MANIFIESTO del II ENCUENTRO por la
HUMANIDAD y CONTRA el NEOLIBERALISMO



A los hermanos y hermanas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional,
A las hermanas y hermanos asistentes al II Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo A los pueblos del mundo


    En este mundo deben caber muchos mundos, y nuestra apuesta es por eso: porque la esperanza se mantiene viva, como la flor prometida desde el sureste de México.

    Este II Encuentro Intercontinental mantiene el impulso generado hace un año, cuando en los cinco aguascalientes zapatistas pudo formarse el arcoiris de viejas y nuevas luchas, de los cinco continentes, con las mujeres, hombres, viejos y niños que ahí se reunieron. Ahora, tratamos de ir más allá buscando poner los cimientos de una Red de Resistencias por la Humanidad y contra el Neoliberalismo.

    Somos diferentes, venimos de tierras muy diversas, pero sólo eso nos permite formar este mosaico tan plural y heterogéneo, y por lo mismo, tan esperanzador. Sin la noche no hay el día y sin la montaña sólo mar habría.

    Porque desde diversas latitudes, venimos a este rincón de la Península Ibérica cada cual con su identidad, con sus historias a cuestas, con sus derrotas y victorias, con su pedazo de esperanza sobre los hombros.

    Esa identidad tan especial y única, sin embargo enlaza a muchos de nosotros, a través de nuestras historias particulares. Y por decir alguna, la madre tierra y la lucha por trabajarla y comer de ella y hacerla nuestra con nuestras manos, nos hermana a los Sin Tierra del Brasil y a los jornaleros europeos, a los campesinos latinoamericanos, africanos y asiáticos y los que hoy faltan...

    Cuando muchas de estas historias se vieron obligadas por el hambre o la falta de perspectivas a la emigración hacia las ciudades, o cuando las esperanzas que ya habitaban en ellas de tiempo atrás y les llegó el tiempo de buscar un techo digno, nacieron las organizaciones de pobladores, o los Sin Techo, o los Okupas o los movimientos vecinales, de los cinco continentes, y los que faltan...

    Pero la esperanza también recorrió aquella parte que se ocultaba para muchos, donde los saberes arrebatados en el pasado debían redistribuirse por otros, y los movimientos de alfabetización, educación popular o para trabajadores o las universidades críticas, dieron la cara en el norte y en el sur, y los que faltan...

    Y la esperanza se moría de pena porque algunas esperanzas que luchaban por su reconocimiento, negaban la particular forma de ser de otras esperanzas que hablaban diferente o tenían otras costumbres ya de atrás; y así las llamadas minorías étnicas reverdecieron por sobre otras identidades reclamando su derecho a existir y sumarse al concierto de esperanzas multicolores, y fueron esperanzas del este y el oeste, del sur el norte y las que faltan...

    Pero entonces una esperanza que se reconoció como una de las más nombradas pero de las menos reconocidas levantó su femenina (y a veces masculina) voz, atronadora como es, y las mujeres de los cinco continentes (y algunos hombres) ya se acomodan en el sitio que enfrenta el patriarcado y plantea nuevas formas de relacionarnos, retomando ese espacio que siempre debió de ser suyo, y de las que faltan...

    Y hoy muchos de ustedes tienen en sus manos los nombres de mujeres y hombres dignos del pueblo de México que están muertos, desaparecidos o presos, como un recordatorio de todos los que faltan. Y este es nuestro silencioso grito solidario no sólo con los hermanos y hermanas zapatistas sino con todo ese pueblo que nos acogió hace un año en plena zona militarizada por el poder del dinero y de la violencia. Pero esos los cientos de nombres de los que faltan también es un homenaje a todos los miles y miles que han sido víctimas del neoliberalismo y todas las formas de explotación, opresión, represión y negación de los otros en el norte, en el sur, en el este y en el oeste. Los que faltan en este encuentro y no podrían estar aunque quisieran, también nos recuerdan que faltan muchos otros que también luchan por la humanidad y contra el neoliberalismo en los cinco continentes, pero que por una causa u otra no pueden estar hoy aquí.

    No se nos olviden los que faltan, porque desde su memoria o su ejemplo podremos ser más humildes y más solidarios, más claros y verdaderos. Y porque en este mundo caben muchos mundos, por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, animémonos todos para seguir construyendo esa red de la esperanza que hunde sus pies en los que nos antecedieron, los que faltan, y al tiempo levanta su vista hacia un futuro más claro, justo y digno.


Madrid, Europa. 26 de julio de 1997


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