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UNA REUNIÓN INSUFICIENTE 

(Reflexiones del compañero Adolfo Asensio Quirós a partir del encuentro con el Canciller Argentino en nuestra embajada)

El 18 de julio de 2003, organismos de argentinos existentes en España se reunieron con el Canciller. Argentino Dr. Rafael Bielsa que expresaba sus deseos: "de conversar y escucharles".

Fue anfitrión, acompañado de altos funcionarios diplomáticos y consulares, el Embajador de la República Argentina Sr. Abel Posse.

Ésta bienvenida reunión se realizó aprovechando las cortas visitas, a España, del Presidente de la República Dr. Norberto Kirchner y del propio Canciller

La importancia de las diversas medidas económicas, sociales, políticas, sobre cuestiones de justicia y contra la impunidad, iniciadas por el gobierno no llegaron a tener, sin embargo, el reflejo que merecían, en el transcurso de la reunión.

El Dr. Kirchner venía anunciando que su gobierno se orientaría a revisar y renegociar las condiciones de los compromisos financieros internacionales y las demandas de aumentos de las tarifas de los servicios públicos como los telefónicos y eléctricos. Subrayaría la decisión de eliminar subvenciones adicionales otorgadas a empresas de servicios privatizadas con pretexto de los costes de explotación no previstos ni no cubiertos.

Durante la recepción ofrecida por la gran patronal española, en su sede de la CEOE, el Dr. Kirchner expuso con mucha firmeza, hasta inesperada al decir de los medios, las orientaciones y explicaciones de su política. Ni unas, ni otras fueron bien recibidas pero, sí, criticadas por la gran patronal española, inclusive con declaraciones de cierto desprecio.

Los medios informativos españoles se sumaron a ellas, sin grandes matices, con el mismo talante demostrado por la gran patronal hacia las razones expuestas por el Presidente Argentino.

Coincide que, en Argentina, empresas de servicios privatizadas con capitales de origen español, han sido beneficiadas por subvenciones adicionales a los acuerdos de privatización y que, debido a la devaluación del peso, exigen garantías de las tarifas de los servicios al valor dólar.

Esas pretensiones de las empresas privatizadas, en las medidas exigidas, son imposibles de mantener sin quebrar, aún más, al Estado y a la Nación como al conjunto de la sociedad.

Vivimos en tiempos de un neoliberalismo salvaje, donde querer instituir nuevas relaciones de intercambios con mayor equidad entre beneficios empresariales, inversiones y desarrollo del bienestar de la población, serán tratadas de estatizantes y de populismo demagógico.

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Los gobiernos posteriores a la dictadura no dejaron de ser tristes alternancias vigiladas del continuismo neoliberal.

Continuismo que sigue manteniendo posiciones de fuerza tanto de facto, como social e institucionalmente y que cuenta, además, con poderosos aliados en sectores socio-económicos internacionales, cuyos criterios sobre la "Globalización neoliberal" y de cómo lograr sus cuotas en ella no son precisamente dialogantes.

Hoy en la Argentina, el nuevo Gobierno abre un abanico de propuestas que discute continuar con las prebendas corruptas conseguidas y entrar en otras relaciones económicas, políticas y sociales.

N. Kirchner se ha reconocido signado por las experiencias y los acontecimientos de los años 70. Aboga por la recuperación de la memoria y parece decidido a no permitir que los crímenes cometidos por la dictadura militar, en aras del Plan Cóndor, continúen en la impunidad y el olvido.

El gobierno ha impulsado iniciativas jurídicas y parlamentarias para anular o derogar leyes y decretos de punto final; amnistías e impunidades; obediencias debidas; caducidad de los delitos de lesa humanidad y violaciones de los Derechos Humanos, etc. para permitir la intervención de tribunales y juzgar a sus autores.

Ha reestructurado la cadena de mandos militares destituyendo y pasando a la reserva a 27 generales nombrados por los anteriores gobiernos.

Se ha encarado a los jueces corruptos con cambios importantes y demuestra decisión para ampliarlos.

En lo sindical, ha iniciado reformas democratizadoras que permitan terminar con los sindicatos únicos por rama de la producción y poder controlar sus corrupciones gansteriles.

Mientras, en política regional, daba importantes pasos para consolidar el MERCADO DEL CONO SUR, (MERCOSUR), para facilitar el desarrollo conjunto en esa área y contrarrestar los objetivos de la globalización neo-liberal y las presiones del ALCA.

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El gobierno del Presidente N. Kirchner, por sí solo, no puede llevar a buen fin esas primeras iniciativas, ni profundizar las políticas necesarias hacia la recomposición productiva industrial y distributiva, el crecimiento del empleo y su estabilidad, saneamientos de los fondos jubilatorios, salud pública, recomposición de la Justicia, restituir los niveles de educación y de enseñanza perdidos, etc.

Para tener futuro, se exige un gran y activo apoyo popular que vitalice un movimiento social y político, capaz de aunar criterios y fuerzas para poner fin a las condiciones implantadas a partir de 1976 por la dictadura militar y acrecentadas por el continuismo neoliberal post-1983 y que hoy aún persisten.

Las fuerzas electorales que apoyaron a N. Kichner, son una expresión de las parcialidades del sentimiento popular más combativo, pero consolidarlas pasa por inscribirse en un movimiento socio-político amplio, activo y creativo.

Aunque, para las próximas elecciones generales, la opinión pública se decanta en apoyo al Dr. Kirchner con, quizá, 60, 65, 70% de los votos, los esfuerzos realizados y las esperanzas abiertas no pueden quedarse únicamente en lo electoral.

Esa posible victoria electoral no podrá definirse como la alternativa proveniente de las demandas y de la voluntad popular, si no está ligada a la fuerza política de un movimiento capaz de defender esas demandas.

De ello dependerá la supervivencia del gobierno y de un proyecto satisfactorio para las expectativas y urgencias del campo popular.

Ese movimiento está latente en el país, donde se ha manifestado de decenas de formas y de oportunidades.

Quienes participaron en esas manifestaciones tienen en común la necesidad de impedir la continua destrucción del Estado y la Nación, pero ante las urgencias de los muchos conflictos y apremios existentes, ese movimiento está disperso en sus demandas, en sus orígenes sociales, políticos y sindicales, en sus horizontes, como en su combatividad.

Necesita ser cohesionado e impulsado con un proyecto y un programa realmente populares.

En España, también para los argentinos hoy residentes, hay necesidad de encontrar formas para reflejar este momento político y los esfuerzos de las luchas sociales y populares.

Es decir, teníamos que preguntarnos:

¿Qué tenemos en ese sentido de común para priorizar? ¿Desde dónde y cómo?

Frente al Canciller Bielsa los participantes presentes estuvimos lejos de ahondar en ese contenido, en esa necesidad y en esa esperanza.

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La reunión tuvo un tono protocolar distendido.

Los intercambios de opiniones se centraron en exponer antecedentes y razones de ser de cada uno.

Es posible que para una gran parte de los presentes su razón de ser sea "institucionalizar relaciones", tanto con la inmigración reciente, como con la "heterodoxa colonia argentina socialmente ya instalada" y con la Embajada.

Dominó, por consiguiente, el tema de las inserciones de los que van llegando en busca de prosperidad y estabilidad y su reagrupamiento con una "solidaria colonia argentina ya instalada" en espacios sociales comunes, casi todos en gestación todavía o en sus primeros pasos.

Y bien venidas y exitosas sean esas propuestas de "espacios comunes para las colonias argentinas", en todos los lugares del Estado Español donde se puedan realizar, porque con ello se puede atemperar lo doloroso del desarraigo, de la confusión cultural, de la soledad, la exclusión social y el aislamiento.

Destacó un proyecto en la Comunidad Gallega bajo banderas, donde el sentimiento de "Galleguidad", de la vieja emigración gallega a América, se une con el de "Argentinidad" de sus hijos y descendientes como de ellos mismos después de tantos años viviendo en Argentina.

Las iniciativas para ese proyecto, siempre, estuvieron en manos institucionales de la Comunidad Gallega y en ningún caso se trata de aceptación de inmigrantes en España.

Para las leyes españolas, esos gallegos y sus descendientes regresan en calidad de españoles "retornados", no como inmigrantes, y por lo tanto con derechos específicos que un inmigrante convencional no goza.  

Es una realidad local a la que, también, hay que añadir intereses de influencias partidistas regionales y de ciertos correlatos con partidos u organizaciones políticos- sociales de Argentina.

Es una experiencia regional que no puede encontrar, en su magnitud relativa y especificidad, una equivalencia en el Estado Español, ni en Cataluña y Países Vascos que poseen una diferenciación "nacional".

Pero sobre todo, es una experiencia que no se puede transferir ese modelo a una política general de recepción de inmigrantes porque, en la realidad jurídica, esos casos no son cuestiones de inmigración, son retornos y repatriaciones de emigrantes españoles.

Ya, que emigrar de Argentina es un problema nuevo de la Argentina con raíces en la dictadura militar, cuando se quiere hablar como "colonia argentina ya instalada" sobre "su" inmigración, hay que considerar muchos elementos, entre ellos:

La importancia de la composición de las edades de las diferentes capas de argentinos llegados o que van llegando a España, en casi 27 años, desde 1976.

Qué representan la disparidad en el tiempo de ingreso en España, entre unas y otras capas, para la calidad de la instalación lograda en lo social, en los proyectos personales y progresos económicos.

Cómo influyen y por qué las quiebras psíquicas, los valores éticos, ideológicos o políticos al vivir en lugares donde esos valores y la vida se expresan en otras dinámicas.

Y será necesario considerar, sobre casi todo, los muchos cambios habidos en España, también en esos 27 años, en cuestiones referentes a la recepción de inmigrantes y a sus propias obligaciones como Nación y Estado fronteras del Sur de la Comunidad Europea.

No estamos en tiempos de menor afluencia de inmigrantes y de menores conflictos legales para regular la documentación. Cada vez, son más dificultosas lograr instalaciones sociales y laborales, con todas las diferencias y calidades que se quieran. Se pueden incluir, en esas ventajas y desigualdades, las urgencias de los exiliados argentinos de las primeras horas.

Es en esa nueva situación española, en la que están llegando los inmigrantes de los últimos años. No es, precisamente, la mejor para la acomodación social.

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Muchos inmigrados recientes, como parte de residentes de vieja data, consideran no sean diferenciales para agruparse, los elementos políticos de la realidad de sus países de origen que obligan a emigrar.

¿Esos criterios, de no considerar los elementos políticos causante de la emigración argentina, no estarán presentes para determinar cómo y para qué deben congregarse los argentinos?

Es una pregunta necesaria porque no es posible sustituir las razones, por las que tantos argentinos tuvieron que irse del país: la continuidad bajo formas diferentes de los efectos de un genocidio socio-cultural-económico que no han dejado de agravarse durante los últimos 27 años.

Esa degradación ha sido especialmente acentuada con el régimen Menemista, el gobierno de De La Rúa y el interinato de Deuhalde.

Son años de continua e intensa degradación en las condiciones de existencia como de los valores éticos de justicia, culturales y políticos para no impedir esa degradación, empujando hacia la marginalidad laboral y social a grandes capas de habitantes.

Es imposible obviar, en la vida de cualquier organismo de argentinos fuera del país, la realidad socio-política del país: porque los proyectos y efectos del golpe militar no han dejado de estar presentes, en primera línea y están lejos de haber sido derrotados y superados.

¿Acaso las miserias diversas que atraviesan todo el país no dejan de ser continuaciones del genocidio- socio- cultural- económico realizado?

¿Acaso no se ha tomado conciencia del paralelismo de los valores del neoliberalismo y creciente ahondamiento de las diferencias entre ricos y pobres, con el escaparate reaccionario de una Argentina de cultura de cliché primermundista, inclusive entre argentinos residiendo fuera del país, en pugna con otra cultura que crea y no se rinde?

Con las elecciones últimas, a pesar de las maniobras de Menem, quizá el juego político continuista se vea zarandeado pero no ha caído.

Las primeras medidas del gobierno ponen de relieve no sus iniciativas de acertada orientación, que lo son y mucho, si no la necesidad de terminar con la dispersión de las diversas vertientes populares que puedan aportar a un Movimiento socio-político latente en la sociedad argentina.

El epicentro de las luchas por las demandas de Justicia y Vigencia de los Derechos Humanos, por el mantenimiento de la Memoria y contra el Olvido, del que muchos de sus impulsores estaban o están fuera del país, especialmente en España, se ha instalado en la propia Argentina.

Ha sido asumida desde sus primeros pasos por el Gobierno, con la revisión de las leyes de "OLVIDO E IMPUNIDAD" como trabas políticas y jurídicas al enjuiciamiento y castigo de los responsables de la ejecución de las tareas sucias del Plan Cóndor.

La vigencia de los Derechos Humanos, del Mantenimiento de la Memoria Contra el Olvido, de sometimiento a juicios a los asesinos de la Junta Militar y sus cómplices, se han incorporado como cohesionantes ético-políticas, junto con la lucha por el pan y el trabajo, aunque éstas dos expresiones parezcan retrotraernos a dos siglos atrás.

Pero los que vuelven hacia atrás y quieren estancar el tiempo son el Imperialismo Neoliberal y las brutalidades necesarias para implantarlo y sostenerlo.

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Desde fuera del país, las Asociaciones, Comités y Agrupaciones Argentinas existentes no pueden alejarse, ni dejar de participar en la divulgación de ese Movimiento, como elemento aunador y necesario para re-transformar a la Argentina en un país sin miseria.

Hemos visto debilitarse, una y otra vez en paralelo al debilitamiento político en el interior del país, la participación de los argentinos en España en las actividades de reclamos de justicia y de vigencia de Derechos Humanos. Esto no dejó de suceder durante la dictadura ni de crecer después de 1983 y puede suceder nuevamente con consecuencias cada vez más difíciles de corregir.

¿ A cuántos oprobiosos aniversarios del golpe militar, a cuantos actos de protesta y de exigencias de Justicia, Democracia y de Vigencias de los Derechos Humanos, cerraron sus oídos y negaron sus presencias?

Hemos visto revitalizarse buen número de argentinos, cuando algo en los acontecimientos sucedía favorablemente a las denuncias, pero siempre en una extrema minoría con relación a la "invisible cifra" de argentinos residentes en España.

La situación y los acontecimientos en Argentina están marcando que se pueden cambiar las condiciones terribles en las que vive el pueblo.

Que será difícil y largo, es sabido y cierto.

Cambiar esa realidad es un camino que debemos recorrer todos y no echar el peso de los esfuerzos sobre las espaldas de los perjudicados de siempre.

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Agobiado por la carencia de posibilidades para realizar proyectos personales o familiares, cualquier habitante del mundo tienen perfecto derecho a irse a otro país para intentar conseguirlos donde exista una posibilidad para ello. Mucho más si su país se lo niega.

Y cualquier país tiene la obligación de recibirlo, porque la libre circulación de las personas es, pura y simplemente, un Derecho del Ser Humano inalienable.

Pero la realidad es otra.

Pueden circular los Capitales, los Seres Humanos, no.

La emigración argentina, históricamente muy reciente, tiene una visión idílica de las posibilidades individuales de inserción en España.

Es una emigración proveniente de unos sectores sociales "medios" dañados, anímica y culturalmente, por las consecuencias de la Dictadura de 1976 y la subsiguiente corrupción política, social y éticamente causantes de la perdida de niveles de vida creídos estables o alcanzables.

Aunque esté sumida en un gran desencanto político toda la sociedad argentina, no existen condiciones de represión o persecución que obliguen a un exilio de masa.

No es una emigración proveniente de los peones del campo, ni de los campesinos de las provincias deprimidas que se quedaron sin tierras que labrar, ni pertenecen a la mano de obra cesante de fabricas y talleres, ni entre ella se cuela, significamente, la marginación social mafiosa.

En su mayoría los nuevos emigrantes argentinos no pertenecen a sectores paragonables a los de las continuas e históricas emigraciones de los países pobres del mundo.

Tienen una preparación cultural suficiente, cuando no una preparación profesional o técnica media-alta. En regla general, han sido capaces de solucionar individualmente los problemas de subsistencia en las estructuras habituales de la Argentina, incluido en tiempos de la dictadura y del crecimiento de la corrupción.

Pero esas estructuras, descompuestas por una carcoma que muchas veces no se quiso ver, estrechan los espacios de desarrollo y trabajo conocidos, acrecentando la marginalidad laboral y social.

La inmigración argentina es una inmigración que está descubriendo los crecientes obstáculos documentales y estrechamientos de los ámbitos laborales y sociales para residir en España.

Las inmigraciones en Europa son cada vez más refrenadas, teniendo en cuenta las necesidades de la libre circulación de los capitales y la declinación en la Unión Europea de un desarrollo económico protegido estatalmente para permitir las leyes laborales y de protección social de los, otrora, sacrosantos Estados de Bienestar.

Es una nueva situación que descompensa la estabilidad social y laboral europea para abaratar sus propias manos de obra.

La mano de obra no calificada y residual puede ser cubierta con cuotas determinadas previamente y de forma muy organizada, sin goce de los beneficios sociales en proceso de destrucción por toda la Unión Europea, entre los sectores más bajo del antiguo Este Europeo y del Magreb.

En ese sentido no será muy factible organizar contratas de mano de obra temporal, con viajes de ida y vuelta desde la Argentina, como se hacen desde Polonia con las contratas, por ejemplo, de brigadas de esquiladores para la temporada de primavera.

No faltarían voluntarios en Argentina para algo así, si no que hay miles y miles de otros más cerca y menos costoso traerlos.

La llegada de argentinos anterior al descalabro menemista, de De La Rúa, y posterior a 1981/83, sin constituir una inmigración masiva, mucho menos un exilio tipo, se vio beneficiada en la regulación de sus residencias por existir criterios más laxos de recepción, de documentación o para otorgamientos de refugios y asilos. Criterios laxos que, se vienen endureciendo desde hace unos pocos años y que ya no se relajarán.

Los inmigrantes argentinos, aún teniendo doble nacionalidad, deberán acomodarse a esa nueva realidad del mercado de trabajo.

Especialmente los jóvenes que son en su mayoría los que, últimamente, están llegando.

Aún poseyendo adecuados niveles de profesionalidad o de preparación tecnológica para ser mejor remunerados, probablemente, esos jóvenes no podrán optar más que a trabajos temporales y mal pagados. No competirán únicamente con otro inmigrante si no con cualquier joven español de sus edades y, más o menos, capacidades. Pero estos tienen condiciones familiares que les acompañan para aguantar la precariedad laboral.

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Tal vez, los que nos reunimos en la Embajada, representando a modesto número de argentinos, no supimos reflejar nuestro interés sobre los esperanzadores cambios, a partir de las últimas elecciones, que se podían producir en la situación argentina, ni nuestra inquietud para aportar a que así sea.

Es muy posible que, a otro nivel, hayan habido conversaciones políticas con personalidades argentinas, con ganado relieve y reconocimiento en círculos políticos o de derechos humanos españoles e internacionales, con buenas relaciones entre los partidos principales de la "izquierda" y de los sindicatos de "clase", en Europa y en la Argentina.

Esas personalidades hace tiempo, que tienen sus contactos, conversaciones, actividades, orientaciones políticas, como sus proyectos participativos organizados, y han viajado con asiduidad a la Argentina.

Pero, en cuanto a representación organizada en España, los que fuimos invitados somos lo que hay hoy.

Era imposible negar las relativas influencias que ejercemos aunque, muchas veces, hayamos obtenido alguna resonancia por nuestros esfuerzos multiplicados.

Nuestros condicionamientos no nos desacreditan en absoluto.

Nos desacreditariamos nosotros solos, si no sabemos actuar para aportar al desarrollo de unos cambios políticos en la Argentina, junto a las grandes mayorías populares, para que puedan vivificar y ampliar nuestras actividades especificas y de conjunto.

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Las agrupaciones invitadas no podían ni debían intentar, en tanto que asociación o grupo, reclamar méritos como parte histórica de la resistencia del "exilio argentino" a la dictadura militar.

Mucho menos podían reclamarse segundas etapas de algunas de las tentativas y propuestas de centros o asociaciones, irrepetibles hoy, de las primeras horas del exilio y que nunca llegaron a cuajar por la realidad psicológica y las confusiones políticas de los argentinos en esos momentos. Aunque siempre se puede, torpe e innecesariamente, caer en ese oportunismo.

Individualmente muchos hemos participado en la resistencia antidictatorial y denunciando sus consecuencias durante los paternalizados gobiernos continuistas post-1983.

Pero fueron los exiliados en su conjunto (en España, México, Suecia, Holanda, Francia, Italia, Bélgica, y otros) quienes resistieron en pésimas condiciones legales y de riesgo.

Fue el Exilio quien resistió denunciando a la dictadura y al Terrorismo de Estado.

Aprendimos cada uno de nosotros a no considerar al otro exiliado como el causante responsable de sus propios fantasmas.

Entendimos que el principal y único enemigo de todos era el golpe militar: Genocida Socio-Cultural-Económico, siervo del Imperialismo y de sus valores neo-liberales, Terrorista de Estado basado en una Guerra Sucia y en el Crimen Organizado Paramilitar.

El exilio superó sus terrores y, a pesar de sus confusiones, no renunció a la Memoria y se enfrentó contra el Olvido.

Apoyó y se apoyó en las banderas de las Heroicas Madres de Plaza de Mayo.

Fue consiguiendo éxitos en esa resistencia denunciando al genocidio, no facilitando el Olvido: "NI OLVIDO, NI PERDÓN"; exigiendo la aparición de los detenidos-desaparecidos: "VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS"; reclamando la vigencia de los Derechos Humanos; consecuente denunciando las miserias crecientes: "SI HAY HAMBRE, NO HAY HOMBRE"

Logró la solidaridad activa de las gentes del pueblo, asociaciones barriales y vecinales, de personalidades humanistas de la cultural y del arte, de juristas de valía, de políticos progresistas, de sindicatos, partidos políticos y partes de gobiernos.

El exilio siempre perteneció al pueblo oprimido y a la argentinidad anulada.

Insistir en la Memoria, en impedir el Olvido, en reclamar la vigencia de los Derechos Humanos avasallados, en no rendirse para toda la Historia, es el combate.

Nuestra resistencia erosionó y debilitó al régimen militar, pero no derrotó al proyecto del neoliberalismo con sus servidumbres y corrupciones necesarias.

Con el fin del gobierno militar y la llegada de los vigilados gobiernos posteriores, el tesón de los exiliados ha sido básico para permanecer en la Memoria y negarse al Olvido, como para continuar con la exigencia de la no-caducidad de los crímenes del genocidio y contra la impunidad de los autores de tantas barrabasadas criminales.

Esa lucha del exilio sembró el campo de la opinión pública mundial para exigir los juicios a los Videlas, Massera, Astiz, Pinochet, Cavallo, Scilingo y Cia.

Sirvió para impulsar la creación de un Tribunal Internacional y ampliar la filosofía Jurídica Extraterritorial y Universal contra el Terrorismo de Estado, contra los crímenes del genocidio y la no-caducidad de sus aberraciones como el robo de niños.

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En un país de tradición receptora de inmigrantes como ha sido la Argentina, se ha desencadenado una ola de emigración, que hunde sus raíces en la dictadura militar.

La actual emigración argentina viene sumida en la desorientación del desclasamiento hacia la nada, en lo ético, en lo social, lo económico y lo cultural, en busca de oportunidad para restituirse en los estadios perdidos.

Necesitan ayuda y orientación.

Para ello, los argentinos ya residentes en España deben actuar en la sociedad donde viven, para lograr: agilización de las documentaciones que permitan trabajar legalmente, la atención jurídica de abogados, efectividad en las tramitaciones de la reciprocidad jubilatoria, conseguir espacios propios donde relacionarse socialmente, informar de como beneficiarse de la atención medica universal existente en España y otros beneficios dispensados por el Estado español, etc.

Se suele referirse con cierta ligereza a 2.000.000 de argentinos fuera del país, en su mayoría en España. Como cifra es demasiado importante como para no reflejarse en las estadísticas serías. Muchos estudios, más bien, consideran esa cifra como la movilidad habida desde el golpe militar de 1976 y se piensa que no sobrepasan el 1.000.000/ 1.200.000 los que no retornaron definitivamente.

Da la sensación más bien de ser utilizada como un fantástico sueño de cantera electoral, de base política o social.

En las estadísticas, aún en las más serias, las cifras de argentinos residiendo son siempre dubitativas. Es posible que en ello influyan las muchas nacionalizaciones existentes. Pero tampoco existen estadísticas oficiales sobre ese tema que nos acerquen, con más precisión, a las cifras de argentinos con doble nacionalidad existentes desde 1976 en España e Italia, por lo menos.

Otras colectividades como la ecuatoriana, salvadoreña o dominicana presentan cifras contrastadas superando, cada una, a las 300.000 personas residiendo dentro de unos márgenes aceptables de los requisitos legales.

Las cifras de ilegales son siempre difíciles de comprobar.

De todas formas, entre los inmigrantes censados en España y los calculados por entidades fiables, llegan en conjunto a los 2.000.000, siendo un casi 5% de la población actual del país. Podrían llegar para el 2010/12, de continuar el actual ritmo de entrada, puesto en cuestión por la U.E, a 6.000.000 de extranjeros, un 15%.

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Circula, como una especie de criterio tranquilizador ante las dificultades de legalización de la residencia, desde siempre casi pero mucho más en los últimos tiempos, la idea de que la Administración de Extranjería, de una manera u otra, termina prefiriendo a los argentinos para otorgar residencias y papeles.

El embajador argentino, "... hablando entre amigos...", no dejó de comentar esas preferencias.

Son, hasta cierto grado, ciertas esas preferencias entre los burócratas del Ministerio del Interior y son, también, correspondidas por buenas capas de la sociedad Española.

Pero ello, ayuda a crear la sensación que los argentinos que emigran pueden soslayar las dificultades de aceptación de residencia y que las cifras de denegaciones de las mismas no tienen la envergadura que en realidad tiene. Denegaciones que carecen, por cierto, de la divulgación necesaria.

De alguna forma, esas preferencias favorecen valores equivocados, existentes en muchos de los argentinos, de superioridad cultural y de capacidad sobre los inmigrantes latinoamericanos o de otros países.

Esas diferenciaciones no dejan de estar inscritas en concepciones de segregación racista, etnofóbica, clasista y reaccionaria, dominantes sordamente en la estructura mental de buenas capas de españoles y de connacionales nuestros.

Sin embargo, la incorporación de nuevos países a la U.E. está obligando a grandes reformas sobre el trato a dar a las residencias de inmigrantes, otorgamientos de asilos y de refugios e inclusive en los trámites de las nacionalizaciones.

Es una torpeza no señalar que ese criterio "preferencial de los argentinos" durará lo que tarde la Unión Europea para afinar los cambios, ya acordados, en las políticas de inmigración para toda Europa y España, Frontera Sur de la Unión Europea, endurece constantemente las leyes restrictivas para trabar la libre circulación de las personas no-comunitarias o pre-comunitarias.

Residir en Europa, sin provenir de los países de la Comunidad, se está haciendo cada vez más dificultoso, inclusive para muchos de aquellos que, hoy, tengan obtenidos los papeles de residencia.

Las expectativas abiertas, por la reunión entre el Canciller y los organismos existentes de argentinos, no nos permitían, a nosotros los invitados a los que se quería escuchar, pasar de puntillas sobre temas como:

*Reflexionar sobre cómo aportar políticamente para cambiar las condiciones desastrosas de vida del país.

*Acordar que la promoción y participación en ese accionar político, son necesarias de coordinarse en común porque todos impulsamos reivindicaciones específicas, reinvindicaciones que no hay que abandonar, pero si relacionar a la situación argentina de hoy.

*Entender, para poder actuar, cuales son las peculiaridades de los emigrantes argentinos y las razones de su emigración actual.

*Las nuevas dificultades puestas en España, por mandato de la U.E, para regularizar a las inmigraciones.

 

La representatividad buscada, por todos nosotros, provendrá de una identificación, con la amplitud y el rigor necesarios, con las tareas que demanda la situación Argentina para liberar al país de su servilismo al Neoliberalismo.

Sin abrirse a ese esfuerzo, como sucede en el país, la miseria crecerá, los desamparados aumentarán, el país se desfondará vendido al mejor "impostor".

Pero las fronteras de un mundo, creído con posibilidades de trabajo y de acogida a donde huir, la esperanza de un último refugio, estarán cada vez más cerradas para los desamparados porque el Mundo, que el neoliberalismo tiene por objetivo, no da muchas opciones para elegir: pocos muy ricos; una compacta barrera social preventiva servil y gerencial; un solo ejercito gendarme universal y el resto no importa.

 

Y es ese resto, del que la mayoría del pueblo argentino formamos parte, el que tiene que reaccionar.

 

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