A SU MEMORIA

El Negro levantó vuelo,

hizo un alto en la batalla,

y con su atuendo canaya,

se nos fue a vivir al cielo.

El humor está de duelo

sufriendo un duro castigo;

en homenaje al amigo

nosotros, en rebelión,

templamos un lagrimón

de su recuerdo al abrigo.

 

Queda una silla caída

junto a un Rosario quebrado

y un pueblo desconsolado

llorando por su partida.

La muerte segó la vida

de una figura virtuosa

y en esa inescrupulosa

forma de sembrar dolor,

nos arrebató el humor

del Negro Fontanarrosa.

 

Él, se nos fue de repente,

enancado en algún cuento,

a eternizar su talento

junto a Dios, el omnisciente;

que al verlo, seguramente,

le abrió la puerta cancel,

le dio un lápiz, un papel,

elogió su camiseta

y él le dibujo a Mendieta

que fue su amigo más fiel.

 

Con mi fraterno abrazo

Mario Rojman

el payador urbano