Comisión de Exiliados Argentinos ->Madrid

EL PERIÓDICO EL PAIS (AUTOCALIFICADO "INDEPENDIENTE) HA PUBLICADO UN EDITORIAL EL DÍA 10 DE OCTUBRE DE 2007 EN EL 40 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ERNESTO GUEVARA DONDE DESNUDA SU VISIÓN EUROPEÍSTA Y REACCIONARIA AL ANALIZAR AL PERSONAJE HISTÓRICO, VISIÓN QUE NO SOLO SE REFLEJA  EN ESTE ARTÍCULO, SINO QUE TAMBIÉN ESTA PRESENTE AL DESCALIFICAR COMO "POPULISTA" CUALQUIER EXPRESIÓN POLÍTICA QUE NO COINCIDA CON SU VISIÓN "SOCIALDEMÓCRATA" (LOS GOBIERNOS Y SUS INTENTOS DE POLÍTICAS INDEPENDIENTES DE BOLIVIA, CUBA, VENEZUELA, ECUADOR Y  ARGENTINA SON CONTINUAMENTE DESCALIFICADOS EN LAS PÁGINAS DE ESTE PERIÓDICO CON EL ADJETIVO DE "POPULISTAS" ).

LA VISIÓN SOCIALDEMÓCRATA DE LA CUAL HACE GALA ESTE PERIÓDICO NO FUE OBSTÁCULO PARA DAR AMPLIA COBERTURA  AL GOLPE CONTRA CHAVEZ (EN ESTE CASO CON LA MISMA POSICIÓN DEL  RESTO DE LOS PERIÓDICOS ESPAÑOLES TANTO DE CENTRO COMO DE DERECHA) CON  EL OBJETIVO DE LEGITIMAR DICHO GOLPE  INTENTANDO DESLEGITIMIZAR CUALQUIER INTENTO LATINOAMERICANO DE DESPRENDERSE DEL BANCO MUNDIAL O DEL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL PARA TENER SUS PROPIAS HERRAMIENTAS DE CONTROL ECONÓMICO

 

Editorial del País del 10 de octubre de 2007 acerca de la figura del Che

Caudillo Guevara

El romanticismo europeo estableció el siniestro prejuicio de que la disposición a entregar la vida por las ideas es digna de admiración y de elogio. Amparados desde entonces en esta convicción, y a lo largo de más de un siglo, grupúsculos de las más variadas disciplinas ideológicas han pretendido dotar al crimen de un sentido trascendente, arrebatados por el espejismo de que la violencia es fecunda, de que inmolar seres humanos en el altar de una causa la hace más auténtica e indiscutible.

En realidad, la disposición a entregar la vida por las ideas esconde un propósito tenebroso: la disposición a arrebatársela a quien no las comparta. Ernesto Guevara, el Che, de cuya muerte en el poblado boliviano de La Higuera se cumplen 40 años, perteneció a esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo.

El hecho de que el Che diera la vida y sacrificara las de muchos no hace mejores sus ideas, que bebían de las fuentes de uno de los grandes sistemas totalitarios. Sus proyectos y sus consignas no han dejado más que un reguero de fracaso y de muerte, tanto en el único sitio donde triunfaron, la Cuba de Castro, como en los lugares en los que no alcanzaron la victoria, desde el Congo de Kabila a la Bolivia de Barrientos. Y todo ello sin contar los muchos países en los que, deseosos de seguir el ejemplo de este mito temerario, miles de jóvenes se lanzaron a la lunática aventura de crear a tiros al "hombre nuevo".

Seducidos por la estrategia del "foquismo", de crear muchos Vietnam, la única aportación contrastable de los insurgentes seguidores de Guevara a la política latinoamericana fue ofrecer nuevas coartadas a las tendencias autoritarias que germinaban en el continente. Gracias a su desafío armado, las dictaduras militares de derechas pudieron presentarse a sí mismas como un mal menor, cuando no como una inexorable necesidad frente a otra dictadura militar simétrica, como la castrista.

Por el contexto en el que apareció, la figura de Ernesto Guevara representó una puesta al día del caudillismo latinoamericano, una suerte de aventurero armado que apuntaba hacia nuevos ideales sociales para el continente, no hacia ideales de liberación colonial, pero a través de los mismos medios que sus predecesores. En las cuatro décadas que han transcurrido desde su muerte, la izquierda latinoamericana y, por supuesto, la europea, se ha desembarazado por completo de sus objetivos y métodos fanáticos. Hasta el punto de que hoy ya sólo conmemoran la fecha de su ejecución en La Higuera los gobernantes que sojuzgan a los cubanos o los que invocan a Simón Bolívar en sus soflamas populistas.

Cartas de los lectores de El País sobre el editorial "Caudillo Guevara"

1) Sobre Guevara  

No hace falta haber sido guevarista o serlo hoy para considerar su nota editorial de ayer, Caudillo Guevara (EL PAÍS, 10-10-2007), un insulto a la inteligencia y a la sensibilidad, un ejemplo más del tipo de discurso "autorizado por la policía y vedado por la lógica", que decía Marx. Para empezar, es de una ignorancia supina atribuir en exclusiva al romanticismo europeo el prejuicio de que entregar la vida por las ideas es digno de admiración y elogio. Sólo un inculto puede escribir eso. En segundo lugar, es sectario denominar muerte al asesinato de Guevara en La Higuera y encima atribuirle el propósito de dotar al crimen de un sentido trascendente. En tercer lugar, es una manipulación incalificable identificar lo que hizo el internacionalista Guevara con movimientos terroristas, nacionalistas o yihadistas de ahora. En cuarto lugar, es un infundio, digno del peor revisionismo histórico, presentar la vida y la acción de Guevara y de sus seguidores como mera coartada para un autoritarismo de signo contrario, que no germinaba entonces, como dice su editorial, sino que existía ya en el continente americano. En quinto lugar, es absurdo presentar a Guevara como puesta al día del caudillismo latinoamericano: los extremos sólo se tocan en la cabeza del editorialista de EL PAÍS. Y, por último, es falso, literalmente falso, que hoy ya sólo se conmemore la muerte de Guevara en Cuba, Venezuela o Bolivia. Sobre el uso indiscriminado del término "populismo" dije ya lo que tenía que decir aquí mismo hace unas semanas. Ahora quiero añadir que tanta ignorancia y tanta tergiversación de la historia y del presente me parecen indignas de un periódico que se quiere "global".

 Francisco Fernández Buey - Barcelona

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2) La figura del Che

Al proceso de mitificación de la figura de Che Guevara que produjo la leyenda dorada que ha rodeado su vida y obra ha sucedido una enconada campaña de ataques y descrédito cuyo propósito es sustituirla por otra leyenda, pero ésta negra, que ponga fin a toda posible consideración positiva del sentido de su lucha.

Las numerosas acciones lanzadas con ese fin, entre otras, aquí en Francia, el libro del periodista exiliado cubano Jacobo Machover La cara oculta del Che, se sitúan en el marco de la poderosa movilización ideológica mundial que, inspirada en la doctrina de los neocons norteamericanos y lanzada por sus think tanks, aspira a privar de legitimidad todas las opciones de progreso y a abortar las iniciativas políticas que las revindiquen.

El editorial de EL PAÍS Caudillo Guevara del pasado día 10 se sitúa en esa línea, que no creo que corresponda, ni en su simplista y sesgada argumentación ni en la agresividad de sus modos expositivos, con la posición dominante de este periódico.

Pues intentar acabar con el mito de Che Guevara a fuerza de insultos y de infundios, y reducir la complejidad de su persona y planteamientos -no puede olvidarse sus críticas a la Unión Soviética, entre otros lugares en el discurso de Argel- al comportamiento de un terrorista, no es sólo una falsificación de la historia, sino que, sobre todo, representa la total negación de cualquier hipótesis de transformación radical de la sociedad. Lo que en América Latina equivale a condenar a la miseria y a los enfrentamientos suicidas a un continente. Destino que se opone al propósito fundacional de EL PAÍS y a su compromiso con la lucha por las libertades y la justicia social en España y, hoy, desde su recién inaugurada condición de diario global en el mundo. Que muchos de quienes tenemos algo que ver con él queremos que se mantenga y confirme.

José Vidal-Beneyto 14/10/2007

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El Defensor del Lector del periódico El País y el editorial sobre Guevara

JOSÉ IGUEL LARRAYA 14/10/2007 DEFENSOR DEL LECTOR DE "EL PAIS"

Un editorial de EL PAÍS publicado el pasado miércoles ha puesto en pie a muchos lectores de España y de América. Caudillo Guevara es el título del editorial que ha generado la mayor protesta de los lectores que este defensor recuerda. Las cartas y llamadas recibidas transmitían tanto sorpresa como indignación por la valoración que realizaba el editorial de la figura histórica de Ernesto Guevara, el Che, con motivo del 40º aniversario de su fusilamiento en Bolivia.

Sobre el Che se ha escrito mucho. Cualquier lector interesado puede encontrar una bibliografía abundante, detallada -diarios, memorias, ensayos, biografías, novelas, películas, canciones-, para contrastar sus propias impresiones. Porque su imagen, la imagen que tomó el fotógrafo Korda en el puerto de La Habana, y que ha sido impresa en camisetas y banderas, en pasquines y paredes, forma parte ya de la iconografía del siglo XX entre los emblemas de la revolución. Y no sólo de la Revolución Cubana.

De las protestas de los lectores elegiré, con la arbitrariedad con que fraccionamos la realidad los periodistas, tres cartas, entre muchas. Llegan tanto de América como de España. A Cristina Retta von Römer, José Manuel Rúa y Carlos Neri, lectores que han protestado, les une un elemento común, constante en otras cartas y llamadas. En su inmensa mayoría advierten de que no hay que ser guevarista, ni extremista, "ni siquiera de izquierdas", para discrepar o criticar el editorial.

"Cualquier latinoamericano honesto, dotado de un mínimo sentido común, de información auténtica y sensibilidad social, sabe distinguir entre lo que son 'asesinos disimulados' bajo la fachada del 'mártir', de la acción de hombres que, equivocados o no con los métodos a seguir, pretendieron ser coherentes con un ideario tendente a revertir situaciones de verdadera violencia social en que América Latina estuvo inmensa por siglos: dependencia económica, explotación del campesinado, analfabetismo, pobreza extendida, desigualdades e injusticias sociales a granel", escribe Cristina Retta.

"Hoy, Latinoamérica vive en gran parte de sus países un giro político importante, al que se denomina de 'izquierda', tendente a atender la acuciante situación de esas sociedades en movimiento. Los cambios se imponen implacables, por maduros y exentos de violencia. Pero sin la revolución social de los años sesenta, fracasada, dictaduras militares de por medio, la realidad de hoy no sería la misma", añade Retta.

Desertor del poder

José Manuel Rúa considera que "el punto álgido de la perversión" llega en el editorial al convertir al Che en coartada para los regímenes represivos de América Latina. "Según este razonamiento, el que lucha contra la opresión no hace otra cosa que dar motivos al opresor para mantener y aumentar la opresión". El Che, recuerda el lector, "no se enfrentó contra ningún régimen democrático, sino a dictaduras militares". Y subraya una circunstancia que posiblemente haya contribuido a la universalidad del mito. "El Che renunció a instalarse en el poder y optó por seguir luchando contra la injusticia y la opresión en otras partes del mundo".

Carlos Neri considera que el editorial "no se queda corto a la hora de escupir arrogancia". Para este lector, "no hay otra manera de definir el criterio que se aplica al dejar trascender que aquellos que siguieron el camino del Che fueron incautos sin sentido común y por eso ofrendaron sus vidas sin saber lo que hacían".

Una constante en las cartas de protesta ha sido la caracterización del Che como un caudillo. "En Latinoamérica, el caudillo tiene una definición y perfiles muy propios que no se ajustan a lo que fue la vida y la acción de ese latinoamericano", escribe Cristina Rotta. Y en España, después de 40 años de dictadura, la palabra caudillo tiene nombre propio.

No es tarea habitual del Defensor dar curso a las cartas que discrepan de los editoriales del diario. Ni entrar a debatir sobre la figura histórica del Che Guevara. Los historiadores desmenuzarán su vida y su obra; se levantará su bandera o se condenará su ejemplo, pero valorar una vida y una época como la suya en las 467 palabras de ese editorial es, posiblemente, una tarea imposible.

La simplificación alimenta las peores polémicas. Aquellas en las que los sentimientos se imponen a los argumentos y las descalificaciones a los hechos.

El editorial terminaba diciendo que hoy ya son pocos los que conmemoran su ejecución en La Higuera. Pero la polémica que ha suscitado ese mismo comentario demuestra que su memoria, el mito, está viva todavía a los dos lados del océano.

Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defensor@elpais.es), o telefonear al número 91 337 78 36.

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Carta de Osvaldo Parrondo, editor de Boletín Argentino, al director de "El País"

Desde su fundación soy lector de El País, y me sorprende el giro que está tomando desde la muerte de su fundador y el nuevo enfoque de: “El periódico global en español”. Los ataques al gobierno actual, coincidentes con los poderosos medios de la derecha y el Editorial  sobre el Ché, me indican que hay cambios profundos y esta última nota es digna de figurar como propia en un periódico del Imperio Murdoch.

 Pero además, en momentos que en todo el mundo se conmemora el aniversario de su muerte, corren ríos de tinta, videos, programas de todo tipo, libros, documentales y películas sobre la vida de Guevara, El País afirma que ya sólo se recuerda su muerte en La Higuera, Cuba y Venezuela, cita mezquina que empaña la trayectoria del mi “Diario independiente de la mañana”. La lucha del Che en el Congo se explica en la defensa francesa de su fiel aliado, el dictador  Mobutu, el actual proceso de recolonización por parte de Estados Unidos para quedarse con los impresionantes  yacimientos de todo tipo de minerales del infortunado país, al cual Nelson Mandela intentó ayudar en vano junto con Guevara, y el último golpe de Estado instigado por el Imperio que intenta colocar un peón útil y corrupto para apropiarse de sus fabulosas riquezas.

 De últimas tragando mi rabia e impotencia por ese Editorial murdoch-aznariano, espero que al menos se trate del principio de una serie de enfoques de este tipo y así veamos desfilar en la página 14 del Diario: Las tropelías españolas en América, las invasiones sangrientas del Imperio USA en Vietnam, Afganistán, Corea, Irak y África. La implantación de dictaduras genocidas apadrinadas por el mismo Imperio en Hispanoamérica. Los crímenes y aberraciones de la Iglesia Católica (ver el caso Von Wernich), el genocidio de Ariel Sharon en Shabra y Chatila (1982), el arrebato de Cuba a España por parte de USA para entregársela a Lucky Luciano y Meyer Lansky y de paso tener mozuelas y mozalbetes gratis para excursiones sexo- timberas. El desenmascaramiento del Nobel Kissinger como cerebro inductor del asesinato estatal de decenas de miles de personas…. En fin, pueden ustedes tirar del hilo de la historia que voy a seguir esta saga que promete ser muy interesante. O dejará de ser mi diario independiente para siempre. 

 

Osvaldo Parrondo  DNI 00.386.151

 


 

OPINIONES DE EL PAÍS (Y  DIARIOS DE DERECHA) sobre venezuela en particular  (apoyando el golpe contra chavez del 11 de abril de 2002)

Golpe a un caudillo

13/04/2002

Sólo un golpe de Estado ha conseguido echar a Hugo Chávez del poder en Venezuela. La situación había alcanzado tal grado de deterioro que este caudillo errático ha recibido un empujón. El ejército, espoleado por la calle, ha puesto fin al sueño de una retórica revolución bolivariana encabezada por un ex golpista que ganó legítimamente las elecciones para, convertirse desde el poder en un autócrata peligroso para su país y el resto del mundo. Las fuerzas armadas, encabezadas por el general Efraín Vásquez, han obrado con celeridad al designar como jefe de un gobierno de transición a un civil, Pedro Carmona Estanga, presidente de la patronal venezolana, a la vez que destituía a los mandos militares compañeros y amigos del depuesto presidente. Aprovechando la ola de hartazgo de tanta gente con la corrupción del anterior sistema de partidos, Chávez arrasó en las urnas, para hacer luego un uso abusivo de ese poder, con un autoritarismo que llegó incluso a las aulas de los colegios. Su final se veía venir tras las cada vez más numerosas declaraciones de diversos militares, el deterioro de la situación económica y la marea de protesta de la clase media, que creció con la aprobación en diciembre pasado de 49 decretos-leyes de inspiración castrista. Chávez introdujo varios centenares de asesores cubanos en Venezuela, al tiempo que suministraba a La Habana petróleo gratuito, un grifo que ahora se cierra. La gota que colmó el vaso y levantó a los militares fue la represión protagonizada por la policía y francotiradores adictos a Chávez, que causaron 15 muertos y un centenar de heridos el jueves, en la tercera jornada de una huelga general que unió paradójicamente a sindicatos y empresarios. La protesta recibió un impulso extraordinario cuando paró la estratégica compañía Petróleos de Venezuela (PDVSA) y Chávez ordenó por televisión el cese de algunos de sus directivos. El régimen chavista ha sido tan desastroso que ni siquiera ha sabido gestionar con eficacia esta riqueza nacional, que le convierte en el cuarto exportador mundial, lo que puede obligarle en los próximos meses a bombear y refinar a pleno rendimiento para llenar las cajas de su hacienda pública, en contra de la voluntad de otros países de la OPEP (Organizazión de Países Exportadores de Petróleo), temerosos de que caigan los preciosLa resistencia civil contra Chávez, que atacó a los medios de comunicación y amenazó con nacionalizar las cadenas privadas de televisión, en cuyas emisiones irrumpía, se había organizado en redes que constituyen una esperanzadora semilla de desarrollo de una sociedad civil, y que utilizaron Internet como 'trinchera de la modernidad'. Esta resistencia pacífica esperaba una salida constitucional, aunque fuera para cambiarla a continuación. Por desgracia, lo ocurrido demuestra que en Venezuela el ejército sigue siendo el árbitro de última instancia. A la luz de los hechos, hay que elogiar al menos la decisión de la cúpula militar de ceder el poder a un civil, aunque resulte singular que el elegido sea el presidente de la patronal.Vaciadas las cúpulas de los partidos políticos tradicionales, es necesario convocar elecciones cuanto antes y redactar una Constitución que restablezca el equilibrio de poderes que Chávez eliminó a su medida, como hiciera Fujimori en Perú. El nuevo presidente interino, Ricardo Carmona, se ha comprometido a nombrar un Gobierno de concentración 'con gente intachable' y a convocar elecciones en el plazo de un año. Además de preparar la transición, tendrá que abordar sin demagogia algunos de los graves problemas sociales que padece el país.Chávez ha jugado con fuego dentro y fuera. La sombra de EE UU -que importa de Venezuela un 13% del crudo que consume y que ayer le acusó de buscar su propio final- se puede presentir detrás de lo ocurrido. Chávez no parecía haberse percatado de cómo ha cambiado el mundo tras el 11-S: evitó condenar los atentados de Nueva York y el Pentágono, viajó a Bagdad para expresar su apoyo de Sadam Hussein, apoyó la guerrilla colombiana de las FARC, estrechó sus relaciones con Castro y acogió a Montesinos, la mano negra de Fujimori. Retrospectivamente, no es la mejor muestra de acierto que Aznar, al recibirle en Madrid en 1999, subrayara su 'profunda confianza' en Chávez. Tiene ahora, como presidente del Consejo Europeo, una ocasión para que la UE contribuya a la instauración en Venezuela de un régimen democrático normal y estable. Sería bueno que Chávez y algunos de sus colaboradores detenidos rindieran cuentas de sus desmanes autoritarios y corruptos ante los tribunales de su propio país. Su experiencia, como la de Fujimori, debe servir para que se difunda la lección de que la democracia no son sólo votos, sino también usos.

DIARIO EL MUNDO Y SU VISION DEL GOLPE A CHAVEZ

 

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EDITORIAL DE EL PAÍS SOBRE LA CREACION DE UN BANCO SUDAMERICANO (INDEPENDIENTE DEL FMI Y DEL BANCO MUNDIAL)

EDITORIAL El Banco de Chávez 11/10/2007 

La apuesta del presidente venezolano Hugo  Chávez para convertirse en el líder de  América Latina va en serio. Una cosa es  crear Tele-Sur, la cadena de información y  doctrina que quiere vender al mundo de  habla española la versión bolivariana y  socialista de la historia, signifique eso  lo que signifique, y otra muy diferente  crear un banco, también del Sur, que  compita con las instituciones crediticias  internacionales, costando los barriles de  crudo que le va a costar a Caracas. 

Pero si la aventura es políticamente  relevante no lo es sólo porque Chávez  adquiera a marchas forzadas una  legitimidad internacional que,  posiblemente, arrancó cuando el presidente  colombiano Álvaro Uribe le pidió que  mediara con la guerrilla de las Fuerzas  Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC), sino porque Brasil no puede  permitirse el lujo de ignorar la  iniciativa. Y lo decisivo de la  constitución del banco, en la que se han  mancomunado Venezuela, Brasil, Argentina,  Ecuador, Uruguay, Bolivia y Paraguay, es  que con la presencia de Brasilia y Buenos  Aires, el proyecto deja de ser un trasunto  de Caracas, cuyas credenciales  democráticas son cada día más dudosas,  para convertirse en plan de integración  latinoamericana, que nadie podrá dominar  por sí solo.

 El nuevo Banco del Sur se limita en su  recluta, como exigía el presidente Lula, a  América del Sur, obviando el problema de  incluir o no a Cuba, como habrían  preferido Chávez y el presidente boliviano  Evo Morales, pero nace también sobre la  base de un cierto igualitarismo que otorga  un voto tanto al menudo Uruguay como al  gigantesco Brasil, según defendía el líder  venezolano. Y si de entre los países  hispanófonos sólo han quedado fuera Perú,  Colombia y Chile, es verdad que este  último, bajo gobierno socialdemócrata, ha  adquirido un carácter próximo al de  observador.

 Esa transversalidad entre  socialdemocracias a la europea,  gobernación que podemos predicar de  Brasil, Uruguay, y hasta cierto punto  Argentina, a la espera de ver qué ocurre  en Ecuador, y la izquierda más agreste e  inclasificable de Venezuela y Bolivia, es  lo que más anima a dar un margen de  confianza a una institución presuntamente  encaminada a prestar sin contrapartida  política, al revés, según dice esa  izquierda radical, del Fondo Monetario  Internacional o el Banco Mundial. Y todo  lo que, dentro de un comportamiento  democrático, favorezca el desarrollo de  Latinoamérica, es positivo.