Comisión de Exiliados Argentinos ->Madrid

16 de Junio de 1955.

Edificio Alea Central sito Viamonte entre Avda. Madero  Y Avda. Leandro Alem. a 5 ó 7 cuadras  de Plaza de Mayo. En este edificio “propiedad” de Aloé, se editaban varios diarios entre ellos “Noticias Gráficas” y “ La Época ”, y otros más pequeños. Contaba con los talleres de tipografía, linotipia y las rotativas, también estaba los sectores llamados de “obra”,  offset ó litografía, encuadernación etc. Éramos 2000 trabajadores.

Eran horas de la tarde, yo trabajaba en el 5º piso sección de offset de la Poligráfica Mariano Moreno. Nuestra jornada se desarrollaba normalmente como cualquier día, de pronto oímos unas explosiones, retumbó todo el edificio, yo dije son bombas, nos están bombardeando, todo eran dudas, yo insistía son bombas esas explosiones las tengo metidas en mi cabeza, son memorias del bombardeo de Madrid de 1936.  Corrimos a informarnos a la sección de los periodistas, nadie sabía nada pero pronto llegó la in formación de que estaban bombardeando Plaza de Mayo. Recuerdo que se armó la desbandada, un grupo nos fuimos en zigzag por las calles hasta llegar a los soportales de la plaza de mayo. Seguían los vuelos de aviones rezagados, pues ya había descargado sus mortíferos confites. La confusión era total, sirenas de ambulancias de coches policiales, la policía cerraba las calles desalojando a los transeúntes. Pronto me encontré en medio de grupos tumultuosos que afrentaban a la policía, mis compañeros de taller habían desaparecido, me sumé a ellos, eran peronistas sin orden alguno. Desplazándonos llegamos hasta plaza Constitución buscando la forma de viajar a nuestras casas, estaba anocheciendo. En Plaza Constitución se rearmó un grupo numeroso, más de un centenar. La policía  de la comisaría 18 cargó sobre nosotros, la multitud gritaba Perón, Perón, Perón. Yo tenía 25 años, republicano español, con un enfoque simplón de aquella época, para mí Perón era del mismo “percal” que el fascista Franco. Pero la rabia que me embargaba por todo lo sucedido en esas pocas horas y la represión policial que sufría junto con mis ocasionales compañeros enfrenté con ellos a pedradas la policía con el grito de guerra saliendo de mi garganta, Perón, Perón, Perón. Ya era avanzada la noche cuando centenares de personas que deambulábamos  por la plaza, por la estación buscando la manera de volver a nuestros hogares, hasta que no nos quedó otra que agarrar Montes de Oca hacia el Riachuelo, para en mi caso ir a Wilde. Era la madrugada avanzada cuando llegué a mi casa.

Mucha historia pasó por mi vida a partir de esa fecha, pero aunque no fui peronista, todos conocen de mi larga militancia comunista, pero nunca más “antiperonista”. La lucha, la cárcel y el exilio me enseñó a saber quienes son mis hermanos y principalmente mis enemigos.   

Luis Calero. Expulsado de Argentina desde la cárcel de Rawson en Mayo de 1978.

 

16 de Junio de 2007