Supongo que se habrá escrito mucho acerca del miedo, no lo sé, quizá debería haberme puesto a investigar acerca del tema en un principio, en lugar de tirarme sobre las teclas del ordenador como una leona para reivindicar mi furia contra el miedo.

Hace poco he visto la película de "Asignatura pendiente" de José Luis Garci, el protagonista era Pepe Sacristán, un tío que a mí se me antoja simpático y que en la peli estaba muy joven, es de 1978 o 1979, no lo recuerdo muy bien (ya digo que debería investigar en internet los datos pero no puedo, esto que escribo me sale de las entrañas y, por tanto, me expongo a decir burradas que serán susceptibles de corrección por vuestra parte y me sentiré encantada de que así sea). Bueno pues estaba sola en casa, zapeando y veo al simpático del sacristán, muy jovencito y muy ye-yé él. Miro en el teletexto "Asignatura pendiente" y decidí quedarme a verla.

Me sorprendió. El argumento parece bastante simple, un hombre y una mujer que se hacen novios con 15 años, en verano, y se pierden la pista, se reencuentran 15 años después y ambos están casados y con hijos, van tonteando hasta que se hacen amantes y, finalmente, lo dejan porque aquello no es como habían pensado. Hasta ahí una película normal y, para mi gusto, un pelín aburrida. Pero no queda ahí la cosa. Su contexto histórico-político es los meses en los que va a morir el dictador español, Francisco Franco y los posteriores. Mezcla la historia de "amor" (más bien de asignatura pendiente de acostarse) con imágenes reales de la época, de los grises cargando contra los estudiantes, las manifestaciones a favor de la amnistía... Sacristán es un abogado laboralista, rojo, que intenta sacar de la cárcel a otros rojos, por supuesto él también ha pasado por la cárcel; el cliente que más sale es un hombre que lleva más de 30 años en la cárcel por estar sindicado y defender sus propios derechos como trabajador y como ser humano. Es metido en la cárcel y, lo que me llamó la atención de esto es que, en el juicio mentían, negaban su adhesión a un sindicato "rojo", no vertical y hay una escena en la que los dos confiesan estar hartos de mentir porque se dan cuenta de que la situación española es aún de guerra civil, era un rojo, por eso no salía de la cárcel, porque ellos sabían que pertenecía a ese sindicato y nunca le dejarían salir y ambos lo sabían y al ritmo en el que Franco muere, etc se plantean la posibilidad de decir la verdad porque la verdad no es algo malo, él no había hecho nada malo. Se ve también la vulnerabilidad del ser humano, el abogado intenta animar al reo diciéndole que para todos es un héroe, que todos le admiran y él responde que él sólo quiere ser el padre de sus hijos. Esto, la verdad que llega al corazón, a mí me dolió la frase.

Franco muere, pasa el tiempo y no pasa nada, no hay cambios, desde la calle se piden pero no se dan, se pide que cese la censura, se ve la tensión de esa época, los roles de hombre y mujer cómo los llevan impresos hasta unos "progres" como los protagonistas porque se comportan machistamente los dos, ahí se ve que la impronta de la educación franquista quedaba grabada en ambos profundamente y, por ende, al resto de la población, salvo excepciones que, personalmente desconozco.

Al final de la película (ellos rompen la relación adúltera, vamos que lo dejan y ya se veía venir) hay un escrito (no sé cómo se llamará esto en el argot cinematográfico) que me puso los pelos de punta. Es una dedicatoria: "A nosotros que nos han robado la inocencia....", es toda una declaración, y al final, "A Miguel Hernández que murió sin que supiéramos de su existencia". Creo que esta frase encierra muchas cosas. Lo más importante, el miedo que llevaban los seres humanos que vivieron aquella época, y sus padres, incluso aquellos que no tuvieran una ideología de izquierdas, puedo oler su miedo en sus huesos, tan intrínseco e innato que ni te das cuenta de que lo tienes, y me doy cuenta la suerte que tenemos nosotros, porque no tenemos ese miedo diario, ese sentirse vigilado, ese vivir en la clandestinidad, ese traer libros de Francia arriesgándote a ser procesado si te pillaban...

Quiero escribir estas palabras contra el miedo, el peor de nuestros enemigos, el que nos ata las entrañas y nos impide respirar, el que nos hace mirar a un lado y a otro en una calle oscura, el que le impulsa a mi abuela a pedirme que nadie sepa lo que pienso, que nadie sepa lo que voto, a decirme que haga lo que quiera pero que nadie se entere y me lo dice como si tuviera que ser un secreto. Y, a veces, cuando me lo pide, me sonrío, me envalentono y le digo que no tengo por qué esconderme, que puedo pensar lo que yo quiera y decirlo todo lo alto que se me antoje. Pero, claro, mi marido nunca fue a la cárcel y nunca le vi lleno de pulgas y escuálido, yo nunca abrí la puerta para encontrarme con un fusil y un hombre diciéndome que volverían a por mí y a por mi madre; ninguna vecina mía fue a contarle a los mando militares que iba a misa y que era católica, así que probablemente era una fascista; ningún hermanos mío estuvo apunto de ser fusilado 2 veces, ningún hermano mío vivió 2 años y medio encerrado en una buhardilla como un animal para no ser encontrado por los nacionales. Ningún familiar mío muy cercano ha muerto en una guerra, en un campo de batalla; ninguna vez he creído oír la puerta de mi casa y, pensando que venían a por mí he ido a esconderme a alguna parte; nunca he pasado hambre y frío, no sé lo que es comer unas poquitas lentejas y peladuras de naranja. No sé lo que es un sabañón en las manos porque yo nací con la calefacción muy cerca y desde entonces no la he perdido de vista.

Este es mi testimonio contra el miedo, para que no tengamos miedo nunca más, para que el ser como somos no traiga consecuencias negativas para nosotros ni para nuestras familias ni para nuestros amigos ni para nuestros hijos. Para que no tengamos miedo y para que nadie sea capaz de pensar que la "libertad" que tenemos es natural, tenemos que saber que, en una parte muy importante, ha sido conquistada por los seres humanos y no debemos despreciarla sino luchar por ampliarla, porque "el género humano es la Internacional" y "el bien más preciado es la libertad hay que defenderla con fe y valor". Estas frases de conocidas canciones son muy importantes y creo que no han quedado obsoletas. Creo que debemos ser fieles a nuestras ideas, dejarlas que progresen y no quedarnos nunca sin memoria para poder luchar también contra el miedo.

Mirentxu