haití , hay que
PARALIZAR los procesos de
adopción, no hay que iniciar
nuevos, no hay que usar indebida
y abusivamente la calificación
de huérfanos, sino de “niños no
acompañados” hasta que no se
sepa con certeza la suerte
corrida por sus padres y su
familia próxima. E insisten en
que hay que evitar la
expatriación de los niños, para
evitar que se les sume al trauma
de la catástrofe, el trauma de
separación abrupta de su medio
habitual y de la ruptura de todo
lazo familiar.
Holanda se llevó de Haití en un
vuelo 109 niños que, al parecer,
ya se hallaban en proceso de
adopción, Estados Unidos se
llevó 53 niños a Pittsburg “para
mejorar su estado de salud,
aunque informaciones aseguran
que ello facilitará los procesos
de adopción por parejas que
reúnan los requisitos”. Es decir
que debe entenderse que esos 53
niños ni siquiera estaban en
proceso de adopción. Francia ya
expatrió a más de 120, al
parecer como resultado de una
“aceleración” del proceso de
adopción.
Según una portavoz del UNICEF,
Veronique Taveau, la política
del organismo internacional es
lograr la reunificación de la
familia a toda costa y en ese
sentido expresó su preocupación
por la decisión de algunos
países de acelerar los trámites
de adopción.
Incluso cuando el trámite de la
adopción está terminado “Las
Autoridades centrales de ambos
Estados se asegurarán de que el
desplazamiento se realice con
toda seguridad, en condiciones
adecuadas y, cuando sea posible,
en compañía de los padres
adoptivos o de los futuros
padres adoptivos”, como indica
el artículo 19 inciso 2 de la
Convención sobre la Adopción
Internacional.
Es decir que en circunstancias
tan dramáticas como éstas, los
padres adoptivos deberían ir a
buscar al niño adoptado y no
esperarlo en el aeropuerto de
llegada.
En resumen, no se trata de
“ayudar” a Haití sino respetar a
su pueblo en tanto que seres
humanos, de devolverle lo que es
posible devolver de todo lo que
le ha despojado en 500 años. En
dinero, en reforestación, en
desarrollo agrícola
diversificado, en equipos, en
reconstrucción, etc.
Y, como primera prioridad,
evacuar todas las fuerzas
armadas extranjeras de su
territorio.
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