Ha sido una larga espera...

Pero fructífera. Parecían normas inamovibles, y probablemente no se hubieran podido anular sin los procesos abiertos en otros países, producto del tesón de la sociedad argentina y de los organismos internacionales de derechos humanos.

¿Procesos como los incoados en España contra Cavallo o Scilingo por Garzón?

Sí; de los más importantes por su profundidad.

Pero hay diferencia entre juzgarlos dentro o fuera.

Claro; lo más sano es que rindan cuentas en su propio país, porque así se restituyen los valores destruidos.

En los ochenta, muchos argumentaron que esas leyes eran necesarias para la reconciliación nacional.

Lo que importa es restablecer la justicia, no la reconciliación con quienes mataron y torturaron.

¿Esta decisión judicial significa el fin de la impunidad?

El de la impunidad legal, pero no el de la real. Concluye un camino, pero se abre otro, hasta lograr que la justicia se haga efectiva.

Ya hay militares y policías procesados, que supuestamente ahora podrán ser juzgados.

Sí, pero hay algunos en prisión preventiva internados en establecimientos militares. Son genocidas en una situación de verdadero privilegio respecto a los delincuentes comunes. Y habrá que ver qué efectos tiene la presión ejercida por los implicados y sus defensores.

En esta nueva etapa saldrán a la luz más atrocidades cometidas en esos años. ¿Justifica la verdad el dolor?

Esta polémica ya la vivimos con los niños robados, que se tuvieron que enterar de que habían vivido veinte años con los asesinos de sus padres, pero lo que mueve a un ser humano es la búsqueda de la verdad. Hay que asentar la realidad colectiva sobre una base verdadera.

¿Esperan también alguna revelación?

Conoceremos más documentos y testimonios, y lo más importante de todo, podremos saber quiénes fueron los verdaderos inspiradores del genocidio, qué líderes nacionales e internacionales lo promovieron.

BIO

Carlos A. Slepoy (Buenos Aires, 1949) fue detenido en 1976, meses antes del golpe militar. Pasó más de año y medio detenido, y en 1977 fue expulsado de Argentina. Desde entonces reside en España, donde se ha convertido en uno de los representantes de la acusación popular en los procesos abiertos por el juez Garzón.