LA GESTIÓN DE BASURAS Y LOS PLANES DE INCINERACIÓN EN BIZKAIA

La historia de los planes de incineración en Bizkaia
Para analizar la política de la diputación vizcaína en lo referente a la gestión de los RSU-s (Residuos Sólidos Urbanos) habría que retrotraerse a 1981, año hasta el cuál el ente foral apenas dispuso nada sobre dicha materia. Destacan hasta aquel entonces, eso sí, las fuertes movilizaciones de asociaciones vecinales molestas por la construcción de vertederos cerca de sus asentamientos tal y como ocurrió en el caso de Artigas durante el mandato de la alcaldesa franquista Pilar Careaga.

A partir del citado año se realiza un control y recuperación de los abundantes vertederos incontrolados dispersos por la provincia y se dota de competencias a los municipios para que éstos actúen a su libre albedrío. Es la época en la que surgen algunos vertederos y plantas incineradoras de tamaño reducido como las de Arrasate (que también ha quemado basuras vizcaínas), Aulesti y Bermio.

El primer proyecto de macroincineradora parte de los ayuntamientos del PSOE de la margen izquierda, cuya intención es ubicarla en Ortuella o Gallarta. Esta primera intención no llega a cuajar porque el PNV en el 89-90 no cede su consentimiento.

En 1993 surgen los primeros rumores serios sobre la incineradora y es el año en el que se constituye Zabalgarbi con la intención de crear una planta con un rendimiento de 150 Mws. y un presupuesto de 30.000 millones. En este plan no se dice ni palabra sobre cotas de reciclaje. Y aparece publicada, por otra parte, la composición de capital con la que Zabalgarbi S.A. va a intentar contar: una sociedad mixta integrada por 40% de capital público y 60% de capital privado.

Por medio de una maniobra de Txetxu Aurrekoetxea (concejal de EA en Erandio y actual director del IHOBE) en marzo de 1994 el proyecto se deja a disposición de este ayuntamiento de la margen derecha. Un mes más tarde Villanueva (anterior diputado general de medio ambiente) anuncia oficialmente el emplazamiento en aquel municipio, descartando una larga lista de candidatos entre los que se hallaban Artigas, Argalario, Ortuella, etc. En mayo de este año la plataforma ecologista ERREKA, con el apoyo de HB, presenta en el ayuntamiento de Erandio una moción desestimando la planta, la cual será rechazada por el pleno. Es en este mes, también, cuando se produce la primera movilización popular con la celebración de una marcha ciclista.

En Junio se retira la empresa alemana RWE que aportaba el 25% del capital privado de Zabalgarbi. Esta espantada, según EA, se produce por «la falta de política de reciclaje complementaria, de transparencia y de democracia en la participación». En septiembre se constituye Erandio Bizirik, asociación vecinal que jugará un papel muy importante en la consolidación de un movimiento popular de respuesta a la incineración.

En febrero de 1995, tras una serie de cambios, se empieza a hablar de un nuevo proyecto que contempla la construcción de dos plantas con capacidad para generar 90 Mws. cada una. Esta idea, inscrita dentro del nuevo Plan Gestor de RSU-s, será aprobada por las Juntas Generales de Gernika en enero de 1996 con el apoyo de los partidos del tripartito (PNV-PSOE-EA). Este plan aspira llegar al 13% en las cotas de reciclaje cuando paradójicamente, por otra parte, habla de querer quemar 458.000 Tns. de basura (es decir, todas las que se generan en Bizkaia) contando con un presupuesto inicial de 42.000 millones de pesetas.

La principal impulsora de este plan es María Esther Solabarrieta elegida nueva diputada foral de medio ambiente de la Diputación Foral de Vizcaya tras las elecciones celebradas en mayo del 95. Bajo su personalidad, a la que algunos medios pretenden emparentar con el movimiento ecologista (no sabemos cuál), se pretende barnizar la gestión de los residuos con aires de reciclaje, recogida selectiva, etc., si bien los verdaderos motivos del plan gestor son rotundamente contrarios. A lo largo de este tiempo se producen varias movilizaciones anti-incineración además de un apretado debate ideológico en el escaso margen que conceden los medio de comunicación entre la diputación vizcaína y Zabalgarbi, por una parte, y Erandio Bizirik y ERREKA, por otra.

A partir de otoño de 1996 diputación y Zabalgarbi prescinden de este debate y optan por dirigir una intensa campaña propagandística en ETB, prensa escrita y radios centrada, principalmente, en vender las ventajas del «reciclaje energético» bajo un mensaje pseudo-ecologista y en el que se dice apostar por las 3 ERRES (Reducción, Reutilización y Reciclaje). Desde el lanzamiento de esta campaña Solabarrieta y su mascota, «Garbi», se proclaman firmes defensores del tratamiento limpio y ecológico de las basuras bajo una campaña multimillonaria que pretende «concienciar» para justamente lo contrario: quemar basuras.

Por estas fechas, también, se produce la constitución de la plataforma anti-incineradora que engloba a las fuerzas que se oponen a este proyecto: IU, HB, Zutik, todos los sindicatos salvo ELA y UGT, Erandio Bizirik, ERREKA, Eguzki y otras organizaciones sociales y vecinales. Se realiza una rueda de presentación y se celebran sendas manifestaciones en Erandio y Bilbao (octubre del 96 y mayo del 97).

Paralelamente, en septiembre del 96, la diputación guipuzcoana decide desechar el proyecto Zergarbi debido, entre otras razones, «a la falta de financiación económica». Esta decisión se produce tras la celebración de unas intensas jornadas de debate en Zumarraga en las que toman parte todos los partidos políticos, sindicatos, organizaciones ecologistas, sociales, etc. De destacar es la gran importancia que juega la baza económica en la construcción de estas plantas debido al excepcional gasto que supone su construcción así como su posterior mantenimiento. En este sentido, Zabalgarbi recibe un duro golpe cuando Iberdrola decide salirse y no participar en la sociedad, quedando Sener y la BBK como máximos avales privados hasta hace relativamente poco tiempo.

A finales del 96 empiezan a aparecer en prensa posibles nuevos emplazamientos (Abra exterior y Santurtzi) y se anuncia el inicio del EIA (Estudio de Impacto Ambiental) que periódicamente se ha ido retrasando debido a la inconsistencia de los proyectos.

Nuevo plan, nueva ubicación y… las mismas perspectivas
Ante la falta de spónsores económicos al proyecto y la creciente oposición de la población de Erandio, la diputación decide dirigir el rumbo hacia un plan mucho más discreto en cuanto a costes: en abril de este año se habla de una planta de 90 Mws. con una capacidad de quema de 228.000 Tns. de basuras y un presupuesto de 23.000 millones.

La ejecutiva de EA decide abandonar el proyecto y en el pleno de Juntas Generales celebrado este mes de mayo PNV y PSOE se erigen en auténticos adalides de este nuevo plan, que intenta adaptarse a las exigencias de un apoyo condicional del PP: revisión del emplazamiento y de la capacidad de generación eléctrica. Es de señalar que hasta el 76% del nuevo plan gestor de basuras (23.000 de los 30.000 millones presupuestados) irá dirigido a la quema de basuras. Estas son las «intenciones recicladoras» de la DFV.

De todas maneras, dentro del PSOE también se producen fuertes discrepancias, sobre todo a raíz de plenos en el consistorio de Erandio en donde los ediles votan a favor de la planta mientras las bases se oponen mayoritariamente. Esta contradicción se ve plasmada en un documento interno del área de medio ambiente del PSOE que habla de oponerse «a la quema de más del 30% del total de las basuras». O en el posicionamiento manifiestamente contrario de este partido en el caso de la incineradora de Valdemingómez (Madrid).
Los problemas de financiación y los derivados de la presión social hacen, como he dicho antes, buscar en junio del 97 un «nuevo emplazamiento definitivo» en Artigas. Durante este verano se produce la creación de varios grupos vecinales en aquellas zonas más cercanas a Artigas y, por consiguiente, más directamente afectadas por las consecuencias de esta nueva ubicación (Alonsotegi, Rekalde, Kastresana, etc.). Estos esfuerzos se concretan con la creación de la plataforma Bizkaia Bizirik, que alberga a los grupos integrantes de la anterior plataforma anti-incineradora más los recién creados grupos vecinales.

Las principales reclamaciones de esta plataforma se basan fundamentalmente en la exigencia de la paralización del proyecto Zabalgarbi y en la celebración de un debate lo más plural posible (donde tomen parte organizaciones políticas, sociales, sindicales y ecologistas) sobre las alternativas más limpias y ecológicas en el tratamiento de las basuras.

El contexto en el que surgen las incineradoras
A lo largo de los últimos años se ha producido un incremento notable en la construcción de este tipo de plantas por toda la geografía estatal. En algunos casos gracias a la generación de una fuerte oposición de vecinos, ecologistas y de algún partido político se ha conseguido poner freno a los fuertes intereses económicos que priman sobre las mismas.
Como ya sucede en algunos núcleos urbanos densamente poblados: Sant Adriá de Bessós (Barcelona), Son Reus (Mallorca) o Valdemingómez (Madrid), la construcción de una macro-incineradora en un área como el Gran Bilbao generaría un alto nivel de expectativas de hacer negocio a aquellas empresas capaces de avalar y gestionar estas plantas. Y el negocio, sin duda, es más redondo cuanto mayor es el número de Tns. de basura que logran quemarse.

Varios sectores económicos tienen claros intereses en defender la incineración. Las grandes empresas constructoras y de bienes de equipo obtienen beneficio económico directo en la construcción de estas plantas (Babcock Wilcox, Cubiertas y MZOV, Ferrovial, etc.) Además hay que añadirles las empresas de ingeniería que hacen el proyecto y diseñan la planta (Sener). Las empresas que van a comercializar la venta de energía eléctrica producida también ven bien el negocio de la incineración (Iberdrola, Sevillana, etc.). La incineración es la salida más fácil para las empresas fabricantes de envases y embalajes no retornables ni reciclables (Elf-Atochem, TetraPak, Solvay, etc.)

La labor de los responsables políticos encargados de vender estas tecnologías a la opinión pública como la panacea en la gestión de las basuras domésticas es también estimada y recompensada a la hora de acceder a puestos más elevados en la carrera política. Hace poco salía a la luz pública la intención de un sector del Bizkai Buru Batzar de elegir a Solabarrieta como candidata del PNV a la alcaldía de Bilbao por «el importante trabajo realizado en defensa de la incineradora ante la oposición desatada contra la misma».
La incineración es la «solución paradigmática» a la que importantes sectores políticos y económicos se han aferrado en la última época para vendernos la «eliminación» de un problema almacenado durante años y que amenaza con «comerse» literalmente a las ciudades si éstas no adoptan medidas urgentes, como ya ocurriese en La Coruña. Lo que no se dice es que esta tecnología, ya utilizada en algunos países de Europa desde hace dos y tres décadas, está empezando a desecharse ahora ante los graves problemas ambientales y de gestión económica que están planteando.

Es, por tanto, el sistema ideal para seguir contribuyendo a la dinámica del crecimiento sin límites y del consumo por el consumo ya que, entre otras cosas, «crea energía eléctrica y ayuda a eliminar las basuras». Todo ello sin tener en cuenta, por supuesto, la ingente cantidad de materias primas y energía que se destruye, o los efectos ambientales derivados de la contaminación atmosférica y de suelos. A nadie se le podía haber ocurrido mejor solución.

Hablar de alternativas sostenibles a las basuras es hablar y actuar YA sobre el principio de las 3 erres (Reducción, Reutilización y Reciclaje en la generación de residuos) y su aplicación de forma escalonada. Flaco favor ha hecho a este respecto la Ley de Envases aprobada en el Congreso de Diputados cuando se marca objetivos muy cortos en la reducción y reutilización de envases o cuando no se prohibe, por poner un ejemplo, un envase tan dañino como el PVC.

Jon Torre
(Miembro de la Plataforma Ecologista ERREKA)

INCINERACIÓN VERSUS RECICLAJE

La diputación vizcaína y Zabalgarbi han lanzado durante el último año una campaña mass-mediática muy intensa jugando con un lenguaje y unos contenidos pseudoecologistas mediante los cuáles se pretende «concienciar y mentalizar» para que «no se recicle hasta el absurdo» y se impulse «el reciclaje energético como en Europa» (incineración). Con la intención de desenmascarar lo que nos dice día tras día Garbi, el perrito de Zabalgarbi, y aportar una serie de ideas-clave en torno al tema, está pensada la siguiente tabla de diferencias entre quienes abogan por la incineración y quienes optamos por políticas efectivas de 3 ERRES:

1.- La Diputación Foral de Vizcaya (DFV) suele entrar en una guerra interesada acerca de la contaminación de las incineradoras. Lo que está claro es que la OMS (Organización Mundial de la Salud) y otro gran número de especialistas en ciencia y salud ya se han posicionado al respecto afirmando que «las dioxinas y los furanos son cancerígenos». A parte de esto, mucho nos tememos que la emisión atmosférica de toneladas de CO2 y metales pesados supondrá, (a pesar de la aplicación por parte de la diputación de la directiva alemana que es la más restrictiva en la materia), un incremento en la contaminación del Gran Bilbao ya de por si bastante deteriorado.

2.- Desde la DFV se dice que las plantas de cogeneración de energía van a suponer una solución al problema de los vertederos. Esta idea interesada oculta que por medio de la combustión de basuras se van a generar cenizas y escorias (en una cantidad del 30% del total del volumen de lo que entra en la chimenea), a las cuáles habrá que dar una salida con la creación de nuevos vertederos. Siendo éstos muy caros e insostenibles, ya que tanto las cenizas como las escorias son residuos tóxicos y peligrosos que deberán permanecer en el medio como legado para las generaciones futuras (el caso del lindano en Barakaldo y en otras partes de Bizkaia debería de hacernos reflexionar).

3.- Reciclaje e incineración son incompatibles, pese a que la DFV intente hacernos ver lo contrario y hable de poner en marcha un sistema mixto que contemple ambos tratamientos. Es más, se llega a decir que «una vez puesta en marcha la incineradora las tasas de reciclaje van a aumentar». Las incineradoras son e intentan ser rentables a base de quemar progresivamente un mayor número de basuras con lo que cualquier sistema de recogida selectiva quedará relegado a un segundo término. Estas plantas requieren de papel, cartón y otras materias primas con un alto poder calorífico para así mantener o aumentar su rentabilidad.

4.- Se habla por parte de Zabalgarbi y diputación de ser «europeos» en el tratamiento de basuras intentándonos colar lo del «reciclaje energético» cuando es, precisamente, Maastricht, el V Programa de Acción Comunitaria y un conjunto de directivas quienes están marcando desde hace tiempo el camino de la prevención, reducción, reutilización y reciclaje de residuos. Estableciendo, además, un orden jerárquico en la adopción de estas prioridades.

Esta idea es fundamental para desmontar la campaña publicitaria de Garbi y sus secuaces, ya que si nos atenemos a lo que dicta el último plan gestor de RSU-s aprobado recientemente, hasta un 76% de lo presupuestado se destinará a la quema de basuras. ¿Dónde quedan, entonces, las «intenciones recicladoras» de la diputación?, ¿y las prioridades para empezar a reducir y reutilizar?.

5.- Otra de las razones básicas para oponerse a este proyecto es que la incineración, lejos de «ahorrar energía y materias primas», (como dice el folleto de Zabalgarbi), lo que implica es justamente lo contrario: las destruye un mayor número, despilfarrando materia susceptible de ser reutilizada o reciclada y además contaminando. Se dice que por medio de la cogeneración se creará un importante volumen de energía eléctrica. Pero se oculta bajo que costes se va a generar ésta, ya que en estas plantas no sólo se quema basura. Hasta 2/3 partes de la materia quemada está constituida por combustibles fósiles (gas-oil, fuel-oil, etc.). Estas plantas, en definitiva, vendrían a funcionar como auténticas centrales térmicas y dado que las ya existentes están semiparadas o totalmente paradas construir incineradoras es, también, un disparate desde el punto de vista energético.

6.- La incineración requiere grandes inversiones, siendo su mantenimiento muy caro. Es más barata la implantación de programas de recogida selectiva y educación ambiental. El coste de una incineradora puede ser hasta tres veces el coste de un programa alternativo de recogida y tratamiento de basuras. Además es el sistema de tratamiento de basuras que menos puestos de trabajo genera, comparado con los que crean los programas de reutilización, recogida selectiva y reciclaje.

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