Comisión de Exiliados Argentinos ->Madrid

Desde el bar  Colaboración de Héctor Anabitarte
 

Abdul Ghailan: el hilo se corta por lo más delgado
 
  En un país en donde se han construido cientos de edificios de manera ilegal, urbanizaciones enteras, media Marbella, le tocó a Abdul Ghailan. Suele pasar, el hilo se corta por lo más delgado. Ghailan vive en España desde hace catorce años, trabaja en la construcción, se construyó su vivienda, confortable (no es una chabola miserable) en la Cañada Real, y una topadora enviada por el Ayuntamiento madrileño, custodiada por las Fuerzas de Seguridad del Estado, la destruyó en unos minutos provocando una Intifada, como esas que vemos habitualmente por televisión, palestinos tirando piedras al ejército de Israel.
  Ghailan, como muchos de sus vecinos, pagaba la contribución, el IBI ¿Por qué si es ilegal?), la luz, etc. El vive de su trabajo, no vende drogas ilegales, no bebe ni monta escándalos, pero le tocó a él. Es cierto, son construcciones ilegales, más de 2.000, pero tanto el Ayuntamiento como la Comunidad han evidenciado una falta de sensibilidad asombrosa y posiblemente no calcularon la respuesta: muchos vecinos están colaborando en la reconstrucción de la vivienda, colaboran con dinero y con mano de obra. Este asunto se conoce en Marruecos, en donde se pide la intervención del gobierno y el embajador marroquí visitó la Cañada. Se deja a una familia en la calle y de paso se le ha servido en bandeja un excelente argumento a los extremistas. Otra foto de las Azores.
  Esperanza Aguirre al fin se enteró que tiene competencias en la Cañada Real pero dice que no tiene "la varita mágica" (Eso ya lo sabíamos: se postergó la inauguración del Hospital del Tajo). Es de esperar que no se comporte como lo hizo comiendo con el Jefe del Estado, SMR, "su señor", cuando se pertenece a la nobleza.
  No sólo le destruyeron la casa, también le han confiscado la furgoneta que utiliza para trabajar. No duda en decir: "Sólo les falta pegarme un tiro. Ya no me queda nada, ni casa ni furgoneta". En unos días su nueva casa estará terminada, hasta tiene puerta blindada, y dice que pondrá una bandera de España "porque esta casa es de todos los españoles" y de los marroquíes, rumanos, gitanos y otros que han colaborado.
  En Cataluña a una inmigrante le dieron en el tren una patada en la cara, a Abdul no le ha ido mejor, lo han dejado sin nada, hasta piensa irse del país y empezar de cero en otro, eso sí, no está sólo, la solidaridad espontáneamente surgió con fuerza y su cara está en los medios, ya no se puede mirar para otro lado.