Entró
acompañado por José “Pepe” Mujica. El senador vestía camisa
blanca impecable, el pelo despeinado. Iba con su chuequera y sus pestañas
que hacen recordar los ojos de Arturo Jauretche. El presidente electo
llevaba traje azul y su jopo bien peinado. Tabaré Vázquez fue el gran
protagonista del día. Mujica, el símbolo de la construcción política
que sirvió para llegar al gobierno y debería ser útil para
mantenerlo. Tabaré empezó las ceremonias declarando que cumplirá la
Constitución y terminó a la noche con un gran acto frente al Palacio
Legislativo en el que dejó una frase con reminiscencias de Salvador
Allende: “Desde hoy ustedes tienen un compañero presidente”.
Vázquez vivió el día a los abrazos. Con todos
sus compañeros de coalición, y también con Jorge Larrañaga, el
candidato blanco que salió segundo el 31 de octubre. Hubo un abrazo
largo con Mario Benedetti, uno de los invitados especiales, quizás el
uruguayo más querido en el mundo junto con Eduardo Galeano y, desde
hace pocos días, con Jorge Drexler.
“Libertad, libertad, orientales/ este grito a la
patria salvó”, cantaron el himno los uruguayos. Después subieron el
tono en esa parte que dice dos veces “tiranos temblar”.
En Uruguay no hay juramento sino un compromiso por
el honor en el que, por fórmula, Dios no figura.
“Tiene la palabra y el abrazo de un viejo compañero
que le grita gracias a la vida por haber llegado hasta acá”, presentó
Mujica a Tabaré.
“Yo, Tabaré Vázquez Rosas, me comprometo a
desempeñar el cargo que se me ha confiado, y juro trabajar
incansablemente por la felicidad del pueblo uruguayo”, dijo el nuevo
presidente puesto por el Frente Amplio, que fue fundado en febrero de
1971 y el 31 de octubre último ganó por el 50,8 por ciento de los
votos sin segunda vuelta. Varias veces Vázquez habló del derecho a la
felicidad en lo que sonó a la declaración de principios de la
Constitución norteamericana.
“Yo sé que en Uruguay tenemos una tradición”,
dijo Mujica, que intervenía como maestro de ceremonias. “Cuando llega
un gobierno, cualquiera sea ese gobierno, siempre abrimos un compás de
expectativa. Y sé que después vendrán, inevitablemente, las horas de
las diferencias. Pero que nunca sean tan grandes como para que
terminemos hipotecando el futuro. Y lo dice –dijo Mujica, 14 años
preso en dictadura– quien carga con las mataduras en el lomo. Por eso,
gracias. Tengo confianza en lo más importante, que está afuera. Hoy
hay un presidente que va a ser un presidente de todos. Así lo espero.
Que nunca lo olvidemos.”
“Es la primera vez que hablo en este recinto, y
seguramente será la última”, empezó Tabaré. Luego enhebró un
discurso que recogió aplausos cuando mencionó los derechos humanos
(“Es necesario y posible aclarar esas zonas oscuras del pasado”),
cuando rescató el principio de no injerencia externa en los asuntos
uruguayos y cuando trajo de vuelta a José Artigas.
Los invitados extranjeros estaban en un palco. Néstor
Kirchner, en su segunda asamblea legislativa del día, se ubicó entre
el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Carlos Mesa, y asintió cuando
Tabaré dijo que quiere “más y mejor Mercosur”. También asintió
Luiz Inácio Lula da Silva. Al final, Fidel Castro no vino, decisión
que tomó, de acuerdo con el canciller Felipe Pérez Roque, “por
prescripción médica”. El ministro fue el que firmó con Tabaré el
acuerdo reanudando las relaciones diplomáticas que rompió Jorge
Batlle. “Recibo otra vez aquí al pueblo cubano”, dijo Tabaré.
Vázquez extendió el significado de la palabra
“libertad”. “Libertad para ser felices, libertad para colaborar en
la construcción de un mundo donde a nadie se le prive de la posibilidad
de ser feliz”, insistió a laJefferson. Y amplió el sentido del
combate contra la corrupción. Dijo que también será un blanco “la
administración desaprensiva del Estado”.
Artigas apareció con la famosa anécdota sobre la
pregunta hecha ante alguien que lo visitó en su exilio paraguayo: “¿Así
que mi nombre todavía suena por allá?”. Tabaré completó: “Por
cierto que su nombre suena todavía, y suena fuerte”.
Fue el momento más emotivo de su discurso en el
Parlamento, junto con la promesa de construir “un Uruguay donde nacer
no sea un problema, donde ser joven no sea sospechoso y donde envejecer
no sea una condena”.
Esa frase fue la que permitió otra de Mujica.
“Damos por levantado el acto”, dijo, y marca una pausa larguísima.
“Y que el futuro nos ilumine a todos.”
Entre esa ceremonia y el acto de la noche Tabaré
recibió la banda de manos de Batlle y pasó revista a las tropas. Hubo
dos detalles interesantes. El primero, que el gabinete y los principales
dirigentes son un grupo de antiguos exiliados o presos durante la
dictadura que terminó hace 20 años. La ministra de Defensa fue abogada
de presos políticos. El segundo, que al final del desfile militar
pasaron gauchos a caballo (uno con un perro atado) y carros con chicos
que llevaban banderas del Frente Amplio o camisetas de fútbol. El
desfile no fue solo militar.
El acto de la noche mostró el frente del Palacio
Legislativo iluminado de azul, blanco y rojo, en un trabajo de la misma
empresa brasileña de Rock in Rio. Como el 31 de octubre, había una
bandera por uruguayo. “Los países son no solo su superficie, no su
bandera, no su escudo”, dijo. “Son todo ello pero más: son su
gente.”
Vázquez, oncólogo, 65 años, fundó un club de
barrio, El arbolito, en el barrio de La Teja, y fue intendente de
Montevideo. Dijo: “Sé lo que es trabajar por la vida desde la
medicina. Lo que es trabajar por un barrio. Por un departamento desde la
intendencia. Ahora les pido que me ayuden, porque quiero trabajar por el
país desde el gobierno nacional”.
Antes de la frase de tono allendista sobre el
compañero presidente también anunció: “Sé el significado de la
palabra compañero”.
Lanzó medidas sobre derechos humanos (de las que
se informa aparte), un plan de emergencia contra la pobreza y también
anunció la convocatoria a discusiones salariales. Una de las promesas más
aplaudidas fue la de estimular la producción de caña de azúcar en
Bella Unión, la zona donde comenzaron las luchas campesinas en la década
del ‘60.
Vázquez anunció que creará un organismo nuevo
en la Cancillería. “Los uruguayos del exterior son el 15 por ciento
del país. ¿Cómo no vamos a tener un departamento especial para
atenderlos?”. Fue el prólogo institucional para anunciar que ya firmó
“un proyecto de ley estableciendo un voto epistolar para los
compatriotas que no tengan la ciudadanía suspendida”.
Tabaré dijo que esperaba el apoyo de los otros
partidos políticos para aprobar la nueva ley, por la que de paso la
coalición de izquierda se garantizará una reserva permanente de votos,
aprovechando que la mayoría en el exterior también es del Frente
Amplio.

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