VICTOR DE GENNARO MARCA LIMITES Y
COINCIDENCIAS CON EL GOBIERNO
“Vamos
a plantearle terminar con el hambre”
El
líder de la CTA se reúne el miércoles a la noche con Kirchner y discute sus
críticas a la política económica –“no cambia la estructura”–, explica
“nuestra alternativa” y enumera los logros que reconoce.
Por Martín Piqué
La oficina de Víctor de Gennaro en la Central de
Trabajadores Argentinos (CTA) tiene adornos que testimonian su trayectoria. A
algunos la realidad les da una densidad especial: es el caso de un casco minero
de Río Turbio con un poema escrito por un obrero “reptando en los
socavones”. Con gesto serio, De Gennaro responde sobre la muerte de los 14
trabajadores, cuyo sindicato era ATE, que pertenece a la CTA. En una extensa
entrevista con Página/12, repasa una larga lista de temas: hace un balance del
Gobierno, plantea sus diferencias con la forma de hacer política del Presidente
–le pide más participación popular a través de plebiscitos–, cuestiona la
aprobación de la Ley de Responsabilidad Fiscal que pidió el FMI y reclama que
se cambie la política de pagos de la deuda externa: en vez de hacerles quitas a
los bonistas propone que el peso del recorte recaiga sobre el organismo
internacional.
–¿Qué balance hace
de este año y tres meses de gobierno de Kirchner?
–Hubo hechos de
avance, que uno puede reivindicar: la depuración de la Corte Suprema, las
investigaciones contra el gatillo fácil, lo de Santiago del Estero. Para mí el
momento culminante, que marcó un punto de inflexión, fue el 24 de marzo en la
puerta de la ESMA. Nosotros estuvimos en la ESMA y en la marcha a Plaza de Mayo.
Ese día quedó totalmente desdibujado y se terminó institucionalmente con la
teoría de los dos demonios. Y en lo personal, y lo gocé especialmente, porque
ver a María Isabel (Prigione) y a Juan (Cabandié, los hijos de desaparecidos
nacidos en la ESMA que hablaron en el acto) demuestra que ya no nos pueden
derrotar más. El amor le gana a la muerte, al odio. Pero también en este
tiempo se dibuja una situación crítica que significa el no cambio de las políticas
de fondo: económicas, sociales, que no permiten resolver la injusta distribución
de la riqueza.
–La CTA impulsó el
rechazo la Ley de Responsabilidad Fiscal que se aprobó el jueves. ¿Qué
importancia le da a esa ley que pone límites a los gastos de las provincias?
–No estamos hablando sólo
de aumentos salariales. Estamos hablando también de las inversiones en salud,
en educación, en previsión, del aumento de los planes sociales, el aumento del
gasto corriente, inversiones en la investigación tecnológica, el mantener créditos
diferenciados para las Pymes. Esa ley no recorta sólo los gastos corrientes. Y
no sólo de las provincias, también del Estado nacional. Esa una ley a pedido
del Fondo Monetario, que te pide una cosa pero siempre exige más. A mí la
autocrítica del Fondo me da risa: los que tendrían que hacer autocrítica son
los que levantaban la mano. Los que dictan las leyes que el Fondo pide. Hay que
decir basta. El Fondo debe dejar de ser un acreedor privilegiado, como se decidió
en el acuerdo anterior.
–¿Le conforma la
negociación que el Gobierno está llevando adelante por los pagos de la deuda
externa con el Fondo y los acreedores privados?
–Hay que abrir una
instancia para discutir la legitimidad, claro que esto tal vez toca algunos
intereses. No vaya a ser cosa que se quiera privilegiar lo que significó la
transferencia de riqueza que se hizo durante la devaluación. Por algo el
ministro (por Roberto Lavagna) continuó y él (por Kirchner) lo sigue
sosteniendo. Devaluación que terminó haciendo que los grandes grupos locales
que estaban endeudados licuaran sus pasivos. Y que hoy los únicos grandes
beneficiarios y los que apuestan a la política económica son o los que hacen
infraestructura o los que exportan. No cambia la estructura económica de
nuestro país. Nosotros vamos a plantearle al Presidente que hay que terminar
con la inmoralidad del hambre, y le vamos a proponer una alternativa.
–¿Qué alternativa?
–Un salario universal
para los chicos, un subsidio para los mayores de 65 años que hoy no tienen
ninguna cobertura previsional. Hay que tocar el interés de las administradoras
de fondos de pensión (las AFJP), que es una vergüenza que sigan existiendo. Es
un negocio para los vivos y unperjuicio para los jubilados y para el pueblo
argentino. También es el momento de convocar al pueblo a una consulta popular.
–¿Usted piensa que
Kirchner podría haber avanzado más?
–Hay que arriesgar, es
simple. En la Argentina hubo un 17 de octubre porque antes hubo un año y medio
en el que se cambió la relación de fuerzas: se les dio a los trabajadores la
legalidad, la incorporación sindical, el aguinaldo, los aumentos salariales, el
estatuto del peón. Para transformar primero hay que dar, dar, dar. También podés
terminar mal. Tres días antes del 17 de octubre, Perón le escribía a Evita:
“Negrita, me parece que es la hora de que nos vamos a ir a estar
tranquilos”. Porque Perón estaba en cana y la derecha había juntado
doscientos mil tipos en la Plaza y le pedía a la Corte Suprema que dirigiera al
país. Y había presiones. Y la Embajada (de Estados Unidos) estaba jugada
totalmente. Después la historia fue otra, porque el pueblo devuelve generosidad
y reconocimiento.
–¿Qué opina del giro
de Kirchner hacia el PJ?
–Kirchner está en el
PJ. No es que vuelve. Está. Viene de ahí, no es que lo vamos a descubrir
ahora. Punto. Creo sí que hay que construir una nueva experiencia política en
la Argentina. Una nueva experiencia política no se puede crear reconstruyendo
estructuras absolutamente viciadas y comprometidas con todo lo que pasó.
–Por eso dice que
“con lo viejo no se puede construir lo nuevo”.
–Es como asimilar la
transversalidad a un nuevo movimiento político, social y cultural. El
pluralismo es como cuando se están haciendo las listas y se dice: “Seamos
pluralistas” y entonces ponían dos peronistas, dos radicales, dos
socialistas, dos comunistas, dos independientes. Eso era pluralismo. Por ahí no
representaba a nadie. La democracia es distinto: es bancarse lo que los
laburantes eligen. Lo importante es que se voten representantes de los
trabajadores. La transversalidad, eso de elegir “dos, dos, dos y dos” en los
que no participa la gente...
–Sería una decisión
cupular.
–Pero no solamente una
decisión cupular. Es débil. ¡Es débil! Porque al que se cree que es el
Llanero Solitario en cualquiera de nuestras organizaciones creyendo que el poder
es uno, se equivoca. Frente al enemigo, el poder somos todos. Y construir ese
poder, organizarlo, es realmente a un proyecto social, popular. El problema no
es que las decisiones sean cupulares, sino que si no participa la gente, serán
un fracaso. Y son autoritarias, además. Por eso no comparto lo que plantea la
comunicación hegemónica: o Juan o Pepe. Entonces todos somos o de Juan o de
Pepe. Somos millones y millones los que debemos construir una fuerza organizada.
Y tenemos que tener decisión.
–¿Cómo vivió el
asesinato del Oso Cisneros? Usted estaba en Barcelona.
–Para mí es un
orgullo lo que hicieron todos los compañeros. Salir inmediatamente a
responsabilizar con toda claridad para que no se pudiera amparar a los asesinos
desde una comisaría. Y ese hecho que fue natural de los vecinos del barrio por
defender al Oso. Toman una decisión que es muy importante naturalmente en los
compañeros y que Luis (D’Elía) acompaña, que es tratar de evitar que el
crimen quede en la impunidad.
–ATE tiene la
representación sindical de los mineros de Río Turbio. ¿A quién le adjudica
la responsabilidad por las 14 muertes?
–El secretario general
de ATE, Pablo Micheli, presentó hace una semana una querella criminal en Río
Gallegos. Se planteó que se convocara a todos los dirigentes que pasaron por ahí
de todas las instancias: sindicales, políticos, económicos, empresarios,
gubernamentales. El que tiene las manos manchadas por negocios debe ir en cana.
El que tiene las manos manchadas por cualquier irresponsabilidad en el
accidente, debe ir en cana. Y el que tiene las manos manchadas por ineficacia,
deberá estar en sancionado.