Introducción
El psicoanalista y ensayista Marcelo Precia sostiene en este texto que la desolación se torna desgraciada no cuando se presenta como condición momentánea de la existencia, sino cuando resulta de las acciones destructivas del capital. Percia concluye que lo que hasta ahora se llama salud mental, se podría rebautizar como una escucha en común de la desolación.
Por Marcelo Percia* (para La Tecl@ Eñe)
La primera noche en el pabellón la pasé escuchando ruidos, sollozos, quejidos, suspiros ahogados.
No supe de dónde venían.
De a poco, sentí el hipnotismo del terror, su acompasada calma.
A eso llamo desolación.
Se trata aquí de pensar tensiones, pasajes, rispideces, solidaridades fronterizas, entre desolaciones y soledades.
Distingos, a veces, tratan de palpar la materialidad evanescente de un soplo.
En latín, desolatio significa privación de todo consuelo.
El verbo desolar se emplea para decir destrucción, ruina, arrasamiento, devastación. También para expresar estados de pesadumbre, tristeza, consternación.
Desolaciones concentran aflicciones que no tienen descanso, ni corte, ni fin. Extensiones saturadas de dolor. Hastíos de la civilización.>
Fuente: La Tecla Eñe
https://lateclaenerevista.com/desolaciones-por-marcelo-percia/
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