Sara Bonet

En la madrugada del pasado 20 de febrero, tras una larga y penosa enfermedad, falleció en una clínica privada de Madrid, la inestimable compañera Sara Bonet.Actriz, titiritera, poeta y cuentista, la "Negra" Bonet - como era conocida cariñosamente por sus camaradas y amigos del exilio argentino y de las capas artísticas -, había nacido en la localidad porteña de Ciudadela, en 1928. De precoz inclinación por las disciplinas expresivas, se formó como actriz con el notorio maestro Oscar Fessler. Era la cuarta hija de un grupo de ocho hermanos, casi todos ellos dedicados a tareas creativas: pintura, música, escultura.

"De un fuerte temperamento, su rostro de rasgos marcadamente araucanos ( su padre  inmigrante ibicenco y su madre  nativa pampeana, gente aguerrida y procuradora de nuevos horizontes para ellos y sus hijos: Antonio Bonet e Isidora Curruqueo ), dejó  una fuerte impronta como sufrida mujer del pueblo en films que dirigieran Jorge Cedrón y Raimando Gleyzer.

Un talento singular para abordar, desde adentro, el drama de la postergación y de las frustraciones populares. Durante 38 años, formaron pareja con el entrañable actor Raúl Fraire, también recientemente desaparecido. 

En España, desde 1978, dedicó menos tiempo a la actividad teatral y cinematográfica: una oscura resistencia le impedía adaptarse a hablar el castellano correcto que se le solicita a los actores. Era su forma de expresar una nostalgia de corazón por el hecho de no vivir en su amada Argentina. Aquí construyó sus enormes títeres a instancias de otro maestro del genero: Javier Villafañe.
Recorrió la geografía española con ellos y con las obras para niños que escribía e interpretaba. "Moldeaba los personajes, diseñaba y cosía sus ropas, pintaba sus escenarios y cuidaba extremadamente cada detalle para conseguir un objetivo noble: hacer reír a los niños", nos relata Elida, su hermana venida desde Buenos Aires y quien le procuró cuidados y compañía en este periodo final de su vida*
Mujer sensible, solidaria bondadosa, progresista y utópica, Sara Bonet luchó por sus ideales comunitarios de un mundo mejor para todos y una existencia nada cruel para postergados y desposeídos: una conducta rebozante de ética.-

Poni MICHARVEGAS

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