COMISION DE EXILIADOS ARGENTINOS EN MADRID - PAGINA PRINCIPAL

       Biografía de Bernardo Alberte

"Nosotros les prevenimos que algún día vendrá el hombre sencillo de la Patria a interrogar a sus militares en actividad y en retiro. No los interrogaran sobre sus largas siestas después de la merienda, tampoco sobre sus estériles combates con la nada, ni sobre su ontológica manera de llegar a las monedas, no sobre la mitología griega ni sobre sus justificaciones absurdas crecidas a la sombra de la mentira.

Un día vendrán los hombres sencillos de esta tierra, aquellos que fueron sus soldados, a preguntar que hicieron cuando la Patria se apagaba lentamente, que hicieron cuando los pobres consumían sus vidas en el hambre y la de sus hijos en la enfermedad y la miseria, que hicieron cuando los gringos vinieron a imponernos esa nueva forma de vida "occidental" que todo lo corrompe y compra el dinero.

Quizás para ese momento, la vergüenza que provoque el silencio como respuesta, no sea suficiente como castigo."

Con palabras como estas, Bernardo Alberte rechazaba en 1969 acogerse a un decreto del dictador Onganía que permitía la reincorporación de militares peronistas dados de baja

-como él- luego del derrocamiento de Perón. Despues de la victoria popular del 11 de marzo de 1973, y al asumir la Presidencia de la Republica, el Dr. Héctor J. Cámpora en uno de sus primeros decretos reincorporo a Bernardo Alberte al ejército con el grado de Teniente Coronel en retiro.

No era la primera vez, ni seria la ultima, que el destino de Alberte se cruzaba con los triunfos y las derrotas populares.

Nacido en 1918, se graduó como Subteniente a los 21 años con las mejores calificaciones de su promoción. Cuando a comienzos de octubre de 1945 el entonces Coronel Perón fue destituido y encarcelado, el joven oficial salio en su defensa. Arrestado en Campo de Mayo, acusado de promover la insubordinación de la Escuela de Infantería, fue con el levantamiento popular del 17 de Octubre que Alberte recupero su libertad y su empleo. Ya con el grado de Mayor, en 1954, fue designado edecán del Presidente. El 16 de junio de 1955 cuando la aviación naval bombardeo el centro de Buenos Aires y ataco la Casa Rosada con el propósito de asesinar a Perón, Alberte fue uno de los militares que encabezo la defensa. En septiembre, al producirse el nuevo y definitivo levantamiento, entablados los combates entre tropas leales y rebeldes, iba a ser partidario de resistir hasta las últimas consecuencias. Permaneció junto al Presidente hasta que Perón decidió renunciar. Entonces los golpistas lo encarcelan en represalia por haber cumplido con su deber militar y constitucional.

Compartió en Ushuaia la prisión con otros destacados dirigentes peronistas y fue liberado a fines de 1956. Citado por el Comando en Jefe del Ejército, no quiso presentarse ante sus verdugos. Declarado en rebeldía se vio obligado a buscar refugio en Brasil, donde permanecía exiliado cuando fue dado de baja por los militares golpista.

En Marzo de 1957, desde Río de Janeiro escribe a Perón, entonces radicado en Caracas, Venezuela, haciendo un balance de los acontecimientos del 55: "Que los militares eran los que constituían la masa del ejército que le permaneció leal hasta el último día de su gobierno, pese a las defecciones y traiciones conocidas de las que no se escaparon de cometerlas también civiles; que ese Ejército que le era leal con la cooperación del pueblo, con la que siempre se sintió estimulado, pudo haber vencido a los rebeldes si se hubiera dispuesto a enfrentar la guerra civil y sufrir los bombardeos y destrucciones que estaba dispuesta a realizar la Marina. Guerra civil y destrucciones, o algo similar que ahora, muy probablemente, tengamos que aceptar como única solución para liberar a la Patria de los sátrapas que la quieren gobernar".

Tras el pacto con Perón que permitió a Frondizi alcanzar la Presidencia, en 1958 fue sancionada una ley de amnistía que le permitió a Alberte regresar al país. Como no era hombre de deprimirse- al comienzo de su exilio brasileño supo ganarse la vida como vendedor ambulante de ropa femenina- ya en Buenos Aires instaló una tintorería a la que llamó "Limpiería" y que con el tiempo se haría popular a causa de las actividades de su dueño.

Corría 1965 cuando el dirigente metalúrgico Augusto Vandor comenzó a disputarle abiertamente a Perón el control de su Movimiento. Desde su exilio en Madrid, el General envió a su esposa Isabel para contrarrestar el avance vandorista. La casa particular de Alberte sirvió de refugio a la viajera en determinado momento de su estadía. En junio de 1966, en vísperas del derrocamiento del presidente Illia, Isabel volvió a Madrid. Pocos días después Vandor, Alonso y otros sindicalistas, asistían en la Casa Rosada a la asunción del dictador Onganía, a quien el periodista Mariano Grondona comparaba con el presidente de Francia general Charles De Gaulle. Y mientras el capitán –ingeniero Alzogaray, designado embajador en Washington, proponía proclamarlo monarca, Vandor y sus amigos prefería verlo como un nuevo Perón.

Perón, "El Viejo", el auténtico líder, a comienzos de 1967 nombra a Alberte –su antiguo edecán- Delegado y Secretario General del Movimiento Peronista. Alberte puso fin a la etapa de "desensillar hasta que aclare", y desafiando las persecuciones desatadas por la dictadura, en poco más de un año puso en pie a un Movimiento que estaba postrado y dividido, dando particular intervención a la juventud.

Debió enfrentar las tendencias conservadoras y burocráticas dentro del peronismo, tanto en su sector político como gremial. Su gestión política fue determinante para el surgimiento en marzo de 1968 de la C.G.T. de los Argentinos, central obrera que creó un nuevo instrumento de lucha sindical, y donde actuaron entre otros: Raimundo Ongaro, Jorge Di Pascuale, Agustín Tosco, Atilio López, Rodolfo Walsh e Hipólito Solari Irigoyen, es decir, sindicalistas, peronistas, radicales, izquierdistas, etc.

La política seguida por Alberte fue de lucha frontal contra el régimen de Onganía y de apertura a los sectores sociales y políticos que se le oponían. Uno de sus resultados fue el acercamiento de la masa estudiantil al movimiento obrero a través de la C.G.T. de los Argentinos. Así se logró arrinconar al "participacionismo", abriendo una nueva perspectiva en el panorama político argentino que desembocaría en el Cordobazo de 1969. Pero para entonces Alberte ya no ocuparía el cargo de Delegado, al que renunció en marzo de 1968. Perón designó en su reemplazo a Jorge Daniel Paladino, personaje al que el mismo Perón acusaría, en 1971, de haberse transformado en un agente del dictador Lanusse.

Bernardo Alberte, en cambio, siguió en la misma línea, compartiendo posiciones con John William Cooke y Gustavo Rearte. A pocos meses de su renuncia editó el periódico Con Todo, portavoz del peronismo revolucionario, y salió públicamente en defensa de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) arrestados en Taco Ralo, Tucumán, en septiembre de 1968.

Durante el congreso clandestino celebrado por el peronismo en Córdoba en enero de 1969, Alberte pronunció un discurso que obtuvo mucha repercusión. "Hay que dominar la estrategia mejor que los generales que la emplean para oprimir y sojuzgar y que en nuestras manos debe servir para liberarnos. En esta época de transición entre el capitalismo y el socialismo, entre el miedo y la libertad, entre lo que cae y lo que viene, hay que ser un hombre de acción para ser digno de la conducción de las masas populares".

Al hablar en el cementerio de la Chacarita, el 22 de julio de 1971, después del secuestro y asesinato de Juan Pablo Maestre y su esposa Mirta Misetich, Alberte reveló que ambos eran militantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), reivindicando como combatientes a quienes hasta entonces sólo aparecían ante la opinión pública como víctimas de la represión ilegal.

En 1973, las vísperas del retorno del Peronismo al gobierno, Alberte observaba el futuro con prevención: "A esta altura de la situación ya se ha puesto en evidencia (...) la trampa de la Junta Militar cuyo objetivo es integrar al Peronismo al sistema con la finalidad de crear un gobierno favorable al continuismo. (...) Pero aunque no prevaleciera la maniobra oficial, si pasando por encima de los ardides tramados (...) triunfara un gobierno no dispuesto a mantener la línea continuista, la trampa le estará esperando siempre".

Coincidía su visión de los acontecimientos con la de Gustavo Rearte. Y cuando la "primavera" de Cámpora agonizaba, a comienzos de julio de 1973, tuvo que volver Alberte a la Chacarita para despedir los restos de uno de los fundadores de la Juventud Peronista –Gustavo-, derribado prematuramente por el cáncer, como cinco años antes lo fuera Cooke. Quiso el destino que don Bernardo confortara a los dos en sus últimos días, como amigo y compañero.

No ocupó Alberte cargo alguno en los gobiernos peronistas que se fueron sucediendo. Se mantuvo en un segundo plano hasta 1975. Entonces se puso a la cabeza de la Corriente Peronista 26 de Julio, acompañado entre otros por Susana Valle, y salió a denunciar frontalmente al golpismo que se avecinaba. "Sabemos que desde las estructuras del Movimiento y del gobierno, hubo y hay quienes desvirtuaron y desvirtúan los contenidos del Peronismo –cuando no los traicionaron-; los hemos señalado oportunamente –cuando el silencio gorila callaba las acciones de López Rega- y los seguimos señalando".

Pocos días antes del golpe, la represión ilegal desembozada irrumpía en las oficinas céntricas donde funcionaba la Corriente 26 de Julio con el evidente propósito de secuestrar a Alberte. Pero esta vez los paramilitares fallaron en su intento.

En la víspera del 24 de marzo dirigió una memorable carta a Videla, poniendo en evidencia la responsabilidad de las Fuerzas Armadas en la represión ilegal, que acababa de cobrarse la vida de un joven colaborador suyo, Máximo Altieri.

Horas después, en momentos de producirse el golpe militar, efectivos uniformados del Ejército y la Policía Federal irrumpieron en el domicilio de Alberte, derribando la puerta con sus armas y profiriendo insultos y amenazas. Sin poder ejercer defensa alguna, ante el despliegue desmesurado de efectivos y armas utilizadas, don Bernardo fue arrojado al vacío desde una de las ventanas de su departamento. Al caer a un patio de la vivienda del primer piso, su morador, el Dr. Herrera, ex juez y otros testigos que presenciaron el hecho, fueron amenazados con armas largas para que silenciaran lo visto. En tanto el cuerpo de Bernardo Alberte yacía exámine, su casa era violada y saqueada, intimidándose a sus familiares con armas de fuego.

Sus familiares iniciaron antes la Justicia una querella al responsable del Ejército, el general Videla, pero se encontraron con jueces que se declaraban incompetentes pese a tener pruebas suficientes para esclarecer el hecho. Así se dieron trágicas anécdotas como la del Juez Rafael Sarmiento que, cuando el abogado patrocinante de la familia le dijo que a Alberte lo habían tirado con vida por la ventana, contestó "¿Y con eso...? A todos los peronistas habría que tirarlos por la ventana". O la del Juez Juan Bautista Sejean, que le confesó al propio hijo de Alberte que tenía miedo de investigar y por eso se declaraba incompetente.

Don Bernardo era consciente de los riesgos que corría al decidir permanecer en su hogar la noche del golpe. Complejo sería intentar describir el entrecruce de razones y sentimientos que pudieron llevarlos a desoír la voz del sentido común que estaba acostumbrado a desafiar con valentía. Los generales que ordenaron su asesinato debían de conocerlo bien, sabían que combatiría a la dictadura con todo el peso de su prestigio y coraje.

Revista El Descamisado

 

DECLARACIONES DE BERNARDO ALBERTE (h) EN EL 30 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE SU PADRE

1976 -24 de Marzo- 2006

 Durante estos últimos 30 años uno se ha impuesto la tarea de denunciar día a día el asesinato y desaparición de nuestros 30.000 compañeros. Ellos no fueron derrotados, fueron asesinados por fuerzas antinacionales, murieron por ser impulsores y activos participantes de una revolución, sus muertes van a tener sentido cuando esa revolución, la revolución del pueblo triunfe.

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La matanza de aquellos años fue sistemática, apunto adelantándose a los acontecimientos a eliminar buena parte de la masa crítica vinculada a la lucha liberadora. La tarea realizada por la dictadura no se detuvo y siguió una estrategia definida, los sucesivos gobiernos democráticos fueron cómplices de la entrega del patrimonio nacional, del hambre de nuestro pueblo y de mantener la impunidad de entregadores, corruptos y genocidas.

 

Hoy, desde diversos espacios de la corporación política, se preparan pomposos homenajes para recordar este nuevo aniversario, tratando de monopolizar un acto que a no dudar su único dueño es el pueblo argentino.

 

Sin dejar de reconocer la importancia que tienen estos homenajes, estos deben servir para alimentar la memoria histórica e imitarlos.

 

La corporación política convalido alguna vez con su silencio y otras con su voto, la impunidad de genocidas y la entrega de nuestras riquezas nacionales.

 

Por eso hoy cabe preguntarse: ¿Quien rinde este homenaje?

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En este momento, no se puede desconocer que la gran mayoría de nuestro pueblo cuestiona fuertemente a las instituciones, incluida esta, la corporación política. Integro ese pueblo y no quisiera que mi silencio ante la reivindicación de un pasado de lucha pudiera interpretarse como justificación de un presente de claudicaciones.

 

Y en este punto es que vamos a tomar el homenaje en nuestras manos, lo vamos a interpretar como un homenaje del pueblo argentino a una generación de militantes revolucionarios que supieron combinar la teoría política con la dignidad de una practica revolucionaria, que no trepidaron en sostener con la propia vida, a pesar de que tanto la amaban, en la medida en que esta corporación política, herida en su legitimidad formalmente lo representa, y lo vamos a interpretar siendo consecuentes con las ideas por las que dieron sus vidas, no en un sentido restrictivo, partidista, sino en un sentido amplio, abarcativo. Es decir se rinde homenaje a estos compañeros porque se enfrentaron al participacionismo político y gremial, al golpismo y a las dictaduras militares, y se opusieron al liberalismo económico que creo esta monumental estafa ilegitima y fraudulenta “la deuda externa” que hoy nuestro pueblo y las futuras generaciones padecen.

 

En estos últimos días vemos con tristeza como algunos miembros de organizaciones de D.D.H.H. en forma individual rifan su prestigio defendiendo políticas económicas continuistas y a políticos atrapados en su propia corruptela, también escuchamos autocríticas de jefes militares, estos, sin embargo, en forma cómplice y perversa siguen retaceando información sobre las actuaciones del fuero militar y amparan a sus subordinados que tiraban gente al mar, torturaban y asesinaban, a médicos que dopaban a las victimas y supervisaban torturas y a curas que con total cinismo aconsejaban a las victimas que lo mejor era colaborar. También merecen un capitulo aparte los jueces, encubridores y denegadores de justicia, cómplices del genocidio, para muestra les cuento mi experiencia personal; abril de 1976 le entablábamos una querella a Videla responsabilizándolo por el asesinato de mi padre, el primer juez que actúa es Rafael Sarmiento este inmediatamente declara su incompetencia, mi abogado el Dr. Jorge Garber le recrimina su postura a lo que le contesta “a Alberte lo tiraron por la ventana a todos los peronistas habría que hacerles lo mismo”, otro juez Juan Bautista Sejean, que también se declara incompetente me confiesa que tiene temor en investigar y me aconseja con total desparpajo no seguir adelante con la denuncia.

 

Este 24 de marzo lo pasare marchando por las calles junto al pueblo, por nuestros 30.000 compañeros, como lo hice durante todos estos años pidiendo verdad y justicia, y por mi padre el Tcnel. Bernardo Alberte, militar y dirigente peronista que  combatió a las dictaduras militares, asesinado por fuerzas del ejercito en la madrugada del 24 de marzo de 1976, verdad y justicia que por ahora no llega, 14 jueces se declararon incompetentes, a pesar de los nombres y datos aportados a la causa, donde finalmente tres jueces de la Cámara en lo Criminal y Correccional, entre ellos León Carlos Arslanian, firmaron la resolución de disponer el sobreseimiento definitivo en la que no se proceso a persona alguna. A fines del 2003 se pidió ante el Juzgado Federal Nº 3 la reapertura del juicio que investiga el homicidio. Fundamos la presentación en el “carácter de delito de lesa humanidad” del hecho.

 

En este aniversario quiero compartir con ustedes la carta que mi padre escribiera a Videla dos horas antes de ser asesinado por el ejército, poniendo en evidencia la responsabilidad de las F.F.A.A. en la represión ilegal.

                          

                                 

                                     

               Por verdad y justicia, no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos.

 

 

                                                                                                    Bernardo Alberte (h).

 

 

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              <CARTA ABIERTA DE BERNARDO ALBERTE A JORGE RAFAEL VIDELA>

 

(En la madrugada del 24 de marzo de l976 era asesinado por fuerzas combinadas del ejército y policiales, el Tcnel. (R.E.) Bernardo Alberte; horas antes había terminado de escribir esta carta donde denunciaba la represión ilegal y la complicidad de las F.F.A.A

 

 

 

                                                                              Buenos Aires, 24 de marzo1976.          

 

Al Sr. Teniente General                                                                 

D. Jorge Rafael Videla

Comandante General del Ejército

S/D

                                                                        Me dirijo a Ud. a los efectos de informar lo siguiente:   

 

1.- El día 20-III-76, a las 20 horas, un grupo armado intento secuestrarme, en mis oficinas de la calle Rivadavia 764, 1º, con el aparente propósito de asesinarme. Acababa de retirarme del lugar elegido por esa banda armada unos minutos antes, lo que me permitió observar el operativo desde la calle, asi como el gran despliegue de elementos materiales y humanos utilizados.-                                                                        

 

2.- La observación personal de los hechos me permite asegurar a Ud. que se trataban de efectivos de seguridad, que luego de detener a tres personas que se encontraban en las citadas oficinas, esposarlas, vendarle los ojos y cargarlas en los vehículos, se desplazaron velozmente por la calle Rivadavia hacia el oeste, sin poder seguirlos, por no poder disponer de vehiculo propio en ese momento. El desplazamiento se produjo con los acostumbrados toques de sirena de los vehículos policiales.-    

 

3.- El día anterior en un operativo vinculado con el ya descripto fue secuestrado y luego asesinado el joven peronista Máximo Augusto Altieri.- 

 

4.- En las citadas oficinas desarrollo actividades políticas vinculadas al Movimiento Peronista, formando parte de la Corriente Peronista “26 de Julio” cuyo ideario surge de la documentación que adjunto.-

 

5.- La presente denuncia formal y escrita la presento en esta oportunidad luego de haber agotado todos los medios para averiguar el paradero del joven Altieri, vivo, lo que conseguí, pero muerto el día sábado 20, despues de gestiones infructuosas realizadas en ese Comando General; en el  Ministerio del Interior y a través de vinculaciones personales con camaradas relacionados con los Servicios de Informaciones.-

 

6.- La búsqueda personal realizada junto a su padre, fue facilitada por compañeros peronistas de la Municipalidad de Avellaneda y por personal policial de la Comisaría 1ª. de esa ciudad, lo que me permitió hallarlo acribillado a balazos en la morgue del cementerio de Avellaneda, sin identificar, en avanzado estado de descomposición, con el vientre abierto y con las vísceras al aire. El cadáver era un simple N.N., a los cuatro días de haber sido encontrado por la policía de Tristan Suárez, en su jurisdicción, habiendo fallado en él el método eficaz y habitual de identificación sin causa justificada.

 

7.- Es muy probable que si no hubiera mediado la decisión de encontrarlo y la colaboración del personal descripto hubiera desaparecido toda posibilidad de que sus familiares ejercieran el derecho de darle sepultura cristiana.-

 

  Estos son los hechos que informo al Sr. Comandante General, pero que como información sintética y descripción objetiva, no tiene mucha importancia dentro de todo el contexto de violencia que caracteriza la situación política argentina, si no va acompañada de una apreciación que me siento con el derecho de hacer y con la obligación de señalar, por mi condición de Jefe retirado de las F.F. A.A., cuya trayectoria dentro de la Institución el Sr. Comandante General conoce bien; por mi actuación política dentro del Movimiento Peronista, donde ocupe la mas alta jerarquía dentro del país durante parte del exilio del General Perón y por la militancia política que continuo realizando dentro del movimiento mayoritario, lo que me confiere, por lo menos, la experiencia que muchos necesitan para acceder a una realidad que se les escapa y que los supera, lo que es grave cuando ello le ocurre a quienes tienen la responsabilidad de asumirla, comprenderla y conducirla con acierto.-

 

  En mis apreciaciones el Sr. Comandante encontraría excesos si no aclarara que me siento en condiciones de dirigirme a Ud., no con mis simples atributos de oficial retirado de las F.F.A.A., que  me subordinarían y  limitarían, y por consiguiente, harían de mis consideraciones una formal, simple e insuficiente apreciación que carecería de valor.-  

 

  Sin dejar de expresarle a Ud. el respeto que me merecen ciertas jerarquías, puedo asegurarle que la vida me ha enseñado a superarlas a todas, cuando de la necesidad de expresar el pensamiento se refiere. Esa fue mi norma, aun desde joven oficial; frente a Generales de la envergadura inigualada del General Juan D. Perón; frente a políticos y militantes; frente a los hechos simples y los más graves.-

 

  Esto me lo enseño la vida que transite como joven y como viejo como pobre y como rico; como obrero y como patrón; como militar y como civil; como jefe y como subordinado; como subversivo y como político; como libre y como preso;como perseguido, como prófugo, como exiliado, como peronista.-

 

  Sin duda avanzamos hacia un enfrentamiento hacia el que se nos quiere llevar gradualmente con falsas opciones y manejando falsos valores y alarma observar la ligereza y hasta la irresponsabilidad con que ciertas personas y ciertos sectores que tienen poder, poder transitorio, alientan el enfrentamiento con hechos o con palabras.-

 

  Y apuntando con este concepto a nuestros camaradas de las F.F.A.A. inquieta escucharlos en sus discursos fúnebres, por ejemplo, cuando ante sus muertos pareciera que quieren superar con palabras posturas que deben asumir con hechos silenciosos y positivos. Yo también tengo esa experiencia de discursos fúnebres. Hable en homenajes ante nuestros obreros y militantes muertos y también ante camaradas fusilados por otros camaradas, y comprendo ahora que no alcanzan las palabras, ni los discursos, ni las oraciones fúnebres ni las homilías de nuestros santos pastores de la Iglesia, para ocultar las causas que generan la violencia que esta entre nosotros desde hace mucho tiempo.-

 

  Reconozco que el que utiliza un muerto, su muerto, para desahogar su “bronca” por la injusticia de esa muerte, tiene derecho a hacerlo. Pero si siguiéramos en esa puja de exaltar a nuestros muertos,

 

     ¿Quien tiene más derecho? 

 

- Aquel que tuvo la oportunidad de asistirlo y por lo menos, tocarlo aun caliente y desangrándose, o verlo recién “acicalado” por la funeraria, preparado para el homenaje y para transitar “limpio” hacia la gloria.

 

- O aquel que tiene que recogerlo sucio de un zanjon o de un pastizal, acribillado salvajemente; indefenso y maniatado, torturado y vendado sus ojos, en alto grado de descomposición, como dicen las autopsias, o como decimos nosotros, podrido y en condiciones de ser ya comida de gusanos ?-

 

  Este es el destino de muchos de nuestros militantes y de nuestros obreros.  ¿Puede algún Coronel o algún General, asumir alguna vez, con su discurso, una tragedia como esta? Le ahorro la respuesta: no lo haga. Yo ya no lo hago más. No bastan ni sirven las palabras para evitarla.-

 

  ¿  Que  nos pasa a los argentinos ? cuando aceptamos clasificar a los muertos en “deseables” o “ indeseables”; cuando nos acostumbramos y hasta toleramos y propiciamos los excesos del poder, cuando renunciamos al debate y aceptamos que los detentadores de ese poder puedan considerar que en todo caso sus excesos puedan encuadrarse jurídicamente en figuras como “excesos de defensa” u otros inventos; cuando negamos por boca de Generales de la Nación la democracia, con el argumento de que se podría propiciar un “gobierno ateo, materialista y totalitario” ?.-

 

  Con estos conceptos no pretendemos enjuiciar a las F.F.A.A., porque no somos jueces y si lo fuéramos no tendríamos el poder para hacer cumplir la justicia. Solamente, hacer reflexiones que permitan comprender la necesidad de la autocrítica, que no se observa en la severidad de los pronunciamientos militares que ya es costumbre repetida escuchar.-

 

  Nosotros no consideramos a las F.F.A,A. como una institución poseedora de valores inmutables, sino como una institución humana que actúa para bien o para mal, de acuerdo a los hombres que circunstancialmente las dirigen. No son mejores ni peores que los hombres que la componen, y por consiguiente, no existe la continuidad histórica que iguala a todos los militares a través del tiempo con un mismo sello de excelencia, desinterés o patriotismo; tampoco el merito de una época alcanza a los protagonistas de otra, salvo que la revaliden con su propia conducta. Y lo mismo en lo que atañe a conductas infamantes. Los meritos de San Martín no apañan a Quaranta, ni Fernández Suárez infama a Belgrano, a Dorrego o a  Guemes. Podemos admirar al Almte Browm y negar al mismo tiempo a Rojas y a Benigno Varela. Podemos sentirnos deudores y herederos de tantos milicos que regaron con su sangre el suelo de América y de la Patria y no por ello atenuar nuestro juicio sobre los oficiales cómplices, ejecutores y consentidores de vejámenes y torturas.-

 

  Sin duda este es un criterio antagónico con el que sustentan muchos militares que tienen un extraño concepto de su parentesco con la historia y con la gloria. Pero es claro, y si se lo recalca asi tan crudamente, es para evitar que se sigan cultivando prejuicios indiscriminados de un patriotismo que luego la historia nos revela como falso.

 

  Es que los argentinos tenemos una ingrata experiencia acumulada en este siglo. Cuando con el argumento siempre esgrimido y ahora repetido, de la necesidad  de defender “un estilo de vida”, nuestro estilo de vida, el Ejercito protagonizo como represor la historia de la “Patagonia trágica” y los obreros lo hicieron como mártires; cuando desde aviones navales con tripulación también de políticos se bombardeo al Pueblo en la Plaza de Mayo; cuando se fusilo en la Penitenciaria Nacional; en José León Suárez y en Campo de Mayo; cuando se fusilo en Trelew; cuando militares intervinieron en la profanación del cadáver de Evita, cuando el Ejercito en un gran operativo pretendió impedir el reencuentro del Pueblo con su líder; cuando representantes de las tres armas concurren a convocatorias de lo mas representativo de las empresas “lideres” y lo mas rancio de los terratenientes y ganaderos, para considerar la situación económica nacional y formular criticas al gobierno, sin asumir las propias, etc., la preocupación se apodera de los sectores populares, especialmente cuando se anuncia que el Ejercito intervendrá en la “subversión en las fabricas”, lugar de trabajo de nuestros obreros y nada se dice de hacerlo en las empresas, lugar de expoliación del país y del patrimonio nacional.-

 

  La situación es seria y también dramática, no solo para los trabajadores, sino también para las propias F.F.A.A., impulsadas a avanzar en un terreno, donde por plano inclinado serán llevadas a sustituir a las policías de los ambientes fabriles, hasta ahora privadas, y a ser custodios de los intereses de una de las partes, precisamente la menos indicada para representar el interés general.-

 

  A todas estas reflexiones dan lugar los 7 puntos primeros de esta nota, que describen una situación concreta.-

 

  Si a ello agregamos que bandas armadas se desplazan por la Capital de la Republica y por los centros poblados, sin respuesta alguna de las fuerzas encargadas del orden y sin que las autoridades responsables (en este caso el Jefe de la Policía Federal) tomen conocimiento, el problema es mas grave, no porque supongamos que el General jefe de esa policía no quisiera impedirlo, sino porque no puede: los hechos y las cosas lo superan.-

 

  Si además, en las averiguaciones del paradero del joven Altieri y en otras realizadas, comprobamos que su caso no es el único, que las morgues renuevan diariamente sus depósitos de cadáveres acribillados y que los órganos de seguridad no se asombran, de ningún modo, sino que lo aceptan como común y normal, comprendemos que el pesimismo sobre la verdadera y grave responsabilidad y misión de las fuerzas del orden se ha apoderado de ellas, en el mejor de los casos, pues hay otros en que se las puede suponer cómplices de esas matanzas.-

 

  Si escuchamos decir a funcionarios policiales que el joven Altieri ha sido “ajusticiado”, comprobamos a que nivel llego el respeto por el concepto de la  justicia, a cuyo servicio ellos deber estar.-

 

  Todos estos hechos se han producido en el ámbito con el que ese Comando en Jefe esta relacionado, por la función que ha asumido y es por ello que lo pongo en su conocimiento.-

 

  Solamente y como colorario de todo esto corresponde hacer una ultima reflexión. Frente al concepto ya asentado de la inhabilidad de las F.F.A.A. para el ejercicio del poder político, experimentado en tres desgraciadas oportunidades en lo que va de este siglo, comienza ya a extenderse en la opinión publica el mismo concepto, pero en funciones que parecieran mas especificas de esas fuerzas: la del mantenimiento del orden y de la seguridad de las personas, a cuyo servicio han puesto ya oficiales en actividad.-

 

  Por ultimo hago saber al Sr. Comandante General que denuncias similares sobre el hecho a que da lugar esta, han sido formuladas ante instituciones políticas, de la Iglesia, empresarias, obreras y profesionales, donde a cada una se le hace conocer nuestro pensamiento sobre las responsabilidades de cada una.-

 

  Saludo al Sr. Comandante General      

 

 

                                                                  Bernardo Alberte

                                                                     Tcnel.  ( R.E.)