Fragmentar el mundo. Contribución a la comunidad en curso

Josep Rafanell i Orra.Editorial Melusina, 2018

La editorial Melusina vuelve a ofrecernos uno de sus «manuales de resistencia», no como el que publicara recientemente el presidente Sánchez –y que lleva ese título–, sino como el que de verdad sirve para una consulta, que cabe en la palma de una mano, como quien dice, y es, por tanto, un artefacto altamente manejable.

Como ocurriera con Tiqqun y el Comité Invisible, esta «contribución a la comunidad en curso» (en fr. la commune) trata de hacer habitable la política, resituarla en el espacio y en el tiempo, dotándola de nuevo de su carácter afectivo, fragmentario y parcial. Ante la racionalidad impuesta por el simulacro de una ciudadanía global, que arrastra consigo todo resto de heterogeneidad y autonomía, la apuesta de Josep Rafanell i Orra, este psicólogo y psicoterapeuta afincado en Francia, pasa por quebrar la todopoderosa representación de un sujeto político, pasa por fabricar la diferencia.

Su diagnóstico no puede ser más claro: «Una atmósfera policial cubre la Tierra, que pretende regular la vida y cuya aportación a lo común es, desde ahora, hacer de los humanos una especie general en peligro». He aquí la gran falacia de nuestro tiempo: la asimilación de la diversidad bajo el manto único de la humanidad, la reducción de la Naturaleza a Historia, la identificación del planeta con la distopía. Fragmentar el mundo consiste en resistir, desde las fronteras de lo posible, a esta operación totalitaria.

Y para eso hacen falta asociaciones múltiples, campos de amigos y de enemigos, alianzas, divorcios, deserciones. “En el fondo, la cuestión política esencial no es la de la amistad, sino la de la constitución de problemas prácticos a partir de los cuales pueden llegar, eventualmente, a ocurrir experiencias comunes». La autonomía política construye lugares asociados a nuestros encuentros, y lo hace a la medida de nuestras capacidades, nuestros deseos y nuestras necesidades. Lo que no nos exime del inevitable encuentro con «los otros», o con esa parte de ese hipotético «nosotros» que, por su propia idiosincrasia, no puede ser más que otra.

Los encuentros que quedan por hacer: la tarea que resta podría resumirse de esta forma. De la irrupción de otra historia, de la fragmentación de este mundo en otros mil mundos posibles, «surgirá una vida inactual», una vida de reapropiación colectiva, de usos comunales, de mutua dependencia al interior de un proyecto compartido.

Este libro es una invitación a la comuna. Pasen y vean.

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