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Revista Elkarri nº 77 [01/12/2001]

Editorial: Madrid se mueve

La presentación del Comité de Madrid de Apoyo a la Conferencia de Paz demuestra que también en Madrid personalidades del más alto nivel están a favor del diálogo. A comienzos de este mes de diciembre el proceso de Conferencia de Paz lleva ya dos meses de trabajo. Es un periodo corto, pero suficiente, para poder hacer una primera valoración. Seguramente, el resumen más ajustado sería aquél que destaca la importancia de la puesta en marcha de una iniciativa de estas características. A pesar de todas las dificultades, y siendo realistas en relación a los obstáculos que quedan por sortear, lo más importante es que este proyecto ya está desarrollando las tres áreas de trabajo previstas. La primera tiene que ver con la participación del conjunto de la sociedad en este debate. Pueblo a pueblo, y barrio a barrio, los Talleres Locales de elkarri invitan a todos aquellos colectivos y personas que lo deseen a dar su opinión. De esta forma, las mismas cuestiones sobre las que gira la comunicación entre fuerzas políticas son discutidas en la base de la sociedad. Para ello, elkarri ha elaborado un cuaderno de participación que intenta plantear este debate desde otra perspectiva. Destacar lo que hay de interesante en el discurso de los demás, aquellas ideas que tienen potencialidad para un acuerdo, y sobre todo, plantear lo que nos gustaría escuchar de las sensibilidades más alejadas a las nuestras. Se trata de un ejercicio difícil, pero en caso de lograr una receptividad similar a la recogida de firmas, puede convertirse en una experiencia inédita de relación entre el debate político y la participación social. Según las personas y organizaciones que asesoran a la Conferencia desde la experiencia internacional, a falta de otros elementos a nuestro favor, se trataría de uno de los pilares fundamentales para abordar un proceso de paz con garantías.

En segundo lugar, el equipo de moderadores ya ha comenzado su tarea de facilitar la comunicación entre las tradiciones políticas de nuestro país. Su reto sigue siendo conseguir ese folio sobre principios y procedimientos para el diálogo que todos los partidos puedan suscribir. Tal vez éste sea el momento más delicado para ellos, porque además de generar la confianza personal necesaria para una experiencia así, deben elaborar los primeros documentos. En cualquiera de los casos, lo más complicado —que era conseguir un equipo con la capacidad y voluntad adecuada— se ha superado con creces.

Por último, debemos detenernos en el apoyo exterior. Recientemente, ha sido presentado el Comité madrileño de apoyo a la Conferencia de Paz. Personalidades tan relevantes como Joaquín Ruiz-Gimenez, Iñaki Gabilondo, Joaquín Leguina, Miguel Herrero de Miñón, Santiago Carrillo, Marcelino Camacho, Javier Tusell, María Antonia Iglesias, Máximo, y muchos otros, han mostrado su adhesión pública a la Conferencia de Paz. Estamos bien respaldados, por lo tanto, en esta experiencia de diálogo.

Si tenemos en cuenta las otras personas y colectivos que a través de los Comité de Honor, Europa y Cataluña, han hecho público anteriormente su apoyo a esta iniciativa, descubrimos a más de 100 referentes sociales y políticos de la máxima relevancia.

En este último caso, el Comité de Madrid demuestra la existencia de una forma diferente de ver las cosas también en la capital del Estado. En la medida en que se plantea un debate en negativo no hay espacio para el matiz, para la discusión normalizada. Sin embargo, cuando se plantea la problemática vasca desde la no-violencia y la defensa del diálogo, es posible encontrar nuevas interpretaciones de la realidad, mayores espacios para el acuerdo.

Esto es precisamente lo que reclama el Comité de Madrid, un esfuerzo para demostrar que la gestión política es capaz de encontrar fórmulas de entendimiento entre planteamientos políticos diferentes. Personalidades de procedencias y sensibilidades tan dispares, demuestran que es posible.