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BOMBARDEO DE PLAZA DE MAYO

1955 - A 50 AÑOS DE LA BARBARIE - 2005 

16 DE JUNIO DE 1955 - UN ANÁLISIS POLÍTICO

Al finalizar la segunda guerra mundial, el orden político, como consecuencia, mostraba trascendentes modificaciones. Europa desangrada, con dos potencias Inglaterra y Francia perdiendo hegemonía, la Unión Soviética creciendo en su influencia debido a su aporte determinante en la derrota del eje y EEUU que aparecía en el polo opuesto, dispuesta a tomar el rol de nación rectora dentro de ese nuevo orden.

Firmada la rendición de las naciones derrotadas, los tres dirigentes máximos del conjunto aliado, se reúnen con el objeto de estructurar un acuerdo, que en definitiva buscaba un “reparto” de los territorios ocupados a raíz del gran conflicto. Así es como Roosvelt, Churchill y Stalin, llegan a un acuerdo que se conocería como el Pacto de Yalta. Evidentemente los dos sujetos principales para sellar tal acuerdo, eran EEUU y la URRSS, y es fundamentalmente entre ellos que, sellado con tal pacto, se produce un “reparto” de influencias, que sería el eje alrededor del cual giraría la política internacional hasta la caída del famoso “muro”, que sellaría la desaparición de un de los polos de contención, que sabedores  que un conflicto bélico entre ambos, podría significar la derrota de todos.

La famosa “guerra fría”desarrollada por ambos pretendientes “al trono”, obliga a EEUU a buscar diferentes estrategias para lograr consolidar su rol imperial que se había propuesto, pero una vez disuelta, lo que consideraba su enemigo principal, el proceso se acelera, hasta llegar a la situación actual. De “fin de la historia”, de pensamiento único dentro de una globalización con la cual se pretende la disolución de todos los estados-nación que puedan representar un elemento de resistencia a su planes de dominación en todos los terrenos, tanto militar como económico. Nuestra Iberoamérica, como lógica consecuencia del Pacto o acuerdo de Yalta, forma parte del territorio de pertenencia yanqui. Y es ahí, dentro de ese marco político-militar, donde se desarrollaron y seguirán desarrollándose las luchas de nuestro continente. Ya no hay negociación posible que no sea la que favorezca a los planes del imperio. Por lo tanto, la guerra es por aniquilación del enemigo. El famoso Plan Cóndor es una afirmación de tal estrategia que tiene como aliados y ejecutores a las oligarquías locales y a los ejércitos, que han sido transformados en tropa de ocupación para cumplir el rol de policía represora de los elementos resistentes. El golpe del 16 de Junio de 1955, confirmado el 16 de septiembre del mismo año, se inscribe dentro del proceso de dominación gringa. La resistencia posterior, encabezada en principio por la clase obrera y el pueblo peronista, no permite consolidar, con una democracia fraudulenta, ningún régimen que pudiera fortalecer el sistema de dominación, hasta que llega la solución final. Tanto la primera puntada del 55 como la última del 76, forman parte del mismo  bordado que se fue realizando con las variaciones tácticas que cada momento exigía. Aquellas primeras consignas de “ni yanquis ni marxistas, peronistas” resultó reflejo de un hecho maldito que había de cortarse de raíz.

José Portas -
 Madrid 16 de Junio de 2005

         Testimonios de integrantes de CEA-M

Jose Portas:

Cuando dejé la oficina era las 11.45. Una compañía de infantes de marina, transportada en camiones, ya se estaría acercando por Leandro Alem en dirección a la Casa Rosada. Aviones pilotados por nerviosos oficiales, se moverían en las pistas buscando la posición correcta para despegar. Evangélicos sacerdotes agotarían las reservas de agua bendita otorgando la bendición pontifical al accionar a los héroes de la nueva cruzada. Los engranajes de la traición a la voluntad popular, iban encajando uno con otro, insuflándole movimiento al pesado trasto Cainita.......Continua

 

Cristian Areal:

En 1955 cursaba Bachillerato en el Colegio Nacional de Quilmes y vivía con mis padres en el barrio de Caballito en la Capital Federal.

El 16 de junio hacía poco que habíamos comenzado las clases del turno tarde cuando apareció en el aula el Jefe de Celadores quien nos hizo saber que se suspendían las clases por unos hechos que estaban sucediendo y que no aclaró suficientemente, pidiendo que ordenadamente fuéramos a nuestras casas...Continua

 

Julio Miguez

Tenía yo 7 años en 1955 y cursaba 1ºsuperior en el Colegio Familia Cabezón de la calle Cangallo al 1100 en el turno  que empezaba a las 2 de la tarde.

Ese día estaba yo jugando en la terraza del 5º piso de la calle Rivadavia 1210 donde mis padres eran porteros , mis viejos nos dijeron que tanto mi hermana mayor como yo  no iríamos  al colegio (me pareció raro ya que les daban mucha importancia a que no faltásemos  nunca) en ese momento y mirando al oeste vimos venir  volando muy lentamente unos aviones (luego supe que eran los Catalina) que luego de pasar sobre nuestras cabezas se dirigían  lentamente  en dirección al río. Los miraba con la fascinación propia de cualquier pibe ..cuando vimos que caían  "cosas" de los aviones ....inmediatamente mis viejos dijeron... son bombas.....Continua

 

Adolfo Asensio Quirós:

Con el recuerdo de nuestro querido compañero fallecido el año pasado también nos llegan sus vivencias mas de una vez compartidas ante una mesa de café ....Continua

  Luis Calero

16 de Junio de 1955.

Edificio Alea Central sito Viamonte entre Avda. Madero  Y Avda. Leandro Alem. a 5 ó 7 cuadras  de Plaza de Mayo. En este edificio “propiedad” de Aloé, se editaban varios diarios entre ellos “Noticias Gráficas” y “ La Época ”, y otros más pequeños. Contaba con los talleres de tipografía, linotipia y las rotativas, también estaba los sectores llamados de “obra”,  offset ó litografía, encuadernación etc. Éramos 2000 trabajadores. ....Continua

 

Un libro sobre la masacre de Plaza de Mayo
El IMAGENES DE LA BARBARIE e la ciu

La Masacre de Plaza de Mayo, un trabajo de investigación de Gonzalo Leónidas Chavez, que acaba de ser presentado en La Plata, rescata del olvido y les devuelve la identidad a cientos de víctimas civiles de los bombardeos del 16 de junio de 1955. Laura Bonaparte, integrante de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo, destacó que el libro “se ocupa como nadie de investigar los hechos de lo que fue una verdadera masacre de civiles. Propongo sea leído en las escuelas”.
La obra, publicada por editorial De La Campana, recupera valiosa información sobre una de las masacres de civiles más cruentas de la historia nacional, ocurrida en el marco de un intento por asesinar a Juan Perón, entonces presidente de la República.
“Quise reconstruir parte de una historia que va quedando en el olvido”, a través de archivos de los diarios, entrevistas a los sobrevivientes y de gente que “espontáneamente fue acercando nuevos materiales o datos”, dijo Chavez y agregó: “Así descubrí que el almirante (Emilio) Massera, en ese momento secretario del ministro de Guerra, tuvo participación en esos episodios y su hermano, Carlos, fue un marino aviador que bombardeó Plaza de Mayo”. Para Chavez, coautor del libro Los del 73, el bombardeo sobre Plaza de Mayo fue similar al de los nazis sobre Guernica, pero “uno fue condenado y repudiado por la humanidad, el otro no tuvo repercusión”.

TESTIMONIOS PERSONALES DEL 16 DE JUNIO DE 1955 DE  INTEGRANTES DE LA COMISIÓN DE EXILIADOS ARGENTINOS - MADRID

José Portas

Cuando dejé la oficina era las 11.45. Una compañía de infantes de marina, transportada en camiones, ya se estaría acercando por Leandro Alem en dirección a la Casa Rosada. Aviones pilotados por nerviosos oficiales, se moverían en las pistas buscando la posición correcta para despegar. Evangélicos sacerdotes agotarían las reservas de agua bendita otorgando la bendición pontifical al accionar a los héroes de la nueva cruzada. Los engranajes de la traición a la voluntad popular, iban encajando uno con otro, insuflándole movimiento al pesado trasto Cainita.

Enfilé Lavalle para bajar hacia la zona de los bancos. Aceleré la marcha pensando en regresar cuanto antes a la oficina. A las 12.05 entraba en el Banco de Italia, luego me quedaba el de Nación, y por último Impositiva donde compraría las estampillas para los contratos. Si hubiésemos prestados atención, con toda seguridad habríamos oído el ruido de los engranajes.

Entre las 12.20 y 12.30 entre en Reconquista 46 para la compra de las estampillas. Me puse en la fila y tabiqué el portafolios entre las piernas, y luego encendí un cigarrillo. Entonces en unos segundos más, la máquina soltó el alarido. Paradójicamente, una violenta explosión de sonido metálico, amenazante, nos sumió en el silencio. De inmediato ruido de metralla, otras dos o tres explosiones y más metralla. La compañía de infantes de marina desembarcada detrás del monumento a Belgrano, retrocede y busca refugio en el Ministerio de Marina. Desde la Casa Rosada resisten.

Dentro comienza un movimiento desordenado. Las ventanillas de atención al público comienzan a cerrarse. Alguien pregunta gritando en forma nerviosa.

-         ¿Qué carajo pasa?

A través de la puerta se ve correr a la gente, algunos caminan pegados a las paredes. El ruido de guerra va en aumento. Se escucha una voz que avisa.

-         ¡Están bombardeando la Casa Rosada...!

-         ¡Hijos de puta...!

Una mujer se pone a llorar y se le caen los anteojos, un hombre que va hacia la salida sin darse cuenta los patea y salen disparados.

-         Mis anteojos por favor...

Y se pone a buscarlos, su cuerpo inclinado y los brazos casi en cruz, de uno de los cuales pende una cartera.

Tomo el portafolios casi intuitivamente. En ese momento pienso a borbotones, una irrealidad de gestos macabros y casi incomprensibles, se me cuela dejándome perplejo. De pronto recuerdo a los viejos y trato que algo se me ocurra para buscar la manera de avisarles que estoy bien. Es sorprendente el tipo de reflexiones que nos asaltan en especiales situaciones. Algún jefe da la orden de cerrar. Muchos protestan: ”eso no se puede hacer”.

-         Yo tengo que cerrar, los que quieran quedarse adentro, que lo hagan, aquí se está más seguro que afuera...

El fondo de metralla y explosiones se hace más intenso. Personalmente decido salir. Llego hasta la puerta pegándome a la pared a un costado de la misma. Me quedo quieto y trato de mirar hacia la Plaza. Tres aviones Carolina, paquidérmicos, de lento movimiento, bostezan con su vientre y dejan caer pequeñas bombas cuyos objetivos se hacen inciertos. La cantidad de gente disminuye, la mayoría va en dirección a Corrientes. También están lo que cautelosamente parecen querer llegarse hasta la Plaza. Veo columnas de humo negro levantarse desde lugares que no alcanzo a distinguir. Se oyen cantar motores de avión. Eran los Gloster Meteor que volando a baja altura sobre Avenida de Mayo, desde la altura del  Congreso, rasaban ametrallando a discreción. Aviones pagados por el pueblo que ametrallaban al pueblo. Como símbolo de su ideología llevaban pintada en su fuselaje, una cruz encerrada dentro de una “V”, estandarte del emperador cristiano Constantino: “Con este signo vencerás”. Estos cristianos tan dulces y sin dudar de poner la otra mejilla. En la Plaza, trolebús despanzurrado como un escarabajo de lata, llevando en su interior seres humanos, era el humeante testigo de lo que son capaces de hacer estos guerreros de Dios, cuando explota su evangélica indignación. Luego con el correr de los tiempos, y una vez ya realizada su tarea con  sumo esmero, la Santa Iglesia Católica, tiene el desparpajo de pedir perdón por los lamentables errores cometidos.

Avanzaba con lentitud, deteniéndome por instantes con el objeto de prestar atención a lo que estaba ocurriendo y haciendo el esfuerzo de asimilarlo. La barbarie soltaba sus fuerzas con evidente afán de exterminio. Con cautela me acercaba a Sarmiento, cuando desde una ventana, una voz de mujer gritó:

-         ¡Se te acabó Pocho hijo de puta...!

Levanté la cabeza pero no alcancé a divisar a nadie. En el momento que llego a Corrientes me sorprenden dos camiones cargados de hombres armados con algunas escopetas, revólveres que exhibían en sus manos, pocos fusiles Máuser y carabinas 22 de aspecto inofensivo.

-         ¡La vida por Perón... la vida por Perón...

Lo gritaban con un tono desafiante, casi como un canto de guerra. Bajaron por Corrientes hacia Leando Alem  y ahí giraron hacia Plaza de Mayo.

Resultó un intento fallido; pero insistieron el 16 de Setiembre con mayor poder de convocatoria y fuerzas mejor organizadas,  lograron tomar el poder dispuestos a una tarea de exterminio que no cejó en ningún momento. Desde los fusilamientos del 9 de junio de 1956 hasta la estructuración de campos de concentración al mejor estilo nazi y la macabra y novedosa propuesta de arrojar secuestrados vivos al mar. Un evidente odio de clase fue el principal motor de una estrategia planificada con frialdad y decisión ante la pasividad e indiferencia de sectores de la población y con la acostumbrada bendición de los tonsurados. Pero la resistencia continúa.

Cristian Areal:

En 1955 cursaba Bachillerato en el Colegio Nacional de Quilmes y vivía con mis padres en el barrio de Caballito en la Capital Federal.

El 16 de junio hacía poco que habíamos comenzado las clases del turno tarde cuando apareció en el aula el Jefe de Celadores quien nos hizo saber que se suspendían las clases por unos hechos que estaban sucediendo y que no aclaró suficientemente, pidiendo que ordenadamente fuéramos a nuestras casas.

Me dirigí a la estación del Ferrocarril y tomé el primer tren hacia Constitucíon. Ya en el vagón se hablaba en voz baja que había un golpe militar contra Perón. LLegamos a Constitución y no tenía medios de transporte para llegar hasta mi casa, con la que no podía comunicarme porque no teníamos teléfono. Como mucha gente salí a las escaleras de la estación mirando hacia Plaza de Mayo. En un momento surgió volando muy lentamente un hidroavión Catalina sobre la Plaza de Mayo y de su cuerpo se desprendieron unos objetos de color cobre, objetos que ocultaron  los edificios hasta que se transformaron en una llamarada azul y se escuchó la explosión.  El Catalina giró en el aire y se dirigió a la Plaza Constitución provocando una desbandada en las escaleras y las paradas de autobuses.

Volví a tomar el tren hasta el pueblo de Bernal, pueblo en el que había vivido hasta hacía unos pocos meses.

En el viaje vi como ametralladoras disparaban a un Gloster Meteor a la altura de Barracas. Estuve en casa de una familia amiga hasta muy avanzada la tarde en que regresé a Constitución.

En la estación se decía que el golpe había fracasado.

Salía a las escalinatas y vi como de un camión descubierto bajaron unos obreros que querían devolver los fusiles "mauser" con los que fueron a defender a su gobierno.

Algo mas tarde pude llegar a la casa de mi abuela donde pasé la noche.


Julio Miguez

Tenía yo 7 años en 1955 y cursaba 1º superior en el Colegio Familia Cabezón de la calle Cangallo al 1100 en el turno  que empezaba a las 2 de la tarde.

Ese día estaba yo jugando en la terraza del 5º piso de la calle Rivadavia 1210 donde mis padres eran porteros , mis viejos nos dijeron que tanto mi hermana mayor como yo  no iríamos  al colegio porque parece que había una "Revolucíon" palabra que en la época se utilizaba para los golpes militares . En ese momento y mirando al oeste vimos venir  volando muy lentamente unos aviones (luego supe que eran los Catalina) que luego de pasar sobre nuestras cabezas se dirigían  lentamente  en dirección al río. Los miraba con la fascinación propia de cualquier pibe ..cuando vimos que caían  "cosas" de los aviones ....inmediatamente mis viejos dijeron... son bombas.

La reacción natural de mis viejos fue decir ¡¡VAMOS AL SEGUNDO PISO!!. En el segundo piso del edificio vivía la familia Locatelli que era una familia de clase media (de un nivel económico alto para la época) y mis padres creyeron que era mas seguro, pasamos la tarde en las habitaciones interiores escuchando Radio Colonia que conspiraba desde la otra orilla .

Se pasaron unos momentos de angustia ya que se oía el estruendo de las bombas ( a 7 cuadras de la plaza de mayo) y los motores de los Gloster Meteor (aviones a chorro como se decía entonces) que pasaban por la calle Rivadavia y Avenida de Mayo ametrallando. (mi viejo y el dueño de casa espiaban por las celosías de metal y vieron de primera mano como recorrían desde Congreso a Plaza de Mayo ametrallando lo que veían - simples asesinos que luego huirían al Uruguay-).
Estas impresiones de un chico de 7 años se entremezclaron luego con las lagrimas de mi viejo (un gallego que decía que el Peronismo a él personalmente no lo había beneficiado pero que habiendo vivido los años 30 y 40 con sus miserias no se podía ser otra cosa que peronista -) viendo (tres meses mas tarde) como pasaba la manifestación que festejaba el 16 de Septiembre el  derrocamiento del único gobierno popular que había conocido (también desde los balcones del segundo piso que daban a la calle Salta y que mostraban una pequeña visión de la Avenida de Mayo).
Son impresiones de un chico de 7 años pero que han quedado para toda la vida e influenciaron no poco en la construcción de una identidad política.


Adolfo Asensio Quirós:

Con el recuerdo de nuestro querido compañero fallecido el año pasado también nos llegan sus vivencias mas de una vez compartidas ante una mesa de café .

Había nacido en Madrid en los años previos al golpe fascista y debió pasar su primeros años de vida en el exilio republicano en Francia y Argelia hasta que el destino quiso que desembarcara en Buenos Aires para ser un "gallego" más a pesar de su origen madrileño

Hoy ya no esta en nuestra Comisión de Exiliados Argentinos en Madrid pero le hemos oído infinidad de veces contar como ese 16 de junio  desde su trabajo en la Franco Inglesa (en Plaza de Mayo) escuchó los silbidos de las primeras bombas y que automáticamente tanto el como otro compañero de trabajo de origen europeo (que habían vivido la segunda guerra )  se tiraron al suelo bajo los escritorios - ante la mirada atónita de sus compañeros de oficina - y en medio de la confusión escucharon los primeros estruendos, eco de las explosiones que llevaron a la muerte a mas de 300 pacíficos ciudadanos.

Bombas que tenían como único fin cortar de raíz la entrada de las clases populares en la historia argentina, tal vez ese espectáculo lo marco para siempre y aunque siempre militó en organizaciones revolucionarias marxistas siempre acompaño (de manera crítica como el sabía hacerlo) el proceso popular donde el peronismo inserto en la historia a la clase obrera naciente