Las barras se fueron colmando poco a poco, en respetuoso
silencio, mientras a las puertas del viejo edificio
parlamentario una larga cola denunciaba el interés de muchísima
gente por asistir a la sesión.
José Luis Blasina (Partido Socialista), miembro informante,
destacó --con su estilo pausado, respetuoso y elegante de
caballero decimonónico-- que el proyecto llegaba al plenario
con la media sanción del Senado y aprobado por unanimidad en la
Comisión de Seguridad Social de Diputados. Resaltó la
colaboración de legisladores de todos los partidos y, a renglón
seguido, agradeció el aporte de las organizaciones sociales que
tanto trabajaron por zanjar esta cuestión.
Su exposición, meticulosa y precisa, hizo hincapié en los
aspectos esenciales del proyecto, que complementa normas
anteriores y, en especial, da una solución más amplia y
adecuada que la establecida por la ley 17.449, del 4 de enero de
2002. Blasina dijo que se había debido enfrentar un problema
delicado y complejo y, aunque adelantó que era imposible
contemplar todas las situaciones, precisó que el texto a
consideración prevé hacer correcciones en el futuro. De este
modo, enfatizó, "el Parlamento ha estado a la altura de su
verdadera responsabilidad". Nadie osó contradecirlo.
Y luego pasó a los detalles. En el Capítulo I, artículo 1º,
para el caso de las personas que se vieron obligadas a abandonar
el país, se prolonga la fecha de retorno del 1º de marzo de
1987 al 1º de marzo de 1995. Por otra parte, se incorporan
aquellas personas que hayan sido despedidas de la actividad
privada al amparo del decreto de la dictadura del 4 de julio de
1973, y se ampara a quienes fueron detenidos o debieron
abandonar el país antes del 9 de febrero de 1973.
Asimismo, se prolonga el cómputo ficto de servicios para las
personas incluidas en el artículo 1º, en el lapso que haya
insumido el reingreso a la actividad formal, hasta el 28 de
febrero de 1985; se incrementa considerablemente la asignación
computable mensual, durante el período ficto de servicios,
hasta un monto equivalente a once bases de prestaciones y
contribuciones; se consigna que el monto mínimo de jubilación
será de cuatro bases de prestaciones y contribuciones y que se
podrá aumentar en caso de circunstancias especiales; se ampara
a aquellas personas que, contando con 60 años de edad, computen
un mínimo de diez años de servicios anteriores o posteriores
al período de reconocimiento ficto; se incluye a las personas
que hayan fallecido o hayan sido declaradas ausentes, reconociéndose
en esos casos el derecho a una pensión de sobrevivencia; se
incluye también a quienes, habiendo desarrollado actividades
laborales simultáneas, no fueron reparados por alguna de ellas;
y se establece una pensión especial para las personas
procesadas por la Justicia Civil o Militar en el período
considerado, equivalente a ocho y media bases de prestaciones y
contribuciones mensuales.
Entre el primero y segundo año de vigencia de la ley, una
Comisión Especial, a través del Poder Ejecutivo, hará a la
Asamblea General una evaluación de la norma a fin de,
eventualmente, establecer los correctivos que correspondan.
También es de interés informar que habrá un plazo de 180 días,
a partir de la constitución de esa Comisión Especial creada
por la ley, para que los peticionantes hagan su presentación.
Finalmente, cada base de prestaciones y contribuciones
equivale al valor del salario mínimo nacional a la fecha de
vigencia de la presente ley.
El Frente unido
Pese a la amplitud, minuciosidad y contundencia del informe
de Blasina y pese a que unánimemente se le elogió y se
reconoció que "después de lo dicho, poco había para
agregar"- representantes de todos los sectores del
oficialismo decidieron hacer sus exposiciones.
Doreen Ibarra (Fidel 1001), inusualmente enérgico aunque muy
urbano, se explayó contra quienes dieron el golpe de Estado en
1973 y, en particular, sobre un decreto, al que calificó de
vergonzoso", que respondió a la huelga general de ese año
convocada por la CNT.
Diego Cánepa (Nuevo Espacio), con vigor juvenil y estilo
ardoroso, argumentó que este proyecto "expone la
responsabilidad del Estado en lo que ocurrió" y enalteció
la lucha de la izquierda contra la dictadura. Esto enojó mucho
a Sergio Botana (Alianza Nacional), quien, perdiendo ligeramente
la compostura, y por más que se mantuvo recostado en la banca
se ve que estaba cómodo- gritó: "¡Miente, Cánepa, el
Partido Nacional también tiene una historia de lucha por la
libertad!"; hubo quien no lo escuchó porque el presidente
de la Mesa, poniendo la pelota debajo del brazo como Obdulio en
Maracaná, no le abrió el micrófono. Cánepa siguió con lo
suyo y rindió homenaje, en el nombre de Luis Stolovich, a todos
quienes lucharon por esta iniciativa parlamentaria y han
fallecido. Pero entre los blancos persistía cierto desacomodo
emocional y Mauricio Cusano (Alianza Nacional) también le mostró
a Cánepa su disgusto, claro que con mucho más estilo de gaucho
con oficio que Botana, recordándole que "nosotros también
aportamos algún granito de arena".
Gonzalo Mujica (independiente Frente Amplio) puso paños fríos
y expresó su profunda alegría y honor la alegría pasó
inadvertida y el honor, conociéndolo, cualquiera se lo
reconoce- por votar este proyecto, que "homenajea a pequeños
grandes luchadores por la felicidad colectiva".
Daniela Payssé (Asamblea Uruguay) también dijo estar alegre
como tampoco se le notó seguramente iba por dentro- y sentir
responsabilidad por el camino transitado junto a tantos compañeros
cuyos derechos, a partir de ahora, serán reparados. Y sentenció
que la seguridad social es uno de los derechos humanos
esenciales, que hacen a la dignidad de la persona.
Enseguida, Nora Castro (Espacio 609) con elocuencia y tono
magisterial de barricada- reivindicó la contribución a lo público,
a lo social, con sacrificio de lo personal, realizado por todos
aquellos a quienes ahora se reparará, al menos en parte;
Eduardo Brenta (Vertiente Artiguista) leyó una carta de
Bordaberry negando, en 1973, que en Uruguay hubiese detenidos
por razones políticas y se declaró orgulloso de haber
integrado ese grupo de personas de cuya existencia el dictador
dijo no tener noticias; y Gustavo Guarino (Alianza Progresista),
apoyado por una interrupción concedida a su compañero Pablo Pérez,
recordó a los que ya no están para celebrar este acto de
justicia.
Un debate que no fue
Sorprendiendo a unos cuantos, Washington Abdala (Foro
Batllista) habló y separó tantos con tono calmo e inocultable
astucia. Fue el único momento de la sesión en que ningún
legislador se distrajo mientras hablaba otro. Cierto es que
varios se concentraron en el diputado colorado no tanto por la
calidad de su alocución sino por la calentura que les fue
metiendo entre las ropas.
Abdala felicitó a Blasina porque no había incurrido en
consideraciones políticas ni ideológicas, expresó su respeto
por la norma que iba a votar y por las personas a las cuales se
beneficiará y, al final, metió la cuchillada trapera:
"Las discrepancias son con la mirada histórica sobre cómo
se sucedieron los hechos"; "rechazo el terrorismo de
Estado, pero cuando en democracia se pretenden subvertir el
orden institucional ese terrorismo también es negativo";
"muchos se pegan en el pecho ahora, pero entonces se
arrimaron a los comunicados 4 y 7"; "cuando Quijano
dijo que lo esencial era la institucionalidad no muchos lo
siguieron"; y, cerrando, "la mirada prospectiva debe
ser de reconciliación, nadie puede tener el monopolio de la
sensibilidad para excluir a los demás en la construcción del
futuro".
Cuando en las tribunas se palpitaba un furibundo contragolpe,
las barajas fueron al montón.
Primero, el freezer: luego de Abdala hablaron Carlos
Signorelli (Foro Batllista) "hoy damos un paso más en
algo que comenzó hace mucho"- y Beatriz Argimón
(Correntada Wilsonista), quien recordó la anécdota de su
padre, destituido por la dictadura cuando ella era todavía una
tierna, muy tierna adolescente.
Y después el presidente Cardozo dijo "se va a
votar", se votó nomás y se aprobó el proyecto por
unanimidad y en medio de encendidos aplausos, en sala y en las
barras.
Enseguida, Abdala, con sigilo y cierta satisfacción, se
retiró. *